Por Diego
Cornejo Castellanos
El galardón
de las buenas
obras es haberlas hecho.
No hay otro premio digno
Séneca
Luego
de padecer una larga y penosa enfermedad, el 19 de junio de 1944
fallecíó en Salta el Ing. Nolasco F.Cornejo, último
vástago del hogar constituido por Dn. Juan Nepomuceno Fernández
Cornejo y Usandivaras y por Dña. Hortensia Valdés
y Gorostiaga.
Contrajo matrimonio con Mónica
Costas Diez (en la Catedral de Salta el 1° de junio de 1902),
de esa unión nacieron ocho hijos. En nuestros días,
hay quienes evocan su fisonomía como la afabilidad y sentido
del humor, que le posibilitaron granjearse el afecto de sus contemporáneos,
como de aquellos que tuvieron trato ya sea por parentesco, o como
alumnos del viejo Colegio Nacional de Salta y de la Escuela Normal
Nacional de Salta “Gral. Manuel Belgrano”.
Quien esto escribe, indagó
los datos biográficos más destacados de su trayectoria
profesional, empresarial y docente, de su bisabuelo por línea
materna, pero tiempo atrás trató de escrudiñar
imparcialmente acerca de aquellos rasgos que identificaron su figura
en el círculo íntimo de su familia, el culto por la
amistad, cuyo recinto principal era el Club 20 de Febrero, también
a través de las filmaciones pasadas a video, en donde se
percibe su sentido de hogar y el afecto que profesó a sus
hermanos bastante mayores que él. Allí en esas vistas
fílmicas, desfilan además de los miembros de aquél
hogar ubicado en la calle España 618, los amigos de sus hijos,
sus nueras y su yerno.
Otra impronta que marcó su
existencia al igual que la de su cónyuge Mónica Costas
de Cornejo fueron los férreos y fervientes principios religiosos
inspirados en la religión católica, que ambos inculcaron
en cada uno de sus hijos a través del ejemplo. Por su casa
desfilaron múltiples representantes del clero, no sólo
de nuestro país sino también de la República
de Chile, como el recordado Monseñor Miguel Angel Jara, autor
de la inmortal y bella semblanza sobre su madre, esa hermosa pieza
literaria, de filial cariño, que con el tiempo recorrería
gran parte de América. También los Cornejo fueron
anfitriones de prelados provenientes de provincias hermanas y de
la República de Bolivia.
Según el testimonio de amigos
de sus hijos, todos ellos fallecidos, recuerdan la unción
con que se celebraba cada fiesta religiosa y a partir de su llegada
a nuestra provincia en 1935, se integró al seno de la familia
como un miembro más, el primer Arzobispo de Salta Monseñor
Roberto José Tavella.
Los hijos de Nolasco F. Cornejo y
Mónica Costas de Cornejo fueron los siguientes: Nolasco Luis
Antonio fallecido infante en 1904, Nolasco casado con Carmen Rosa
San Millán Bavio, Carlos Alberto c.m.con María Giménez
Zapiola Bunge, Enrique c.m María Luisa Cambolive Michel Torino,
Luis Avelino Angel o Miguel Angel (soltero), María Teresa
c.m con Federico Castellanos Uriburu, María Susana (soltera)
y Estela Margarita (soltera).
Junto a su
mujer Dña. Mónica Costas
El joven Nolasco F. Cornejo, luego
de cursar sus primeros estudios en los colegios existentes en nuestra
ciudad, se radicó en 1893 en la Capital Federal ingresando
a la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de
la Universidad de Buenos Aires, de la cual egresó con el
título de ingeniero civil en 1899. Ese mismo año es
designado en el Ministerio de Obras Públicas de la Nación
como auxiliar de la comisión de estudios del ferrocarril
a Cafayate, es allí donde empieza a evidenciar sus conocimientos
profesionales, como su pasión por las tareas que se le fueron
confiando, de allí en más desempeñaría
funciones de relevancia que empezarían a constituirse en
hitos de dilatada actuación profesional.
En enero de 1903 fue nominado ingeniero
de la comisión del ferrocarril a Bolivia, actuando como tal
hasta noviembre de 1907 al concluir estas funciones el gobierno
de la República de Bolivia en reconocimiento a su sobresaliente
actuación lo distingue con un Diploma de Honor.
Posteriormente participa en calidad
de subdirector en la construcción el ferrocarril de Ledesma
a Embarcación, en diciembre de 1909 es ascendido a director
a cargo de la referida construcción, hasta junio de 1910
en que presenta su renuncia voluntaria .
