Por Ricardo Federico Mena
Nació en la ciudad de Salta en el año de 1794. Su primer contacto con la milicia fue en esta ciudad. En este carácter asistió a las batallas de Salta, Tucumán, Vilcapugio y Ayohuma. En premio a estas acciones fue ascendido a Teniente Segundo de la 2º Compañía del Primer Escuadrón del Regimiento de Caballería de la Misión Patriótica de Salta, creado por disposición del General Belgrano, el 29 de diciembre de 1813. Se encontró en varias acciones militares revistiendo en este escuadrón, como la acción de la Pedrera en marzo de 1814. El entonces Gobernador Coronel Antonino Fernández Cornejo, lo nombró Ayudante Interino de la plaza de Salta.
Revistó también en la Compañía de Partidarios, nombrado por el General Rondeau, con el grado de Teniente 1º, y según rezan los considerandos de la designación: “en atención a su honor, educación y servicios a la patria”. En junio del mismo año es promovido a Capitán de la Cuarta Compañía del Regimiento de Infernales, y como tal fue nombrado Ayudante Mayor del General Güemes, hasta fines de 1813. Fue nombrado Capitán efectivo de las fuerzas patriotas, y en ese cargo descolló en varios encuentros contra las fuerzas del rey español, en combates que se efectuaron en las cercanías de la ciudad de Salta, tales como los del Bañado y de Cerrillos, cuando el General La Serna había invadido la ciudad de Salta y la de Jujuy. La Serna debió evacuar ambas ciudades, debido a la insoportable presión de las fuerzas gauchas.
El General Güemes, en reconocimiento a sus heroicos servicios, lo promovió al grado de Sargento Mayor, nombrándolo también su primer ayudante. Poco después, fue nombrado en el año de 1820, con el grado de Teniente Coronel. Participó en tal carácter en las acciones que obligaron al General Ramírez de Orozco a escapar de la ciudad de Salta, un glorioso 30 de junio, junto a los famosos generales realistas Canterac y Olañeta. Muy pronto participó junto a Güemes, en la campaña que emprendiera contra el gobernador tucumano Coronel don Bernabé Aráoz. Estuvo también al lado de su jefe en los luctuosos acontecimientos que llevaron a la tumba a nuestro héroe máximo el 7 de junio de 1821.
Acompañó también al General Arenales, en marzo de 1825, para aniquilar los restos de las fuerzas realistas que operaban en el Alto Perú, y estuvo en la acción, donde el General Olañeta encontrara la muerte, durante la batalla de Tumusla, el día 1º de abril de 1825. Tuvo también destacada actuación al pretender reprimir una sublevación de sus tropas comandadas por el Coronel Medinaceli.
En el año 1828, el Gobernador de Salta, General don José Ignacio de Gorriti, ascendió a Mollinedo al grado de Coronel efectivo, en el arma de caballería. Permaneció en esta ciudad unos años más, hasta que debió emigrar a Bolivia por razones políticas.
En aquel país, se enroló en las fuerzas del Mariscal Santa Cruz, que gobernaba dictatorialmente a esta nación, y lo acompañó contra Chile en la batalla de Yungay, en el año 1839. Fue ascendido por su brillante comportamiento y asimismo condecorado por la acción de Socavaya.
Este brillante militar, de gran heroísmo, había formado su hogar en esta ciudad de Salta, con doña Concepción de Ormaechea y Torres, siendo sus padres el Coronel don Lorenzo Martínez de Mollinedo y Padernique y doña Feliciana de Toledo Pimentel. Tanto él como su padre colaboraron no solamente con las armas, sino con interesantes donaciones al estado. Fue tenido en su época como hombre de carácter y de muy elegante literatura, de gran pericia militar y de una calidad literaria, muy poco común para su época. Murió en la ciudad boliviana de La Paz, el 8 de diciembre de 1841.
Dr. Ricardo Federico Mena
para El Intransigente