Coplas

de la comparsa

 

 

 

 

 

Carlos Jesús Maita

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hecho el depósito legal, Ley 11.723

Impreso en Salta, Argentina

Al cuidado del poeta Jesús Ramón Vera

Tunparenda Ediciones, Martín Cornejo 1271

Tel. (87) 223708 – (4400) Salta, Argentina

 

 

 

A Nélida Iturre de Maita y Demetrio Maita, mis padres

 

A mi hermana Mabel

 

A Mirta Beatriz y nuestras hijas: Nené y Carla

 

 

 

 

Al Atlético Progreso, Club del alma

 

A la Comparsa “Los Indios Chamorros” de Villa Vivero,

la comparsa del pueblo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este es el primer libro de coplas publicado en Rosario de la Frontera,

tierra natal de Juana manuela Gorriti,

y el primer libro de coplas referido a las comparsas de carnaval

publicado en toda la provincia de Salta.

Los versos fueron producidos por su autor entre 1979 y 1989.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Palabras del poeta Nicolás Cóccaro

Buenos Aires,  marzo, 1993

 

 

     Estimado Poeta Carlos Jesús Maita

 

          Leí con interés “Coplas de la Comparsa”. Su esencia deviene del popular carnaval salteño que alguna vez compartí. Estuve hace unos años en La Merced, tierra de carpas, cantores, bagualeros y embarrados y felices jugadores del carnaval.

          El primer poema dedicado a la comparsa de indios es  la llave del trabajo que no cesa de expresar el colorido y abigarrado espíritu carnestolendo de su norte, y en su hondura reconoce lo elegíaco, lo trágico de la vida que se disimula con alegorías. Es grato para mí, poeta y periodista, destacar sus estampas.

          Abrir este libro fue retornar a la descarnada frescura de “Como si Dios Cantara Apuñaleado” que galardonamos con el Premio Fortabat con Raúl Castagnino, María Granata y Angélica Bosco en el 87, y que causó tan buena impresión a la poetisa Olga Orozco (se lo manifesté en el 89).

          Se disimulan los errores de impresión, innecesariamente pide usted disculpas por ellos.

          Le agradezco el envío y lo felicito.

          Espero verlo pronto por Buenos Aires.

 

                                                                       Nicolás Cóccaro

(Poeta, escritor, periodista del diario LA NACIÓN)

 

 

 

La Comparsa

 

Salta de una vena cortada, chorro de sangre y de espejos,

oleajes de plumas descuartizando en júbilo la calle olor a talco del corso.

La luna se suma a su batalla de grillos.

 

Por los ojos de perdiz de cada lentejuela

me veo al fondo de los años, niño temeroso todavía…, patios…

Paso por un hilo de cáñamo los choros blancos, los días inocentes de mi infancia.

Yo sé que ese collar en silencio me recuerda

mientras la noche amasa los colores sobre su barro negro, terciopelo exacto del olvido.

 

La comparsa sacude los huesos de mis antepasados en el vientre alucinado de sus cajas.

Himno de chicharras heridas.

De golpe ya no es el remolino repechante de indios, ni el miedo enternecido a los brujos

ni el inocente diablo que gira con sus rojo y sus astas como un ají borracho de infinito.

Es una visión disminuyendo y aumentando en nosotros,

Procesión interna de caballos que le brotan al alma.

Ásperos lapachos, palmeras carmines en el viento. Manos en flameos de banderas.

El río de la comparsa es un solo viento. Un viento entero.

 

Extemporales y ebrios bajo los disfraces laten los muchachos del barrio,

estremecidas guitarras de agua perfumada y albahaca.

 

Esas furias de jazmines avanzando, esas estridencias de pitos,

esos ejércitos de pumas, de abejas, de hojas ardidas,

esa crepitación de pelos chamuscándose: cavan el túnel herido de sus cantos.

 

Y por ese largo túnel, huye empapada en rocío mi alma.

