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Boletín del
Instituto Güemesiano
de Salta
Nº 31
Año
2006
______
DIRECTOR
DE PUBLICACIONES
MPN Rodolfo Leandro PLAZA NAVAMUEL
●
SALTA
REPÚBLICA ARGENTINA
2007
I·
Gobernador
Juan Carlos ROMERO
Vicegobernador
Walter Raúl WAYAR
Vicepresidente
1º de la Cámara de Senadores
Mashur LAPAD
Presidente de la
Cámara de Diputados
Santiago Manuel GODOY
Presidente de la
Corte de Justicia
Guillermo Alberto POSADAS
Ministro de
Gobierno y Justicia
Víctor Manuel BRIZUELA
Ministro de la
Producción y el Empleo
Sergio CAMACHO
Ministro de
Educación
María Ester ALTUBE
Ministro de
Salud Pública
José Luis MEDRANO
Ministro de
Hacienda y Obras Públicas
Néstor Javier DAVID
Secretario
General de
Raúl Romeo MEDINA
Secretario de la
Gobernación de Seguridad
Gustavo Adolfo FERRARIS
Secretario de la
Gobernación de Turismo
Bernardo RACEDO ARAGÓN
INSTITUTO
GÜEMESIANO DE SALTA
(Creado
el 17-6-72. Decreto Nº 5042/1972)
I
CONSEJO
DIRECTIVO
(2005 – 2008)
Presidente
Ercilia NAVAMUEL
Vicepresidente
Jorge Virgilio NÚÑEZ
Secretario
General
Federico NÚÑEZ BURGOS
Tesorero
Graciela del Valle MUÑOZ
Vocales
Rodolfo Leandro PLAZA NAVAMUEL
Narciso Ángel FABBRONI
Félix Rodrigo BRAVO HERRERA
Darío WAYAR NÚÑEZ
Director de
Publicaciones
Rodolfo Leandro PLAZA NAVAMUEL
Subdirector de
Publicaciones
Federico NÚÑEZ BURGOS
El
Consejo Directivo del Instituto Güemesiano en su reunión del mes de julio de 2003 resolvió
instituir un Reglamento de Publicaciones. Solo se publicarán las disertaciones
y artículos inéditos vinculados a los objetivos del Instituto, el ambiente
socio cultural e histórico durante la gesta güemesiana; a la vida y obra del
general Martín Miguel de Güemes y de quienes lo acompañaron en la lucha por la
emancipación americana. Asimismo, el Consejo Directivo seleccionará el material a
publicarse, sin que ello libere a cada autor de su responsabilidad intelectual
y científica. La
extensión de los trabajos no debe superar las 25 páginas en papel A4, letra
Times New Roman, en cuerpo 11, escritos en procesador de texto Word 6.0 o
compatible. Los mismos se deberán entregar en tiempo y forma, y se acompañarán
en una copia impresa y en diskette o CD. Deben contener fuente documental y/o
bibliografía, citas y notas al pie de página, numerándoselas en el texto.
Nota: La sola presentación de los trabajos queda a exclusiva
consideración del Consejo Directivo y no obliga su publicación.
Nuestro Héroe Nacional, general don Martín Miguel de
Güemes, trasciende el tiempo y el espacio convirtiéndose en la historia misma
de la Argentina y de América durante la fragosa lucha por la Independencia. Su
ejemplo de integridad al servicio de la Patria es estudiado desde hace más de
tres décadas por el Instituto Güemesiano de Salta, que hoy, fruto de su
constante esfuerzo y continuando con la difusión de investigaciones científicas
y homenajes, presenta el Boletín Nº 31 correspondiente al período 2006, al que
consideramos de interés tanto para los investigadores como para los estudiantes
e interesados en general.
Calificados y noveles historiadores aportan sus trabajos
en estas páginas, planteándose una ardua tarea en la selección. Casi todas las
colaboraciones son inéditas y se encuadran en las disciplinas científicas. Se
incluyen asimismo las actividades, actos académicos, homenajes y la Ley 26.125 que declara a Güemes Héroe Nacional. En esta temática,
se despliega una rica
compilación de las diferentes disertaciones y discursos de sesiones públicas
del Instituto, iniciándose las exposiciones con “Propiedades y propietarios en
la época de Güemes”, de Víctor Fernández
Esteban; “Las revoluciones de mayo en Suramérica. Chuquisaca, jueves 25 de
mayo de 1809. Buenos Aires, viernes 25 de mayo de
También
se cuenta con diversas investigaciones y artículos, como el correspondiente a “El doctor
Victorino de la Plaza y sus raíces en el nacimiento de la Patria”, de Rodolfo
Plaza Navamuel y Rodolfo Leandro Plaza Navamuel; “Homenajes al general
Martín Miguel Güemes”, de Ercilia Navamuel; “Güemes. Etimología y heráldica”,
de Félix Rodrigo Bravo Herrera; “Cotagaita. Primera acción”, de José de Guardia de Ponté, y “Justo Juez
y escapulario de Güemes”, de Margarita
Isabel González. En la sección Notas y Discursos, se recuerda el “Sesenta
aniversario de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes”, de Mariano Coll Mónico, y “Frases del
general Martín Miguel de Güemes”, de una Selección
del Consejo Directivo y socios del Instituto. Para concluir la obra, se
incluye la “Memoria anual
Algunos
hechos y personajes fueron anteriormente tratados en diferentes textos por
otros especialistas, pero es necesario evocarlos “de tiempo en tiempo con el
fruto de nuevas investigaciones, evitando así el corrosivo olvido de sus gestas
seculares”, como decía un erudito estudioso.
La página web del Instituto dependiente de la Cámara de
Diputados de la Provincia, está en pleno funcionamiento y consta
con dominio propio: www.institutoguemesiano.gov.ar. Aún es una página con
muchas carencias, pero asumimos de rigor mejorarla día a día. Se le hicieron
durante
el año algunas actualizaciones e incorporaciones de nuevos artículos,
biografías y datos, añadiéndose también el presente Boletín. Es oportuno, pues,
invitar aquí a los güemesianos a colaborar en la web con sus producciones
historiográficas, para un mejor conocimiento de la gesta que ha dejado el surco
de una Patria Grande.
Salta, 1º de diciembre de 2006
Rodolfo Leandro Plaza Navamuel
Director de Publicaciones
ES LEY EL
PROYECTO QUE DECLARA
A GÜEMES HÉROE
NACIONAL
El 8 de agosto de 2006 en la web del
Senado de la Nación se informó, que: “En su sesión del miércoles último, la
Cámara de Diputados de la Nación le dio sanción definitiva al Proyecto de Ley
que declara héroe nacional a Martín Miguel de Güemes. Presentado por la salteña
Sonia Escudero en el Senado de la Nación en septiembre de 2004, obtuvo media
sanción el 10 de agosto del año pasado. Luego de un largo trámite, finalmente
la Cámara Baja nacional sancionó la ley que deberá promulgar el Ejecutivo y que
viene a dar un merecido reconocimiento al más importante héroe de Salta. La
iniciativa resalta que el caudillo del norte fue el único general argentino
muerto en acción de guerra; asimismo, destaca además de sus logros militares
durante la gesta de la independencia del continente americano, su fuerte
compromiso político y social. En los fundamentos del proyecto, Escudero señala
que “la historia no ha sido justa con el
General Martín Miguel Güemes, puesto que no ha sido sólo un héroe local sino
que fue un verdadero héroe nacional” al tiempo que remarcó que “gracias a su gesta heroica la Argentina
tiene la frontera que tiene, caso contrario posiblemente sería un país mucho
más reducido”. “La actividad militar
de Güemes - agregó - es bastante
conocida, por lo cual es preciso rescatar su aspecto como político y su
conocimiento y compromiso con la gente y con su pueblo”. Asimismo, indicó
que el líder gaucho “logró formar un
ejército con paisanos, con peones de las estancias, y transmitir esa mística de
la lucha por la tierra; en lo que fue, sin lugar a dudas un pionero”. “Sus primeros reconocimientos vinieron de la
mano del General San Martín, quien gracias a la acción de Güemes pudo liberar
Chile y Perú por la contención que el caudillo tenía con su guerra de
guerrillas, a las tropas realistas”, recordó la senadora Escudero. Además,
comentó que “esta condición de Güemes
como héroe nacional ha sido comprendida también por Gendarmería Nacional, que
lo ha designado su patrono y le ha dado su nombre a la Escuela de Gendarmería
Nacional”. Implica el reconocimiento de “una
personalidad tan importante no solamente desde el punto de vista militar, sino
también desde su condición política; por haber visualizado la necesidad de
inclusión social de todos los paisanos que habitaban el norte argentino”
indicó por último.
LEY 26.125
GÜEMES HÉROE
NACIONAL
Según
consta en el Boletín Oficial Nº 30.975 del 24 de agosto de 2006, el 22 del
mismo mes se promulgó la Ley Nº 26.125 que declara a Güemes Héroe Nacional. El
texto de la Ley expresa:
El
Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso (…),
sancionan con fuerza de Ley:
Artículo
1º- Declárase Héroe Nacional a Don Martín Miguel de Güemes, único general
argentino muerto en acción de guerra el 17 de Junio de 1821, en la histórica
epopeya de la emancipación del continente americano.
Artículo
2º- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Dada
en la Sala de sesiones del Congreso Argentino, en Buenos Aires, a los dos días
del mes de agosto del año dos mil seis.
Registrado
bajo el Nº 26.125
Alberto
Balestrini- José B Pampuro- Enrique Hidalgo- Juan H Estrada.
Decreto
Nº 1082/2006
Buenos
Aires, 22/8/2006
Por
tanto:
Téngase
por Ley de la Nación Nº 26.125 cúmplase, comuníquese, publíquese, dése a la
Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.
Kirchner-Alberto
A Fernández-Nilda Garré
o-o-o-o-o
· El 12 de noviembre de 2003 la Comisión
Permanente de Homenaje al Gral. Güemes “Guardia Bajo Las Estrellas” presidida
entonces por el Prof. José Fadel, solicitó al presidente de la Cámara de Diputados
de la Provincia de Salta, Dr. Santiago Godoy, y por su intermedio al Gobierno
de la Provincia, el reconocimiento del Gral. Güemes como Héroe Nacional. Esta
Comisión desarrolló, con ese propósito, una importante campaña a nivel nacional
a través de la cual obtuvo miles de firmas y numerosas adhesiones en apoyo a lo
solicitado. La Comisión, en una extensa fundamentación, expresaba que el
reconocimiento de la gigantesca obra de Güemes al proteger a las Provincias
Argentinas y asegurar la Independencia Nacional, sólo se logrará cuando por Ley
se decrete el Feriado Nacional que se merece y cuando su vida y obra sean
incluidas en la currícula y planes de estudio. La presentación no obtuvo
respuesta concreta hasta la fecha.
· En junio de 2005 se desarrolló en Salta
el Primer Congreso Argentino “Gral. Martín Miguel de Güemes, Héroe Nacional” en
el que historiadores de gran relevancia expusieron meritorios trabajos.
· El 11 de mayo de 2006 el Gobierno de la Provincia
de Salta dictó la Ley 7.389 mediante la cual se estableció la obligatoriedad de
insertar en el ángulo superior derecho de la papelería, como así también en
todo material impreso de uso oficial, la leyenda: “Gral. Martín Miguel de Güemes Héroe de la Nación Argentina” como
expresión distintiva del Estado Provincial (Boletín Güemesiano nº 77. Buenos Aires, 8 de setiembre
de 2006. Dirigido por la profesora María Cristina
Fernández).
22 de
agosto de 2006
Conferencia
pronunciada por la profesora Ercilia Navamuel el 23 de octubre de 2006, en el
acto de presentación de la “Ley Güemes Héroe Nacional”, efectuado conjuntamente
con la Secretaría de Cultura de la Provincia, en la Casa de
Ercilia NAVAMUEL
Hoy
festejamos un hecho máximo ¡la República Argentina se acordó de que existe el
prócer nacional, general Martín Miguel de Güemes al dictar la Ley Nº 26.125, el
2 de agosto del presente año!
La
salteñidad toda agradece la preocupación y empeño puesto para lograrlo, por
parte de los legisladores, especialmente los senadores Dr. Marcelo López Arias
y Dra. Sonia Escudero.
Aunque
dicha Ley no da especificaciones sobre su aplicación, ésta significa que en
todo el territorio nacional, debe honrarse al prócer como se lo merece y en las
currículas escolares debe haber un espacio para este tema. Para dicho efecto el
Senado de la Nación reeditó el libro M. M. Güemes del Lic. Luis Oscar
Colmenares, que será difundido a todas las bibliotecas y establecimientos
educativos de
Debe
aclararse que este legal reconocimiento a Güemes como Héroe Nacional, es el
resultado del fructífero accionar intelectual de todas las instituciones de la
historia dedicadas siempre a homenajear al prócer, como también del sentir
popular expresado en las agrupaciones gauchas y en todo el arte, literatura y
folclore regional, que no son mas que manifestaciones culturales del auténtico
sentimiento popular, heredado de los ancestros y que mantuvieron vivo el
recuerdo del pasado histórico.
Hay
quienes se preguntan porque debe dictarse una Ley para que sea reconocido
Güemes como Héroe Nacional. A lo que contesto que sí es necesario, por muchas
razones y entre ellas una histórica, ya que la guerra gaucha liderada por el
Gral. Güemes, se efectuó exclusivamente en el Norte, quedando el resto del
país, en ese momento y en el posterior devenir de los tiempos, al margen de lo
que aquí ocurría.
Además,
debe diferenciarse la memoria popular de lo que está documentado para actuar
oficialmente al respecto. Al organizarse constitucionalmente la República en
1853, el Congreso Nacional inició los homenajes a todos los próceres, como al
Gral. Belgrano, al Gral. San Martín e incluso al Gral. Güemes, ya que se iniciaron
los trámites para la construcción de su monumento, tanto en Salta como en
Buenos Aires, destinándose los fondos necesarios. Las complicaciones sociales,
políticas y económicas del siglo XX, hicieron olvidar estos pensamientos a
nivel nacional y por ello fue necesario dictar una Ley al respecto.
La
importancia del Gral. Güemes en la emancipación por la que sí debe ser
reconocido en todo el país, es por su fundamental participación en el plan de
libertad americana ideado por el Gral. San Martín, quién lo convocó para ello
al reconocer sus virtudes.
El
Gral. M. M. Güemes, se encargó de la defensa del Norte y de las avanzadas hacia
el Perú, para encerrar al enemigo entre dos frentes de guerra, debiendo
encontrarse los dos generales triunfantes en Lima.
De
tal manera que si Güemes no hubiera actuado en estas tierras, no se habrían
producido los triunfos de San Martín en Chile y Perú, y el ejército realista
habría avanzado hasta Buenos Aires, recuperando el poder para el Rey de España.
Así
de fundamental fue su participación en la independencia americana y argentina.
El Gral. Güemes con sus gauchos constituyeron una barrera insalvable, en la
guerra de recursos planificada, en la que jugó un papel importante el
conocimiento y adaptación al paisaje y la gran habilidad ecuestre.
Con
gran astucia conseguían engañar y sorprender con permanentes emboscadas al
enemigo, provocándoles el desabastecimiento y desgaste humano, de energías y
recursos.
Además
debe destacarse, que es el norte la única región que hizo frente a los gastos
de guerra en cuanto a recursos económicos, de armas y humanos, ya que las demás
provincias, desde Tucumán hacia el sur, estaban compenetradas en los conflictos
entre unitarios y federales, no dando importancia a lo que sucedía en Salta.
Al
Gral. Güemes se le debe reconocer y agradecer también su gran vocación
patriota, no solo en la guerra sino como gobernante y político, ya que al mismo
tiempo se preocupó por la unidad de la República, participando en los sucesivos
Congresos Nacionales en donde recomendaba una organización política con
división de poderes y un legislativo bicameral, reconociendo obediencia al
poder central constituido en Buenos Aires, a pesar de la ausencia de apoyo por
la gesta independista.
Indudablemente
que fue un Prócer Nacional, no solo porque muere en acción de guerra, sino por
todo su protagonismo tanto militar como político, fue en función del logro de
la PATRIA GRANDE unida pero con respeto a las autonomías provinciales.
Nos
dejó el ejemplo de gobernar para el bien común, mas allá de las ambiciones
personales, con una auténtica solidaridad patriótica y por eso en estas tierras
lo recordamos sin necesidad de leyes que nos lo ordenen. Pero las leyes si son
necesarias para extender este valor a todo el territorio nacional.
Los
generales Güemes, como San Martín y Belgrano, son los Padres de la Patria, que
lo dieron todo para lograr este objetivo, fueron militares y políticos, pero
por sobre todo patriotas no de escritorio ni de los que buscan su comodidad y
conveniencia particular, ya que Belgrano dirigió la Batalla de Tucumán desde
una camilla, San Martín enfermo no vaciló en cruzar los Andes y Güemes, sin
recursos económicos del estado, lo hizo todo por la Patria y murió por ella. No
estuvieron solos, todo un pueblo con iguales pensamientos los acompañó.
Cuanta
falta nos hacen hoy en día para vencer los egoísmos dañinos y mezquinos, que
hacen olvidar el objetivo supremo del bien común. Cuanta falta hace reforzar el
estudio de la historia en toda la República, para tomar conciencia y recordar
los buenos ejemplos del pasado y aprender a convivir.
DISCURSO
Discurso
pronunciado por la senadora nacional Sonia Escudero el 23 de octubre de 2006,
en el acto efectuado conjuntamente con la Secretaría de Cultura de la
Provincia, en la Casa de la Cultura, para celebrar la sanción de la Ley 26.125,
que reconoce al general Güemes como Héroe Nacional.
Sonia
ESCUDERO
Quiero
señalar que estoy muy feliz de participar en esta hermosa reunión en la que nos
hemos congregado para celebrar la sanción de la ley 26.125, que reconoce al
general Martín Miguel de Güemes como héroe nacional.
Yo
he sido el último eslabón de una cadena que –desde hace mucho tiempo-, ha
venido bregando por este reconocimiento. Mi participación en este proceso, que
concluyó con la sanción de la ley de marras, se inició a partir de una
resolución de la Cámara de Diputados de la Provincia, en virtud de la solicitud
que le hiciera llegar la Comisión de Homenaje Permanente al general Güemes,
donde se instaba a los legisladores nacionales ha adoptar las medidas
conducentes a ese fin.
Yo
tome ese compromiso para preparar el proyecto que finalmente se convirtiera en
ley, con la convicción de que la figura del héroe gaucho, tan cara al corazón
de los salteños que hasta el presente siguen venerando su memoria, no ha tenido
el debido reconocimiento de la historia en el nacimiento de la Patria y en la
Gesta Sanmartiniana de Liberación Latinoamericana.
El
proyecto presentado en septiembre del año 2004 en el H. Senado de la Nación,
fue oportunamente girado para estudio de la Comisión de Educación, Cultura,
Ciencia y Tecnología.
Con
posterioridad, recibí del Concejo Deliberante de Rosario de la Frontera una
solicitud del mismo tenor de la presentada por la Cámara de Diputados; como
también innumerables adhesiones manifestando beneplácito por la iniciativa, de
instituciones de estudios históricos y de fortines y agrupaciones gauchas,
llegando estas últimas a manifestar su intención de organizar una marcha
patriótica hacia la Capital Federal a fin de impulsar la aprobación del
proyecto.
El
trámite para lograr la sanción de la ley no fue fácil. El H. Senado de la
Nación, finalmente lo trató el 10 de agosto de 2005, aprobándolo sobre tablas,
toda vez que la comisión respectiva se mostrara renuente a emitir dictamen por
no contar con precedentes en ese sentido. Sin perjuicio de ello, la mayoría de
mis pares me acompañaron con su voto favorable, por compartir la inteligencia
de la medida y por entender que el general Güemes fue un verdadero paradigma de
las luchas populares.
A
su turno, el 2 de agosto de 2005, la H. Cámara de Diputados de la Nación aprobó
el proyecto que, finalmente, fue promulgado por el Poder Ejecutivo Nacional el
22 de agosto de 2006.
El
reconocimiento que hace la ley del general Güemes como héroe nacional no es
otra cosa que el cumplimiento de una vieja asignatura pendiente. Tiene, además,
un valor adicional: el de dejar sentado que fue el único general argentino
muerto en combate, en la histórica lucha por la emancipación del continente
americano, siendo partícipe de la estrategia sanmartiniana de liberación de
Argentina, Chile y Perú.
Si
bien el pedido que se me hiciera incluía el feriado, yo solamente tomé el
reconocimiento. Creo que el feriado es algo que vendrá con posterioridad.
Entiendo que primero debe hacerse el reconocimiento y el homenaje en las
escuelas para que los alumnos y las alumnas lo conozcan y rememoren su gesta.
En todo caso, los niños, niñas y adolescentes necesitan mas días de clase y el
feriado podrá venir después, como consecuencia del conocimiento de la
importancia de su gesta y la transmisión de valores en la formación de
Si
estamos celebrando este reconocimiento institucional de la valía de Güemes es
debido, sin duda a sus condiciones humanas que lo hicieron trascender más allá
de la muerte. Su bravura e inquebrantable voluntad superaron ampliamente los
afanes y desvelos a los que estuvo sometido. Basta señalar, por ejemplo, que
siendo un joven cadete le tocó participar activamente en la Reconquista y
Defensa de Buenos Aires contra las invasiones inglesas. Se le adjudica la
acción que culminó con la rendición y toma de la Fragata Justina, varada en el
río, al mando de un grupo de jinetes de Pueyrredón, montados con el agua al
cuello de los caballos. Allí fue Güemes, con cincuenta jinetes, haciendo rendir
el navío y capturando su bandera, que hoy se exhibe entre las obtenidas ese
glorioso día.
La
bonhomía de Güemes puede verse en gestos como los que tuvo con el Mariscal de
la Serna que, enviado especialmente desde España para intentar recuperar el
dominio del ex Virreynato, le propuso cambiar su espada por fabulosas riquezas
y títulos de nobleza. Este intento de soborno mereció de Güemes la siguiente
respuesta: “Decid a vuestro Virrey que Martín Güemes, rico y noble por su
nacimiento, ha sacrificado su fortuna al servicio de la Patria y que para él no
hay títulos mas gloriosos que el amor de sus soldados y la estima de sus conciudadanos”.
Güemes
no solo fue el guerrero de la Independencia que exigían los tiempos sino un
eminente político, un ciudadano conciente de la necesidad de la ley como
continuidad inmediata al esfuerzo militar de vencer en América al ocupante
español.
Escribiéndole
a Belgrano acerca de la demora del procesos de reorganización política de la
Nación, expresó: “No se qué hacen esos señores oradores que no nos dan ya la
Constitución que debe hacer la felicidad de nuestros pueblos y (así) sabremos
que somos algo y tendremos el punto céntrico de donde partan todas las
operaciones de gobierno”. Estas exhortaciones son innumerables a lo largo de la
vida de Güemes, el político, el estadista, el civilizador.
Nuestro
país y nuestra propia provincia merecen conocer en toda su plenitud y
complejidad humana la trayectoria de un militar que quería para su tierra y las
naciones que contribuyó a forjar, la más alta civilización política.
Honrar
a nuestros próceres es reconocernos en quienes somos, en quienes fuimos, es
hablar de identidad. Por eso podemos pensar que el reconocimiento de nuestros
padres de la patria, como héroes no es el resultado de la aparición
providencial de “hombres y mujeres elegidos por los dioses” que hacen brotar
ideas no soñadas en la mente del pueblo, en todo caso, podemos pensar en los
héroes y las heroínas como la culminación de un largo proceso de elaboración
popular. El héroe, la heroína, entonces, no es hijo o hija de los dioses: es
hijo o hija de su pueblo. Lo que le da una ancha base para que afirme su
voluntad es la circunstancia misma de su estirpe humana.
Este
ejemplo y esta herencia que nos dejara el general Güemes me hacen sentir
orgullosa como salteña y es la base del compromiso que tenemos con nuestro tiempo
y con las generaciones futuras de transmitir ese legado.
