Este libro representa, en cierta medida, emprender
nuevamente el regreso a un pasado del que nunca me fui y que me acompañó en
cada uno de mis actos.
La trascendencia de los hombres solo tiene fundamento en
la memoria. Nadie pasa desapercibido, a pesar de sus esfuerzos. Aquí están
hombres, mujeres y lugares que formaron parte de un tiempo que no ha concluido.
Desde esa propia arcilla asumí un compromiso de vida para
con esa memoria; solo allí se justifica una pasión desorbitada.
Alguien sumará lo que se a planteado en los libros de
Historia de mi autoría a esta expresión sentimental; para darse cuenta de la
pequeñez de mi esfuerzo y de porqué estoy cada vez más convencido que lo grande
está en las pequeñas grandes cosas del pueblo.
Siempre seré un agradecido a Dios y a mis amigos por
darme, en mi cobardía, la valentía para derramar un lágrima emocionada por lo
que tanto quiero.
Que Memoria sea entonces el intento de homenaje para
todos aquellos que en el respeto y la sabiduría de las cosas cotidianas van
alimentando una conciencia social forjadora, en última instancia, de la base de
la Cultura Nacional.
El Autor.
Para mis hermanos
Félix y Néstor Julio
Hoy me levanté temprano
a mirar la calle vacía.
y que el paraíso derramaba lágrimas sobre la vieja vereda.
Me dolió tu ausencia.
los silencios escondidos en mis ojos
gritaban constantemente esa lejanía.
Ojos cansados de mirar injusticias,
abrazados al paraíso, humedecidos;
volvieron a decir que me faltabas
y cómo cuando niño buscaba tus caricias.
Dime Madre, que hice para merecer tu partida,
porqué me quedé sin tus mimos.
Quien me robó los sueños de tu mirada
quien , Madre, quien.
Todavía siento calor de tus manos en mis mejillas,
cantos de palabras dulces en mis oídos.
Dolor de tus lágrimas sobre mi cabeza,
angustias de rezos en la noche.
El poema de tu sonrisa bendiciendo mis sueños.
En esta mañana memoriosa
el patio me abrazó con sus lamentos.
La morera se ha ido con sus hojas,
la abuela y la piedra moledora
han llenado de silencio las paredes.
Las vecinas en su vejez ya no sonríen
y cargan en sus huesos los dolores.
En ese patio me penetran las arrugas
con el mensaje de los tiempos transcurridos.
Creo, madre, que tu también miras la calle vacía.
Que también te duele las lágrimas del paraíso,
que mi ausencia lastima tu cuerpo delgado.
Permíteme Madre te confiese;
Te Quiero y necesito tanto
que el único consuelo que tengo,
es que lentamente voy hacia ti.
Caminando esa calle vacía.
Para Julia Matus, Felisa Cancino, Berta Gonzalez
Rosario Ovejero, Blanca Bautista, Josefa Martínez, Alicia
Lesser, Inés Bejarano, Rosa Guanca, María Díaz, Ciona
Ramos, Ester Rodríguez.
Donde había charcos con sapos.
Donde la pobreza andaba
Del brazo de la changada.
Las tardes venían lentas
Y la pelota de trapo,
Hacia que don Colmena
Renegara y meta palos.
Villa Cristina,
Cuna de los poetas.
Donde vive el Coya Chupo
Y donde habita el Flaco Tito.
Hoy necesito recordarte
Con tus sauces llorones besando la tierra.
Con acequias cantarinas y voces en los baldíos,
Con bollos impregnando el aire,
Adobando sueños de manos pobres.
Catán embriagó la luna
Entre el ataco y la pichana,
Y en la chirlera de Josito
Benjamín tuvo su cuna .
Como olvidar tus calles enripiadas
Que alimentaron el genio del Barba Castilla,
Bella doncella, de historia sencilla y profunda
Tus venas, llenas de sangre comparsera,
Hicieron que Ramón Burgos rescatara un recuerdo salteño.
Que el pecho i`lata se transformara en tumbadora.