Entre giros de piedras se detiene, mansa, como el cordero desangrándose en silencio a la tarde,

meditando, a lo largo del horizonte quieto, la muerte.

Y cierro con mis manos los ojos de los indios difuntos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carnaval

 

 

1

 

La tierra se abre de golpe

por la caja conmovida,

mis bagualas en la muerte

son cuchilladas de vida.

 

 

2

 

La mano roja del diablo

me enlaza con serpentinas

y voy como un toro negro

con la cornamenta ardida.

 

 

3

 

La tierra estalla en remansos

de luciérnagas sin bridas…

El caballo azul del cielo:

carne roja de sandía.

 

4

 

Fuego y barro, agua y pintura,

los changos persiguen chinas

y por mi balde con agua

van chumucas las vecinas.

 

 

5

 

Higuera de ásperos aires

tu suave sombra germina

y brotan duendes alegres

que van endulzando el día.

 

 

6

 

¡Suena tu oro, carnaval,

sobre la calle dormida!

¡La comparsa es carcajada

que salta de las heridas!

 

 

7

 

La danza de la comparsa

es rito de brujería

donde tiemblan los espejos

y cae la melancolía.

 

 

8

 

Cuando mueras, carnaval,

que no enviuden las cantinas,

¡que el otro años nos sorprendas

con la copla bien arriba!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Canto con cajas

 

 

9

 

La luna cuando me mira

ay, qué me querrá decir,

quizá que tendré más vida,

tal vez que me hei de morir.

 

 

10

 

Yo soy de Villa Vivero

como don Lucas Cabral.

Las casas tienen sus hornos

oliendo a madre y a pan.

 

 

11

 

Un hombre vio las hormigas

ayudarse en la vereda

y pensó “si fueran hombres

qué linda sería la tierra”.

 

12

 

El vino se pone alegre

si hay alegría al beber,

si están tristes los que beben

él se entristece también.

 

 

13

 

Solas van al matadero

con  la muerte florecida

las vacas la boca seca,

la lengua como estampilla.

 

 

14

 

Con sangre escribí tu nombre

encima de un blanco muro.

De noche le vuelan pájaros

que destellan en lo escuro.

 

 

15

 

Por amor no hagás contrato

con el diablo, almita mía;

si la amada no te quiere:

infierno tu soltería.

 

 

16

 

La sandía me recuerda

el fuego frío de tu boca,

tan pulposa, roja y dulce

pero fría como roca.

 

 

17

 

Hay mujeres que sostienen

en cada pecho un melón

pero hay otras que no tienen

ni la mitad de un limón.

 

 

 

18

 

Cuando era chico, en el corso

yo me sabía asustar

y me ponían ventosas

que me chupaban el mal.

 

 

19

 

Los cerros piensan callados

igual que mi corazón

mientras los tapa la sangre

que le sale a la oración.

 

 

20

 

Cajita, pensá un poquito,

no te vayás a olvidar.

Las cosas que yo me olvide

ay, ¿quién las recordará?

 

 

 

Los indios de la comparsa

 

 

21

 

Cada indio es como un árbol

la comparsa es arboleda–,

cuando baila es el bosque

saltando en la primavera.

 

 

22

 

Que el canto tenga raíces

del presente y del ayer.

Sin pasado ni presente

futuro no ha de tener.

 

 

23

 

La vida: un camino largo…

Vidita, yo hei de perderte,

en un poniente sin soles,

quiero decir en la muerte.

 

24

 

Si te caes en el camino

levántate como puedas.

Son los árboles caídos

más fáciles de hacer leña.

 

 

25

 

La lluvia escribe tu nombre,

humedece la pared.

Aunque me hayas olvidado

yo nunca te olvidaré.

 

 

26

 

El viento se rompe entero

cuando da contra la peña.

Nunca seas pecho blando

ante el viento de las penas.

 

 

27

 

Entra y sale la comparsa

cada copla con su tema–.

El canto tiene más fuerza

que la voz del que blasfema.