Digno consignar es su intervención
en la construcción de los talleres de Tafí Viejo,
y en su carácter de Jefe de Obras Públicas de la Provincia
tuvo a su cargo la dirección los trabajos para la provisión
de aguas corientes a los pueblos de Metán, Cerrillos, La
Merced, Rosario de Lerma, y Chicoana. Entre 1933 hasta 1936 fue
ingeniero de la Dirección Nacional de Vialidad, con sede
en Salta, y Director del Banco de la Provincia; para luego volcarse
a la docencia.
También el actual Departamento
de Cafayate lo contó como a uno de sus benefactores, allí
desplegó una eficaz y perseverante acción en beneficio
de esa comunidad en donde estuvo radicado durante varios períodos:
participó en los trabajos de reparación y ampliación
de la actual iglesia parroquial, trabajó con tesón
y apasionadamente en la construcción del camino Alemanía
a Cafayate, y fue miembro de la cooperativa constituída para
la erección de la bodega regional.
Con residencia en Salta, se incorpora
a la obra de emplazamiento del viejo Club 20 de Febrero en Mitre
23. Desde su fundación el 1° de enero de 1858, el Club
20 de Febrero fundado por el Gral. Dn Dionisio Puch, desarrolló
sus actividades sociales y culturales en forma ininterrumpida, en
diferentes lugares adyacentes a la Plaza 9 de Julio, resultando
electo como su primer presidente, uno de los héroes que secundaron
al Gral. José de San Martín en la gesta emancipadora:
el Gral. Dn. Rudecindo Alvarado.
En 1908 la Argentina se encontraba
en una etapa de franca prosperidad y presta a celebrar con el mayor
lucimiento el centenario de la Revolución de Mayo, con dos
años de anticipación, los integrantes del Club empezaron
a pergeñar la idea de construir la nueva sede y en septiembre
de 1908 deciden nombrar una comisión y para concretar tal
objetivo, su secretario y principal impulsor fue un joven de 30
años, el Dr. Robustiano Patrón Costas (según
lo consigna el Rvdo. Ernest S. Sweeney en su obra":Robustiano
Patrón Costas una leyenda argentina”, este autor señala
que “...la recaudación de fondos se efectuó
con tino, acierto y moderación...”. En cuanto al lugar
de su emplazamiento de la nueva institución, se adquirieron
terrenos pertenecientes a la Curia Eclesiástica, en la actual
esquina de calle Caseros y Mitre.
La historia registra que el mismo
Dr. Patrón Costas seleccionó el diseño de la
obra al arquitecto Arturo Prins radicado en Buenos Aires, y según
algunos autores, señalan que la supervisión de las
obras estuvo a cargo del ingeniero Herman Klein, sin embargo hasta
donde se llegó indagar sobre este hecho, en ningún
momento se menciona al ingeniero Nolasco F.Cornejo, y no habiendo
tenido ocasión para acceder a las diversas carpetas del Archivo
Patrón Costas, en poder de la señora Margarita Patrón
Costas de López Lecube, el presente trabajo se basó
en indagaciones documentales pudiendo consignarse que su constructor
fue el ingeniero Cornejo, entre las pruebas visibles de esta afirmación
basta observar que bajo el balcón del imponente edificio,
a mano derecha, quedó estampada para la historia, la nomenclatura:
Cornejo-Correa (en referencia al Ing. Nolasco F. Cornejo y el arq.
Guillermo Correa colaborador del anterior).
De izquierda
a derecha: Ing. Cornejo, Dr. Horacio Figueroa, Juan
Manuel de Ríos (sentado) y Salomón Juarez.
A través de estas líneas
deseo dejar esclarecida esta omisión que posiblemente por
desconocimiento, nunca se mencionó al constructor de la señorial
sede del Club sita en calle Mitre 23, y aportar un dato quizás
ignorado por los salteños. Sin menoscabo para con ninguno
de los profesionales mencionados anteriormente.
De autoría del ingeniero
Cornejo la casa contigua al viejo Club 20 de Febrero, que perteneció
a la familia Day-Díaz de Bedoya, otra obra destacada es el
casa que en sus orígenes perteneciera a la familia Zorrilla
Uriburu sita en calle Buenos Aires N° 177, la que luego fue
expropiada con el objeto destinarla como sede del Poder Ejecutivo
Provincial, actualmente pertenece a la Universidad Nacional de Salta.
Y como aval a estas afirmaciones merecen trasncribirse las sentidas
palabras que el Dr. Ernesto M. Aráoz pronunciara al despedir
los restos del ingeniero Nolasco F.Cornejo, cuando en su alocución
afirmó