Nº
31
AÑO
2006
(PRESIDENCIA ERCILIA
NAVAMUEL)
HOMENAJES
DE
LA
ACADEMIA
GÜEMESIANA
El
Instituto Güemesiano de Salta adhirió a los actos organizados por la Agrupación
Tradicionalista Gauchos de Güemes en la Catedral Basílica. Misa y responso en
el Panteón de las Glorias del Norte, a cargo del P. Federico Prémoli. A las
19,30 realizó su sesión pública por el natalicio del general Güemes, en la sede
del Instituto Güemesiano.
La
apertura del acto estuvo a cargo de la profesora Ercilia Navamuel con palabras
sobre el significado de la fecha. Disertaron el escribano Víctor Fernández
Esteban sobre “Propiedades y propietarios en la época de Güemes” y el MPN
Alejandro Ubaldo Pojasi que habló sobre “Las
revoluciones de Mayo en Suramérica. Chuquisaca, jueves 25 de mayo de 1809.
Buenos Aires, viernes 25 de mayo de
PROPIEDADES Y PROPIETARIOS
EN LA ÉPOCA DE GÜEMES
I
Alguna vez me pregunté cómo hubiera sido vivir en un
tiempo que no era el propio. Quién hubiera podido tener esa posibilidad de estar
en otro tiempo sin que tenga la memoria del cual proviene. Así fue como
pensando desde este momento tuve la idea de pensar cómo, quiénes y a través de
qué forma alguien sabía que se había trasmitido la propiedad de una persona a
otra y que ese acto era cierto, que tenía la formalidades que decían las leyes
y que debían respetar los demás. El precepto de oponibilidad “erga omnes”, qué
difícil debe haber sido de cumplir en tiempo en que el tercero, el resto del
mundo era una inmensidad de difícil aprehensión.
Tengamos en cuenta que hacia 1775, diez
años antes que naciera Martín Miguel de Güemes la población en Salta era de
aproximadamente 11.500 personas incluyendo el espacio rural y urbano de acuerdo
a la cita de Mata de López sobre fuente de Larrouy. Pensemos en la posibilidad
económica de una población aislada de los centros de consumo y lejos de los dos
grandes puertos que eran fuente de ingreso de divisas. El Perú y Buenos Aires
quedaban a varias jornadas de distancia y quién fuera propietario de tierras
debían de ser encomendero o un gran administrador de sus haciendas para
sostenerse en el sistema colonial en una economía de carácter restringido.
Tener fortuna era una empresa difícil.
Las posibilidades pasaban por acceder a un cargo en la administración colonial,
recibir una merced de tierras y cultivar o criar ganado, sobre todo mular, o
tener una encomienda.
En particular y ciñéndonos a la figura de
Güemes, tenemos que el padre, don Gabriel, era un funcionario de la Corona, probo
y dedicado, como lo acreditan sus actuaciones y el comentario que sobre él se
encuentran en informes. Su fortuna personal no era de magnitud ni estaba fuera
de las posibilidades de su cargo. No hubo reclamos de deudas a su muerte y en
su testamento, citado por Atilio Cornejo, se puede leer que hizo en su casa una
cuidada administración, tal cual la realizó en las Cajas Reales.
Entre otros pasos por una escribanía, ya
que de eso se trata, fue nombrado para realizar la residencia, el juicio de
residencia del gobernador Andrés de Mestre, según lo acredita el escribano de
gobierno Juan Antonio Moro Díaz. Cita Cornejo que lo: “hizo con tanto acierto
que no solo no he tenido la menor queja contra los procedimientos en la
jurisdicción que ha ejercido, sino que oigo preconizar así a los residenciados
(Gobernador y Ministro de Justicia) como a todos los provincianos, el celo,
prudencia y desinterés con que ha distribuido la justicia...”. Luego el ex
gobernador le otorgará un poder para actuaciones varias. También el gobernador
Rafael de la Luz lo nombra Mandatario para que otorgue su testamento, que
finalmente cumple ante el escribano Isidoro Matorras 1807, al tiempo que su
hijo estaba en Buenos Aires.
En una nueva visita a la notaría
comparece donando y luego es Albacea de la señora Lorenza de la Cámara, consta
también en una escritura que realiza un préstamo sin interés a Miguel Vicente
de Sola y su esposa.
Compra un campo en El Piquete de San
Bernardo en el año de 1807, un poco antes de morir. Dicta por fin su testamento
al Escribano de su Majestad José Rodríguez, a fines de ese año, el 12 de
noviembre cuando manifiesta que se encuentra muy enfermo donde pide
expresamente que al morir sea vestido con “mi uniforme de mi empleo con cordón
y escapulario de la Orden Tercera de San Francisco...”.
II
En tanto Martín Miguel de Güemes vivió
con su familia en un inmueble propiedad de Josefa de Tejada ubicada en la calle
Caseros 762, en la que mucho tiempo después terminara siendo la casa donde
viviera Bernardo Frías, dice Atilio Conejo citando documentación facilitada por
el propio Frías.
Güemes vivió en las fincas El Paraíso y
El Bordo en Campo Santo y también en una chacra que adquirió por compraventa
pasada ante el escribano Félix Ignacio Molina, denominada “Chacra de Güemes o
El Carmen ubicada “... como a dos leguas de esta ciudad...” hacia el sud
El suegro del general, don Domingo Puch,
aunque español, dice Ojeda fue un “grande y sincero patriota” era propietario
de una casa ubicada en (hoy calle Ituzaingó 143 y de las estancias de Los
sauces y Arenal en Rosario de la Frontera, otra en El Tala y un terreno frente
al Tagarete. Carmen Puch se entera de la muerte de su esposo en Horcones y lo
sigue al más allá al año siguiente un 22 de febrero.
III
Siguiendo con las propiedades y
propietarios leemos en el Acta del 18 de noviembre de 1819: “En esta Hacienda
de Castañares, Campo de la Victoria de Salta...” Como el sitio indicado para la
reunión que convoca Güemes en su carácter de Gobernador Intendente de la
Provincia para la elección de candidatos a senadores.
Esta Casa de Castañares, que aún hoy
puede verse, a pesar del descuido del Estado para mantenerla y respetar, al
menos, la vista que pudiere tener despejada quien quiera visitarla. Está hacia
el Norte de la ciudad, en un sitio, que aparece en los primeros tiempos de la
colonia. En efecto formaba juntamente con la casa de Buena Vista una unidad
jurídica y productiva. Hoy también está en pie y en actividad gracias a la
labor del Ejército Argentino y que se puede apreciar desde el camino que corre
de Vaqueros a Lesser.
Castañares, cita Atilio Cornejo en el
invalorable libro, para los escribanos, “Contribución a la Historia de la
Propiedad Inmobiliaria de Salta en la Época Virreinal”: “La propiedad de Martín
de Castañares colinda así por el Oeste, con la de Agustín de Escobar
Castellanos, a la sazón su concuñado, teniendo un origen común, o sea de la
familia de ambos, Frías y Sandoval. Habiéndole correspondido anteriormente por
Merced a Pero Marcos en 1583. Sin entrar en el largo desarrollo de titulares
dominiales y por la aplicación de ley de la herencia terminará siendo del
coronel Pedro José Saravia padre de Apolinario Saravia de tan lúcida actuación
en la guerra de la Independencia. Casa que tuvo importante papel durante la
Batalla de Salta no solo por haber pasado allí la noche Belgrano preparando la
estrategia, sino por ser un punto de observación hacia el Campo de la Tablada,
donde esta se libraría el 20 de febrero de 1813.
Lugar emblemático fue para Güemes un punto de
encuentro y a la vez de reconocimiento de la labor política que se debía
desarrollar en su mandato de gobernador. Lugar también que lo llevaría por la
quebrada hacia La Lagunilla, propiedad colindante con Las Higuerillas, donde
encontraría su reposo final.
IV
Estas propiedades aparecen con títulos
otorgados a través de Mercedes en los inicios de la Salta recién fundada por el
licenciado en derecho don Hernando de Lerma, natural de Sanlúcar de Alpechin, a
unos veinte kilómetros de Sevilla, de quién hoy pocos se dice y alguna vez
habría que decir algo, pero estamos sobre las propiedades y no sobre los
fundadores.
La Lagunilla, en sus comienzos perteneció
a la familia de Escobar Castellanos, que antes nombráramos y que con el tiempo
diera lugar al sitio conocido hoy como Castellanos.
Decíamos de Castellanos al que la ley de
la herencia y luego de muchos años le suceden sus herederos que luego de
satisfacer ellos el funeral y deudas y demás demandas y en razón de hallarse
enteradas las partes y todo lo que dicen las piezas judiciales, lo que nos
interesa que quedan las estancias La Quesera, Pampa Grande o Las Higuerillas y
Los Papagallos que se adjudican a Francisca de Velasco.
Tengamos presente lo señalado por Cornejo
al referirse a la testamentaria de Francisca, Juan Victorino Martínez de Tineo
y María Felipa Tineo “...que le consta que en la partición de bienes de sus
autores, al dividir las Haciendas de Castañares y Buena Vista, que antes eran
una sola...”. Hacia el Sud de Castañares estaba la finca de Tres Cerritos, que
también formaba parte de la gran propiedad, lo traigo a colación al detalle
porque el Ortiz, que la adquirió de Saravia tenía como lindero a Don Otto Klix,
bisabuelo del escribano Klix Cornejo.
V
Otro punto a considerar que debe destacarse
en cuanto a propietarios y propiedades son las de titularidad de los Fernández
Cornejo en Campo Santo, El Bordo, Las Lanzas y otras. Bástenos recordar que una
de las primeras acciones bélicas de Güemes en territorio salteño tiene lugar en
lo que hoy se conoce como Estancia el Rey, el parque nacional, que antes se
denominaba Estancia Nueva, en el río del valle, teniendo por origen dominial
una merced real que sumaba la propiedad de Cuesta Nueva, propiedad de Antonino
Fernández Cornejo. A su vez por un pleito sobre tierras, nos enteramos de las
invernadas de mulas en tierras de Cobos, lugar que conocí personalmente hace
muchos años y que guardo un grato recuerdo por haberlo recorrido con mi abuelo
Manuel. Y como la historia tiene demasiadas casualidades el propietario a los
tiempos de Güemes, que estamos tratando, se llamaba Manuel Fernández, pero sin
tener este escribano nada que ver, más que compartir un apellido tan frecuente
entonces como ahora.
El Bordo perteneció a la madre del
general, la heredó su hermano Napoleón y éste la vendió a Antonio Figueroa.
Dicha estancia en sus comienzos formó parte de la llamada San Lorenzo de Las
Lanzas. En tanto que San Ignacio situada en El Bordo de Las Lanzas fue de
propiedad de Fernández Cornejo que se la vendió a José Güemes. Y la finca El
Sauce, antes llamada El Paraíso, fue de Gabriel de Güemes y Magdalena de
Goyechea y de la Corte y a la muerte de estos, los herederos la venden a
Robustiano y Domingo Patrón. La hacienda abarcaba Las Lanzas y toda la estancia
El Paraíso y una de las fracciones de El Sauce a su vez fue fraccionada en una
finca llamada El Totoral, que también pude recorrer existiendo en ella una
singular devoción de los pescadores que se aventuran en el Río Mojotoro que
consiste en dejar en una calavera un convite de coca o cigarro para poder estar
a salvo, se dice que quienes no saludan y dejan sus respetos son perseguidos
después como si hubieran faltado al saludo de todo hombre de bien.
LAS REVOLUCIONES DE MAYO EN
SURAMÉRICA
CHUQUISACA, JUEVES 25 DE
MAYO DE 1809
BUENOS AIRES, VIERNES 25 DE MAYO DE 1810
Alejandro
Ubaldo POJASI ·
Dedicado
A
los miembros y amigos de la Sociedad de Mayo de Salta,
con
quienes iniciamos hace mas de tres años esta inquietud cultural.
A
la Sociedad de Geografía e Historia por
que
conformamos Sucre, Tarija, Tupiza, Jujuy, Salta y Tucumán.
Y a quienes aún creen en la nación suramericana inconclusa. Nuestra Patria Vieja
“El patriotismo es un sentimiento natural
pero el
ser patriota es una virtud ”.
Dr. Bernardo de Monteagudo, 1811
La
convocatoria al compromiso del presente día 8 de febrero, natalicio de don
Martín Miguel de Güemes acaecido en esta Intendencia el año 1785, por
invitación del Instituto Güemesiano de Salta, expresa en mis palabras el
análisis y admiración de nuestra Sociedad de Mayo a tan cabal Hombre de Armas.
Aquí se detalla los sucesos recurrentes que precedieron, motivaron y destacaron
el pensamiento y la acción de los episodios mas importantes anteriores a la
Guerra por la Independencia: período 1809 – 1825, en defensa de estructurar una
única Nación Suramericana. Ello manifestado legítimamente en el Pensamiento y
la Acción de los hombres y mujeres que estuvieron relacionados al 25 de Mayo de
1809 en Chuquisaca (Alto Perú), la Junta Tuitiva de la ciudad de La Paz (Alto
Perú) y un año después al 25 de Mayo de 1810 en Buenos Aires; originando
movimientos ideológicos libertarios y fastos guerreros en el norte saltojujeño
y altoperuano como fueron las campañas sucesivas de los ejércitos auxiliares,
la inicial gesta Belgraniana con sus victorias y derrotas, la presencia militar
del general José de San Martín y la posterior de ”la Tierra en Armas”,
conducida por el propio general Güemes para consolidar la Independencia de “las
Provincias Unidas del Sud” en Tucumán aquel ínclito día 9 de julio del año
1816. La presente y breve ponencia tiene estricto ánimo de aporte histórico.
●
Debo
aclarar con honestidad intelectual que el presente trabajo investigativo tuvo su
origen en otro ya celebrado hace un tiempo atrás y es el aporte sustancial del
presente.
Previo
al inicio de esta ponencia y sobre la “estricta cuestión historiográfica”
indica sobre su concepto Emilio P. Corbiëre en el año 1937 que (...) “La historia no es una
crónica de hechos convencionales expresados para contentar espíritus simples o
interesados en el significado de estos hechos, sino, la reseña de los
verdaderos sucesos de una época, en los que sus hombres deben aparecer con
errores, equívocos y virtudes, situación no siempre frecuente, pues escritores
y ensayistas temen herir con la verdad susceptibilidades de sus contemporáneos”. La exposición de
hoy no contempla esos intereses, pues estos hombres examinados con la mención
de sus actos, entiendo que no difieren en defectos y ambiciones de los que
convivimos el momento actual y fueron como nosotros, también hijos de otros
hombres.
Asimismo
manifiesto que entiendo la Historia de manera legitimada y verídica hasta donde
los documentos y tradiciones de su tiempo lo permiten; rescatando
en esta investigación de modo singular y puntual, sólo crónicas de
historiadores altoperuanos (bolivianos) por ser locales en este especial
escenario geográfico hasta finalizado el año 1809. Estos testigos son esencialmente los que mejor ilustran el juicio de la
posterioridad pues lo malo y lo bueno de aquella época y aquel sitio no siempre
es malo y bueno para la conciencia universal de todos los tiempos. Además Ella,
la Historia, está siempre inconclusa, ya que el presente deja de serlo
inmediatamente y se convierte en tiempo pretérito.
<
La
lectura de los sucesos que analizaremos a continuación exige que los relacionen
de modo hemisférico, continental, porque el desarrollo de los
hechos que encausan a los Dos Veinticinco de Mayo incipientes; Chuquisaca de
1809 y Buenos Aires de 1810 son de trascendencia continental.
Sabemos
que sobre el filo del año 1500 nuestra América del Sur es explorada y conquistada
por españoles y portugueses en forma más o menos simultánea y continua. Pero a
tener en cuenta es básicamente el nacimiento de tres ciudades ejes: Lima, enero de 1535, tres años más tarde en 1538 Villa
La Plata y la creación del Virreinato
del Perú (1544). Buenos Aires se
fundaba en junio de 1580, la gobernación del Río de la Plata en 1617 y el
virreinato se conformaba en el año 1776. Lima y Buenos Aires nacen antagónicas
y dispuestas en los márgenes de los dos océanos: Pacífico y Atlántico, aunque
como punto intermedio necesario de esta relación aparece la acterizada Villa La
Plata y a medida que transcurre el tiempo, un sinnúmero de ciudades que se
comunicaban entre si de acuerdo a las corrientes colonizadoras a las que
pertenecieran. Porque para poder dilucidar esta cuestión esencial del año 1809
es necesario entender que la citada “Peruanidad” precede de toda la riqueza
incásica cultural y metalífera estando dividida en dos fracciones: el norte
limeño del Bajo Perú y la del Alto Perú cuyos centros fueron desde 1545 la
Villa Imperial de Potosí y propiamente esta Villa La Plata. Urbe importante
para conocer la historia altoperuana y boliviana ya que fundada por Pedro
Anzúrez de Campo Redondo se la sindicará en la posteridad como “la de los cuatro
nombres”. Fue rebautizada como Charcas porque allí residía la Real Audiencia
desde 1559 entidad Administrativa y de Justicia de todo el virreinato.
Posteriormente se denominó Chuquisaca donde se emplaza la Universidad Jesuita
de San Francisco Xavier desde 1624 (27 de marzo) claustros que guardaban igual
titulo, grado y privilegio que la Universidad Española de Salamanca. Y hoy en
tiempos de su república es reconocida como Sucre, en honor al mariscal de
Ayacucho José Antonio de Sucre. Sobre esta composición de nombres señala el
escritor Enrique Baldivieso (...) “que son cuatro hitos que marcan la trayectoria
del alma de la raza; cuatro escudos que prolongan en el tiempo y en el espacio
el alto linaje de la patria, épica cuadriga a cuyo paso insurge todo un continente”.
Imaginarnos
como progresaba la vida colonial en las distintas poblaciones durante casi 300
años no cuesta tanto; el lejano ideario del rey, pueblos convertidos en
ciudades con la monotonía de las instituciones coloquiales creadas, largas
distancias, los puertos con un fuerte comercio y contrabando, todos los signos
de esclavitud presentes, las familias acomodadas y decentes con la preocupación
del destino y futuro respecto a sus hijos... que íntimamente sintiéndose más
criollos que españoles al alcanzar la edad establecida concurrieran a la
universidad para graduarse de bachilleres, licenciados, maestros y doctores en
las facultades que cursasen. Entre la región del cerro Rico de Potosí que se
levantaba imponente frente a la Casa de la Moneda, con cientos de socavones,
minas aledañas explotadas por miles de esclavos y la Universidad Mayor Real y
Pontificia de Chuquisaca existe 70 kms. de distancia, y hago esta referencia,
porque ninguna persona decente o buen cristiano podía permanecer indiferente
ante aquella realidad, sitiales donde estuvo instalada la práctica de todos los
signos de esclavitud y muerte hasta el “pongueaje” o “pongo” estado último de
las personas convertidas en cosas, pero que parecía que desde adentro de las
aulas académicas se las veía más clara y lacerante. Pero para la pléyade de
patriotas que incursionaron en sus recintos empezaba a quedar lejano el tiempo,
casi romántico, del estudio en profundo silencio y de largas meditaciones, el
antiguo rito universitario de los egresados quedaba muy atrás. Ya nada iba a
ser igual. Y aquí quiero detenerme. Porque es necesario expresarles, cómo esta
Universidad y Academia Carolina (forense) llegaron a adquirir renombre y
prestigio, ya que los estudios de derecho cobraron singular importancia también
en Europa. Al respecto apunta el doctor Heberto Piñeyro: (…)” Los grados de
licenciados eran entregados en la catedral por el arzobispo como cancelario o
quien lo reemplazaba en esa responsabilidad. La graduación de los doctores se
hacia con más solemnidad, con asistencia de todos los demás profesionales y
numeroso publico. El padrino solicitaba para su ahijado el grado con una
alocución en latín breve y elegante. El rector le tomaba el juramento que lo
hacia de rodillas y con las manos puestas sobre un misal. El juramento incluía
el compromiso de defender el dogma de que la Virgen María fue concebida sin el
pecado original. El arzobispo a su vez, le colocaba el bonete con la borla del
color correspondiente a su facultad y le decía que con la autoridad delegada
que tenía del Sumo Pontífice y del Rey, le otorgaba el titulo de doctor. A
continuación el graduante se arrodillaba delante de su padrino y este le daba
un beso en una de las mejillas en señal de paz y fraternidad, quien colocaba un
anillo en el índice de la mano izquierda como insignia de su grado y
obsequiándole a continuación un libro como símbolo del saber. Hasta el año 1869
todos los doctores antiguos hacían un paseo a caballo por las principales
calles de la ciudad con el estandarte y otras insignias de la Universidad, al
que acompañaba el recién recibido al final de la cabalgata entre el decano y su
padrino.
Igual
mística corría para los albores de la Real Audiencia que se había iniciado el
12 de junio de 1559 por cédula Real dictada en Valladolid y cuyo primer
presidente fue el Dr. Pedro Ramírez de Quiñones. Este hecho estaba considerado
como un verdadero hito del que arranca la relevancia que adquiere la Villa La
Plata o Charcas. El funcionamiento de este celebre tribunal administrativo y de
justicia dio lugar a sus sesiones, con la asistencia de los Oidores, se
cumpliera una serie de rituales y ceremonias que se utilizaba aparejado con el
alto lenguaje y el lujoso atuendo de los concurrentes. El escritor tupizeño
Jaime de Mendoza sobre esto dice (...) “que a la broncínea armadura del guerrero, al
burdo sayal del fraile, al traje violáceo del obispo, añadióse la toga del
oidor”.
En
esta América avecindada a nadie escapaba sobre el año 1809 de cinco
acontecimientos mundiales: el suceso de la Revolución Norteamericana (1776), el
señero levantamiento americanista de Túpac Amaru (1780), la posterior
insurrección Francesa (1789), la revolución industrial inglesa y la insurgencia
de las Juntas en el suelo ibérico (1808), aunque asimilada en estas geografías
de distintas maneras. Estos hechos serían
desde mi estudio las legítimas bases de las Revoluciones Suramericanas. Indica
Roberto Querejazu Calvo (...) “que para las poblaciones del Pacifico estaban más
avanzada desde siempre la bandera de la rebeldía aunque sin escribir en ella el
programa de la finalidad”. Referido esto sin duda, a las permanentes insurrecciones a partir de
la primera registrada como grito libertario aquella del 15 de mayo de 1617 con
el criollo don Alonso de Ibáñez. El temible levantamiento en el virreinato del
Perú de José Gabriel Condorcanqui o Tupam Amaru, “resplandeciente culebra”.
Cacique de Tungasuca. Descendiente de los Incas y educado en el Colegio San
Bernardo del Cuzco que movido por las injusticias y los abusos de los
corregidores ibéricos encabezó la gran sublevación como se citó antes
(1780-1781) llegando a sitiar el propio Cuzco. Derrotado en abril de 1781 su
lengua fue cortada y su cuerpo descuartizado por cuatro caballos siendo
quebrantados sus miembros. En el virreinato del Río de la Plata las
sublevaciones la encabezaron Julián Apaza en la Paz y las de los hermanos
Tomás, Dámaso y Nicolás Katari de la región de los Chichas en Potosí.
Como consecuencia entonces de
estos y otros sucesos, los norteamericanos y franceses, renació un “movimiento
espiritual en Europa” pues las nuevas doctrinas sobre el poder de los reyes, la
soberanía e igualdad del ciudadano, los nacientes derechos del hombre, la
distribución de la riqueza publica, se fueron difundiendo entre las sociedades
europeas y atravesando el océano a la americana; creando en la conciencia de
las gentes y los pueblos una distinta manera de apreciar absolutamente “esta
realidad o cambio” frente a lo que antes había parecido una cosa definitiva y
perfecta. Los hombres de estudio, escritores y filósofos fueron publicando
críticas al “gobierno absoluto” hasta estructurar el pensamiento del poder del
pueblo y todo lo que nacía de él, teniendo como puntos salientes la igualdad,
la prerrogativa de pedir cuentas a los gobiernos, los derechos y obligaciones,
la exigencia de clases privilegiadas como la nobleza que gastaba las
contribuciones. También se propició que la agricultura sería la actividad
preferida porque era la que más beneficiaba a todos. Estas ideas nuevas eran
entusiasmadamente difundidas por los intelectuales de aquel tiempo, siendo
mejor recibidas en las regiones donde existía mayor esclavitud puesto que la
diferencia del Alto Perú y el desarrollo de la vida en otra faz de la colonia
distaba demasiado a la situación de Buenos Aires, Córdoba, la propia Lima o aún
nuestra Salta; era más triste e injusta. Frente a esta coyuntura los reyes
europeos resolvieron defenderse a fin de conservar gobiernos y privilegios
militarizando las fronteras y suscribiendo un protocolo para protegerse
fundando así lo que se denominó la Santa Alianza.
