Por José de Guardia de Ponté
l activo religioso nació en Ledesma, Provincia de Jujuy el día 2 de julio de 1944. A la par de sus iniciativas comunitarias reservo largas horas a la continuidad de sus estudios, y con paciencia bendita llevo a feliz puerto su carrera de filosofía, en el Semanario Mayor de San José de la Plata, Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca (España), Periodismo en el Instituto de Estudios Superiores de Salta; Abogacía en la Universidad de Buenos Aires y Derecho Canónico en las Universidades Pontificia de Santo Tomas y Lateranense, ambas de Roma en 1983.
Cumplió paralelamente desde 1983 hasta su muerte funciones de Párroco en la Capilla de Nuestra Señora de Fátima notario y Secretario Canciller de la Curia Arquidiocesana y Asesor de Pastoral Juvenil Diocesana.
Fue decididamente, un filántropo, inclinado por el trabajo con comunidades ecleciales de base (entiéndase pobres) y en tal sentido se desempañó como delegado del área de Minoridad del Episcopado Argentino y junto a profesionales católicos abrió los consultorios gratuitos para necesitados en 1992.
Será para siempre un sobresaliente líder en su región, que llevó a cabo importantes proyectos en el área de salud publica, saneamiento básico de agua y salud ambiental en las comunidades rurales de Salta. Trabajó para los más necesitados, niños, ancianos dentro de las diversas poblaciones étnicas que existe en Salta. Con su liderazgo ayudó a erradicar enfermedades como el polio, sarampión y viruela, elevando la calidad de vida de la gente de esta región.
Aunque comenzó su trabajo social en la Parroquia anteriormente mencionada, en el año 1993 decidió fundar la ONG Programas Sociales Comunitarios, la funcionaba bajo su dirección, y a través de la cual desplegó una intensa tarea de protección y asistencia a la niñez, los ancianos, los enfermos de SIDA y los aborígenes entre otros grupos sociales.
Luego de su trágica muerte en octubre de 2001 la obra sigue en pie. Hoy día se comprende y valora todo lo que el Padre Martearena hizo. Diariamente muchas personas reciben alimentos, estudian, trabajan y conciben la esperanza de un futuro mejor gracias a lo que él construyó.
El Padre Martearena siempre fue un referente indiscutido, valorado y consultado en materia de niñez y adolescencia, pero además, fue un verdadero mentor de políticas y proyectos, que entendía que debía discutirse abiertamente la problemática y buscar alternativas permanentemente. Por eso organizó repetidas veces las Jornadas por la Niñez que se constituyeron en ámbitos privilegiados de debate interesectorial y, sobre todo, en ámbitos de difusión y de elaboración de políticas innovadoras.
La Fundación Panamericana de la Salud y Educación entregó póstumamente el premio Clarence Moore al Padre Ernesto Martearena y Programas Sociales Comunitarios por el sobresaliente trabajo en mejorar las condiciones de vida en la región del Noroeste Argentino.