Y que el Hugo Alarcón convirtiera a Salta en una guitarra.
La pucha que has cambiado villa mía.
Ya no eres la niña que Perdiguero
Sacó a pasear por el País en un Mateo.
Formas parte de una patria diferente
A la soñada por Antonio, Díaz
Sin embargo,
La memoria me dijo que hoy vendrías
Calce la guata , llené los bolsillos de figuritas
Con un lambio i`vaca me senté en el tronco de la vereda.
Y pude mirarte.
Te cruzaban chicos en salvadera
Te acompañaban sones de baleros ,
Un coro de piza pizuela volvió a embriagarte en serenatas
Me cobije en tu corazón adoquinero y te grite ; Villa Cristina , cuna de los poetas ,
De manera diferente
Eres tan bella como antes.
Para Guillermo Lizárraga – Mirian Pinto- Ernesto Zamarreño- Gerardo Choque – Carlos Díaz – Hugo Reyes – Luis Herrera- José Erazo – Pablo Aramayo – Pelusa Basan – Ramón Corregidor – Jorge Crespo – Matilde Aramayo – Rubén Porto Carrero – Sergio López – Mirta Pinto.
El trapo sucio tapa su boca,
Alambre frío en brazos y piernas.
Entre el sudor y el espanto
Se abraza a ti, desconocida,
Para reencontrarse con los suyos.
Allí, en el placard,
Amordazado en lo más íntimo,
desgrana su oración.
Lentamente. Figurando cada frase,
En esa oscuridad,
A la que se suma la noche,
Comienza a ganarle
El calor de su conciencia.
Temblando por fuera. Repasa sus actos;
Cuando el puño estalló en su rostro
Ya no estaba allí,
Se había internado en el laberinto
De tus faldas.
Gritando y gimiendo. Con miedo.
Abrazando su memoria, regresó
La claridad del día era más fuerte que sus ojos.
Miró su cuerpo amoratado,
Había vencido.
Todavía no sabe si la noche
Fue su amiga o enemiga.
Para Humito Lesser – Sergio Ramos – Carlos Guanca – Jorge Bejarano – Héctor Sánchez – Carlos Reyes – Alberto Díaz – Florencio Corimayo – Nico Sánchez – Adolfo Martinez – Luis Chalup – Sergio Díaz – Chino Gómez – Hugo de Luca – Pipale Soto.
Cuando éramos niños
Y teníamos embolsados los sueños
En un paquete de figuritas,
El Canal de la Esteco
Con sus aguas chocolate,
Era el mar final
Donde iban a parar
Nuestros barquitos de papel.
Tiempos de calle i’ tierra,
De aguas acarriadas.
Gallinas engordadas con ataco de la orilla
Poetas ambulantes, con versos incipientes.
Escondidas, tabas y mateadas,
Charqui, mazamorra y anchi bien caliente.
En días de primeros habitantes,
De ranchos fantasmales y esparcidos,
Eras en el Paso del Carrillo
La figura más galante.
Las mujeres de la Villa
Bien peinadas y elegantes
Los Domingos a la tarde,
A la hora del crepúsculo,
Depositaban su esperanza al pie de tu alameda.
Pa’ cruzarte un puente i’ riel.
Los días de la vida para amarte.
Canal, querido amigo,
Devuélveme el mensaje de jazmines
Mis lágrimas, que tus aguas se llevaron.
Yo por mi parte si pudiera
Te traería el nido de urpilita
Que una tarde te quité con mi gomera.
Si una noche solitaria del invierno
Ves pasar los fantasmas queridos de la gente
Haciendo extraños equilibrios,
Sin darse cuenta que hay nuevos puentes,
Lloraremos juntos a tu cauce humedecido
Al sabernos todos diferentes.
El otro día,
Engalanado, lleno de agua.
¿Te acordás hermano
de aquel canto chiquilín?
“...Antolín, Antolín,
sacate la bota, ponete el botín...”
si hasta de puro emocionado
rebalsaste nuevamente
dejándome mojada el alma de purrete.