En este marco, a las principales
urbes de Suramérica continuó llegando por distintos puertos las noticias de las
circunstancias políticas endebles del reino de España: así se supo del avance
napoleónico en casi toda Europa, la ocupación de algunas ciudades por parte del
ejercito francés con el pretexto de castigar a Portugal por violación del
bloqueo comercial contra Inglaterra, las juntas populares tras la represión y
fusilamientos del 2 de mayo de 1808 y la gran resistencia hispánica desplegada.
También cundió la incomprensible querella entre la familia real española de
Carlos V contra su hijo Fernando VII que culminó con la abdicación de ambos y
la coronación de José Bonaparte como monarca. Aunque la princesa Carlota
Joaquina de Borbón, esposa del hijo del rey de Portugal, hizo de su parte todo
lo posible porque las colonias reconocieran también su soberanía. Europa y
particularmente el reino español vivían una situación caótica, la guerra era
atroz y heroica, y todos los pueblos se habían levantado contra el usurpador,
el estado de desatención era total hacia sus colonias, sin recursos y
anarquizada las ideas, la revolución separatista estaba nutrida de predicas
nobles de diferente cuño hasta para constituir una nueva nación.
Así no tardaron en arribar a las
capitales portuarias “representantes comprometidos” con las
distintas expresiones reales, llegaron “fernandistas”, “carlistas” y
“carlotistas” sin olvidar los leales al monarca francés apropiado del trono,
iniciándose un juego turbulento de divisiones también para el naciente
movimiento libertario americano, o correctamente suramericano. Bajo esta
delicada circunstancia llega el 19 de agosto de
Cuatro
días después del 23 de agosto de 1808 se entrevistó con el virrey Liniers, pero
dábase cuenta de la situación adversa que transitaba por lo que esperó un
tiempo y optó por otra salida, la de las “tierras altas”. De Buenos Aires se
trasladó a Chuquisaca llegando a fines de febrero de 1809. Y continúa Díaz
Villamil (...) “que el arzobispo
Benito María de Moxó y Fráncoli, que ya tenían noticias de su llegada, lanzó
una pastoral invitando a los feligreses a recibir con demostración de júbilo al
enviado. La recepción fue pomposa hasta con la colaboración del presidente de
la Audiencia de Charcas don Ramón García León y Pizarro –el mismo que fundará
Orán en el chacosalteño en agosto de 1794-. Reunidos con asiduidad los tres
personajes de manera secreta primera y luego pública, Goyeneche complicó de
sobremanera a todos, consiguiéndoles el mote político de “carlotistas”, pues la
postura política era anexar “temporalmente” estos extensos y ricos territorios
al reinado portugués hasta que se dilucide quien legítimamente era heredero del
trono español. Pero poco tiempo pasó hasta que hallara resistencia entre
funcionarios y los Oidores, principalmente de Joaquín Boeto presidente de la
Academia Carolina. Circunstancialmente éste increpó con dureza al llegado
expresando su descontento”. Prosiguiendo el referido historiador, “que estos incidentes provocados por el conspirador
Goyeneche fueron conocidos por todo el pueblo de Chuquisaca. Decanos y
universitarios se pusieron inmediatamente del lado de los oidores de la
Audiencia. Las gentes aún resistía la cultura de siglos a favor del rey
acostumbrada a obedecer y considerarlo dueño de sus destinos, por ello ahora
preso y víctima reaccionó a favor de los instigados. Se distinguían los oidores
Uzón, Ballesteros, los hermanos Jaime y Manuel Zudáñez y José Manuel Mercado
quienes hallaron la ocasión para predicar sus ideas libertarias. Lo que se
inició en tempranas horas con vivas al rey Fernando VII terminó horas después
en un movimiento social y político que clamaba por la independencia de estas
colonias, influenciado por el sector patriota que se había esparcido entre la
sociedad. El descontento era creciente y en la tarde del día Jueves 25 de mayo
de 1809, el presidente de la Audiencia resolvió reprimir tal propaganda,
ordenando apresar a los revoltosos, muy especialmente a los doctores Zudáñez.
Llegada la guardia a casa de estos se encontraba sólo Jaime Zudañez, quien
preso al ser conducido por las calles gritaba expresándose en contra de la
princesa Carlota promoviendo aún mas al vecindario hasta que la muchedumbre
acompañó al reo resistiendo las órdenes de las milicias; de pronto algunos
vecinos tocaron arrebato en los campanarios y encendieron hogueras clamando
libertad para los oidores de la Audiencia” culmina el mencionado escritor.
Evidentemente Pizarro no sospechaba que su orden iba a causar tanta adversidad
y movilización por lo que dispuso que los pocos soldados que tenía amedrentaran
y dispersaran a la gente, equivocándose nuevamente, pues el pueblo permaneció
hostil y luego armados atacaron el Palacio de la Audiencia tomando preso al
Presidente; se vivían horas históricas y decisivas. El pueblo chuquisaqueño
permaneció rebelde hasta el día siguiente. Siendo uno de los hombres más
confiables el coronel José Antonio Alvarez de Arenales. Sobre esta
circunstancia el presidente de la Academia Boliviana de Historia Valentín
Abecia Valdivieso transcribe (...) “que
los principales autores del movimiento resolvieron darle la trascendencia que
necesitaba. Y dispuestos a propagar la rebelión así decidida se lanzaron como
apóstoles de las nuevas ideas y libertad a las principales ciudades de la
Audiencia. Marcharon con destino a la Paz los doctores Mariano Michel y José
Manuel Mercado, a Cochabamba Alzérreca y Juan María Pulido, a Potosí y Tupiza
marchó Bernardo de Monteagudo, hacia Santa Cruz Joaquín Lemoine y a Buenos
Aires el doctor Mariano Moreno, la obra estaba iniciada sólo faltaba que
hombres más resueltos le dieron su sangre para hacerla sagrada y digna del
triunfo”.
Cada instante que transcurría se
acrecentaba el ideario libertario en el Virreinato del Perú y del Río de la
Plata, comarcas, pueblos y urbes enteras se preguntaban: ¿A dónde conduciría la libertad?. La ciudad de la Paz el
histórico día 16 de Julio de 1809 daba la respuesta, que ya desde el pasado
como región del Tawantinsuyu incásico había dado reiterados ejemplos de
rebelión e insolencia contra la corona española. Acababa de fracasar el Jueves
Santo, el día 30 de marzo de ese mismo año otro levantamiento desterrándose a
varios conjurados. Pero al fin un grupo de criollos en los que se distinguían
Pedro Domingo Murillo, el cura de Sicasica Doctor José Antonio Medina, Basilio
Catacora, Buenaventura Bueno, Gregorio Lanza, Monje Pedro Indaburu y varios más
resolvieron lanzarse a la revuelta del día 16 de julio en que se celebraba la
tradicional fiesta y procesión de la Virgen del Carmen. Realizaron su última
sesión el día 15 en casa del patriota Murillo, y al día siguiente - 16 de julio
-, al atardecer, esperaron en la casa de Mariano Graneros que estaba próxima a
la plaza de armas ya que la guarnición escoltaba la fiesta religiosa.
Ingresaron al cuartel sorprendiendo a los centinelas tomando armas y pólvora y
haciendo rendir a todos. Otros conjurados posesionados en los campanarios
tocaron arrebato siendo esa la señal de insurrección que esperaban sectores del
pueblo. El gobernador Tadeo Dávila quiso sofocar el movimiento pero fue hecho
prisionero y encerrado en el cuartel. Enseguida la multitud reclamó la apertura
y sesión del Cabildo para ser reconocidos. Se nombró como nuevos representantes
a los doctores Lanza, Catacora y Juan Bautista Sagámaga. Seguidamente se
decretó la destitución del gobernador Dávila del obispo Remigio de la Santa y
Ortega y de todas las autoridades realistas y anuló la deuda del pueblo con el
tesoro real quemándose en la plaza todos los documentos que las acreditaba.
El día 24 de julio se organizó la
Junta Tuitiva del gobierno de la ciudad compuesta de quince miembros bajo la
Presidencia del propio Pedro Domingo Murillo, el cual fue a la vez Jefe de
Armas y de Pedro de Indaburu su segundo comandante. Tres días después lanzaba
la famosa proclama que se envió a todas las ciudades: “Hasta aquí hemos tolerada una especie de destierro en
el seno mismo de nuestra
Patria, hemos visto con indiferencia por más de tres siglos sometida nuestra
primitiva libertad de despotismo y tiranía de un usurpador injusto, que
degradándonos de la especie humana, nos ha mirado como esclavos ya es tiempo de
levantar el estandarte de la libertad final en estas desgraciadas colonias
adquiridas sin el menor título y conservadas con la mayor injusticia y tiranía”.
Al respecto apunta el
investigador paceño Floren Sanabria (...) “el reto, proclamado así y llevado a cabo con tanta
audacia, era enérgico y terminante; sus autores resueltos al sacrificio se
prepararon para defender sus ideas con las armas en la mano”.
A la noticia de la revolución del
16 de julio, vino José Manuel de Goyeneche del Bajo Perú con un gran ejército
de 5.000 hombres. Los patriotas se dispusieron a su lucha, pero muy mal armados
(no llegaban a 800 fusiles y 11 cañones casi inservibles). Fue clausurada la
Junta Tuitiva y se dejó como Jefe Supremo a Murillo. Pero las filas rebeldes
sufrieron defecciones y traiciones, la más grave de manos del propio Pedro
Indaburu que hizo estragos en la ciudad cuando quedó bajo su mando hasta que
fue muerto. Los patriotas fueron derrotados sucesivamente y hasta el final.
Cayeron estrepitosamente en Irupana, el realista Domingo Tristán triunfó en
Chicaloma capturando bastante de las milicias patriotas que fueron fusilados en
el acto entre ellos sus jefes Fermín Castro y Victorio Lanza. Siendo así
doblegados en todos los cantones defensivos y en todos los frentes. Capturados
los principales revolucionarios se quiso esgrimir un salvaje escarmiento y
fueron condenados a la horca el día 29 de enero del año 1810 los patriotas:
Pedro Domingo Murillo, Basilio Catacora, Buenaventura Bueno, Melchor Jiménez,
Mariano Graneros, Juan Antonio Figueroa, Apolinar Jaén, Gregorio Lanza y Juan
Bautista Sagárnaga. La lúgubre ceremonia se realizó en medio de un gran aparato
militar. Murillo pidió subir
primero al patíbulo, se irguió sereno y altivo lanzando la profecía: “¡Yo
muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar!” y seguidamente, fueron rindiendo
la vida sus compañeros. Este último acto cristiano estuvo bajo la mira de un
sacerdote patriota que prontamente levantaría la bandera de la libertad meses
después con el pueblo de Cochabamba, don Juan Bautista Oquendo.
A fin de terminar esta idea y
sacar una conclusión de los hechos, quisiera tomar palabras de un salteño que
conoció profundamente la historia desde una concepción regional, cita Atilio
Cornejo (...) “que miramos a
veces, a la distancia, los acontecimientos y los hechos históricos con enfoque
del presente, olvidando el pasado mismo que pretendemos estudiar. Y es así, que
Chuquisaca y La Paz, aparecen como algo lejano del 25 de Mayo de 1810 y hasta
extraño a tan magno pronunciamiento, sin reparar lo que éramos en esa época, y
por ende, que Chuquisaca y La Paz integraron el Virreinato del Río de la Plata,
uniéndonos, en consecuencia, vínculos que después el proceso histórico quiso
desatar para formar nuevas entidades políticas”.
Consecuentemente los hechos
históricos deben estudiarse a través de las ideas que los impulsaron, las que
se formaron, evolucionaron y maduraron, previamente, en concordancia con otras
ideas y acontecimientos. En los fenómenos complejos como son éstos los políticos
y sociales no hay causas exclusivas como he señalado antes. La gestación de la
idea revolucionaria en América obedeció a estas directrices.
Quisiera proporcionar detalles de
algunos de los egresados en los 370 años de las aulas de Chuquisaca, destacados
por su preparación y un innato sentimiento de rebeldía: Mariano Moreno, Juan
José Castelli, Juan José Paso; Diputados – Secretarios de la Junta Provisoria
de 1810-, Bernardo de Monteagudo, José Domingo Frías, Francisco Xavier
Troncoso, Benito González de Rivadavia –padre del presidente Bernardino
Rivadavia-, José Antonio Arias Hidalgo, Anastasio de Isasmendi, José Antonio
Arias Rengel (quien se doctorara el 24 de mayo de 1780), Mariano Michel, José
Manuel Mercado, José Mariano Serrano (quien fue diputado por Charcas en Tucumán
en 1816 y secretario de Narciso Laprida y luego redactor de la Constitución de
la Republica Bolivariana en 1825), Pedro Ignacio Rivera (diputado por Mizque en
Tucumán, año 1816), Severo Feliciano Malavia (Diputado por Charcas en Tucumán,
año 1816), Mariano Sánchez de Loria (Diputado por Charcas en Tucumán, año
1816), Pedro Buenaventura Carrasco. También Antonio Sáenz (diputado por Buenos
Aires, año 1816), José Andrés Pacheco de Melo (Diputado por Chichas –Tupiza-,
año 1816), Felipe Antonio de Iriarte, Esteban Agustín Gascón (Diputado por
Buenos Aires, año 1816), Tomás Manuel de Anchorena (Diputado por Buenos Aires,
año 1816), Pedro Medrano (Diputado por Buenos Aires, año 1816), Mariano Joaquín
Boedo (Diputado por Salta y Vice-Pdte. del Congreso de Tucumán), José Ignacio
Gorriti (Diputado por Salta, año 1816), José Daguerreyra (Diputado por Buenos
Aires, año 1816), Pedro Miguel Aráoz (Diputado por la Capital de Tucumán) y
Teodoro Sánchez de Bustamante (diputado por la Ciudad y territorio de Jujuy,
año 1816).
Luego de lo acontecido en la
ciudad de La Paz que prosiguió con las horrorosas ejecuciones causó honda
polémica y rivalidad en toda conversación y tertulia social de la región
rioplatense. Ámbito donde ya instalados Moreno, Castelli, Paso, Rodríguez Peña
y decenas de egresados de los claustros de la Universidad San Francisco Xavier
hicieran correr versiones de toda especie sobre la revolución paceña, sea en los
cafés, tabernas o fondas, especie de juntas porteñas donde se hablaba en voz
alta de dar su merecido a Cisneros, el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, por
la orden dada a Goyeneche; entendida así, de dar muerte a Murillo y los
juramentados insurrectos. Se hablaba de “ahorcarlo en media plaza” y de
efectuar el cambio de gobierno que los criollos incitaban.
Un sentimiento de honda simpatía,
de protesta y a la vez de venganza se genera en Buenos Aires y se extiende
despaciosamente sobre el resto de las provincias que se entristecen ante el
informe sobre la “provincia paceña” que ha caído bajo el azote de José Manuel
de Goyeneche y las indicaciones extremas y radicalizadas del virrey.
Este cerril antagonismo y tenso
cuadro político y militar recordaba a los porteños el “intento de Álzaga”.
Según Enrique De Gandía (año 1960), quien trata sobre este tema y de Las Juntas
transcribe (…) “La
Junta de Mayo no se habría erigido posteriormente como consecuencia de los
sucesos de Europa, a imitación de las Juntas de España y de la Montevideo, por
la fuerza del partido del alcalde don Martín de Álzaga que la proponía desde
1808 y 1809; sino porque los criollos querían el comercio libre y porque otro
criollo, Mariano Moreno había hecho un aporte importante y sustancioso cuando
redactó La Representación de los Hacendados (año 1809). Aunque, indica textualmente “… existe una diferencia cronológica amplia y
extemporánea entre el citado texto de la “Representación” y los sucesos
posteriores de la Semana de Mayo de
Federico Ibarguren en “Así fue
Mayo” editado en el año 1966, destaca que (…) “la consigna aventurada del día 22 de mayo de
1810 y adoptada hasta el propio día 25 fue: “contra Napoleón, con o sin Rey, y
sin Consejo de Regencia”. La posición antibonapartista fue aprovechada, de gran
popularidad en España y América, tuvo la virtud de aunar propósitos divergentes
de distintos grupos y que acabaron con la autoridad de Cisneros. ¿Pero porqué
no quisieron los patriotas reconocer el Consejo de Regencia compuesto de españoles
y que invocaba la representación del rey?. La razón era que el juramento de
obediencia al soberano se había hecho por Derecho Público, indiferentes a toda
simpatía o adhesión a la persona de aquél. Argumentaban pues nuestros próceres que el origen
del vasallaje encontrábase en las primeras capitulaciones otorgadas por la
Corona a los adelantados y capitanes de la conquista. El pacto de fidelidad,
alegaban, habíase perfeccionado con el monarca de Castilla; y solamente
existiendo él o sus sucesores familiares podía continuar la obediencia. Por lo
demás, la soberanía del rey de España era personal, heredada y venía de Dios,
no de la “nación” ni del “pueblo”.
Sobre esta instancia pero en otro
texto: “La época de Mariano Moreno” Rodolfo Puiggros apunta “… los patriotas quisieron que el tránsito de
una forma de gobierno a otra fuese a través de una consulta al vecindario,
Cabildo Abierto o Asamblea General – nombre correcto- que diese a las nuevas
autoridades un carácter representativo frente a esta situación mundial. Tal vez
los hechos franceses o el ejemplo de las Juntas españolas les hacía exagerar la
amplitud de una conciencia revolucionaria que en realidad era sólo patrimonio
de unos cuantos centenares de individuos, pero el esfuerzo consciente de los
pocos hizo entrar a nuestro país en el ciclo de la revolución democrática (puso
cimientos de soberanía ) y burguesa (porque se inspiró en las ideas, los
intereses, y las perspectivas de desarrollo burguesas), aunque esa
revolución haya sufrido la frustración que le impone la persistencia de una
estructura económica – social heredada de la Colonia y aún no definitivamente
superada. Y así llegó el Congreso General
del día 22 de Mayo, contra la voluntad del virrey y de los diez miembros del
Cabildo, que no tuvieron más que tolerarlo y al intentar fraguar la
convocatoria con mayoría que le fuese favorable, los patriotas al tanto de la
maniobra y con la iniciativa tomada adoptaron providencias que la hicieron
imposible.
Paul Groussac lo sintetizó “De como intentó el Cabildo burlar al pueblo y salió
burlado”. Por
algo, analizando su desarrollo Martín de Álzaga cabeza del partido porteño –
español se abstuvo de participar en esta definitoria reunión.
Queda evidente y claro que las
últimas razones que alienta a los revolucionarios ese año 1810 fueron los
pronunciamientos del pueblo chuquisaqueño y del pueblo paceño afirmando la
rebelión en las Provincias Unidas. Lo evidencia el hecho de haberse invocado
estas ejecuciones como uno de los motivos de la destitución del virrey Cisneros
en el cabildo abierto del día 22 de mayo. En las cartas y opiniones sobre
minuciosa crónica de aquellos sucesos, en Vicente
Fidel López, se
lee una carta de Cosme Argerich a Juan Martín de Pueyrredon en la que refiere
las incidencias de ese memorable Cabildo abierto y dice”… pero llamó la
atención del voto de Pancho Planes porque dividió el mando administrativo en el
Cabildo y el militar en Saavedra, agregando que Cisneros debía ser residenciado
y juzgado por las atrocidades que mandó hacer con los patriotas de la ciudad de
La Paz. Te aseguro que fue un cañonazo que nos dejó cavilosos a todos porque
nos pareció imprudente y exagerado”.
Francisco Planes, se hace
necesario aclarar, fue uno de los más ardientes hombres de la emancipación y no
hacía otra cosa – según documentación citada -, en ese Cabildo abierto que
expresar un estado de opinión pública. La cruel represión de Murillo y los
suyos había llegado hondamente al corazón de la capital y de las demás
provincias y clamaban por un castigo que tiempo después encargó la Primera
Junta en las decisiones de su Secretaría de Guerra.
El esperado viernes 25 de Mayo de 1810 fue la
segunda instancia luego del día 22. La convocatoria se hizo de igual modo y
similar temperamento, aunque el ánimo decisorio de las filas de los patriotas
había resuelto apostar absolutamente todo a los sucesos de tan importante
jornada; que, a la altura de lo acontecido ya en la Semana tomaba auténtica
connotación La revolución altoperuano de Chuquisaca llevada adelante justo un
año antes, el jueves 25 de mayo de 1809, señalaba que este nuevo jalón de la
historia continental no era casual y por eso otro 25 de Mayo sentenciaba el
último día virreinal en esta parte de las colonias. Aún resuena la agonía de la
corona española en las palabras del obispo Lué y Riega quien iniciara en el
Cabildo abierto la discusión con alocución torpe y agraviante hacia todos los
criollos y precipitara el alejamiento de Cisneros del poder. A ello continuó el
actuario Ignacio Núñez; pero el partido de los patriotas la noche del día 24
había resuelto que el único orador del día 25 sería el abogado salido de los
claustros jesuitas: Juan José Castelli. Quien con presencia y gran oratoria
rebatió crudamente a los voceros del absolutismo y entre sus partes expresaba
(…)” según
el ilustrísimo señor Obispo, los españoles que conquistaron y poblaron la
América no habían engendrado hombres dotados de razón sino carneros, puesto que
los que descendían de sus padres eran simples cosas, semovientes siervos de los
nacidos en España de otros padres, y no hijos de españoles que vivían en
América. No importa que los españoles de la península no hayan intervenido en
la conquista ni poblado colonias. Nacieron en España y este es el mejor título
para gobernar”. “Por el discurso del señor Obispo sabemos que los hijos no
heredan de sus padres. Los extraños, los mercaderes que no han hecho otra cosa
que enriquecerse a costa de nuestro trabajo son hoy los herederos. Esto es lo
que nos dice el ilustrísimo Obispo, y este concepto jurídico sui géneris,
deberá imperar en las colonias en contra de todas las leyes escritas. Aquí dijo
el señor Obispo, no hay más herederos forzosos y únicos que los españoles. Y
Castelli continuó, “la España ha caducado en su poder para con estos países. Es
a los Pueblos a quienes exclusivamente toca declarar su voluntad en este caso…
porque el Pueblo es el origen de toda autoridad, y el Magistrado, no es sino un
precario ecónomo de sus intereses…” Luego de otras frases y oratorias se
procedió a la votación: por la cesación del virrey 164 votos. Por la
permanencia de Cisneros 61 y no votaron 26 presentes. Este fue el resultado del
triunfo patriota. Y se conformó así:
Presidente
de la Primera Junta Cornelio Saavedra (1759-1829) oriundo de Potosí (Alto
Perú). Estanciero, comerciante y funcionario. Inicióse en el año 1806 en la
carrera militar como primer comandante de Patricios.
Secretarios:
Mariano Moreno (1779-1811). Nativo de Buenos Aires. Escribió “La Representación
de los Hacendados” y el prólogo del famoso texto de Juan Jacobo Rousseau “El
Contrato Social”. Vivió y estudió en Chuquisaca. Fue el Secretario de Guerra de
la Junta. Juan José Paso ((1758-1833). Nativo de Buenos Aires. Estudió en
Chuquisaca. Abogado. Refutó en el Congreso general del día 22 la tesis del
fiscal Villota. Formó parte de los Triunviratos.
