Historia de Salta

El Palacio de la Legislatura de la Provincia de Salta

EDIFICIO COMO SIMBOLO

"... Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo." El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha - Miguel de Cervantes Saavedra

Por Víctor Fernandez Esteban

a venta del Cabildo para construir la Casa de Gobierno -hoy Palacio de la Legislatura -, en Salta a fines del Siglo XIX, fue el punto de inflexión entre el símbolo del pasado colonial y el símbolo del futuro cosmopolita.

La ciudad fue fundada el segundo día de Pascua de Resurrección de 1582 por el Licenciado Hernando de Lerma para integrarla a Córdoba, Santiago del Estero, Esteco y Tucumán, al azaroso camino hacia el Atlántico. En los núcleos urbanos todo giraba alrededor del Cabildo, en el que el pueblo y los delegados del rey, intercambiaban influencias, intrigas y luchas para sostener una ideal estructura política. Los edificios públicos, bajo los Austrias, fueron austeros en su arquitectura, en tanto con los Borbones aparece el barroco americano que con su visión sincrética exhibe a una disimulada madre tierra acompañada por apóstoles, jaguares, vírgenes de tez cobriza y mazorcas de maíz.

Un hecho va a marcar la ruptura de ese poderoso imaginario colectivo: la Revolución Francesa, que con sus premisas sociales y políticas dejó a la burguesía al frente del cambio del mundo occidental. La libertad, la igualdad y la fraternidad fueron el elixir prieto donde abrevaron los americanos, desde generales de batallas memorables a humildes labriegos.

Llegan nuevos símbolos

Hacia 1880 ya actuaba en Salta la Masonería, que luego levantaría columnas bajo el nombre de Logia General Belgrano Número 250, con domicilio en calle España, a cuadra y media de la Catedral. Como una paradoja más del destino americano dicha calle antes se denominaba de la Victoria por haber entrado triunfante a la ciudad, luego de la Batalla de Salta, el General Manuel Belgrano. Esta casa es hoy una galería de arte, pudiéndose observar el espacioso y bien orientado templo con sus columnas J y B, utilizado como un salón de usos múltiples y salvo por la supresión del triángulo en el frente, se mantiene tal cual la registra una fotografía de época.

Por ese tiempo la ciudad de Salta estaba planteada sobre un eje Este-Oeste con mayor desarrollo edilicio hacia el Sud. Tenía edificaciones de estilo italianizante, neogótico y afrancesado con un importante planteo en sus fachadas de elementos propios de la ornamentación del simbolismo europeo. Sobreviven muy pocas representaciones de figuras de origen americano o de animales autóctonos, siendo preponderantes la del medioevo francés. Gárgolas y dragones, junto a carneros y águilas comparten los frentes con conquistadores y ángeles. Por lo que se ve hoy, la impronta de las corrientes inmigratorias hizo mella en la arquitectura. Tanto es así que el principal edificio público concebido para agrupar los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, resume magníficamente ese signo de los tiempos.

Lindes de palacio

La ciudad, a finales del Siglo XIX, decide avanzar hacia el Norte hasta entonces su área menos poblada. A sólo cuatro cuadras de la plaza principal, un amplio descampado, con unas pocas casas era todo lo que albergaba el Campo de la Tablada desprendido de una división de la propiedad Buena Vista. En este solar se libró en 1813, la Batalla de Salta que lo tuvo a Belgrano victorioso y al ejército español duramente derrotado. En ese sitio está el Monumento a la Batalla de Salta o Monumento 20 de Febrero. Allí está la Victoria mirando al Este, acaso esperando la salida del sol para ofrecer con su mano izquierda una corona de laureles y con su derecha una ramita de olivo, para significar que ha triunfado la paz. La expresión de ni vencedores ni vencidos, se refleja en la actitud de Belgrano que con la derecha abraza la bandera y a la otra la deja en la empuñadura de la espada, quizás esperando la aprobación desde Oriente. Debajo de él, en un vértice del cuadrado, un águila sostiene la palabra Justicia, en la otra arista Fortaleza y mirando a occidente Templanza y Prudencia Este monumento tiene una gran columna de base cuadrada con las figuras de Belgrano y sus generales rodeando unas rocas rojizas que sostienen a la Victoria.