Para Adolfo Pérez Esquivel – Soledad Silveyra –Víctor Laplacce – Chango Farias Gómez- Jaime de Nevares.
Para Félix Soto- Carlos Bautistas – Rubén Barbita –
Sergio López – Santos Collar- Carlos Guantay- Miguel Martínez- Cununo Gómez –Hugo Lesser – Marcos Guanca – Segundo López – Claudio Guanca – David Gómez –Héctor Guanca –Luis Taboada –Meco Espinoza – Manuel Torrejón – Luis Orce – Elsa, Nora y Blanca Lesser – Olga , Dora, Rosa Y Hortensia Martínez – Rosa y Maria Elena Bejarano – Carmen Díaz – Maria e Isabel Ramos – Magdalena y Juan Gómez – Marta Reyes – Delfina, Adelina e Inés Collar – Berta y Juan López – Zulema, Ana, Elvira y Margot Ledesma
Entrar al barrio
en noches de abril,
era penetrar
a una salamanca infantil.
Ocupando la vereda
saltarinas las siluetas
de chinitas canillas chuecas
en el juego de la Rayuela.
Abuelas hacendosas
a esta hora descansaban
mientras tanto las mocosas
jugaban al Tilín Campana.
Ni que los hubiera agarrao una patota
a los changos más grandotes,
después de jugar toda la noche
al bendito Hoyo i’ pelota .
Velocidad esquives,
gritos destemplados.
Corriendo en montonera
los chicos jugaban a la Salvadera
Los más guaguas, inocentes,
Ponían su cuota de ilusión.
Bajo la mirada de la mama
Hacían el Martín Pescador
No faltaban atorrantes
Que jugaban al cowboy
“morite o te mato”
gritaba en la noche,
“camén” decía el ator, en un inglés
de los de antes.
Sentado en el pescante
aparecía por la esquina,
con las farolas encendidas,
la figura mágica y querida.
Era el mateo un amigazo
hasta que alguien gritaba ¡culatra!
y empezaba a los latigazos
Cuando el tata los llamaba,
uno a uno desfilaban.
Al descanso obligado,
mañana sería un día agitado.
Poco a poco, todo en silencio quedaba,
por ahí uno se quejaba, que el duende los destapaba.
Espérame en el huerto
de los sueños.
Abrázame contra el espanto
de los genocidas.
Búscame en el silencio
de los sembradores.
Transítame con tus manos
llagadas de tiempo.
Bésame con el más dulce
de los besos sedientos
Espérame,
búscame.
Transítame mujer. Bésame
Entre sueños, genocidas,
sembradores y sedientos.
Al fin y al cabo somos dos;
ya podemos forjar un Hombre Nuevo.
Para Carlos Gutierrez – Luisa Torres – Mauricio Chocobar- Mabel Martínez – Juan Mealla – Clarita Arias – Sarita Sardina – Ramón Cala – Juan Torena – Honoria Brites – Carlos López – Norma Aguirre – Ricardo López – Jorge Guaymás – Dora Liendro – Luis Pereyra – Marina Palma – Isabel Vera – Abel Casimiro – Alfredo Ríos – Isabel Valdivieso – Marta Chocobar – Cajal
Al territorio ancestral de las Chartas
retorné desde el silencio.
En tardes apacibles de verano
Para envolverme en el verde de la plaza
Sentiré tu mano
En mi rostro curtido de fatigas.
Los sueños,
Viejos compañeros,
Contemplarán sonrientes
El reencuentro con antiguos anhelos.
Nadie me verá
Caminar silencioso entre la hierba.
Me dolerá
El llanto de un pequeño.
Conmovido
Por la pareja enamorada,
Tal vez no escuche mi nombre,
Sin embargo,
Seré parte de todos.
Antes de regresar a mi morada,
Cantaré con la brisa
La misma canción esperanzada.
Gritaré,
Hasta convencer a los fantasmas, que regresé.
Que nunca habrá sepulcros duraderos,
Tampoco honores,
Para un corazón sangrante de dolores.