Vocales:
Miguel de Azcuénaga (1754-1844), nativo de Buenos Aires. Estanciero y militar
de carrera. Fue jefe de milicias y de la guarnición de Buenos Aires. Manuel
Alberti (1763-1811), nativo de Buenos Aires. Sacerdote. Fue cura de Magdalena
en la Banda Oriental y San Nicolás de Bari en la capital. Manuel Belgrano
(1770-1820). Nativo de Buenos Aires. Abogado, funcionario y Astillero. Estudió
y se graduó en España. Juan José Castelli (1764-1812). Nativo de Buenos Aires.
Hijo de un médico-boticario italiano y descendiente por vía materna de ricos
terratenientes. Abogado. Recibido en la universidad jesuita de Chuquisaca.
Formó parte de la junta cisnerista el día 24 de mayo a instancia de los patriotas.
Domingo Matheu (1766-1831). Oriundo de Cataluña (España). Rico comerciante.
Ayudó financieramente a los patriotas. Juan Larrea ((1782-1847). Oriundo de
Cataluña (España) y radicado desde joven en Buenos Aires. Comerciante y
Astillero. Perteneció al partido patriota desde sus inicios y apoyó
económicamente sus decisiones.
Constituida
así la Junta de Gobierno Patrio el conocido día 25 se procedió a tomar
juramento, y de un modo casi inexplicable, en el acto de asunción se reprodujo
la clásica y establecida jura (…)” que iban a gobernar en nombre del augusto
soberano señor don Fernando Séptimo y sus legítimos sucesores y guardar
puntualmente las Leyes del Reino”. Y se configura entonces la Junta que surge
con carácter reorganizador y creadora. Su labor predecesora no fue meramente
subversiva sino positivamente revolucionaria.
Transcurridas
horas desde la consagración de los nuevos miembros, y llegado el día 26 de
mayo, se instaló fuertemente entre los hombres del nuevo gobierno que al
desafío estructural de aunar todas las provincias a la vez de buscar apoyo y
representatividad, ahora se sumaba la de conformar un fuerte ejército que
exprese las nuevas ideas.
El
primer ejército auxiliar de las Provincias Unidas salió a plantar la libertad
hasta Desaguadero, límites de la Frontera Norte. Pero en Cabeza de Tigre
ejecutó por orden de todos los miembros de la Junta de Mayo (quienes rubricaron
la misma), la orden de sentencia contra Santiago de Liniers y sus oficiales,
tal vez el enemigo interno de mayor cuidado, por Delito de Sedición en contra
de la nacida Junta. La marcha de este ejército llegará así hasta el valle de
Tupiza (Alto Perú) y luego de Santiago de Cotagaita obtendrá el primer triunfo
sobre las armas del Rey de España muy cerca de allí en Suipacha el día 7 de
noviembre (1810). Con este logro llegaban nuevos aires de libertad a la vez que
consolidaba la revolución de Buenos Aires. Previo a la victoria de Suipacha, es
preciso anotar, que se había levantado Cochabamba (Alto Perú) el 14 de setiembre
deponiendo al gobernador de la ciudad don Sebastián de Irigoyen y organizó una
junta de gobierno cuyos jefes fueron Francisco de Rivero, Esteban Arce y
Melchor Guzmán Quitón. A este hecho de armas se sumaría el caudillo patriota
don Tomás Barrón quien el 6 de octubre de 1810 tomara el poder central de Oruro
(Alto Perú) y triunfara rotundamente en los campos de Aroma el día 14 de
noviembre del citado año.
Al ritmo de estos episodios y
estos protomártires se abrió el desafío de la Independencia Suramericana que
duraría 16 años. El virreinato del Perú y del Río de la Plata tienen el mérito
entre todas las colonias de haber sostenido la guerra más larga y sangrienta.
Los patriotas que la iniciaron no vieron el desenlace final y sus resultados.
Por ello y a los efectos de culminar este trabajo investigativo traigo palabras
del historiador Abelardo Ramos –fallecido hace poco tiempo- quien muy bien
definió esta realidad en frases de un libro editado décadas atrás (…)”
Somos un país porque no pudimos
ser una gran nación y finalmente fuimos argentinos porque fracasamos en ser
americanos”.
Al iniciar esta conferencia
destacaba que en un día como hoy nacía Martín Miguel Juan de la Mata Güemes, y
éste era el marco dramático de resolución política y militar. Seguramente en la
pila bautismal latía su corazón esforzadamente como lo hizo sus Treinta y seis
años ante la preexistencia de un sentimiento nacional.
Y a modo de epílogo de esta
ponencia quisiera reflexionar sobre el nombre de nuestro país ¿Porqué nos
llamamos Argentina?. ¿Cuál es el argumento más fuerte por el que llevamos el
nombre de República Argentina? que en latín sabemos significa “argentum” y
“argentum” es plata, interrogándome ¿cuál plata? ¿Nos llamamos Argentina sólo
por el Río de la Plata o también por la plata de Potosí a la cual nunca
renunciamos…?
Para terminar, quisiera hacerlo
con la entonación y letra de nuestro Himno Nacional Argentino que en su estrofa
inicial reza:
“Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovando en sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor…”.
FUENTES
CONSULTADAS
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El
Instituto Güemesiano de Salta, organizó los actos conmemorativos del aniversario
de la herida mortal en emboscada realista al general Martín Miguel de Güemes.
La ofrenda floral y las palabras de nuestro vicepresidente don Jorge Virgilio
Núñez, se cumplieron a las 10,00 de la mañana en el Monolito de Plaza Belgrano.
Asistieron
autoridades provinciales, miembros del Consejo Directivo del Instituto
Güemesiano, fortines gauchos, maestros y alumnos de la Escuela Güemes, Ejército
Nacional, Gendarmería Nacional y público en general. Se contó con la
colaboración de la Dirección General de Ceremonial y Protocolo.
DISCURSO
Jorge Virgilio NÚÑEZ
Hoy
se cumple un nuevo aniversario de aquel funesto día, en que fue mortalmente
herido nuestro Prócer Máximo, el Héroe Nacional y Americano general don Martín
Miguel Juan de Mata Güemes.
Un día
como hoy, hace 185 años, este paladín de nuestra historia, fue herido de muerte
en forma cobarde y certera por el Barbarucho y sus realistas, en este lugar.
La
descarga que éstos hicieran, ocasionó que su brioso corcel se encabritara y se
dirigiera a todo galope por la “Senda Gloriosa”, seguramente buscando su
querencia. Sus gauchos acompañaban al herido general acongojados por el momento
y a su paso enmudecieron los campos, los arroyos le habrían paso y la noche los
cobijaba y luego de diez días, expiraba el Héroe de la Guerra Gaucha, no sin
antes ordenar su Estado Mayor, en la persona del coronel Widt, que no cesaría
en su lucha mientras en el suelo patrio hubiera invasores, aunque para ello,
tuviese que regarlo de sangre gaucha.
Estuvo
al servicio de la emancipación de los pueblos americanos, por lo tanto tuvo
dimensión continental, colaborando con el “Plan Sanmartiniano”.
El
gran dolor que produjo la muerte de nuestro general, no hizo otra cosa que
alimentar la semilla de una gratitud sin límites y un respeto cada vez más
entrañable hacia este grande de la historia Argentina y Americana.
Considero
que existe una mejor forma de relatar lo que hoy nos convoca y esto es, con lo
que nuestra poetiza la señora Sara Castellanos Solá de Figueroa, dice de la
congoja en la noche aciaga, la penuria hacia la Cañada de la Horqueta, el
acompañamiento de la Guardia Bajo las Estrellas y el camino hacia la eternidad
de nuestro héroe nacional, de esta manera:
“En noche oscura y cerrada
se oye un corcel que galopa,
se oye el gemir de un herido,
hay un dolor en el alma,
un gran silencio dormido
que no perturba la calma
Ya descansa el General
entre sus gauchos guerreros
sus ojos llenos de sombras
tienen el frío del acero
y por sus venas azules
recorre un río de hielo…
La Patria lo vela al Héroe
lo vela en la madrugada,
lo vela en la noche fría
desde aquel lucero grande
que nace al rayar el día
y, recorriendo el espacio,
se pierde en la lejanía…
Mira que hay guardia de ponchos,
mira que hay guardia de espuelas,
que se han quedado lloronas
de tanto escuchar las quejas…
Mira que la noche es negra
y está brillante de estrellas…
Ya la figura de Güemes
se levanta entre la niebla
se oye un eco de clarines,
se oye un eco de tambores;
sale un bramar de coraje
de aquellos pechos de bronce,
y sale un ¡ VIVA LA PATRIA!
envuelto en los dos colores…”.
Siguió el acto la señora
coordinadora de la Municipalidad de Salta, doña Silvia Varg de Nioi, quien se
refirió sobre la próxima presentación del libro que contiene las Actas del
Primer Congreso Nacional Martín Miguel de Güemes, para el 20 de junio, e invitó
a los presentes a asistir y solicitar ejemplares. Subió también a la tarima el
señor Gerardo Felipe Zurita, secretario coordinador de la Comisión que
construyó el Monumento al general Güemes en la ciudad de Buenos Aires y comentó
sobre las alternativas de la obra en 1981.
Se
reanudó el programa de los actos académicos, con la conferencia de don Jorge
Virgilio Núñez, la que tituló “El evangelizador nuestro amigo el cura gaucho”.
Don Juan Alberto Arias conferenció sobre “La iglesia católica en tiempos del
general Güemes”. Posteriormente se anunció al público presente, sobre el
proyecto de homenajes al general Martín Miguel de Güemes en Buenos Aires,
organizado por el senador nacional Marcelo López Arias. Luego se escucharon las
palabras de la señorita Macaria Choque, quién habló sobre “Una dama patricia
doña Gabriela Moro Díaz de López”.
Cerrándose
el acto con el retiro de las banderas, la presidente tomó nuevamente la palabra
para invitar a recorrer la Galería de Fotografías en el salón del Instituto
Güemesiano, donde también se entregaron ejemplares del Boletín Nº 29-30.
EL
EVANGELIZADOR NUESTRO AMIGO
“EL CURA
GAUCHO”
Jorge Virgilio NÚÑEZ ·
Voy emitir algunos conceptos de reconocimiento y trayectoria del Rdo.
Normando Joaquín Requena Pérez. Es justo hacer un reconocimiento a las personas
que en forma desinteresada y consustanciadas del afecto hacia el “Cura Gaucho”,
colaboraron para la realización de estas líneas, en forma muy especial a su
Sra. hermana doña Adelfa Requena, al Dr. Fernando (Ferdy) García Bes, al Ing.
Rafael Loré y Bety su señora esposa, al Sr. Gabriel Royo y al Sr. Pablo Felipe
Sanna del Fortín de la Caldera, a la Sra. Margarita Fleming de Cornejo, entre
otros. Un reconocimiento muy especial a mi hijo Jorge Rodrigo por su total
disposición y desinterés, por colaborar en la realización del montaje y el
diseño de la exposición fotográfica que hoy presentamos.
El Rdo. Normando Joaquín Requena Pérez,
nació el 17 de mayo de 1933, en la localidad de Perico, Provincia de San Salvador
de Jujuy; sus padres fueron don Jerónimo Requena y doña Carmen Luisa Pérez, sus
hermanos, Máximo Alberto, quién nació en Humahuaca, Provincia de Jujuy, Lidia
Adelfa, que nació en Maimará, Provincia de Jujuy, y Jerónimo Juan, que nació en
la ciudad de Salta.
Según nos informa su hermana Adelfa,
vivían en la calle Zuviría casi esquina Belgrano. Los estudios primarios los
realizó en la Escuela Urquiza de esta ciudad, bajo la tutela de su tío por
línea materna el monseñor Cortez. Ingresó en el Seminario Conciliar de Salta el
9 de marzo de 1944, donde realizó sus estudios secundarios. Después de 6 años
de formación humanística, se trasladó a Catamarca para continuar su formación
en Filosofía. Luego de un par de años, y como el clima de esta provincia no le
favorecía, el Arzobispo de Salta, monseñor Tavella, lo trasladó al Seminario
Mayor de La Plata (Bs. As.). Concluyó sus estudios en este Seminario en 1956,
pero recién pudo ordenarse como sacerdote en diciembre de 1957, ya que el
derecho canónico no permitía la ordenación de sacerdotes menores de 24 años.
La ordenación sacerdotal se llevó a cabo
en Buenos Aires, celebrando su primera misa en el Convento de las Carmelitas
Descalzas de Villa Pueyrredón, contando con la presencia del cardenal Copello.
El “Cura Gaucho”, fue uno de esos sacerdotes simples, austeros, alegre,
compinche, consejero y por sobre todo un buen “amigo”. Logró ser una parte
importante de las comunidades donde desarrolló su vida social y religiosa. Fue
un excelente misionero, compositor, cantor, domador, buen jinete y un acérrimo
defensor de nuestras tradiciones.
Sus misas resultaban muy amenas ya que
sus sermones siempre tenían esa mezcla de seriedad, alegría y picardía a la
vez, que tan solo él podía lograr, consiguiendo que hasta los jóvenes quisieran
participar de ellas. Cuando alguien lo necesitaba siempre tenía tiempo para
disponer y poder escuchar dando apoyo y un consejo oportuno.
La preparación teológica proporcionada
por los sacerdotes alemanes del Verbo Divino que participaron en su formación,
y su admiración por el padre Castellani y sus obras, permitieron que nuestro
querido “Cura Gaucho”, tenga un reconocimiento a nivel teológico y cultural que
trascendió las fronteras de nuestra provincia. Además su relación con el
sacerdote Jesuita, padre José Lali, le permitió ser uno de los pocos
sacerdotes, en el norte argentino, que realizaba sanaciones y liberaciones
privadas.
Era frecuente escuchar en sus prédicas,
adaptándola a cada ocasión, la frase: “SE RELATIVIZA LO ABSOLUTO Y SE ABSOLUTIZA
LO RELATIVO”. Con ello nos quería definir lo cambiado que está el mundo, su
moral, y las personas que se preocupan por cosas efímeras y pasajeras y restan
la importancia real que tiene Dios en toda nuestra vida que es el Ser Absoluto.
Su primera misa en Salta, la celebró en
la iglesia de Chicoana en el año
En el año 1964
regresó a Salta por un problema agudo de salud de su querida madre y a partir
de allí fue designado párroco de la localidad de La Caldera por monseñor Ponce
de León y monseñor Tavella. Aquí prestó servicios de evangelización y por sobre
todo de amistad durante cinco años aproximadamente. Colaboró también como
secretario del intendente de dicha localidad, el “Chuña” López Serrey quien
había asumido como tal en 1968.
En mi búsqueda de información me contacté con el Sr.
Dardo García, quien me presentó a su madre, doña Petrona de García,
cariñosamente llamada “Pepa”. Esta señora cobijó durante un año,
aproximadamente al padre Requena cuando se hizo cargo de la Parroquia, dándole
desinteresado apoyo durante toda su gestión.
Por esta relación pude reencontrarme con un viejo amigo
que no veía desde hace más de treinta y cinco años: Don Pablo Felipe Sanna. Don
Pablo me sorprendió con sus comentarios sobre la participación del cura gaucho
en pos de los adelantos para el pueblo de La Caldera, como así la forma en que
evangelizaba a lo largo del Curato.
En efecto, su
alma evangelizadora lo llevó a lejanos e inaccesibles parajes como el Potrero
de Castilla, Los Yacones, el límite con la Prov. de Jujuy, Cerro Negro, las serranías
de Rosario de Lerma, etc. donde se lo veía colaborar con las escuelitas del
lugar e impartir los sacramentos a cuanto cristiano necesitaba recibirlos.
Atendía, también,
la finca de San Alejo, La Angostura, Santa Rufina, Los Yacones, Los Porongos,
Los Peñones, La Despensa, El Gallinato, la finca de Mojotoro de don Hilario
Arias y su hijo don Carlos Arias con quienes, el Cura Gaucho, mantenía una
estrecha amistad.
Según me cuenta
Sanna, el Curita Gaucho llegó a La Caldera por el mes de setiembre de 1964 y
evangelizó hasta fines de 1969. Recuerda también que, en una oportunidad en una
fiesta realizada en la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes (Salta), se
encontraba presente el entonces Presidente de la Nación Tte. Gral. Juan Carlos
Onganía, quien quiso conocer al Cura Gaucho. El padre Requena aprovechó esta
oportunidad para interpelar al presidente manifestándole la necesidad del
pueblo de contar con luz eléctrica. El presidente se consustanció del problema
y le prometió que buscaría la forma de darle una solución. Le sugirió que
prepare un petitorio para que le sea entregado a su paso por La Caldera en su
viaje a Jujuy. Y Así lo hizo. Al día siguiente, el padre Requena decidió sacar
en procesión la Virgen del Rosario y llevarla hasta la ruta por donde pasaría
la comitiva. Cuando ésta arribó, el presidente se detuvo, se arrodilló ante la
imagen y pasando sobre el manto de la Virgen el petitorio (con muchas firmas)
que momentos antes le entregara el “Cura Gaucho”, les dijo a los presentes que
se quedasen tranquilos porque esa obra se realizaría.
Y así fue. A los
dos meses se licitó el tendido Vaqueros – La Caldera, inaugurándose la luz en
el pueblo el 11 de noviembre de 1969. En ese mismo acto, a modo de
agradecimiento, el gaucho Pastor Lisondro le regaló al presidente un Poncho
Salteño.
También es
importante destacar la participación de nuestro curita en la construcción del
Cristo de la Caldera. En efecto, en 1964 durante la gestión del intendente don
Gregorio M. García, se inició la base de fundación para montar el Cristo de La
Caldera. En 1965 con la interrupción de la vida democrática y por razones
ajenas a cuestiones religiosas, se paralizó la obra. Tres años después, en 1968
se reiniciaron los trabajos bajo la conducción de la Dirección de Arquitectura
de la Provincia, pudiéndose terminar su montaje en 1969. En todo este devenir,
el padre Requena no abandonó su apoyo y su accionar permitió la viabilización y
definitiva concreción del montaje de la majestuosa imagen del Cristo de La
Caldera.
En esta ocasión,
y coincidiendo la inauguración con la fiesta de la Virgen del Rosario y de San
José, patronos de La Caldera, el Cura Gaucho ofició una misa a los pies del
Cristo. Me cuenta mi amigo Sanna, que en vida del Cura Gaucho, el pueblo de la
Caldera a modo de reconocimiento le puso el nombre de Rdo. Normando Joaquín
Requena a una calle del pueblo “actitud digna de imitar en Villa San Lorenzo”.
También me cuenta
que son innumerables las experiencias vividas con el curita, tanto
evangelizando como formando parte de la preservación de nuestras tradiciones.
Por ejemplo recuerda Sanna, cuando los Gauchos de Güemes del Fortín de la
Caldera se adhirieron a los festejos de las Bodas de Plata del Hogar Agrícola
San Cayetano de Vaqueros. En esa ocasión, como se puede apreciar en una
fotografía, el padre Normando J. Requena con atuendo típico junto al Chacho
Royo y el Sr. Urquiza le hacen entrega de un poncho salteño Güemesiano y un
sombrero de gaucho al Superior Mayor de la Congregación Concepcionista Rdo. padre
Juan Cazzaniga, quien había venido desde Roma (Italia) especialmente para esta
celebración.
Ya en 1970 el
Cura Gaucho se destacaba más allá de su parroquia. En un Diario local de ese
año, salió un artículo que decía así: “Dos personajes de La Caldera: Posiblemente las dos personas mas
representativas del alma que impera en La Caldera sean el Cura Rdo. Normando
Requena y Don Cesar (Chacho) Royo. El primero es conocido como el Cura Gaucho
por haber sabido asimilarse al sentir de la gente que le ha tocado dirigir
espiritualmente. El segundo es la representación viva de una forma de ser que
se va perdiendo paulatinamente y uno de los mas genuinos representantes del
verdadero gaucho Salteño”.
Cuando se hizo
cargo de la Iglesia de San Lorenzo Mártir, el 27 de enero de 1970, fue también
designado Capellán del Hogar de Niños, cuyo director en aquel momento era el
Sr. Wayar.
Presidió a
caballo y con atuendo típico la caravana gaucha que trasladó los restos de don
Juan Carlos y don Arturo Dávalos, los que venían en una carreta tirada por
bueyes conducida por don José Manuel Meriles que en ese entonces según relatan,
contaba con más de cien años de edad. En esa oportunidad estuvo presente
también la banda de música del destacamento de exploración Caballería Montaña 5,
quienes ejecutaron la marcha de Chopín en el cementerio de San Lorenzo.
Siendo Párroco de
San Lorenzo y como Capellán de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos
de Güemes, formó parte de la delegación salteña que participó en Cosquín,
convirtiéndose en una de las figuras más populares y aplaudidas de la
delegación Salteña, lo que le valió ser bautizado como el “Cura Gaucho”. En el
fogón de prensa, el padre Requena fue el representante de los hombres de a
caballo, tuvo salidas ocurrentes y luego cantó zambas y chacareras de su
cosecha.
Otra
participación del padre Requena muy recordada fue en el año 1969, cuando
acompañó a la delegación que desfiló el 15 de mayo en la ciudad de Asunción
(Paraguay), para la conmemoración de la declaración de la Independencia de ese
país hermano. También participaban de esta delegación, compuesta por 37
personas, otros personajes típicos de la época, como el Sr. Solano H. Agüero,
abanderado, y los escoltas Sres. Chacho Royo y Santiago Bordón.
A lo largo de su vida el padre Requena recibió numerosas
muestras de afecto y reconocimiento, algunos de los cuales podemos verlos hoy
reflejados en fotografías y/o certificaciones que les fueron entregadas, como
por ejemplo:
·
Certificado de reconocimiento por su labor como
Capellán de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes y del
Ejercito Argentino como Capellán Castrense.
·
Diploma al Capellán de las Caballerías Gauchas de
Salta en el año del sesquicentenario de la muerte del héroe Gaucho, entregado
el 2 de febrero de l971 en la presidencia de don René Diez Barrantes. Se le
otorga el diploma y se lo reconoce como tal, por las virtudes y su permanente
respaldo a
·
Participó en la delegación que estuvo en la colocación
de la Piedra fundamental para la construcción de la réplica del monumento al
Gral. Güemes en Buenos Aires, el 04/07/1978, junto a Carlos Oliver, José López,
Solano Agüero, Silverio Tolaba y otros.
·
Desfiló en ocasión de la Fiesta de la Tradición en
Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires,
el 18/11/1978, junto a Solano Agüero, Carlos Oliver, Silverio Tolaba, Carlos
López y otros.
·
El 10 de julio de 1978 fue nombrado Oficial Fundador
de la Orden Ecuestre Militar, Caballeros Infernales de Güemes.
·
En Enero de 1979 el Ejercito Argentino, Comando VI de
Infantería de Montaña de Neuquén, le otorgó un certificado por su participación
en los ejercicios militares realizados en esa provincia.
·
En el año 1986 viajó a Roma, a cargo del 2º Charter
para invitar a Su Santidad Juan Pablo II. Esta delegación estaba compuesta por
representantes de las etnias indígenas y criollas que habitan nuestra
provincia. Viajaban personajes muy pintorescos y típicos como la Sra. de
Torrico (propietaria de un puesto en el Mercado San Miguel), la paisana Fidela,
el Indio Sajama entre otros.
·
El 29 de Mayo de 1991 recibe un reconocimiento a los
20 años de Pastoral, para con el Glorioso V de Caballería.
·
En el año 1997 la Agrupación Tradicionalista Gauchos
de Güemes de Salta, en reconocimiento a su labor, pusieron el nombre de “Padre
Normando Joaquín Requena” a su Biblioteca. Es de destacar que el Padre, por la
humildad que lo caracterizaba, no quiso asistir a este homenaje, a pesar de que
lo estuvieron esperando. Él decía que “no
era para tanto”.
·
El 23 de setiembre de 2000, durante la presidencia de
Ernesto Day, fue nombrado Capellán Honorario de la Agrupación Tradicionalista
de Salta Gauchos de Güemes, por su acción Pastoral en los Fortines Gauchos del
Norte Argentino.
·
El 11 de setiembre de 2001, en la presidencia del
escribano Mariano Coll Mónico, se le otorgó al “Cura Gaucho” Normando Joaquín
Requena, un Certificado de Capellán Honorario de las Agrupación Tradicionalista
de Salta Gauchos de Güemes.
