l parecer, el único y verdadero científico de la Salta colonial fue 
                el médico y naturalista inglés Joseph James Thomas Redhead 
                (1767-1847), quién llegó a Buenos Aires en 1803 y más 
                tarde, en 1809, se trasladó a nuestra provincia. Redhead había 
                nacido en Escocia y se había graduado en Edimburgo, aunque 
                al llegar a Buenos Aires, para no denunciar su origen británico 
                dijo que era originario de Connecticut (Estados Unidos). Antes de 
                su arribo al país había realizado estudios en la célebre 
                universidad alemana de Göttingen, había viajado por Italia 
                y Rusia, estuvo preso en Francia y también había actuado 
                como científico viajero en el Perú. Este naturalista 
                viajó extensamente; estudió la vegetación del 
                norte argentino; y estuvo algún tiempo en Rosario de Lerma, 
                donde estudió el tifus y la malaria. En 1812 se trasladó 
            a Tucumán, donde fue médico de Belgrano, a quien acompañó 
            victorioso en la batalla de Salta, en 1813, así como también 
                en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Fue el médico que 
                asistió a Belgrano en su lecho de muerte. Regresó a 
                Salta en 1820 para actuar como médico de Martín Miguel 
            de Güemes.
           
          Valiosos aportes 
            Woodbine Parish, en 
              su voluminoso y enciclopédico trabajo sobre "Buenos Aires 
              y las Provincias del Río de la Plata", publicado en Londres 
              en 1852, cita reiteradamente a su inteligente corresponsal Redhead, 
              a quien le agradece por los informes valiosos con datos geológicos 
              y barométricos que supo aportarle. Entre ellos figura información 
              sobre el meteorito del Chaco. Como se comentó en una nota anterior, 
              la expedición de Rubín de Celis en búsqueda del 
              hierro nativo del Chaco que algunos pensaban era la saliente de una 
              veta de plata pura, contó con la presencia del salteño 
              Francisco Gavino Arias (1732-1808). El tesorero real Güemes, 
              padre del prócer, les proveyó de las herramientas necesarias, 
              con lo cual nuestra provincia participó con hombres y bienes 
              de aquella importante expedición, como queda demostrado en 
              los documentos. De acuerdo con Parish, Redhead le remite un informe 
              sobre sus ideas acerca del debatido origen de ese hierro, del cual 
              se discutía si era volcánico, cósmico o criado 
              en la propia tierra. El científico anglo-salteño se 
              inclina equivocadamente por la tercera posibilidad. cuando dice "ni 
              tampoco alcanzo por qué razón negaremos a la naturaleza 
              el poder de reducir en su laboratorio un metal que tan fácilmente 
              se separa de sus combinaciones por medio de los esfuerzos del hombre" 
              (p. 389). 
            Interviene Humboldt 
            Es importante conocer 
              que en esta discusión tercia el propio Humboldt, quién 
              es de la misma opinión que Redhead. Como dato curioso, se tiene 
              que Redhead tenía un bastón cuyo puño estaba 
              hecho del hierro meteorítico y, como tal, en largos años 
              no se había alterado. También menciona Parish la idea 
              que tenía Redhead sobre una antigua costa marina en Santiago 
              del Estero. Parish usó los datos barométricos de Redhead 
              para los cálculos de alturas de las ciudades y montañas 
              del norte argentino y sur de Bolivia. Entre ellos calcula la altura 
              de la ciudad de Salta en 3.973 pies, además de varios puntos 
              de la Quebrada de Humahuaca, La Quiaca, Tupiza, Potosí y la 
              montaña de Chorolque, esta última en 16.530 pies. Se 
              convierte así en el primer andinista científico en tomar 
              alturas de cumbres en esta región del cono sur. Es interesante 
              destacar la publicación de un librito publicado en 1819 y titulado 
            "Memoria sobre la dilatación del aire atmosférico" 
              (Imprenta de la Independencia, 16 pág., 8°). Es importante 
              mencionar esta memoria, más que por su valor intrínseco, 
              por el tema elegido, que la diferencia tan diametralmente de los libros 
              publicados en esa época y por los datos concretos que el autor 
              proporciona acerca de su realización experimental. También 
              se conocen unas apuntaciones en inglés, titulada "Algunas 
              observaciones generales acerca de la influencia del sol y de la atmósfera 
              sobre los animales y los vegetales", la cual formaba parte de 
              la biblioteca de Luis Güemes. 
                 
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