 

 

28

 

Qué bueno cuando se piensa

y uno sabe comprender

que aunque la noche es oscura

claro es el amanecer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Coplas de la carpa

 

 

29

 

A los golpes va el borracho

montando su bicicleta,

se zambulle por la calle

como dentro una pileta.

 

 

30

 

En la carpa están los ñatos

enchastrados con pintura:

canosa la moza chica,

blanquita la china oscura.

 

 

31

 

Los bagualeros con cajas

se derraman en un grito.

El vino los recompone,

igual quedan machaditos.

 

32

 

Del cerro baja la gente

luciendo su vestidura:

sombrero, bombacha, faja,

cuchillos en la cintura.

 

 

33

 

Se baila la chacarera

estremeciendo la tierra.

Al suelo se le levanta

un polvaredal de guerra.

 

 

34

 

A ese pelao que baila

risueñito y bien panzón

 los piojos se les resbalan

por lo pila del melón.

 

 

35

 

Salamanca es esta carpa

con su diablura en el día.

Adentro la salamanca

custodia la policía.

 

 

36

 

A mi primo que es renguito

lo apodaron el tijera,

una pata va pa’ dentro

y la otra va pa’ fuera.

 

 

37

 

En un mortero se muele

el maíz que da el sabor

a la chicha colorada

que bebe cada cantor.

 

 

 

38

 

Tenga cuidao si se macha

con la cerveza, don Gallo,

ma ver si en vez de cerveza

le dan meao de caballo.

 

 

39

 

Pescando gasté mi vida,

pescando te conocí.

Pescándome va la muerte,

me voy quedando sin mí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Himno de comparsa

 

 

40

 

La tierra nos ha parido

como el coyuyo a cantar.

Envueltos en sangre y fuego

rompemos la soledad.

 

 

41

 

La albahaca aroma la sangre,

la noche está por llorar…

Sus lágrimas serán vino:

yo me quiero emborrachar.

 

 

42

 

Sin tiempo somos un río,

viento de la eternidad.

Se revuelve el plumerío

chispeando en la oscuridad.

 

43

 

La muerte muerde las cajas

escúchenlas reventar,

mientras los pitos afilan

cuchillos del más allá.

 

 

44

 

Las horquillas de los diablos

ensartan al carnaval

y la luna de los barrios

se está déle desangrar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Diablo de la comparsa

 

 

45

 

La calle del corso, roja,

como sangre está brillando,

porque encima van los indios:

altas flores de lapacho.

 

 

46

 

En medio de la comparsa

solito se mueve el diablo.

La copla le envuelve el cuerpo

como una llama quemando.

 

 

47

 

Para que el diablo no llore

denle vino, vino blanco;

así se le caen los cuernos

y ya no es más condenado.

 

 

48

 

Los chicos le tienen miedo

pero el diablo no hace daño.

Los cuernos son por la amada

que lo quiere con engaño.

 

 

49

 

La fiesta del carnaval

le pertenece a los diablos.

Sin ellos los carnavales

serían ríos de mármol.

 

 

                 

 

 

 

 

 

 

Luna del corso

 

 

50

 

Cielito de la comparsa

quebracho, tusca y cebil…!

Bailan los árboles locos

parecen vainas de ají.

 

 

51

 

Vidita nunca te alejes,

nunca te olvides de mí

que la miel se vuelve amarga

los días que estoy sin ti.

 

 

52

 

Luna llenita de aloja,

tinaja de oro, candil,

no te olvidés de mi almita

cuando me toque morir.

Llanto de tumbadoras

 

 

53

 

Ya suenan las tumbadoras

-cuero triste, de nostalgia-.

Socavando va la muerte

sobre el cerro de la infancia.

 

 

54

 

Ya lloran esos cilindros

-madera lisa, de lágrima-

y las bocas de los indios

por su llanto van saladas.

 

 

55

 

Se incendian las tumbadoras

como parvas en San Juan.

                                          Si ese fuego me contagia

mis penas se quemarán.