·
El 11 de setiembre de 2005, en vida del sacerdote se
le rindió un homenaje descubriendo una placa en el frente de la Iglesia de San
Lorenzo que reza así: “RECONOCIMIENTO A LA ABNEGADA LABOR EVANGELIZADORA”. El
acto contó con la participación de Fortines Gauchos, autoridades, amigos y
fieles en general. Y en este caso, y porque no sabía que era un homenaje para
él, sí se pudo gozar de la presencia del querido “Cura Gaucho”.
Además de todo lo
dicho, fue capellán de la Unión Scouts Católicos Argentinos, fue designado por
disposición de monseñor Pérez Eslava, miembro del Cabildo Eclesiástico. También
fue profesor, vicerrector y rector de la Universidad Católica de Salta y
presidente por votación del Consejo de Rectores de Universidades Privadas
(CRUP). Fue miembro del Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis, asesor
espiritual por más de 30 años del Movimiento de Cursillos de Cristiandad,
capellán del Hospital San Bernardo de Salta y también fue uno de los mentores
de la creación del Servicio Sacerdotal de Urgencia de Salta.
Hasta aquí todo
lo formal de una trayectoria digna de recordar. A continuación es bueno que nos
deleitemos con anécdotas, ocurrencias y experiencias vividas con este párroco
tan singular.
Como cuenta don
Rubén Federico Domínguez, el Cura Gaucho dominaba tres idiomas: el de los
ricos, el de los pobres y el de la clase media ya que él se adaptaba a
cualquier circunstancia, pudiendo sentarse a evangelizar, a comer o simplemente
charlar con el más encumbrado como así también con el más humilde de los
humildes.
Una
anécdota: Una señora me contó que en una oportunidad se confesó con el padre
Requena quien le dio como penitencia que rezase un rosario, ya que estaban en
el mes de octubre dedicado por el Santo Padre al rezo del mismo. La señora
cuenta que rezó varios rosarios, pero no dedicados exclusivamente a la
penitencia de la cual se había olvidado. Cuando vuelve a decirle al Padre de su
falta, éste le contesta con total soltura: “MAMITA
NO TE PREOCUPES QUE DIOS NO ES BUROCRATICO, LA PENITENCIA ESTÁ CUMPLIDA.”
Una
ocurrencia: En 1978, siendo capellán del Ejército, le toca al padre Requena estar
acantonado en la Cordillera, en la provincia de Neuquén, cuando manteníamos el
conflicto limítrofe con la República de Chile. En un momento dado se da la
orden de avanzar sobre los campos minados, entonces los soldados le piden al
padrecito, ya que creían que por su investidura se encontraría amparado, si
podía él avanzar primero sobre las minas. Y, ante un minuto de duda, el padre
les responde: “¡MUCHACHOS, TENGO ORDEN
EXPRESA DEL MONSEÑOR DE MANTENERME ALEJADO DE LAS MINAS…!”
Una
experiencia digna de relatar: El 7 de marzo de 2006, durante el velatorio del Rdo. Normando Joaquín
Requena Pérez, un gaucho de la parroquia colocó su poncho colorado con franjas
y flecos negros sobre el féretro del padrecito. Al día siguiente, en la
inhumación de los restos, cuando cierran el cajón y lo trasladan a su última
morada se le entrega a su hermana Adelfa Requena Pérez el referido poncho,
iniciando luego los amigos con gran solemnidad el descenso del ataúd a la fosa.
En este emotivo momento, uno de sus amigos, Ferdy Garcia Bes se encontraba al
lado de la tumba, lo despedía con sentidas palabras, pero Oh! sorpresa, cuando
en medio de la alocución, el poncho que Ferdy tenía en su hombro, resbaló y fue
a parar a lo profundo de la fosa. Ante ésta situación, la gente intentó
recuperarlo, pero su amigo pidió que “no lo tocaran y que seguramente el cura
gaucho no quería emprender su viaje sin la compañía de su acostumbrado poncho
salteño”. Cuando Marcelo Fleming vio el noble gesto de Ferdy no pudo menos que
obsequiarle verbalmente su propio poncho. También fue una sorpresa cuando Ferdy
llegó a su casa y se dio con que Marcelo había cumplido su palabra.
Y para finalizar
y poniendo la despedida como lo haría el cura: ESPERO MUCHACHOS QUE ESTO NO CAIGA EN SACO ROTO, Y QUE LA MEMORIA NOS
AYUDE A RECORDAR A NUESTRO CURA, PERSONAJE A CABALLO, CON SU BIBLIA, SU CARISMA
Y SU HUMOR.
Y ahora digo yo,
haciéndome eco de todos los que estuvimos cerca de él, que no nos salga desde
donde está y con su reconocida humildad que: “NO ES PARA TANTO MUCHACHOS”.
EN TIEMPOS DEL GENERAL
GÜEMES
Juan Alberto ARIAS ·
El
tema que nos reúne, es hablar de la Iglesia católica en tiempos de Güemes.
¿Porque hablar de la Iglesia católica? Al respecto voy a dar tres fundamentos:
1- porque es una institución que está
presente en el territorio argentino desde el primer desembarco de los
españoles.
2- porque entonces no podemos obviar el
accionar de la institución a lo largo de la historia argentina.
3- porque desde una disciplina como la
historia podemos focalizar el rol de la Iglesia, en campos que exceden lo
estrictamente religioso, es decir a distintos campos de la vida social. En este
caso, por ejemplo: los tiempos de Güemes.
Inmediatamente
surge otro interrogante ¿Cuál es el factor que nos permite adentrarnos en la
relación Iglesia – Güemes?
El
factor es el proceso revolucionario iniciado en mayo de 1810.
Por
esto me parece apropiado comenzar nuestro diálogo planteando el carácter
central de la Revolución. Luego, ubicaré la labor de Güemes en el proceso
revolucionario. Finalmente, el rol de la Iglesia en relación a Güemes en la
revolución.
1. Consideraciones acerca del proceso revolucionario
En
mayo de 1810 se iniciaba la revolución de independencia, cuyos objetivos se
irían definiendo en el transcurso de los siguientes diez largos años –el
proceso revolucionario-. Aunque la orientación no fue clara desde sus inicios,
los conflictos surgidos de la misma irían marcando el rumbo de la revolución.
Finalmente, su máximo logro sería la declaración de la independencia en 1816.
Por
aquellos tiempos, el rey Fernando VII estaba cautivo de las fuerzas
napoleónicas, la Junta Central que, en su nombre, gobernaba desde España había
sido disuelta, razón por la cual el virrey Cisneros había perdido su fuente de
legitimidad. Desde el 22 de mayo de 1810, el orden colonial ya no existía y
aunque su sucesión no estaba resuelta, la legitimidad del nuevo poder que
surgía de aquellas jornadas no parecía estar en discusión.
Los
participantes del Cabido Abierto del 22 de mayo, o sea el pueblo, asumieron el
poder vacante invocando el concepto de reasunción, que sostenía, según la
tradición hispánica, que los únicos depositarios del poder eran los pueblos y
eran los pueblos quienes lo cedía al monarca; por lo tanto, una vez caducada la
autoridad del monarca, el poder debía volver a su depositario original: los
pueblos. La crisis de la monarquía hispana había dado a los hombres del Río de
la Plata la posibilidad de tomar el poder e iniciar la revolución, en cuyo
curso se declararía la independencia.
Así
comenzó la revolución de independencia, un proceso conflictivo y desgastador,
marcado por la sucesión de gobiernos revolucionarios, cuyas múltiples tareas
estuvieron signadas por las urgencias políticas, militares y financieras;
llegando a su fin con el derrumbe del poder central en 1820. Más allá del
escenario vacío y desgastado heredado de la revolución, las bases de la Nación
Argentina habían sido sentadas. Los revolucionarios habían legado a la
posteridad la mayor virtud de un pueblo: la independencia.
Finalmente
quisiera dejar claro una cosa: el estado bélico, la guerra constante fue una de
las principales características del proceso revolucionario.
2. El general Güemes en el proceso revolucionario
El
general Güemes fue parte activa de este carácter bélico de la revolución; es
más, fue protagonista de la etapa de guerra más dura de todo el proceso.
Iniciado
el proceso revolucionario el poder central articulador de la revolución estaba
en Buenos Aires. Una de sus primeras decisiones fue enviar un ejército al norte
para lograr el control del Alto Perú –la actual Bolivia-, perteneciente a la
jurisdicción del Virreinato del Río de la Plata. Hacia 1815 el fracaso del Ejército
Auxiliar del Norte era latente y el Alto Perú se convertía en reducto de las
fuerzas españolas. Entre el Alto Perú y Buenos Aires, Salta se convertía en
tierra intermedia entre ambos extremos y en verdadero campo de batalla, en
donde se decidiría gran parte del futuro de la revolución.
Desde
un punto de vista estratégico, luego de 1815, las posibilidades de tomar el
Alto Perú, eran ilusorias. Así, no era posible mantener esperanzas de abatir a
las fuerzas españolas por la ruta del Alto Perú. En esta situación, el general
San Martín, diseñó una estrategia defensiva por el norte, sostenida por las
fuerzas gauchas de Güemes, cuya misión era evitar el paso del ejército realista
más allá de la línea del río Pasaje. Esto permitiría a San Martín desplegar con
tranquilidad sus tropas hacia la liberación de Chile y luego por mar llegar al
Perú poniendo en jaque a los españoles y liberando definitivamente el
territorio americano de la presencia realista.
Esta
fue la misión de Güemes, reunir un ejército de gauchos para funcionar como
vanguardia de un amplio proyecto libertador. Gracias a su accionar la
revolución de independencia continuaría en marcha y llegaría a cumplir sus
objetivos.
3. La iglesia y el general Güemes
Bien,
finalmente, creo que estamos en condiciones de abordar algunas cuestiones en
torno al papel de la Iglesia en relación al proceso revolucionario.
Naturalmente, entendemos que en Salta y la región el proceso revolucionario se
encarna en el accionar del general Martín Miguel de Güemes. Por lo tanto, la
labor de la Iglesia –del clero salteño- en el proceso revolucionario lo
abordaremos a partir de la relación del mismo con Güemes. Al respecto una
aclaración, cuando hablamos de Iglesia nos referimos a un sector de la
institución, al personal eclesiástico de la Diócesis de Salta.
Por
estos tiempos la Diócesis de Salta (1806) estaba constituida por Salta (sede
diocesana), Jujuy, Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero. O sea, que gran
parte de la jurisdicción eclesiástica se correspondía con el sector del
accionar bélico de Güemes y sus tropas. El clero salteño al igual que en toda
América, representaba un poder inmenso por la influencia que tenía en todos los
sectores sociales, especialmente en los sectores más pobres y desposeídos. Esta
influencia se debía, a su estructura organizativa, a sus recursos económicos y
al abundante personal eclesiástico que le permitía estar presente en todos los
pueblos de
Entonces,
los que contaran con su poderoso apoyo tendrían casi asegurada la suerte de su
causa. Solo a modo de ejemplo, podemos decir que el lugar más óptimo para
publicitar la causa revolucionaria era en gran medida el púlpito. La
predicación de los curas era escuchada por nutridos grupos de gentes que, en su
gran mayoría, no tenía acceso a otra fuente informativa. En un momento
conflictivo como el revolucionario, el contexto obligaba a estar con la
revolución o contra la revolución. Esta situación llevo a Güemes a deponer a
aquellos sacerdotes que no se pronunciaban a favor de su accionar. Pero estos
fueron casos aislados fundados en un contexto de guerra en donde no eran
toleradas las vacilaciones.
Al
respecto, hay dos acontecimientos que pueden poner de manifiesto la excelente
relación de Güemes con el clero salteño; buena relación que queda plasmada en
el respeto a la jerarquía eclesiástica. El primer caso tiene que ver con el
obispo Monseñor Videla del Pino, quien más allá de haberse pronunciado a favor
de la revolución fue acusado de mantener correspondencia con las fuerzas
realistas e inmediatamente fue deportado a Buenos Aires (1814). Tal situación
parece no haber tenido asidero en Güemes quien al asumir la gobernación en 1815
envió una carta al Obispo presentándole sus respetos y haciendo votos por su
pronta restitución en la sede diocesana. Otro caso está relacionado con el
Arzobispo de Charcas, Monseñor Moxó y de Francolí, también acusado de favorecer
a los realista y deportado a San Miguel de Tucumán (1815). Con toda
consideración Güemes lo invito a tomar un descanso en Salta y le permitió, más
allá de su condición de prisionero, transitar libremente por la ciudad hasta su
muerte en los primeros meses de 1816.
Sin
tener en cuenta algunas situaciones ásperas entre Güemes y algunos clérigos, la
Diócesis se pronunció siempre a favor de la causa revolucionaria. Una nuestra
de la acción de la Iglesia en el proceso revolucionario fue la consecuencia
nefasta de su desarrollo institucional, manifiesto en la trunca obra de su
primer Obispo, el cierre del seminario, la suspensión de misiones religiosas,
la pérdida de personal eclesiástico, la perdida de bienes y rentas
eclesiásticas, la perdida de la religiosidad popular y finalmente la perdida
del control diocesano bajo los distintos gobiernos civiles.
Es
evidente que la Iglesia sufrió los avatares de la revolución al compás de las
urgencias políticas, militares y financieras. Al ser Salta y la región una de
las zonas más desgastadas por la guerra, la Diócesis de Salta fue la más
castigada.
4. Consideraciones finales
Quisiera
finalizar esta charla citando las palabras de un contemporáneo de la
revolución, el prestigioso eclesiástico y político salteño Juan Ignacio
Gorriti, quien debatiendo en el Congreso Constituyente de la República (1826),
acerca de quienes debían ser considerados autores de la revolución de mayo de
1810, decía: “Son ciertamente dignos de
la gratitud de la Nación los que en esos días se combinaron, persuadieron a los
comandantes, hablaron en nombre del pueblo, etc. Pero en primer lugar este
mérito ha recibido realce porque fue coronado del suceso; más él no lo habría
sido, si no hubiera encontrado por todas partes cooperadores celosos que sin
estar concertados, concurrieron en su auxilio y secundaron eficazmente sus
esfuerzos. No veo razón por qué hayan aquéllos de ser coronados como héroes y
olvidados estos otros /…/ Mientras la Nación subsista, su independencia será el
mejor monumento que pueda consagrarse a los héroes que la conquistaron”.
Es
sorprendente la visión de Gorriti, es evidente que sus palabras hacen alusión a
la amplitud del proceso revolucionario y a todos los que hicieron posible la
revolución. Uno de ellos el general Martín Miguel de Güemes a quien buscamos
reivindicar hasta nuestros días; otros, los clérigos –los hombres de la
Iglesia- quienes desde distintas acciones pero especialmente desde el púlpito
incitaron al pueblo a favor de la revolución.
FUENTES
CONSULTADAS
BIBLIOGRAFÍA
COLMENARES, L.; Chiericotti, O. (1984) “El apostolado
católico en la Provincia de Salta”. En: Estudio Socio-económico III, Salta,
U.N.Sa. Edit.
Di STEFANO, R.; Zanatta, L. (2000) “Historia de la
Iglesia argentina”. Mondadori. Bs. As.
GOLDMAN, N. (2005) “Nueva Historia argentina”, T. III,
Buenos Aires, Sudamericana.
El 17
de junio el Instituto Güemesiano participó de los actos efectuados en el Panteón de las
Glorias del Norte y de los actos y desfile frente al Monumento a Güemes. A las
18,00 se cumplió el acto
académico
por el aniversario del fallecimiento del general Martín Miguel de Güemes en la
sede el Instituto, iniciándose con la entonación del Himno Nacional Argentino y
con la apertura a cargo de la profesora Ercilia Navamuel.
Las conferencias comenzaron con la
doctora Marta de la Cuesta Figueroa y la profesora Susana Caro, quienes se
refirieron a “La mujer en la Independencia”. A continuación, la profesora María
Cristina Fernández disertó sobre “Un yaveño para la Patria: Juan José Fernández
Campero”. Siguieron la profesora Amalia Ugarte de Trogliero y la profesora
Silvia Ortiz de Ramos, quienes disertaron sobre “La estampa del general” y
sobre “Güemes. La imagen
detrás de las palabras”, respectivamente. La profesora Lidia Lafuente dio una
“Interpretación del cuadro La muerte del Gral. Güemes”, de Antonio Alice.
Retiro
de las Banderas y fin del acto.
UN YAVEÑO PARA
LA PATRIA:
JUAN JOSÉ
FERNÁNDEZ CAMPERO
María Cristina FERNÁNDEZ ·
A
la memoria de los Mártires de Yavi y a sus descendientes
A
los olvidados forjadores de nuestra Patria
Presentación
En
junio de 2005 el Dr. Rodolfo Martín Campero solicitó al senador nacional Gerardo
Morales la consideración de las razones históricas, políticas y militares por
las que entiende como un acto de justicia que los restos de Juan José Feliciano
Fernández Campero sean repatriados.
El
Dr. Campero presentó una extensa fundamentación de su pedido afirmando que este
personaje es uno de los muchos partícipes de nuestra historia desconocidos o
condenados al olvido.
Pero…
¿quién fue este señor para que se lo quiera repatriar? ¿qué tan importante
puede haber sido alguien nacido en un pintoresco, despoblado y lejano pueblo
jujeño? Si la respuesta es: se trata del Marqués de Yavi, aumenta la confusión
ya que lo poco que de él se sabe es que fue un caballero de gran fortuna, un
terrateniente que habitó un lugar paradisíaco sobre el que se han tejido mitos
y leyendas.¿Por qué sería un acto de justicia repatriar sus restos? ¿Dónde se
encuentran?
Dos
edificios identificados con él integran el patrimonio nacional, son la casa y
la iglesia de Yavi. Cuando se los visita los guías del lugar hablan de un
extenso marquesado, de tesoros, de túneles, de luchas y allí algunos se
anotician de que hubo más de un marqués y que en todos se repetían los nombres
Juan José y los apellidos Fernández Campero. Entonces surge una nueva pregunta
¿a cuál de ellos se propone repatriar y por qué?
Estas
líneas pretenden responder esas preguntas y generar otras. Se escriben después
de un proceso de enriquecimiento generado por la solicitud del Dr. Campero, hoy
plasmada en un Proyecto, por una reciente visita a la localidad de Yavi (donde
se apreció necesario un material breve que ilustre a visitantes e interesados
en el tema) y en reconocimiento a los yaveños y a los ignorados protagonistas
de la gesta que nos legó la independencia.
En
Salta y Jujuy el marqués de Yavi es un personaje muy nombrado pero escasamente
conocido. El tranquilo pueblo es más visitado por las características de sus
principales edificios, turísticamente promocionados a nivel mundial, que por
uno de sus ilustres hijos.
Por
ello se escriben estas páginas, en homenaje a los olvidados forjadores de
nuestra Patria.
1.
Una pesada herencia
Alrededor
del año 1670 desembarcaron en América dos españoles de apellido Campero, eran
Juan José Fernández Campero y Herrera Rodríguez (que se radicó en Jujuy) y Diego
Fernández Campero y Herrera Sigler (que se radicó en Tucumán).
Al
parecer, Juan José llegó integrando la comitiva del virrey del Perú, con el
título de Caballero de Calatrava. Comenzó su devenir en actual territorio
boliviano donde se dedicó al comercio lo que le permitió conocer a los
Bernárdez Ovando, encomenderos de gran fortuna. En 1679, cuando tenía 31 años,
unió su vida a la de Juana Clemencia Bernárdez Ovando, de 12 años, eligiendo
como lugar de residencia Yavi.
Juana
Clemencia era bisnieta del general Pedro de Zárate, fundador de Alava en el
valle de Xuxuy. Había heredado parte de la colosal encomienda que el virrey
Francisco de Toledo concediera a Zárate, aunque la ciudad que fundara no pudo
sostenerse.
El
casamiento unificó el patrimonio de ambos dando lugar luego al marquesado que
comprendía la Puna, parte de la Quebrada de Humahuaca, la extensión
cordillerana hacia Chile incluyendo San Antonio de los Cobres y un vasto
segmento del Alto Perú.
Los
años pasaban y el matrimonio no tenía hijos por lo que la perduración del
apellido y la propiedad del inmenso latifundio estaban en juego. Los esposos
prometieron construir dos Capillas, una en Cochinoca y otra en Yavi, pidiendo
la misericordia de un descendiente. La Capilla erigida en Yavi, donde residían,
fue dotada de grandes riquezas que la convirtieron en una de las más bellas.
Clemencia
concibió un niño pero no pudo ejercer el ansiado rol materno ya que ambos
murieron durante el parto, en 1690.
Posteriormente
el rey de España otorgó a Juan José Fernández Campero la titularidad de las
encomiendas de Casabindo y Cochinoca y en 1708 el título de Marqués de Tojo
(Tojo es una localidad cercana a Tarija, hoy República de Bolivia) aunque quien
lo detentaba era también conocido como Marqués de Yavi, lugar donde residía.
Juan
José contrajo nuevo matrimonio con Josefa Gutiérrez Portilla. Con el tiempo el
patrimonio se fue acrecentando con importantes y variadas inversiones en
minería, agricultura, riego y educación. Una de las producciones más importantes
del marquesado era la minera, se extraía oro y plata en gran cantidad. En lo
educativo se crearon escuelas que estuvieron a cargo de Jesuitas y
Franciscanos, algunas de las cuales fueron subsidiadas por el marqués.
Juan
José falleció en 1718, sucediéndolo su hija Manuela Micaela Ignacia Fernández
Campero y Gutiérrez Portilla. Esta, marquesa de Mayorazgo, se casó con el
español Alejo Martiarena del Barranco, llamado Marqués consorte, con quien tuvo
cinco hijos. El título nobiliario fue heredado por el único varón: Juan José
Gervasio Martiarena y Fernández Campero que recibió el marquesado antes de
cumplir los diez años, al fallecer sus dos padres.
El
tercer marqués era un hombre poderoso y con importantes vínculos. Se casó con
María Josefa Ignacia Pérez de Uriondo, hija de su hermana Antonia. Fruto de esa
unión matrimonial fue un niño que quedó huérfano en 1789 y fue criado por dos
tíos sacerdotes.
Al
niño, nacido en San Francisco de Yavi el 9 de junio de 1777, le correspondió la
herencia de los dominios y el título de marqués del Valle de Tojo o Yavi. Su
nombre completo era Juan José Feliciano Fernández Campero y Martiarena del
Barranco Pérez Uriondo, Caballero de Calatrava, cuarto Marqués del Valle de
Tojo, Conde de Jujuy, Caballero de la Real Orden de Carlos Tercero, Conde de
San Mateo. Popularmente fue conocido como el Marqués de Yavi. (El apellido se
conservó -invirtiéndolo- por una exigencia de la Tabla de Fundación del
Marquesado, manteniéndose el Fernández Campero o simplemente Campero por ser el
apellido paterno de la casa de origen en Abionzo, hoy Cantabria, España).
Por
su privilegiada ubicación social este marqués ejerció el cargo de Alcalde de
Primer Voto del Cabildo Jujeño y detentó el rango de Coronel Mayor de Caballería
del Ejército al servicio del reino de España, aunque no poseía formación
militar.
2.
Nace un patriota
Cuando
se produjo la revolución de mayo el marqués, emparentado con el general Martín
Miguel de Güemes y otros importantes protagonistas de la época, comenzó a
replantearse su condición de realista. Entre titubeos y una comprensible
indefinición, se gestó en él la difícil decisión de abandonar las prerrogativas
correspondientes a su nobleza para abrazar la lucha por la libertad. Esa
decisión se concretó el 20 de febrero de 1813.
El
representante del rey en el Perú era, desde 1804, José Fernando de Abascal, la
jefatura del ejército español estaba a cargo del general José Manuel de
Goyeneche y al mando de la vanguardia su primo, Pío Tristán.
A
comienzos de 1813 se vivía en Salta una difícil situación socio política que
determinó la designación de Juan José Fernández Campero como Gobernador
Provisorio en reemplazo de José Tirado, luego Márques de la Plata.