Aunque no lo creas.
El beso que tiraste hacia la fuente,
Se ha posado en mi frente, dulcemente.
Que después de jornada tan hermosa,
Y al retornar sobre mis pasos, se a transformado en mariposa.
PARA TÍA AUDELA
Recorro tu cuerpo lentamente
Como abrazo las dumas en verano.
Me detengo, pequeños momentos,
En el enamorado oasis de tus ojos.
Me pregunto,
En el serpenteante camino,
Porqué nos amamos mansamente
Si la vida nos traza diferentes.
De golpe.Nos detiene una vertiente,
Caudalosa de lágrimas formada.
La cruzamos en mágica barcaola
Imaginaria. Concientes
De que al amanecer despertaremos
En la misma costa abrazados
Así,
Día a día,
A pesar de las distancias,
Lanzados al mar de la locura .
Para todos los comparseros de Salta,
En especial para Roberto Leonardo Choque y
José Choque
En la vieja calle corriente,
Cerca del canal,
Entre gallos y mateos
Se enamoró del carnaval.
Padre comparsero
Hermano guitarrero.
Lo convirtieron en Shulca
Un lejano mes de febrero.
Josito, Josito,
Gritaban las viejas.
Traé el primer premio
Asi armamos la fiesta.
En el corazón de la vila
Retumba una caja chirlera,
Está tirando la línea
El Cacique Josito Herrera.
Sea Amistoso o Rabioso
El encuentro de comparsas,
Los delanteros están formados.
Saltan brujos, diablos y zorros.
En infernal batahola
Se hallan todos trenzados.
Orgullosa, sacando pecho
Avanza la procesión popular.
Entre pitos y tumbadoras
Al corso se ván
Villa Cristina es ganadora
Los diarios dirán,
La tradición así lo impone
Allí ha nacido el carnaval.
Cacique de los cacique
Con ojos niños te quiero mirara
Marchando majestuoso
Junto a Pedro Alfonso Guantay.
La carretela está en el suelo
Vamos todos a danzar.
Desde la Ciona Ramos
La comparsa va cantando,
Espejuelos al sol brillando,
Han salido a chirolear.
Comparsa, comparsita
No me vayas a dejar,
Formas parte de mi vida
Contigo quiero marchar.
Que la muerte te lleve un día
Nadie lo podrá impedir
Pero en la villa gloriosa,
Cacique inmortal,
Nadie te podrá olvidar.
Será mañana,
Una espantosa mañana,
Cuando nuestras manos
No puedan juntarse.
Te darás cuenta entonces
Que la vida no es cuestión de edades
Sino de trascendencias.
De pequeñas grandes cosas concretadas.
Que las sonrisas esbozadas,
Los llantos derramados,
Los sueños compartidos
Han borrado las distancias.
Atrás quedarán
Las dolorosas inseguridades
Y en los ojos de nuestra hija
Resumidos los amores.
En esa mañana
De manos separadas,
Estaremos juntos
En las estrofas de la vida.
Muchacha dulce.
De labios embriagados,
De murmullo enamorado.
Recógeme nuevamente
En el día que amanece.
Para Victorino, Hugo y Enrique César Ramos
En la madrugadas
Con su gorra amiga.
En la esquina,
Gritando nuestras miserias,
El canilla.
Injusticia
De trabajo niño.
Riqueza
Con panza vacía.
Futuro
Sin alcancía .
Zapatos rotos
Vistiendo tu melancolía.
Todos los días.
Ir y venir
Hacia ningún lado.
Hermano,
Sós un pájaro hermoso.
Préstame tus alas
Para abrir ventanas.
Silbar en las mañanas,
Irme despacio
Por una calle larga.
Para encontrarme conmigo mismo.
Que lindo sería
Que mañana
Despertara distinto.
Vocear a los cuatro vientos
Que volvieron los sentimientos,
Que la guerra perdió la guerra
La Paz es bandera en la tierra.
La nueva moneda será la sonrisa
Desterrada la tristeza.