 

56

 

Pero tristes van los indios

con sus almas condenadas

y se quedan con sus plumas

brillando sobre nada.

 

 

57

 

A nadie quitó la muerte

lo que al indio le quitó,

perdió entero el continente

que nadie le devolvió.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vidalitas

 

 

58

 

En el cerro de Las Termas

hoy día me puse a pensar

de dónde vienen los vivos,

los muertos a dónde van.

 

 

59

 

Cómo te extraño mi cielo

cuando se está hundiendo el sol;

rojos mis ojos de llanto,

la tarde el mismo color.

 

 

60

 

Camino de San Felipe

con mi sombra yo pensé

que hay una tercera sombra

que nos borra y no se ve.

 

61

 

Guarda el otoño en las yuscas

su bronce y su resplandor.

Quedarán ciegas las flores;

cascaritas de mistol.

 

 

62

 

Bajo un sauce junto al río

pensaba en el más allá…

La verdad que no me importa,

prefiero este más acá.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otras coplas con luna

 

 

63

 

Cuando la luna resbala

tras el alto de barrancas

las aguas mansas del río

disuelven su cara blanca.

 

 

64

 

Pero el río nunca sabe

qué hacer con tamaña plata

y entre el viento y los remansos

la gasta en la madrugada.

 

 

65

 

La luna es de viento y seda,

salitre, lágrima clara.

La luna es un fiel murmullo

que sabe decir el alba.

 

66

 

El triste de amor ve en ella

el rostro azul de su amada,

el que está feliz la bebe

y sin querer se emborracha

 

 

67

 

La luna cambia vestidos,

está de luto o de gala:

si el sol fecunda su vientre

aparece embarazada.

 

 

68

 

Luna llena de mi pueblo

desnúdate en mi garganta,

que mi copla tenga el brillo

de los metales de tu alma.

 

 

Coplas de dos sombras

 

 

69

 

¿A dónde se va mi sombra

cuando no hay luna ni sol?

¿Por qué camino distante

irán sus pasos sin son?

 

 

70

 

A veces cuando lo pienso

pienso en tu corazón.

Mi sombra busca tu sombra

como la noche el albor.

 

 

71

 

Pero tu sombra le escapa

volando sin compasión

sobre un río de aguas negras

donde me ahoga el dolor.

 

72

 

Ese río de tu ausencia

quién lo pudiera beber.

Río de tu indiferencia

que no acaba de crecer.

 

 

73

 

Pero hay veces que yo pienso

que tu sombrita mujer,

es la sombra de la muerte

donde debo padecer.

 

 

74

 

Habrá un momento en la vida

en que nos toque volver

y nuestras sombras, en una,

volverán a florecer.

 

 

Alegoría de la Muerte

 

 

75

 

Como negra calabaza

que se parte al mediodía

las semillas de la muerte

estallan en la agonía.

 

 

76

 

Qué duro cuando nos tocan

velorios en la familia,

saber que tras el entierro

el muerto no se retira.

 

 

77

 

Los muertos rondan la casa,

demoran la despedida,

están en las nueve noches

doliéndonos todavía.

Himno de despedida

 

 

78

 

No tiño plumas de suri

con anilinas ni sal,

las tiño con la memoria

de aquellos que ya no están.

 

 

79

 

Escucha, luna, mi canto,

a ver si te vuelves pan,

para que coman los pobres

de Salta y de Tucumán.

 

 

80

 

Con el cielo en los espejos

la comparsa ya se va.

Los días palean cenizas

encima del carnaval.

 

81

 

Con estas polainas blancas

yo dejo huellas de cal.

Por más que venga de noche

seguro que las verán.

 

 

82

 

Los flecos hilos pintados,

de hueso cada collar.

Al sol le cae una agüita

que lava mi soledad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El poeta y escritor Carlos Jesús Maita a gradece a la

Municipalidad de Rosario de la Frontera,

instituciones y firmas comerciales la colaboración

económica recibida para la publicación

del presente libro.

 

Gracias, pueblo.

 

Carnaval de 1992