Paralelamente ejercía la comandancia militar de esa plaza.
En
la Ciudad entabló una relación amistosa con varios patriotas, en especial con
la dama jujeña Juana Gabriela Moro de López (quien años después recibiera el
apodo de «La Emparedada» cuando los realistas la condenaron a tan terrible
muerte, de la que fue salvada). Las circunstancias que se vivían, sumada a la
proximidad de un encuentro entre los ejércitos del general peruano Pío Tristán
y Manuel Belgrano, favorecieron la más importante de las decisiones que
Fernández Campero podía asumir: apoyar la causa independentista.
El
20 de febrero, encontrándose al mando del ala militar izquierda de las tropas
realistas, Campero se retiró con sus hombres del campo de batalla, según lo
previamente acordado. Esta acción evitó un gran derramamiento de sangre y
contribuyó al triunfo del Ejército del Norte. Como consecuencia de la derrota,
Pío Tristán capituló ante Belgrano (ambos habían sido compañeros de estudios en
España). A la tropa realista se le permitió regresar al Perú bajo juramento de
no volver a levantar armas contra los patriotas, lo que algunos cumplieron y
otros no.
Ante
la rendición de Pío Tristán, Goyeneche negoció un armisticio de 40 días con
Manuel Belgrano, lo que fue desaprobado por el virrey Abascal. A su vez
Belgrano fue severamente reprendido por el gobierno central por lo acordado con
Tristán. Goyeneche renunció al mando del ejército, regresó a España y fue
reemplazado por Joaquín de la Pezuela.
Pío
Tristán era amigo y compadre de Campero, por lo que su cambio era una
imperdonable traición a la corona y a un vínculo sellado ante la iglesia
católica.
Campero
fue sometido, en ausencia, a consejo de guerra. Sus bienes le fueron embargados
y un rencor implacable alimentó la sed de venganza en los pechos realistas. Por
su parte, algunos patriotas dudaron de él y tejieron intrigas sobre su accionar
a partir de la Batalla de Salta. Sin embargo y pese a lo que significaba, desde
ese momento Campero adhirió con su persona y bienes a la causa emancipadora
quedando a las órdenes de Manuel Belgrano.
3.
El marqués coronel
Martín
Miguel Juan de Mata Güemes regresó a Salta –su tierra natal- en 1814,
integrando la tropa del general José de San Martín quien reemplazó en el
Ejército del Norte al general Manuel Belgrano.
Al
asumir el mando, San Martín asignó a Güemes la defensa de la denominada “Línea
del Pasaje”, amplia región que comprendía parte de Salta, Jujuy y el Sur de
Bolivia. El héroe cumplió exitosamente la misión encomendada, siendo ascendido
por ello.
San
Martín permaneció poco tiempo al mando del Ejército del Norte. Comprendió que
para la liberación definitiva del territorio era necesario un plan diferente,
que se denominó combinado o plan Sanmartiniano. Consistía en evitar que los
realistas avanzaran hacia Buenos Aires trasponiendo Salta y Jujuy y mientras se
liberaba Chile para poder alcanzar, por mar, el centro del poder virreinal en
Perú.
A
partir de su opción patriótica, Juan José Fernández Campero apoyó con hombres y
recursos al Ejército del Norte a través de sus jefes. Por sus méritos y
servicios a la causa americana, en Junio de 1814 fue designado por el Director
Supremo de las Provincias Unidas, Gervasio Antonio de Posadas, Coronel del
Ejército Patriota. Al año siguiente José María de Alvear lo ascendió a Coronel
Mayor Graduado.
Uno
de los combates más importantes en los que intervino fue el de Puesto Grande
del Marqués (abril de 1815) en el que los realistas fueron derrotados. El
triunfo fue de vital importancia para los patriotas ya que reabrió las puertas
del Alto Perú permitiéndoles llegar hasta el Río Desaguadero, límite natural de
los Virreinatos del Perú y del Río de
Como
consecuencia de ese combate Martín Güemes fue designado Gobernador de la
Intendencia de Salta (integrada por Salta, Jujuy, Tarija y la parte occidental
del Chaco y Formosa) y ejerció el comando de sus fuerzas.
Güemes
organizó su Estado Mayor con parientes o gente de confianza, muy vinculados
entre sí, como Fernández Campero, José Miguel Lanza, Francisco Pérez de
Uriondo, Manuel Eduardo Arias, etc. apoyo que fue fundamental para las
victorias que se obtuvieron.
Al
comando del coronel Campero quedó el flanco militar comprendido por Yavi, Abra
Pampa; Rinconada; Cochinoca; Santa Catalina; Iruya y Santa Victoria. Para la
defensa formó un destacamento militar a sus expensas, compuesto por seiscientos
hombres armados al que llamó Primer Regimiento Peruano.
En
1816 el país atravesaba un momento crucial. Por un lado, los ejércitos
realistas luchaban por llegar a Buenos Aires, someter al gobierno central y
recuperar el dominio del ex Virreynato. Por otro lado, el Ejército patriota -en
muy malas condiciones- trataba de impedirlo. Ello motivó que el Director
Supremo -Juan Martín de Pueyrredón- ordenara su reorganización en Tucumán y
diera a Güemes la misión de defender la integridad de las Provincias Unidas y
la seguridad de ése Ejército. En ese momento las tropas al mando de Güemes
asumieron el rango de ejército al servicio de las Provincias Unidas, aunque la
orden no fuera acompañada por los recursos necesarios para el cumplimiento de
tan importante misión.
4.
El comandante general de
Campero
adoptó una serie de importantes medidas para abastecer al ejército. En Tastil y
en Casabindo, lugares estratégicos, instaló dos fábricas de pólvora con las que
asistía a sus tropas y a las de Güemes. En Tastil se manufacturaban
Las
tropas de Campero enfrentaron a las realistas en varios combates y escaramuzas,
venciéndolas. Bajo el intenso asedio, en octubre de 1815 Campero fue electo
Diputado al Congreso de Tucumán en representación del departamento altoperuano
de Chichas (Chichas y Tarija integraban la gobernación de Salta). Pero Campero
no pudo representarlo debido al dramático bloqueo militar en que el norte
Jujeño se encontraba.
En
su cargo de Comandante de la Puna era secundado por el Tte. coronel Juan José
Quesada y los capitanes Juan Antonio Rojas, Gregorio López y Diego Cala.
Quesada era un destacado oficial de línea, nacido en Yapeyú. Rojas estaba a
cargo de una brigada de gauchos a la que bautizó “La Coronela” y fue quien
terminó con la vida del realista Vicente Sardina, eximio militar en la guerra
irregular.
Mientras
el Congreso sesionaba en Tucumán, las tropas al mando del coronel Campero lucharon
en Orosas; Huacalera; Colpayo; Tilcara; Cangrejos y el Moreno. En el combate de
Colpayo murieron varios realistas y uno de sus principales jefes, el Tte.
coronel Pedro Zabala. La victoria de Colpayo fue eufóricamente celebrada en
Buenos Aires.
La
independencia fue declarada el 9 de Julio de 1816 y pudo concretarse porque las
tropas al mando de Güemes y sus comandantes impidieron con su sangre que los
realistas invadieran el territorio y aplastaran la revolución.
El
gobierno hizo saber a las Provincias que la independencia debía ser jurada por
toda la población. Fernández Campero concretó tal juramento mediante proclama
el 30 de agosto de 1816, día de Santa Rosa, designada por el Congreso Patrona
de la Independencia. Ese mes Manuel Belgrano reasumió el mando del Ejército del
Norte acantonado en San Miguel de Tucumán.
El
24 de setiembre de 1816, en las sierras de Santa Victoria, los Infernales
derrotaron a los “Angélicos” en un combate en el que fue apresado su
comandante, el Tte. coronel cura de apellido Zerda. El y otros prisioneros
fueron enviados a Jujuy.
5.
Correspondencia epistolar entre Güemes y Campero
Entre
Martín Miguel de Güemes y Juan José Fernández Campero hubo un importante
intercambio epistolar que puede ser leído en la monumental obra Güemes
Documentado, de Luis Güemes, Tomo VI. En el año 1815 se registran dos cartas
dirigidas por Martín Güemes al Marqués y una del Marqués a Güemes; en 1816 hay
diez cartas dirigidas por Güemes al Marqués y diecinueve dirigidas por el
Marqués a Güemes. La primera carta que el Marqués escribió a Güemes fue fechada
en Yavi el 25 de diciembre de 1815 y la última fue escrita en Moreno en 1816.
El
texto de algunas cartas es extenso, a través de ellas se pueden conocer
pormenores de la lucha en la que ambos participaban. En el comienzo y el final
de cada una de ellas se leen expresiones como:
* “Mi siempre
querido amigo, compañero y pariente”…; “Mi amado Martín y estimado primo”…;
…“quien te estima de corazón y te abraza en el alma”; “Mi amado Martín y mi buen
amigo”...; …“Manda siempre con confianza a tu amante primo y mejor amigo que te
ama muy de corazón” (del marqués a Güemes).
*
“Amado Juan José”; …“espera tus avisos tu amante primo y mejor amigo que te
estima”; “Amantísimo Juan José”…; …“tu mejor pariente, amigo y compañero que te
ama de corazón”; “Amado primo y querido Juan José”… ; …“Sabes cuanto te ama, tu
apasionado primo y mejor amigo” (de Güemes al marqués).
En
estas expresiones se aprecia el afecto y respeto que ambos se profesaban, como
parientes y como amigos. Para analizar otros aspectos, se transcriben dos
cartas, una dirigida por el marqués de Güemes y la segunda por Güemes al
marqués.
Desde
Moreno, el 14 de setiembre de 1816 Fernández Campero escribía a Güemes:
“Mi
amado Martín y mi buen amigo. Siempre te he dicho la verdad y jamás dejaré de
expresarla a voz en cuello. Anteriormente he dado mis quejas, no se pone
remedio, ni tampoco quiero ser ludibrio de chuchumecos, basta de espantajos. Va
el oficio adjunto para el señor Belgrano, espero le des curso, única prueba que
apetezco de tu amistad sincera y de nuestro parentesco y cree que a no haber
salido el enemigo de Yavi, no en el número de 100 hombres; si sigue sus marchas
lo he de hostilizar hasta entonces, si viene. Hasta la respuesta del general
ocupo en este punto. No procedo acalorado, nací con honor y trato de
sostenerlo. Las cartas que me escriben no llegan y cuando las veo están
abiertas; se desconfía de mí, después de que he sostenido estos puntos con mi
dinero desde enero; basta, todos me mandan y nadie obedece.
Pancho
(se refiere
a Francisco Pérez de Uriondo, aclara Domingo Güemes) me escribe que no ha
recibido la ropa suya que le mandé con Madariaga; sé que se halla ahí; trata de
estrecharlo para que la vomite.
Manda
siempre con confianza a tu amante primo y mejor amigo que te ama muy de
corazón.
Juan José Fernández Campero”
El
mismo día (14 de setiembre de 1816) Martín Güemes escribía al marqués desde
Jujuy:
“Amado Juan José:
A
tiempo de salir la que con fecha de ayer te escribo, llega a mis manos la tuya
del 12 con el parte oficial del movimiento del enemigo. Nada tengo que agregar
a lo que te digo de oficio. Tú estás más inmediato, o tienes la cosa presente y
con este concepto haz de operar ejecutivamente sin comprometer la suerte de las
armas que mandas, pero es de necesidad que indispensablemente me avises de
todos tus planes, y medidas según y como las tomes, para que en combinación con
las mías, tengan el efecto que nos propongamos. Saravia debe venir a tus
órdenes, aunque no sea más que a proteger tu retirada y así es preciso que lo
actives y ejecutes del modo más análogo a las circunstancias. En fin haz cuanto
guste y estimes conveniente para eludir las intenciones del enemigo calculando
éstas por sus posteriores movimientos; y espera tus avisos tu amante primo y
mejor amigo que te estima.
Martín Güemes”
Estas
cartas, fechadas el mismo día, contienen temas personales y militares. El trato
que se prodigan es informal, de confianza mutua, lo que los lleva a exponer sus
quejas, resentimientos y preocupaciones con franqueza.
En
la última carta que el marqués dirigió a Güemes (de fecha ilegible debido a que
al momento de la recopilación se encontraba rota) hay párrafos claves para
comprender el momento histórico que se vivía.
Anular
al marqués era un objetivo de los realistas, sobre ello dice: “Ya mandé
retirar a López y Concha del Rosario, por saber que el enemigo carga a aquél
punto y me busca aquí. Trato de resistirlo si viene, para ello están tomadas
las medidas…”
La guerra exigía arduas
tareas de inteligencia para conocer los movimientos y posibilidades del enemigo
y de los que actuaban en el propio terreno: “Tengo originales de los partes
de los bomberos por medio de Cala y de otros, y mantengo una lista de los
indios pícaros; ando para pillarlos, si caen te los mandaré salvo si son muy
delincuentes”.
Y las angustias compartidas
por la falta de apoyo del gobierno nacional: “Veo los trabajos en que te
hallas por carne para la tropa, pero si tú no me auxilias ¿cómo subsisto? Ya no
hay recursos; y esto nos mata”, clamaba el marqués.
6.
El destino de la venganza
En
noviembre de 1815 Joaquín de la Pezuela derrotó a José Rondeau en Sipe Sipe, con
lo que el Alto Perú quedó nuevamente expuesto a la acción de las fuerzas
españolas, que se mostraban cada vez más crueles. Como consecuencia de esa
victoria Pezuela fue designado en reemplazo de Abascal, Virrey del Perú. Se lo
reservaba para titular del Virreynato del Río de la Plata en cuanto se
recuperara Buenos Aires, lo que España consideraba inminente. Pezuela asumió su
cargo el 7 de julio de 1816, dos días antes que en Tucumán se declarara la
independencia.
La
jefatura del Ejército Realista del Alto Perú quedó provisoriamente a cargo del
Gral. Juan Ramírez Orozco hasta la llegada de quien sería su titular, el
mariscal José de la Serna. Éste había partido de Cádiz en mayo de
La
Serna tenía por misión recuperar el ex Virreynato del Río de la Plata, arribó a
Arica el 7 de setiembre de 1816. Desde allí escribió al virrey Pezuela
informándole que preveía posesionarse de Buenos Aires en Mayo de 1817
(fecha en la que el soberbio español regresaba, humillado por las tropas
Güemistas, al Alto Perú. Algunos dicen que por su condición de Jefe del Ejército
derrotado, montaba el último caballo que quedaba en pié. Los demás habían sido
sacrificados para aplacar el hambre que azotaba a la infeliz tropa, o habían
muerto en el campo de batalla o les habían sido arrebatados por los Patriotas).
Al
mando de La Serna se encontraba la mayor fuerza invasora dispuesta hasta
entonces, compuesta por profesionales que habían combatido en Europa contra
Napoleón Bonaparte y en Sudamérica contra Simón Bolívar, obligándolo a
refugiarse en la isla Margarita.
Dos
importantes jefes del Ejército Realista eran Pedro Antonio Olañeta y Guillermo
Marquiegui.
Olañeta
era un firme absolutista monárquico, nacido en Vizcaya y radicado en Salta
durante su juventud. Conocía el terreno por su actividad comercial que le
permitió consolidar excelentes relaciones. Había participado en las Batallas de
Tucumán, Salta, Vilcapugio, Ayohuma y Sipe Sipe, adquiriendo importantes
conocimientos militares. Se caracterizó por ser un duro represor de los
libertarios a quienes no dio tregua ni paz durante los quince años que los
combatió.
Marquiegui
poseía vasta experiencia militar demostrada en Sipe Sipe, donde había perdido
un brazo a raíz de un violento sablazo.
Uno
de los principales objetivos de los realistas era descabezar a las tropas para
poder cumplir la misión asignada: recuperar el poder. Por ello antes de
presentar combate trataron de seducir a los jefes patriotas proponiéndoles
prebendas, privilegios y protección especial si aceptaban someterse a la
autoridad del rey. Todas fueron rechazadas, algunos de los destinatarios de las
mismas fueron Campero, Urdinenea, Uriondo y Güemes. Esto generó mayor rencor y
sed de venganza en los invasores, por lo que, rechazados y heridos en su
orgullo, procuraron por todos los medios capturar o matar a los jefes.
Por
ello en 1816 hubo grandes pérdidas para las fuerzas patriotas. En abril cayó
Vicente Camargo, a quien el coronel español Buenaventura Centeno había logrado
cercar en Culpina, Charcas. Centeno descuartizó el cuerpo de Camargo, enviando
la cabeza a Pezuela y las demás partes del cuerpo a los diversos lugares en los
que había actuado. En setiembre fue sorprendido Manuel Ascencio Padilla, su
cabeza fue expuesta públicamente. En noviembre, en proximidades de Santa Cruz,
fue vencido y muerto Ignacio Warnes. Simultáneamente, en el extremo norte de
nuestro actual territorio asolaba la tragedia.
De
Arica el mariscal La Serna se dirigió al Alto Perú donde organizó un ejército
de 6000 hombres. Se encontraba en Cotagaita preparando la invasión a las Provincias
Unidas, cuando Pedro Antonio de Olañeta se abalanzaba sobre las tropas del
marqués y el pueblo de Yavi.
7.
15 de noviembre de 1816, día de los mártires de Yavi
El
15 de noviembre de 1816 no es citado en las efemérides nacionales, sin embargo
debería integrarlas por lo sucedido en Yavi, donde la violencia enceguecida de
quienes se negaban a aceptar nuestra independencia, tiñó de rojo el paisaje con
las vidas del sufrido pueblo.
En la bella capilla un sacerdote oficiaba
misa cuando las tropas de Olañeta arrasaron el lugar. Para comprender el ataque
y sus tristes consecuencias, se transcriben los escritos de tres autores: Jorge
Newton, Bernardo Frías y Luis Oscar Colmenares.
Jorge
Newton relata: “Mientras La Serna prepara e inclusive inicia su invasión rumbo
a Salta, en el campo argentino se está ya sobre aviso de los acontecimientos
que se avecinan, pues, desde el mes de agosto de 1816, que es cuando Belgrano
asume el comando del ejército patriota que ha retrocedido hasta Tucumán, es
evidente que comienza a cundir la alarma de la invasión realista al territorio
de la provincia de Salta, que entonces comprende la jurisdicción de ese nombre,
y las de Jujuy y Orán.
Aún
antes de que La Serna resuelva iniciar su campaña, ya el general Olañeta
incursiona frecuentemente sobre las proximidades de las avanzadas de los
gauchos de Güemes, teniendo como punto de apoyo a la población de Yavi, desde
donde unas veces avanza hasta la población de Humahuaca, situada en la entrada
de la Quebrada del mismo nombre, y otras veces por el despoblado de Casabindo,
como asimismo se introduce en el valle del Bermejo, aprovechando para eso los
boquetes de la sierra de Santa Victoria.
Es
para neutralizar estos movimientos de Olañeta, previos a la invasión comandada
por La Serna, que Güemes ubica en Tarija uno de sus escuadrones, al mando
directo del Comandante Uriondo, a quien le ordena sostenerse allí tanto como le
sea posible, apoyando a los naturales del lugar, que desean pronunciarse por la
revolución. Atacado posteriormente por las fuerzas superiores del general La
Serna, Uriondo opta por retirarse al lugar denominado Las Salinas.
A
esta altura de los acontecimientos, Güemes ha tomado un dispositivo de batalla
que, si por una parte hace honor al guerrillero, por otra revela en su autor al
militar de carrera. Describiendo tal dispositivo militar, dice el general Mitre
que “servía de punto de apoyo a esta fuerza destacada, el comandante don
Manuel Eduardo Arias, caudillo local del Valle de Zenta, que tenía su cuartel
general en San Andrés, quien vigilaba al mismo tiempo las serranías de Santa
Victoria o Yavi. Por la izquierda reforzó al marqués de Yavi, situado en la
altiplanicie del despoblado, con algunas partidas de Dragones Infernales y
gauchos a cargo del capitán Juan Antonio Rojas, nombrando segundo jefe de la
división volante del marqués al comandante Quesada, desertor del ejército de
Rondeau, que tenía reputación de buen oficial de línea. Al centro y a lo largo
de la Quebrada situó la vanguardia escalonada, confiando su mando general y el
de todos los puestos avanzados al comandante don José María Pérez Urdininea,
natural del Alto Perú, y jefe valiente y entendido en la guerra. En esa
disposición, el honor del primer choque parcial cupo a la división del marqués
de Yavi”.
Al
producirse el avance de Olañeta, el marqués, después de haber permanecido algún
tiempo dominando la ciudad de Jujuy, opta por retirarse hasta Abra Pampa, donde
lo ataca la vanguardia de Olañeta, siendo repelida, después de algunas
vacilaciones, y finalmente puesta en desordenada fuga.
Este
pequeño choque, registrado en momento en que La Serna asume el mando del
ejército realista en reemplazo de Olañeta, es una advertencia respecto a lo
dura que va a ser la campaña, y La Serna, veterano guerrero, ante todo, no la
deja pasar inadvertida, y prefiere que se lo considere derrotado a él mismo,
sin estarlo.
Este
y otros pequeños triunfos engañan al marqués de Yavi, de quien el general Mitre
dice que “se creyó un verdadero general vencedor y avanzó su campo hasta
Miraflores, a inmediaciones de la vanguardia enemiga”, mientras Güemes, que
se encuentra a sesenta leguas a retaguardia, y que por lo tanto no puede tener
noción de lo que ocurre sino a través de los informes que le envía el marqués,
ordena una concentración de vanguardias a las órdenes de aquél, para que
inicien la persecución del enemigo, sea cual fuere el rumbo que tome. Tan
convencido está Güemes de la veracidad del informe del marqués, que ese mismo
día le escribe al general Belgrano, que continúa con su ejército en las
inmediaciones de la ciudad de Tucumán:
“Por
cobardía del enemigo no hemos podido poner en ejecución en todo los planes que
en copia le dirigí en mi anterior. La retirada la ha hecho sin más motivo que
el haber sabido que se movían las divisiones de mi mando. Hemos desconcertado
sus planes”.
Pero
nada de esto ha ocurrido, se trata solamente de un ardid del general español”,
finaliza Newton.
El
Dr. Bernardo Frías dice respecto a lo sucedido en Yavi el 15 de Noviembre:
“Unos soldados que andaban recogiendo leña fueron tomados y uno solo que escapó
llevó la alarma a Yavi. La sorpresa fue completa e inesperada; el pueblo fue
envuelto en breves minutos. El campo inmediato, donde pastaba lo principal de
los caballos de la división, fue tomado por la caballería de Marquiegui,
mientras unos cien infantes hacían fuego desde la loma y otros iban a dar el
asalto por el lado del río. Sólo una corta fuerza que acampaba fuera del
poblado logró ganar un cerro inmediato e inició la resistencia, la misma que
cargada poderosamente, fue dispersada si no pasada a cuchillo.
Dentro
del recinto de la población todo fue confusión y desorden. Algunos oficiales
querían organizar las tropas, más estas, sobrecogidas, sólo atinaban a huir de
la desbandada. El infeliz Cala, que cayó prisionero, fue inmediatamente
fusilado. Quesada fue tomado en la plaza, le dieron unos cuantos sablazos se
rindió prisionero; corriendo igual suerte trescientos hombres de tropa. El
marqués, más desgraciado que todos, oía en esos momentos misa. Sintiendo el
tropel en la plaza, salió cuando el enemigo cargaba. El desventurado, que era
corpulento y casi obeso, se hallaba a pié. Acierta en eso pasar don Bonifacio
Ruiz (de los Llanos) montando en pelos un caballo flaco enfrenado; el marqués
que lo ve, le suplica su consejo y protección, a lo que el generoso oficial
cedió, dándole su caballo.
Cuesta
al marqués cabalgar, aún con ayuda; mas una vez encima, ordena a Ruiz organizar
la tropa, mientras tira él a ponerse a salvo. Pero el enemigo, entrando también
por la parte del río en aquél momento, dilata el pánico; todos se creen
cercados y tratan de huir cada uno como mejor puede. Todo quedaba así perdido.