Ese día querido canilla,
Cantando hermanados,
En esa, tu esquina sencilla
Te daremos todos, un abrazo emocionado.
Para Gerardo Lesser
y Daniel Cenardo.
Me siento solo.
Miles de años sobre la espalda.
Lamentos de socavones
Recorriendo las entrañas
Caminar arrastrando
Las penas del silencio.
Como un sauce,
Encorvado por culpa ajenas.
Sin tiempo acaso
De mirar, en la noche,
El encanecido rostro del invierno.
El dolor de los tiempos
Se acumula en la epidermis.
Grito gutural de la miseria
Sacudiendo paredes en los templos.
PARA HUGO ALARCÓN
Y BENJAMÍN TORO
Que será de los poetas
Sin la noche.
Con esa oscuridad transparente
Para esbozar los sueños,
De cosas simples, que siempre estuvieron
Pero que no ven sin los ojos de la noche
La capucha, ese día,
Creó una noche.
Entre gemidos
El poeta comenzó a morir,
De libertad.
PARA FERNANDO Y
MARTÍN MIGUEL
Caminos
Llevan al hombre
Buscando su sombra.
Por testigo, la noche
Escondida en la oscuridad.
Para que negarte,
Somos la misma cosa.
Engendro milenario
Prestadora de memoria.
Caminar los sueños idos
Abrazar la imagen del destino,
Cantar sobre fantasmas,
Pisar baldosas caminadas.
No encontrar en lo que rodea ningún sentido.
Los hombres, pequeñitos,
Estarán lejos de mis manos.
Me daré cuenta entonces
Que cercana estuvo mi sombra
PARA MARÍA ÉLIDA
Pequeños laberintos
Encendido en la noche,
Cobijando en tus entrañas
Soledad desesperada.
El camino hacia ti
Es largo y verde.
Sin embargo te vivo mustio,
Triste y silencioso.
En ti deposité lágrimas
Que germinaron cauces en mi rostro,
Escuchaste mis plegarias
Y albergaste mis sollozos .
Cuando te mire en el recuerdo
Parirás mis hijos
Engendrados en el lecho
De mis días sin amores
Amigo, confidente.
Con la luna nueva
Vengo a devolverte
Un abrazo emocionado.
Hoy,
Que deletreo una sonrisa.
Miguel Angel Cáseres es profesor de historia y protagonista de la historia de Salta, esa que escriben en Villa Cristins, en Chartas o en cualquier otro barrio humilde de nuestra provincia.
¡Cuántas veces lo he visto transpirar por la Biblioteca Juan Carlos Dávalos! Poner bloques, lograr reuniones imposibles, trabajar hasta el amanecer. Levantar el colegio Secundario Juan Calchaquí. Luchar por el Atlético Pellegrini. Y también poner en el mástil de los represores a la bandera de la vida.
Y ahora, en estos poemas lo veo salir de la villa, con el cacique Josito Herrera, y transitar por el Canal de la Esteco con el Canilla y regresar a la infancia y su rayuela y su tilín campana. Lo siento expresar su deszón por la promesa de los políticos del circo, que hacen equilibrio sobre la soga que cad vez nos ciñe más el cuello.
Por supuesto, que los poemas de Miguel Angel Caseres son un testimonio, a veces directo, de la historia anónima. Son la Memoria de quien pone el hombro por un mundo mejor.Como si al sueño lo atravesáramos lleno de tumbadoras, y cuando se apaga el último foco, uno se abraza para siemprecon nuestros seres desaparecidos. Como si uno latiera en el corazón con que el diablo de la comparsa hace cantar a los niños. Esos mismos que han pasado el canal, y con algunas canas,leen ahora los versos del LOLO de villa Cristina.
“En el corazón de la villa
retumba una caja chirlera,
está tirando la línea
el cacique Josito Herrera”.
Y es la línea que dejan palabra y acción de MIGUEL ANGEL CÁSERES.
Habrá que seguirla.
Jesús Ramón Vera
Salta, 10 de mayo de 1993