Frente a símbolos

La iglesia fue en la Edad Media el símbolo de la cristiandad. Lo fue de la relación del hombre con Dios y también el signo de esa manifestación del inconciente colectivo que había hecho, de la construcción de piedra de elevadas líneas verticales, el deseo de llegar a la razón de su existencia. El hombre afuera del templo podía medir la magnitud del Creador y adentro sentir que era parte esencial de su obra. Las plegarias retornaban a sus oídos desde la piedra angular mientras la luz de los rosetones lo abrazaba en su camino por el piso de laberintos. Dios era el centro del universo de una sociedad que actuaba bajo un canon que miraba al cielo buscando una perfección de la que abajo sólo se atisbaban sombras.

Cuando cambia la concepción del hombre y se desplaza el eje a la persona, se produce una enriquecedora mutación hacia el descubrimiento del otro como inmediato y cercano. Entonces la mirada se hace sobre pesadas líneas horizontales. La construcción tiende a crear un espacio comprensivo de otras visiones que antes estaban fuera del canon representativo. La iglesia cede su lugar, como aglutinante social, al edificio público que alberga intereses de una sociedad plural. De la monarquía pasamos a la democracia, de la Colonia a la República y de Las Leyes de India a las Constituciones Americanas.

A fines del siglo XIX, en Salta, una ciudad esencial del Norte de Argentina, se vende el Cabildo para construir la Casa de Gobierno y se demuele la iglesia de los Jesuitas para construir la Catedral.

"El gobierno federal fomentará la inmigración europea..." dice la Constitución Nacional. Pronto llegan a la ciudad españoles, italianos y alemanes, más adelante, sirios, libaneses y judíos. Las ideas de Alberdi contribuyen a dar perfil de nueva República a la que había que educar y cultivar como afirmaba Sarmiento. La ideología de la Generación del 80 fue en el Siglo XIX un símbolo de orden y progreso en un proyecto laico y democrático unificador de la nacionalidad.

¿Qué fue lo que sirvió de nexo entre los hombres y los símbolos de la incipiente democracia? Es menester recordar que América no fue la tierra de promisión de la Corona, sino que fue el final de un proceso económico. Y así como hubo una mirada vertical en Europa, en América predominó la horizontal que se manifiesta plena en el Siglo XIX representada por la participación del pueblo en la República. De forma tal que los materiales de construcción pasaron del adobe y la piedra caliza al hierro y el cristal para magnificar a los símbolos con los signos de los nuevos tiempos.

La Casa de Gobierno de Salta, fue pensada para abrir el Siglo XX con una actitud propia de sociedades o cofradías que universalizaban el saber y sus beneficios. Como lo demuestra el Cuadro Lógico de integrantes de la Logia General Belgrano Número 250 publicado en 1914 con nombres del viejo patriciado criollo al lado de inmigrantes recién llegados. Los maestros que laboraban eran en su mayoría italianos contratados para trabajar en la obra pública de la ciudad. Francisco Righetti fue uno de ellos y participó como proyectista y constructor de la Torre de la iglesia de San Francisco, -una de las más altas de Sudamérica-, la fachada de la Catedral, la Iglesia de La Viña, el Matadero y la Casa de Gobierno.

Francisco Righetti

Este último edificio, en sí mismo, era el símbolo que contenía los símbolos de aquel inconsciente colectivo europeo. Esos inmigrantes fueron los que le dieron brillo al tiempo fundacional de la Argentina burguesa que definió a la nación de hoy. Por lo que vendido que fue el Cabildo de Salta, se esfumó el rastro de la ciudad indiana.