Ruiz, que era alto y flexible, alcanza al marqués y de un salto se le trepa a
las ancas; pero viendo era imposible sostener al marqués en caballo sin silla
ni estribos, toma una mula con la cual da, cambia el marqués de cabalgadura y
acompañado de cuatro jinetes se cree a salvo. Mas siete enemigos lo cargan a
caballo también; una zanja que se cruza en el paso detiene al marqués que
titubea entre el golpe que le ofrecía el salto de la bestia y las garras de sus
perseguidores. Sus compañeros lo instan; el tropel ya está encima; él es el
único que queda en aquella banda. Al fin toma ánimo, se encomienda a Dios y
afirma el acicate a la bestia. Salta la mula, arroja al marqués de la silla y
cae éste en el fondo de la zanja, con lo que los enemigos logran darle alcance.
Sujetan ante él sus caballos, le intiman rendición y el marqués, poniéndose de
pie, se declara rendido. En sólo el corto espacio de media hora, todo quedó en
poder de los españoles”.
En
otro párrafo Frías expresa: “Más de una vez hemos clasificado de desdichado al
marqués de Yavi en esta última aventura de su vida, y ahora lo repetimos que
así lo era, y sobre todas las desdichas; porque más le hubiera valido el haber
quedado tendido entre los muertos, que haber caído en manos de sus enemigos,
porque vinieron a ser para él ahora más que enemigos, sus verdugos”.
El
Dr. Luis Oscar Colmenares dice: “La sorpresa de Yavi fue ocasionada por un
descuido del marqués de Tojo, coronel mayor Juan José Fernández Campero, y por
la habilidad del jefe de la vanguardia española general Pedro Antonio Olañeta.
Este simuló retirarse de la Quebrada de Humahuaca hacia Suipacha. La división
del marqués quedó en Yavi sin contar con vigías ni exploradores, lo que fue
aprovechado por Olañeta para volver precipitadamente y atacar Yavi.
Prácticamente toda la división fue capturada. Olañeta informó a Ramírez Orozco
que de los 800 hombres de la división hubo una multitud de muertos y 340
prisioneros. Lo mas grave fue que tomaron prisionero al marqués, a quien los
españoles trataron con suma severidad porque lo consideraban un traidor pues hasta
principios de 1813 había combatido en las filas españolas, pasándose ese año a
las filas patriotas”.
Como se
aprecia, la represalia realista fue espantosa porque la detención del marqués
era un objetivo que desvelaba a los invasores. Más de trescientos combatientes
fueron apresados, varios de los cuales fueron fusilados en el acto. Muchos
habitantes, sin distinción de sexo ni edad, fueron capturados y enviados a
Potosí, junto a la tropa. En la plaza de esa ciudad fueron degollados o
vendidos como esclavos, como brutal escarmiento. (Según la tradición, la imagen de Nuestra Señora del
Rosario ubicada en la Iglesia, es una ofrenda que creyentes y familiares de los
sobrevivientes de la matanza en Potosí dedicaron a la memoria de los mártires
civiles de Yavi, que fueron ajusticiados por la causa que defendieron).
El
arsenal encontrado fue trasladado al Convento de Santo Domingo. Con
posterioridad se hizo estallar el material explosivo, destruyendo con tal acto
de barbarie numerosos edificios y matando o hiriendo a gran cantidad de
inocentes.
Capturado
el marqués, la defensa de la Puna quedó al mando de Bonifacio Ruiz de los
Llanos, quien estableció una base militar en la casa de Campero y continuó la
lucha a las órdenes del Gral. Güemes.
La
violencia con la que luego avanzó La Serna no pudo ser contrarrestada por los
patriotas, Jujuy fue sitiada el 25 de diciembre de 1816 y Salta en abril de
1817. Pero las tropas al mando de Martín Güemes lo obligaron a retirarse en
forma vergonzosa hacia el Alto Perú.
8.
El martirio del marqués
Campero
permaneció encarcelado en Tupiza y en Potosí durante más de un año, sometido a
crueles tormentos. Fue juzgado por una corte marcial por infidelidad al rey y
condenado a prisión perpetua. Increíblemente logró escapar de Potosí pero fue
apresado nuevamente tras largos días de hambre, frío, cansancio e incontenible
angustia.
Los
tres padres de nuestra independencia, Manuel Belgrano, José de San Martín y
Martín Güemes, reclamaron duramente a De la Serna por las torturas inflingidas
a Campero exigiendo compasión y respeto hacia su persona. Simultáneamente
ofrecieron canjear a los prisioneros que habían sobrevivido al ensañamiento
opresor por realistas cautivos. La Serna sólo aceptó, después de dos años, la
liberación de uno de los oficiales de Campero.
Campero
fue sometido a Consejo de Guerra por su condición de noble y ex coronel del
rey. Luego de ser encarcelado en Lima fue enviado a España donde sería juzgado
pero nunca llegó.
El
marqués enfermó gravemente en alta mar y debió ser desembarcado en Jamaica,
detenido y bajo el control del gobernador de la Isla en Kingston. Sintiéndose
morir dejó a Manuela Güemes y su esposo José Santiesteban al cuidado de sus
hijos sobrevivientes (Fernando y María Calixta) ya que su esposa (Manuela
Barragán) y uno de sus hijos (José María del Pilar) habían fallecido.
En
la Capital de Jamaica, en suelo extraño, insensible y ajeno a su dolor, cerró
sus ojos, a los 43 años, Juan José Fernández Campero, mártir de la
independencia americana. Fue el 22 de Octubre de 1820.
El
acoso realista hacia el detestado marqués no cesó con su muerte. Sus hijos y
las personas a cuyo cargo quedaron fueron perseguidos y sus bienes liquidados.
9.
Palabras finales
Quienes llegan a Yavi saben que en el
lugar pueden visitar la magnífica Iglesia, la impactante casa del marquesado,
las pinturas existentes en proximidades del río y en otros puntos de la
localidad. Algunos se conforman con las explicaciones dadas por Lidia (la
celosa encargada) en la Iglesia; otros tratan de integrar o ampliar sus
conocimientos; otros quedan deslumbrados por las riquezas. Son distintas las
actitudes y las opiniones que se vierten, algunas poco benévolas hacia los
marqueses, a quienes consideran opresores de nativos, mercaderes de esclavos,
explotadores, etc.
En
esta breve síntesis se procura contribuir al conocimiento del último marqués en
su condición de patriota. Al hombre que heredó títulos y fortuna a los que
renunció a riesgo de su vida y eligió ser soldado de la causa americana. Sería
interesante pensar qué hubiera ocurrido si Fernández Campero hubiera mantenido
su lealtad al rey y hubiera armado una tropa para luchar por la recuperación
del territorio perdido. La ubicación de Yavi era estratégica…
Seguramente
no hubiera sido perseguido, acosado, detenido, torturado y condenado como lo
fue por su inaceptable opción. Como quiera que se lo juzgue, no puede dejar de
reconocerse que su decisión fue heroica y ejemplar, es lo que en esta síntesis
se procura destacar porque se la desconoce.
Consecuencia
de su entrega fue la pérdida de su importante patrimonio, su tortuosa prisión y
su trágica muerte. Por eso se considera que nuestro país tiene con Juan José
Fernández Campero una deuda de gratitud: merece ser reconocido como patriota y
reposar en la tierra por la que luchó indeclinablemente a partir de 1813.
En
Yavi dicen que el marqués fue muy querido y respetado, ese cariño se aprecia
cuando se dialoga con los lugareños. Algunos de ellos descienden de aquellos
que dieron su vida por la libertad y quizás vean con agrado el regreso del
patriota.
Además
el marqués era Yaveño, quizás su tierra lo esté reclamando.
CAMPERO, Rodolfo Martín: El Marqués de
Yavi: Coronel del Ejército de las Provincias Unidas del Río de la
Plata-Comandante de Güemes en la Puna. Tucumán, Febrero de 2006.
FRÍAS, Bernardo: Historia del Gral. Martín
Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la independencia Argentina. T III.
Ediciones De Palma, Buenos Aires, 1971.
COLMENARES, Luis Oscar: Martín Güemes. El
héroe mártir. Ediciones Ciudad Argentina. Buenos Aires, 1998.
NEWTON, Jorge: Güemes, el caudillo de la
guerra gaucha. Plus Ultra. Buenos Aires, 1986.
GÜEMES, Luis: Güemes Documentado. Plus
Ultra. Bs. Aires, 1980.
LA ESTAMPA DEL GENERAL
Amalia E. UGARTE de
TROGLIERO ·
1. Su faz humana
Según un estudioso del alma humana, el
Dr. Emilio Mira y López, existen cuatro pasiones que actúan como núcleos
energéticos, que mueven al hombre a su desarrollo, pero también lo limitan.
Para acercarnos más hacia la figura de un
hombre de carne y hueso y no a la de un mito, trataremos de analizar la
personalidad de Martín Miguel de Güemes, tomando como ejes de análisis estos Gigantes
del alma humana, al decir de Mira y López y ubicaremos a nuestro héroe en el
contexto social, de su época y de la nuestra.
Estas pasiones son:
-
EL
MIEDO
-
-
EL
AMOR
-
EL
DEBER.
Tomaremos éstos impulsos o fuentes de
energía del hombre, considerando que ellos son tan conocidos a los seres
humanos, que servirán para aproximarnos a la real estampa del General.
Opondremos a estos impulsos las cualidades que se les contraponen.
No es nuestra pretensión realizar un
análisis psicológico de nuestro héroe, sólo estudiaremos estas pasiones para
razonar con sentido común y de ese modo describir al hombre más que al mito.
2. El miedo / El coraje
El coraje es lo opuesto al miedo, que es
la actitud encogida y tímida que adoptan algunas personas ante la vida. Es
superior a ellas, es lo que se conoce corrientemente como complejo de
inferioridad y que provoca sentimientos de envidia y celos.
Güemes fue un hombre seguro, valeroso, lo
demuestran sus acciones. Se quería a sí mismo, por eso podía amar a su patria y
encontrarla en sus semejantes. Su prójimo era el gauchaje, pero también todos
los hombres de su tierra, para quienes la quería libre de intrusos.
Pero hubo entre sus semejantes- más
cercanos por lazos de sangre y “amistad”- seres invadidos por el miedo y la
cobardía. Aquellos hombres tenían miedo de sí mismos, tenían miedo de Güemes y
de lo que él representaba: la libertad. Y el miedo a la libertad es aterrador.
Es uno de los miedos más terribles, porque significa miedo a la
responsabilidad, al trabajo y a la generosidad. Y el miedo es mezquino.
Los hombres de aquel entonces, también
tenían temor de perder sus riquezas; y por que no, perder el tutelaje de
España, que bien está decirlo, eran sus mayores. Imaginemos el conflicto que
acarreaba toda esta carga para algunas débiles personalidades.
Güemes y la Revolución eran verdaderos
estímulos fobígenos. Correlativamente, surgían como mecanismos de defensa, la
bronca y el odio a quien hacía tambalear sus estructuras. Güemes representaba
la amenaza a su seguridad, a su prestigio.
De pronto muchos que habían recibido
mercedes, dinero, títulos, se enfrentaban a la “Nadedad”. El pobre “yo” de
aquellos personajes debió haberse sentido desintegrado, pulverizado por uno de
los suyos. La libertad que Güemes perseguía apuntaba, nada menos, que a su
seguridad y amenazaba con desmoronarla.
De aquí las denuncias y las habladurías.
Había que destruir a quien veían como la causa de sus desventuras. Nuestro
héroe era para sus enemigos:
-
Un
déspota
-
Un
cacique
-
Un
guerrillero y ah!
-
Un
enfermo del cuerpo y de la moral
Pero, a pesar de todo esto, la figura del
general se alza enhiesta, arrogante, altiva, sobre este barro humano y recibe
el reconocimiento y el amor de los gauchos, de sus pares y superiores, y de
otros, también hombres de ley como Pachi Gorriti, el coronel. Vidt, Luis
Burela, Gabino Sardina, Pedro Zavala, Juan Antonio Rojas, los Padilla...
Cuando Güemes organiza el Ejército de
Observación, encomendado por San Martín, solicita el auxilio de los vecinos,
“ya sea en dinero o en especias, o en calidad de donación o préstamo” y obtiene
inmediata respuesta de muchos salteños.
Hay donaciones que van acompañadas por
oficios en los que está presente el reconocimiento y alegría por la elección
que hizo San Martín en nombrarlo. Así lo dicen Toledo Pimentel, José María
Pérez de Urdininea, Juan José Giménez, Francisco Ortiz de Ocampo y otros.[1]
Especial respuesta recibe de las mujeres
que con el sexto sentido que Dios puso en su alma, supieron percibir la
grandeza de Güemes y lo amaron de todas las formas y lealmente, hasta morir por
él como su último y gran amor: Carmen Puch.
La mujer, desde tiempos remotos salió a
la par del hombre a exigir la igualdad de derechos, la libertad de los seres
humanos y cambios políticos y sociales. No es casual que símbolos como la
Libertad, la Patria, la Justicia estén representados por mujeres. (La Estatua
de la Libertad en E.E.U.U. Una mujer empuñando la bandera en Francia...)
Las mujeres que hubo en la corta vida de
Güemes, fueron sus colaboradoras o sólo amigas o novias o amantes, como en la
vida de cualquier hombre importante. Era un líder para todos, era apuesto y
gallardo, ejercía una atracción tan honda que creaba leyendas.
Debe haber sido muy difícil para él
rehuir a tanta devoción, a tanto amor. No lo tentaron riquezas ni títulos.
Parece ser que sólo el amor lo doblegó en alguna ocasión y esto fue aprovechado
por quienes querían alejarlo de su meta.
Dice al respecto Joaquín Castellanos:
“Algunos, probablemente los
envidiosos de su capacidad para sentir la vida, para poseerla y dilatarla en
excelsas plenitudes, interpretaban su culto a la mujer como un vicio, sin darse
cuenta que en ese culto que aparece rendido a su hermosura, hay casi siempre
una dolorosa imploración a su bondad”´.
“La mujer, como los templos,
es un albergue espiritual ¡Qué extraño era que, por contraste a tantas manos
que se ocupan de herir, se complaciese en las que vendan heridas y que,
perseguido sin tregua por las bocas que maldicen necesitara acercarse a los
labios que rezan”.
“Pero es
sabido que sus afecciones más profundas fueron las consagradas a la nobilísima
esposa, a la inteligente y valerosa hermana y a la madre venerable”.
“El día que Güemes asumió el Gobierno de la
Provincia, entró en el gran sarao, celebrado en su honor, del brazo de su
madre, con la cual formó pareja para iniciar la fiesta.”[2]
Pero los dichos malévolos, esa leyenda
negra creada por sus enemigos, sólo fue madera para encender el fuego que
iluminó su figura y espantó las sombras de las noches de la patria. Con más
fuerza se yergue desde entonces su imagen, oteando el horizonte. Adelante, un
viento pregonero desparrama la verdad por todo el Norte, se expande y penetra
los rincones de este suelo americano.
De nada valió que la historia oficial lo
ignorara muchos años. De nada valió el “ninguneo” de algunas memorias sin
memoria.
Quién sabe si ese olvido no fue MIEDO,
ese GIGANTE NEGRO que acecha a algunos hombres y los atrapa.
El pesimismo se adueñó de algunos
salteños de entonces. Tampoco Buenos Aires creía en Güemes y en sus gauchos,
pero esto no lo amilanó. Una gran confianza en sí mismo y en el gauchaje lo
hizo emprender aquella tamaña empresa.
Mira y López afirma que en personas de
poca salud el miedo hace estragos y les crea estados de inseguridad, inquietud,
pesimismo, ansiedad e insuficiencia “yoíca”. Güemes no fue uno de esos hombres.
Sus manos sostenían las riendas de su salud moral y física y con tensa voluntad
se abría paso, capaz de fabricar los triunfos a puro grito y espolear de
sueños.
3. La ira
Hoy como ayer y en forma de venganza
asoma la ira, se disfraza de justicia y se escapa la energía en odios
estériles.
Mancillamos símbolos, estropeamos
palabras, degradamos instituciones. La IRA, roja y ciega, tiñe de sangre el
uniforme gallardo del General; destruye la palabra caudillo para reemplazarla
por la de terrorista. Confunde a nuestros jóvenes.
Aparecen como records de ventas libros de
algunos historiadores revisionistas, que nada nuevo aportan. Solo azuzan a la
división de los argentinos. Así, afirman por ejemplo, que toda la clase social
dirigente de esos años, fue traidora. Y no es verdad.
Joaquín Castellanos dice:
“La porción que de esa clase
que entonces, como ahora aquí, como en todas partes, pretende que se haga
patria sin gastar, llamó en su auxilio al ejercito realista, consumando una
traición que solo por ser de muchas no se ha individualizado con los caracteres
odiosos de los Judas. Hubo aquí más de treinta dineros. No fueron los patricios
de Salta, como se ha dicho injustamente, los que conspiraron contra Güemes y lo
entregaron al enemigo extranjero. Los autores de este crimen fueron unos
cuantos avaros”[3].
Nosotros, a 185 años de aquella felonía, podemos decir que en el año 2006, la patria tiene más traidores que entonces. Cientos de Barbaruchos conspiran con distintas máscaras (máscaras de escritores, de historiadores, de políticos, de periodistas...) alimentando el odio entre hermanos en defensa de perversos intereses personales.
El hombre es un ser esencialmente
ambicioso, porque busca para sí el Bien. Pero en cada uno de nosotros varía ese
concepto del Bien. Ese bien puede ser el saber, la pureza, la salud, la fama,
el poder, la libertad, el dinero... Lo que se quiere poseer varía. Varían los
valores, los ideales. En el afán de poseerlos, muchas veces el hombre débil se
vuelve irascible, miedoso, mezquino; se encoleriza y es capaz de matar, de
traicionar, de vender su alma al Diablo, para conseguir lo que precia como
bueno. Y en ese camino hacia “su bien”, se pierde. Pretende conseguirlo a
cualquier costo; sigue sus impulsos, roba para obtenerlo, calumnia a quien se
opone, se venga.
Güemes tenía en claro sus valores, sus
ideales. Su Bien era la libertad de la Patria, el amor a sus gauchos. Él supo
sublimar sus impulsos. Pocas veces ese Gigante Rojo del alma que es la ira pudo
atraparlo. Sólo lo enojó la traición y la subestimación que el enemigo realista
sentía por los americanos y aún para ellos tuvo perdón. Lo demostró desde
Suipacha, su primera batalla, con el respeto con que trató a los prisioneros.
4. El amor
El tercer gigante del alma es EL AMOR. Según
Mira y López es la fuerza que nos anima y nos ahoga, que nos impulsa y anula,
que nos eleva y nos hunde, que nos beatifica y envilece. Es tan impresionante
su energía que es capaz de vencer al MIEDO y a
Según Freud, las energías que generan estos
gigantes, sufren en algunos hombres y mujeres una conversión ascendente –
sublimación- que suscita las ansias de saber, de crear y del placer estético.
Fue en base al esfuerzo que le dictaron estas energías que la humanidad
desarrolló una cultura.
Pero el AMOR también es una cuestión de
fe. De ahí la fe-licidad y la fe-cundidad.
Güemes tenía fe en Dios, fe en sus
gauchos y en sí mismo. Por eso tenía la convicción del triunfo, de llegar a
feliz término y de que su gesta sería fe-cunda.
¡Qué más ejemplo para los argentinos!
Bastará la fe como impulso inicial y el
esfuerzo del día a día para encaminar todas las energías.
Quien vive el amor laxo, sólo como deseo
de poder o como mero placer infra-abdominal, es difícil que produzca grandes
obras que lo hagan trascender.
Los hombres que logran armonizar sus
energías y las mantienen en equilibrada tensión, obtienen el fuego creador que
les da esos hijos espirituales.
5. El deber
Hubo un tiempo en que el hombre era puro animal,
pero poco a poco, mientras su columna vertebral se erguía, se iba elevando
también de su condición de bestia y he aquí que el soplo Divino lo hizo hombre
y con él nació el Deber. Entonces fue capaz de normar su conducta. En ese
momento se estructuró el grupo social.
Pareciera que hoy estamos siguiendo el
proceso inverso: nos volvimos tan egoístas, tan individualistas que nos vamos
bestializando. Nuestra columna se inclina hacia abajo. Algunas manos se hacen
garras para atrapar y destruir al otro. Otros, estamos. Estar. No es lo mismo
estar que ser.
¿Cuál es la propuesta ante este desolado
panorama? Volver, volver hacia la olvidada senda que nuestros héroes dejaron.
Comprender que fueron hombres sin destruirlos y sin apartarnos de la verdad
documentada. Simplemente desmitificarlos para poder imitarlos. Entender sus
debilidades y subrayar sus acentos. Es difícil imitar a un Dios. Es posible
parecerse a un hombre.
Ana Gloria Moya expresa:
“Se trata no sólo de ofrecer modelos para
copiar, sino de hacer sentir que cualquiera de nosotros hubiera podido, en esas
circunstancias, haber sido uno de ellos. De bajarlos del Olimpo y convertirlos
en vecinos, parientes, uno de nosotros. De intentar la utopía, de recrear esas
figuras que modificaron la historia pasada, en pos de modificar el presente. La
actual ausencia de certezas impulsa angustiosamente la mirada al pasado
buscando raíces a las que aferrarnos. Y ellos, los héroes, están ahí para
certificarnos que de allí venimos, que tenemos un origen para ratificar nuestra
existencia”.[4]
Güemes percibió a todas luces el deber.
Supo, porque seguramente buscó dentro de sí, cuál era su lugar en ese momento
de la historia.
Joaquín Castellanos lo dice:
“… todo aquel conjunto de fuerzas de la
naturaleza y de la raza, obraba bajo el impulso directriz de un sólo
pensamiento y una sola voluntad, de tal pujanza que todo parecía obedecerle, en
un encadenamiento de múltiples disciplinas con que movilizaba todas sus
energías sociales en combinación con todas las potencias de la tierra,
insurreccionadas por el espíritu de la libertad (…) el comando de Martín Miguel
Güemes, capitán por derecho natural, con despachos expedidos por Dios, y una
limpia y honrada foja de servicios, de tal magnitud y trascendencia, que con la
firma de la patria, merece llevar la rúbrica de la humanidad civilizada”.[5]
Ese es Güemes, ahí está. El humus de su
carne es buena tierra para nutrirnos.
6. Propuesta final
La Patria es algo más que una cancha de fútbol,
más que un partido entre Argentina y Serbia y Montenegro, es más que una sala
de situaciones. La Patria es esa escuela sin bancos, sin docentes nombrados por
puntaje. Es también aquella que tiene preceptores y directores nombrados por el
dedo político. La Patria es el hospital sin remedios y sin higiene. La Patria
es el barrio pobre sin luz y sin agua. Son más Patria los que sufren las
miserias del olvido.
Con frecuencia, hoy la palabra Patria
encierra las más ruines intenciones de algunos políticos logreros, de jefes
oportunistas, de grupos económicos esclavizadores, de periodistas mentirosos...
A Güemes, no sólo le debemos sus
reivindicaciones de independencia. Fue llamado el “padre de los pobres”, por
ese amor a esa raza fundante de nuestra nacionalidad.
Este pasado es jalón, y si al volver la
vista atrás, recobramos su perfil, de la Patria huirán las sombras oscuras del
Miedo, de la Ira y afincaremos en esta tierra de profundos surcos güemesianos,
el AMOR.
Con el tiempo germinará debajo de sus huellas,
el DEBER. Entonces se elevaran cantos jóvenes macizos de esperanzas que
dibujarán precisa, la estampa del héroe que evocamos.
Y al grito de “Quién vive” en la alta
noche, hincando la muerte su presencia, el General haciendo luz en el silencio,
responderá “La Patria” como otrora.
FUENTES
CONSULTADAS
BIBLIOGRAFÍA
ADET, Walter: “Cuatro siglos de Literatura Salteña”.
Ediciones El Tobogán, Salta, 1981.
CASTELLANOS, Joaquín: “Obras Literarias”. H. Senado de
la Nación, Buenos Aires, 2000.
COLMENARES, Luis Oscar: “Martín Miguel de Güemes”. Ed.
