La primera mención del paraje data de 1717 cuando el presidente de la Real Audiencia de Charcas, Don José Cipriano de Herrera y Loziaga, incluye en su diario de Viajes de España a Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Potosí, Chile y Lima - años 1713 - 1717 la mención de Yatasto como arroyo.
La creación de nuevos epicentros de poder económico durante la colonia, como Potosí, significó la satelización local en función de aquella demanda, pero a la vez se introdujo un factor dinámico que posibilitó la expansión regional.
Estas acciones permitieron entregar tierras del Este en merced para ser ocupadas y trabajadas, dando nacimiento a numerosas haciendas que se establecieron, por lo general, cerca de los fuertes o sobre el camino que unía el Río de la Plata con el Alto Perú; contándose entre ellas la Hacienda de San José de Yatasto, asignada en una merced de 80.000 has. que fue entregada a principios del siglo XVIII. Estas haciendas por lo general tomaron mayor importancia cuando se acrecentó el comercio entre el Alto Perú y el Puerto de Buenos Aires, la consolidación de las comunicaciones a raíz de la creación del Correo Oficial en 1767 y la formación de postas en 1772.
El edificio corresponde a parte del casco de estancia que originalmente perteneció a Don Francisco Toledo Pimentel.
Hacia 1780 su estado ruinoso era de tal magnitud que al heredarla Don Vicente Toledo y Pimentel debió reedificarla hacia 1784, según puede leerse en el dintel de la puerta principal.
Éste había apoyado la causa patriótica y cuando el Ejército Auxiliar del Norte, al mando de General Balcarce, llegó a suelo salteño e hizo alto en esta estancia, lo proveyó de 1.300 caballos y 100 vacunos sin gratificación alguna.
Actualmente se conserva sólo un parte del edificio. A continuación y a unos pocos metros y paralelamente, se mantienen los restos de cimientos de piedra que pertenecieron a distintas dependencias del viejo casco de estancia de San José de Yatasto, incluyendo una Capilla. Consta de cuatro habitaciones en planta baja y una en planta alta a la que se accede mediante una escalera interior. Sus paredes son de adobe, revocadas y encaladas. La estructura portante del techo, las columnas de las galerías, el entrepiso, la escalera, rejas, puertas, ventanas y balcón son de madera, modalidad muy común en la zona, explicable por la abundancia de árboles de excelente calidad. Están cuidadosamente trabajadas con hachuela. En especial las rejas y la baranda del balcón que han sido elegantemente terminadas con escofina.
Las fachadas, muy sobrias, de volúmenes netos, fuertes, y grandes planos con marcado predominio de llenos sobre vacíos, le confieren una pureza de líneas que caracteriza a las construcciones de la época. La estructura original conformada por una serie de habitaciones, se originaban alrededor de una patio de trabajo, hoy prácticamente desaparecido. La habitación única que se construye en altos permitía un mayor control visual del entorno.
Puede considerarse por sus características como una típica vivienda rural de alto nivel para el período de la colonia.
En esta sala tuvo lugar el encuentro entre Juan Martín de Pueyrredón, Jefe del Ejército del Norte, con el General Manuel Belgrano el 26 de mayo de 1812. Aquí recibió al día siguiente la Jefatura del derrotado ejército de manos de Pueyrredón. En 1814, el 17 de enero los propietarios de la hacienda ofrecieron una cálida acogida al Coronel José de San Martín cuando se dirigía hacia el Norte y hospedaron también al Teniente Coronel Martín Miguel de Güemes a fines de febrero de 1814, cuando éste recibió el cargo de Comandante de las Avanzadas del Río Juramento.
Fue declarada Monumento Histórico Nacional por Ley Nº 95.687 de 1942, funcionando como museo desde 1950, cuando sus propietarios donaron el solar al Estado nacional, realizándose además su restauración.
En 1980 fueron reorganizadas sus exposiciones tratando de lograr la ambientación de un casco de estancia y mostrar aquellos elementos relacionados con la vida rural. Otra de sus salas ofrece una muestra referida a los acontecimientos históricos y al proceso que experimentaron las comunicaciones en esta parte de la región.
En el exterior pueden observarse magníficos y añosos algarrobos (Prosapis Alba) que han crecido junto a los cimientos del sector caído, además de otros ejemplares como talas (Celtis Tala), palo borracho (Chirisia Insignis), mistoles (Ziziphus Mistol), pacará (Enterolobium Contortisiliquum), ceibo (Eritina Sp), etc., que le dan un magnífico marco y representan el ambiente característico de la zona.
Museo Evocativo y de la vida rural.
Casco de hacienda del siglo XVIII
Declarado Monumento Histórico Nacional en 1942
A 12 km. de la ciudad de Metán y a 3 km de Ruta Nacional Nº 34
Horarios de atención al público: martes a domingo de 9 a 17 hs.