Ciencia, Justicia y Trabajo

La fachada de la Casa de Gobierno -hoy Palacio de la Legislatura- mira al Oeste -a la plaza Güemes- que en su centro tiene un gran mástil enmarcado por cuatro fases que ofician de vértices del cuadrado que tiene en cada cara un pergamino con el escudo de Salta. Entre éste y la Legislatura, la estatua del fundador de la ciudad. El edificio de la otrora Casa de Gobierno ocupa un tercio de la manzana comprendida por las calles Bartolomé Mitre al Oeste, Facundo de Zuviría el Este, Rivadavia al Norte y Juan Martín Leguizamón al Sud.

Se lo conoció en sus primeros tiempos como la "Casa de los leones", acaso por la gran cantidad que embellecen su cornisa. Un par de leones alados de bronce anuncian la entrada. A diferencia del Cabildo, con su recova larga y externa, el acceso está dominado por una loggia de piso ajedrezado que permite sentirse cobijado antes de subir, por cualquiera de las dos escaleras, hacia el recinto de deliberaciones del primer piso. La construcción, de neto corte academicista italiano, comienza en la última década del Siglo XIX y concluye en 1901 tal como se lee en el friso de la esquina Sud Oeste.

La fachada esta compuesta por tres grandes arcos y sobre ellos los frisos que representan a la Ciencia en el centro, a la derecha la Justicia y a la izquierda el Trabajo. ¿Será la división de poderes? ¿Representan el sistema consagrado por la Constitución Nacional que postulaba un poder ejecutivo, legislativo y judicial? Aunque también se requiere Ciencia para gobernar, Justicia para equilibrar anhelos y esperanza y Trabajo para dar a cada uno lo suyo. ¿Pero fue pensado para eso? El constructor, que contrató con el Estado Provincial, tuvo en mente una obra para que fuera vista e interpretada en silencio por todo el pueblo.

La puerta principal en el centro, con el friso de la Ciencia, se abre a un largo corredor que lleva al final del edificio descubierto en un arco que deja ver el sol cuando sale por el Este. La Ciencia está representada por una mujer, la única que tiene una estrella a modo de diadema, que sostiene con firmeza su mano sobre una página de un libro enmarcada por un paisaje de torres vigilantes. Hacia la derecha está el friso de la Justicia. Es una mujer que sostiene con una cierta inclinación a la balanza en su mano y en la otra al escudo de la ciudad de Salta. Éste es un óvalo con una estrella de seis puntas y en el centro el rostro de una joven. Al fondo se repiten edificios en un horizonte difuso. A la izquierda de la puerta central, el Trabajo, representado por una mujer con un haz de cereal en la mano derecha y en la izquierda un caduceo, de fondo un arado cultivando el campo.

Arriba de los frisos, un balcón alargado de hierro con diecisiete escudos de la ciudad, uno centrado sobre la Ciencia y ocho a cada lado. El edificio se corona con cabezas de leones y arriba de éstas unas puntas de hierro que resaltan al gran escudo rodeado de laureles con la estrella de seis punta y el rostro sonriente de una joven. Sobre la cornisa cuatro escudos, uno por punto cardinal, donde está el sol sobre un ara.

La construcción se encuentra ceñida por un juego de elementos decorativos que ofician de cadena un poco antes de la cornisa en las que se aprecian hachas de filo doble, frutos, flores, ramos y mazorcas de maíz. Arriba de los dinteles de las ventanas del ala Norte están representadas en frisos: la tierra, el agua y el aire, el saber antiguo y la prosapia europea. En el ala Sud las imágenes son del fuego, el carnaval, la primavera y la música. En la esquina Sud Este la fecha: 1901.

La Igualdad, Fraternidad y Libertad, postuladas por la Revolución Francesa dio como resultado una nueva forma de ver el mundo y los edificios públicos no fueron ajenos a ese devenir. Dieron cabida a expresiones de valores democráticos a la vez que elegantes en contraste con los resabios coloniales. La representación de sueños, anhelos, saber y democracia hizo de la imagen un símbolo que la construcción en la ciudad de Salta plasmó con singular brillo.

Víctor FERNANDEZ ESTEBAN

Febrero 2008

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