Secretaría Parlamentaria, Senado de la Nación, 2006.
CONSEJO DE INVESTIGACIONES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL
DE SALTA, El Archivo de la Independencia y Ficción Contemporánea. Coordinado
por Alicia CHIBÁN, Comunicarte Editorial, Córdoba, 2004.
ECO, Humberto: Semiótica y Filosofía del Lenguaje. Ed.
Lumen, Barcelona, 1990.
FIGUEROA, Fernando R.: “Historia de Salta”. Ed.
Plus Ultra, Buenos Aires, 1986.
GORRITI, Juana Manuela: “Obras Completas”. Fundación
del Banco del Noroeste, Coop., Edi. Noa, Salta, 1995.
HERRERO, Violeta: “Güemes. La tercera Gesta”.
Editorial MAKTUB, Salta, 2003.
INSTITUTO GÜEMESIANO DE SALTA, Boletín Nº 9
Extraordinario, Servicio Penitenciario de la Provincia de Salta, Salta, 1985.
LOZA, Emilio: “Historia de la Nación Argentina”. T. 6,
II. Cap. II. Publicación de A Nac. de Historia. Pte. Ricardo Levenne, 1984.
LUZATTO, Julio C.: “Güemes y otros cantos”. Ed.
Ancora, Buenos Aires, 1964.
MIRA y LÓPEZ, Emilio: “Cuatro Gigantes del Alma”. El
Ateneo, Buenos Aires, 1954.
PISTOIA, Honorato fray: “Pensamiento Político de
Güemes” Cuadernos Fenos, Salta, 1978.
SOLÁ, Guillermo: “El Gran Bastión de la Patria”.
Editorial MAKTUB, Salta, 2005.
ULLMAN, Stephen: “Semántica”. Ed. Aguilar, Madrid,
1982.
GÜEMES.
LA IMAGEN DETRÁS DE LAS
PALABRAS
María Silvia ORTIZ de RAMOS ·
El
trabajo que hoy vamos a exponer se denomina: “La estampa del General Güemes en
su contexto”. Y esta primera parte de nuestro estudio se llama “La imagen
detrás de la palabra”.
Quiero
comenzar haciendo una breve reflexión de lo que para nosotros es el idioma.
El
hombre vive en sociedad y necesita comunicarse. El más eficaz de los medios de
comunicación es el lenguaje. Hablando entre sí los hombres pueden encontrarse y
distanciarse; propiciar la paz o la guerra. El idioma está formado por signos a
los que llamamos palabras; usándolas el hombre puede descubrir ante los otros
su alma y el misterio insondable de su ser. No en vano, cuando el individuo cae
en una neurosis, la única vía de penetración a su alma enferma es a través de
su discurso.
Todos
nosotros confiamos instintivamente en las palabras, en ellas se une el sonido
que empleamos al pronunciarlas y el objeto al que aludimos. Sin embargo, si nos
detenemos a deletrear una palabra y a pensar en lo que ella nombra, perdemos
esa actitud inicial de confianza,…nos damos cuenta que entre las cosas y sus
nombres se abre un abismo, porque la rosa en sí con su perfume y sus pétalos no
es igual a la palabra rosa que la nombra. La palabra “rosa” es sólo la imagen
de la flor.
Pero
pasemos por alto todas las intrincadas teorías de la lingüística y la
semiótica, volvamos hacia la confianza y deleitémonos con las imágenes que nos
entregan las palabras.
Hoy
vinimos para hablar de don Martín Miguel de Güemes, vinimos a recordarlo y
estamos usando las palabras para cumplir nuestro propósito.
Desde
la memoria evocamos nuestra infancia recordando los retratos del prócer que
empapelaban nuestras escuelas, sólo en nuestra adultez nos enteramos que el
héroe no dejó retratos. Esas ilustraciones, que dieron imagen real a nuestro
conocimiento, se hicieron a partir de las descripciones de Juana Manuela
Gorriti, es decir, que las pinturas del prócer provienen del testimonio
escrito, de la palabra escrita de una mujer de su época.
El
poeta Julio César Luzzato escribe al respecto:
“Aquí, donde el libro nace,
Debió estar, como se impone,
Con el negror de sus barbas
Y el oro de sus galones.
No está….porque su figura
Entró con él en la noche.
Partió sin dejar retratos
Por lo cual no es menos prócer.
(…)
Se olvidó de su retrato,
Pero dejó sus acciones
Donde se lo ve como era
Al resplandor de su nombre.
Trajinante como el río
Que hasta duerme en el galope
La guerra no le dio tiempo
De posar para pintores.
Basándonos
en este hecho, podemos ilustrar cómo la imagen que pintan en la imaginación
nuestras palabras a través de la descripción, pueden impulsar a los pinceles
para elaborar un retrato. Nosotros vamos a tratar de recuperar la semblanza de
Güemes, no sólo su imagen física, sino su talla moral, a través de las palabras
de sus biógrafos, sus historiadores y también de lo que él dijo de sí mismo en
sus cartas. Tomando una palabra de aquí y un enunciado de allá, trataremos de
re-crear su estampa.
“La
palabra es el puente mediante el cual, el hombre trata de salvar la distancia
que lo separa de la realidad que lo rodea”. (Octavio Paz- “El arco y la lira”,
página 6).
Poseemos
muy pocos testimonios de su físico, elegimos uno que parece insignificante. Un
pequeño dato físico del héroe escapa del poema de Julio César Luzzato al
referirse a la primera actuación militar de M. M. de Güemes durante la Primera
Invasión Inglesa. Recordemos que bajo las órdenes de Pueyrredón abordan a una
nave inglesa que ha encallado en el Río de la Plata:
“Las fragatas de Inglaterra
Invadieron Buenos Aires
(…)
Caballos, caballos criollos
Con jinetes por velamen,
Se arrojan sobre un navío
Que ha maneado la bajante.
(…)
Emponchados con las olas,
Allá van al abordaje
Jinetes de Pueyrredón
Con Güemes de comandante.
(…)
Triunfante regresa Güemes,
Enlazador de baguales,
Entero como su barba
Es la victoria que trae”.
La
única alusión a la figura de Güemes son sus barbas, esto nos trae evocaciones
de la figura del héroe español: Myo Cid, el cual es protagonista de una de las
acciones heroicas más importantes de la historia española en su lucha contra
los árabes. En esa extensa epopeya no se describe su figura física en ningún
momento excepto su “barba vellida, que nunca fue mesada”. En el poema citado
dicen de Güemes: “entero como su barba”. Ambos modos de nombrar la barba tienen
una sola referencia: durante la Edad Media, cuando dos caballeros se batían el
vencedor arrancaba un pedazo de la barba del vencido y podía exhibirla donde
quisiera. A Myo Cid, el Campeador, nadie nunca osó siquiera tocarle su larga
barba. Martín Miguel regresó del combate con su barba entera. Evidentemente nos
remontamos a la vieja costumbre visigoda.
Los
enunciados: “Barba vellida, jamás mesada” y “Entero como su barba”, tienen una
sola referencia: al valor y al éxito de sus campañas.
El
silencio descriptivo, que une a estos héroes, propicia que sus figuras reales
se adentren en la leyenda. El mismo Luzzato advierte esta tendencia
mitificadora en la historia de Güemes, cuando dice:
“Este Güemes no es Aquiles,
En cuyo cuerpo los sables
Hallaban campo de bronce
Para cultivar corales.
Este Capitán del cerro,
De la maraña y del valle,
Suele entrar en la batalla
Con escudo de cristales.
El semidios orgulloso
De un talón ha de cuidarse,
Si aquel es carne de mito,
Él es un mito de carne”.
Analicemos
estas metáforas: “los escudos de cristales”, “el talón ha de cuidarse”.
Estos
dos enunciados metafóricos aluden a la hemofilia que afectaba a Güemes, y lo
hacía más vulnerable que el común de los mortales. Al estar más expuesto, su
arrojo se duplica, acaricia el heroísmo en cada encuentro y en cada refriega.
Siguiendo
el hilo conductor de las palabras, nos adentramos en algunos rasgos
intelectuales y morales que definen a nuestro héroe; para ello tomamos al
historiador Bernardo Frías:
“Güemes
era un joven de natural inteligencia y despierto; de gran ingenio y penetración
de las cosas, de los hombres, y los sucesos, muy superior al común de los
mortales”.
Si
analizamos este texto, vemos que el historiador usa dos palabras que parecen
indicar lo mismo: “inteligente” y “despierto”. Realmente a estas dos palabras
se las pueden usar como sinónimos, sin embargo, todos nosotros sabemos que aún
en los sinónimos se da un pequeño matiz diferencial en su significación, lo que
hace que dos palabras nunca sean idénticas:
“Inteligencia”
alude a una mente receptiva y creativa.
“Despierto”
alude a lo mismo, pero le agrega el matiz de la astucia.
Cuando
hablamos y queremos describir algo o a alguien, pensamos en esa persona,
seleccionamos de entre todas nuestras palabras conocidas y elegimos las que más
se le aproximan. ¿Por qué Bernardo Frías eligió el término despierto con su
significado de astucia? Porque este término convenía al particular accionar del
general Güemes.
Güemes
–lo sabemos por su biografía tan conocida para nosotros – tuvo un trato natural
con la vida del campo, era un baqueano nato, conocía los caminos y las sendas;
ese particular sentido de orientación no es común en todos, se requiere astucia
para distinguir un árbol entre miles de otros, en el monte.
Güemes
fue además educado como militar, y, por ello, sabía de estrategia, que no es otra
cosa que la astucia para armar y desarmar la acción de guerra. Supo planear,
dirigir y llevar a cabo batallas y emboscadas.
El
hecho de sumar dos sinónimos (inteligencia y despierto) tiene el efecto
duplicador de los dos significados. Esta capacidad de Martín Miguel de Güemes
lo coloca en un lugar privilegiado: Este general no necesita de otro que le
muestre el terreno, él lo conoce y él guía a sus gauchos. Al ser independiente
en sus iniciativas, se convierte en un líder innato, capaz de dar hasta su vida
por su causa. Ya lo dice el poeta Hugo Ferraro:
La consigna es ¡la libertad!,
La única valla ¡la muerte!,
Libertad o muerte buscan
Los guerrilleros de Güemes,
General de las partidas,
Que por ser dos veces héroe,
Abraza a su tiempo dos glorias:
¡La Libertad y la Muerte!
Otra
cualidad que se destaca en Güemes es su trato con los demás. El Padre Honorato
Pistoia en su trabajo: “El pensamiento político de Güemes”, nos dice:
“Güemes
aparece en la historia rodeado de seres reales, que luchan con él: son sus
gauchos, los que le imprimen el carácter a las acciones güemesianas. El gaucho
es el hombre que nada tiene, apenas su familia, que tampoco tiene nada, porque
lo que tiene no le es propio (…). El gaucho es el campesino que se entrega a sí
mismo. Güemes sabía convencerlos. Las palabras de Güemes no ocultaron nunca a
su gente, especialmente a sus jefes, la realidad de su plan de defensa a la
Patria. Los gauchos no defendían sólo a su provincia, defendían a la Patria”.
En
este texto el historiador pone de relieve la visión integracionista del general
Güemes, que lejos de instituirse en un caudillo provincial, siempre arengó a
sus hombres a luchar dentro de un plan nacional. Más allá de esto, se destaca
la verdadera idiosincrasia del sentimiento gaucho. La historia argentina está
llena de actos de heroísmo realizados por los hombres de nuestros campos. Sin
embargo, en la historia nacional sus nombres son silenciados. En la Provincia
de Salta, en cambio, se exalta su figura. Aquí el gaucho se reviste con su
poncho y con su lanza, y trasciende el anonimato.
Cuando
en los textos y en la vida se producen estas injustas omisiones, debemos hablar
de “encubrimiento”. Ese silencio falaz no es inocente, obedece a intereses
mezquinos, para enaltecer a otros. Ese ocultamiento puede ser total o parcial,
y necesita de la labor de los investigadores para repararse.
Como
dijimos, el sentimiento de lealtad correspondido entre Güemes y sus gauchos
labra un reconocimiento permanente que trasciende y se extiende por todo el
ámbito social. Los gauchos salteños adquieren un puesto en nuestra historia, y
todas las acciones bélicas en las que intervienen conforman, a partir de 1815,
una realidad que se llama “La Guerra Gaucha”. Vemos aquí cómo el sustantivo
común “gaucho” deviene a nombre propio.
Sobre
el significado de los nombres propios, podemos decir que, en muchas ocasiones
están estrechamente ligados al poseedor y llega a representar su reputación. En
este caso, “Guerra Gaucha” actuará como auténtica marca de identificación.
La
Literatura y sus escritores han rendido homenaje a esta circunstancia
histórica, y han exaltado este nombre. Sin embargo, la historia nacional se
mostró reacia a reconocer méritos a los sujetos que la libraron, incluyendo al
general que los dirigía. Quizás el olvido, al que sometieron a Martín Miguel de
Güemes durante años, se haya debido al sentido peyorativo que tuvo la palabra
“gaucho” en Buenos Aires y el Litoral. ¿Habrá sido la envidia hacia un héroe
provinciano, unido al estigma de la denominación de sus guerreros, lo que lo
privó del reconocimiento justo durante tanto tiempo?
Sobre
la situación de los gauchos recordemos los versos de Martín Fierro:
“Él anda siempre juyendo,
Siempre pobre y perseguido,
No tiene cueva ni nido
Como si juera maldito;
Porque ser gaucho… ¡barajo!
Ser gaucho es un delito”.
Si
tenemos en cuenta que la escritura del Martín Fierro es posterior a las
acciones bélicas de Güemes, puede que estos sentidos versos de José Hernández
tocaran a las milicias güemesianas.
El
concepto que emana del término “gaucho” es el de un hombre poco reconocido, y
eso produce como efecto un juicio desleal hacia el héroe.
La
Guerra Gaucha fue una empresa conjunta, el accionar de muchos hombres unidos en
un mismo fin, la empresa de todo un pueblo. Por eso, la injusticia hacia Güemes
se traduce en una injusticia generalizada hacia sus hombres de armas y sus
co-provincianos.
A
la mirada torva de los historiadores del Sur, se enfrenta la defensa de muchos
hombres preclaros y justos como San Martín y Vélez Sarsfield, quienes jamás
dudaron en darles el mérito que les correspondía. También la mirada de los
salteños brindó claridad en esa época oscura de disimulos y encubrimientos.
Continuando
con nuestra búsqueda de imagen a través de la palabra, nos detenemos en un
texto del Dr. Atilio Cornejo, que nos dice:
“La
historia de un hombre abarca y comprende algo más de lo concerniente a su
propia persona. Se trata en efecto de la historia de una época, de una provincia,
de una nación, de un continente. Es la historia de alguien en el tiempo y en el
lugar. Es la geografía hecha historia y el hombre actuando en la una y en la
otra como hijo suyo”.
El
hombre actúa en el espacio, ese lugar donde se mueve le sirve de anclaje, de
alguna manera lo aferra y lo retiene, le da lugar para hacer pie en la
realidad, otorgándole historicidad a su figura.
El
paisaje donde nace, vive, crece, y muere Güemes, tiene una topografía especial.
Nace en Salta, de la que el poeta Luzzato dice:
“Cóncava como el amor,
La modela una quebrada,
En un clima que dibujan,
golondrinas demoradas.
Para cantarla no quedan
Cuerdas de oro ni de plata.
(…)
Como lindera hacia fuera
Es la primera en batalla,
Y por lindera hacia adentro,
Ha de ser la más lejana”.
En
estas estrofas se destaca un enunciado vital para Martín Miguel de Güemes: su
terruño es fronterizo y montañoso, cercano a su corazón y lejano a los
intereses de Buenos Aires. La palabra “quebrada” tiene un significado
polisémico: por un lado significa montaña; por otro lado, da idea de algo que
se rompe. Esas dos características contribuyen a que nuestra imaginación vea
cómo el plano del horizonte se fractura, se interrumpe creando una barrera a
los ojos.
Esta
geografía abrupta, que se extiende hasta el Alto Perú, será el escenario de las
luchas güemesianas. Esta geografía es la causa de sus hábitos y estrategias
guerreras.
Luzzato
dirá en otra de sus poesías:
“Y cuando suena el clarín
Galopará selva adentro,
Entre lapachos y cardos,
Entre chalchales y ceibos,
Casi todas flores rojas,
Como si el monte guerrero
Sólo floreciera sangre
A tono con esos tiempos”
Las
palabras “selva” y “monte” nos remiten a la densa vegetación de la zona.
Montaña y vegetación inspiran y justifican la Guerra de Guerrillas; este
horizonte estrecho y enmarañado es el escenario perfecto para la emboscada y la
sorpresa. Sendas y caminos intrincados, árboles bajos y altos, plantas, ramas,
troncos propician el escondite.
Los
gauchos conocen el secreto de los montes, y en pequeños grupos aparecen y
atacan, vuelven luego a desaparecer. Golpean con la sorpresa, castigan con
rapidez, y se esfuman como el viento. Tal hostigamiento acrecienta el temor y
alimenta su fama. Un general español, el general García Camba, dice en sus
“Memorias”:
“Los
gauchos eran hijos del campo, bien montados, todos de machete o rifle, de los
que se servían alternativamente con sorprendente habilidad; acercándose a las
tropas con tal confianza, soltura y sangre fría, que admiraban a los militares
europeos, que por primera vez observaban a aquellos hombres extraordinarios a
caballos; cuyas excelentes disposiciones para la Guerra de Guerrillas y de
sorpresa tuvieron ocasión de comprobar”.
Güemes
es el estratega que los guía.
Hemos
usado la descripción poética para crear en ustedes dos imágenes: la geográfica
y la del guerrero. Hemos ido desde las causas al efecto:
La
geografía es la causa, e invita a una estrategia; a la estrategia la cumple el
héroe. Güemes triunfante es el efecto.
Las
palabras del general Camba corroboran el efecto poético. Y así, la causa
pronostica el efecto. La palabra se vuelve pincel, y surge detrás de ella, el
perfil humano y heroico de Güemes, para avalar desde la poesía lo que nos
cuenta la historia.
INVESTIGACIONES
Y
ARTÍCULOS
Escudo de armas de Lea y Plaza
(Ilustración del heraldista D. Luis Mc Garrell Gallo en base a
representaciones de antiguos
documentos y armoriales de Navarra)
Escudo cortado: 1º, jaquelado de plata
y sable, que es de Lea (o del Valle del Baztán);
y 2º, en campo de plata, tres
barras de oro, perfiladas de sable, que es de Plaza.
Puntualiza Jorge F. Beramendi que entre los
antepasados de don Victorino de la Plaza prevalecen los europeos, principalmente
los vascos con los apellidos Palacios, Elejalde y Lea y Plaza. En
cuanto al origen éuscaro de los apellidos Lea y Plaza, comenta que el
primero es el nombre de un río de Vizcaya que desemboca cerca de Lequeitio;
nace en el monte Oiz y lleva primero ese nombre y luego se le da el de Lea. Las
enciclopedias recuerdan a Martín Juan Lea, un procurador en juntas de la Villa
de Lequeitio en el año 1481. Es un
apellido vasco con casas solares en Vizcaya, Guipúzcoa, y en algunos lugares de
Navarra. El apellido Plaza también es vasco con casas solares en Berriatúa y
en otros sitios; Vizcaya, Astigarraga y Guipúzcoa, y en algunos lugares de
Navarra, como en la Villa de Lecaroz; en tanto que el heraldista
Luis Mc Garrell Gallo menciona a los de
Lea vasconavarros del Valle del Baztán y explica “que en Lecaroz,
Navarra hay una piedra armera que muestra las conocidas armas colectivas del
Valle del Baztán, esto es el ajedrezado de plata y sable” y señala, que a
veces, a las armas colectivas del Valle del Baztán se ponían otras del mismo
linaje o de algún entronque, como en este caso el de Plaza, que traen: Escudo cortado: 1º, jaquelado de plata y sable, que es de Lea (o del Valle del Baztán); y 2º, en campo de plata, tres barras de
oro, perfiladas de sable, que es de Plaza.
Por su parte, el genealogista Carlos
Ibarguren (h) refiriéndose a un linaje originario del Valle del Baztán, comenta
lo que el rey de armas José de Rújula y Ochotorena del Escobal y Laborda,
relata sobre el citado Valle y la nobleza de sus primitivas familias
pobladoras: “Dicho Valle se halla situado en la vertiente de los montes
Pirineos, y por su situación en la frontera ha hecho que sus moradores se hayan
distinguido en multitud de hechos gloriosos en defensa de su patria. El escudo
de armas de la tierra de Baztán y de cada una de las nobles y primitivas
familias, es el ajedrezado de plata y negro, armas que les concedió el rey
Sancho Abarca, en testimonio de que su valor tenía por juego la guerra, y que
su lealtad exponía las vidas al tablero en defensa de su rey (…) La nobleza que
de inmemorial gozaban las familias primitivas de los pobladores del Valle
–prosigue Rújula- fue declarada y confirmada en la sentencia del pleito
iniciado el año 1412 por el fiscal de Navarra sobre dominio de veinte leguas en
lo más ameno y fragoso de los Pirineos, y que terminó por resolución de la
Cámara de Comptos, el 15 de abril de 1440, confirmada por el príncipe don
Carlos de Viana, por su Real Cédula firmada en el Monasterio de Santa María de
Irache, el 6 de octubre de 1441, diciendo: Según derecho fuero y probanza
judicial, declaramos ser los dichos vecinos y moradores de la dicha tierra de
Baztán, así clérigos, como legos, hijosdalgo francos e indemnes de todo pecho e
servitud”.
El DOCTOR
VICTORINO DE LA PLAZA Y SUS
RAÍCES EN
EL NACIMIENTO DE LA PATRIA ·
Rodolfo PLAZA NAVAMUEL ··
Rodolfo Leandro PLAZA
NAVAMUEL ···
1. El
abuelo, don Manuel Ubaldo, guerrero de
Don Manuel Ubaldo (o Waldo) de Lea y
Plaza, el tercer hijo del matrimonio de don Julián de Lea y Plaza de Texerina y
de doña María Cándida Ríos (o de los Ríos), nació en San José de Cachi, en la
estancia Caracha, en 1789. Fue educado en esas comarcas por sus padres, y ahí
pasó los primeros años, dedicado a la agricultura en las diferentes fincas que
tenía la familia. Inmediatamente después de producida la Revolución de 1810,
don Manuel Ubaldo se alistó en las filas militares de la Patria, figurando
entre agosto y diciembre de 1811 como soldado voluntario de la Caballería de
San Carlos de Calchaquí. Desde aquel momento participó en numerosas campañas,
junto al doctor José Ignacio de Gorriti, al capitán Toribio Tedín y a un grupo
numeroso de valerosos vallistos. Los principales
hacendados de la región, pertenecientes a uno y otro bando, aparecían en ese
tiempo haciendo valiosas contribuciones de hombres y bienes a los cuerpos en
combate, resultando de tal modo natural que miembros de esas familias
acaudaladas se vieran como indiscutidos jefes militares de las diferentes
milicias. Dentro de esa tónica e incitado por el decidido objetivo de concluir con la dominación española,
Manuel Ubaldo se ocupó con entusiasmo de reclutar voluntarios, reforzando al
regimiento de Atapsi, organizado bajo la dirección de su cuñado y primo
hermano, el coronel don Luis Borja Díaz de Lea y Plaza, que como comandante de
dichas fuerzas tuvo una protagónica participación en la mayoría de las acciones
por la emancipación americana de los ejércitos del Norte.
Incorporado, pues, a ese ejército patriota,
tuvo intervención en varias acciones exitosas del general Manuel Belgrano,
comenzando por el Combate de Las Piedras el 3 de septiembre de 1812 –una
pequeña victoria que insufló el ánimo de sus soldados-, y las batallas de
Tucumán el 24 de septiembre del mismo año, y la de Salta el 20 de febrero de
1813, al cabo de las cuales le fue concedido el grado de teniente. La segunda
de esas batallas provocó la huida del general Pío Tristán y sus soldados hacia
la ciudad de Salta, y en la última se produjo la definitiva capitulación del
jefe realista, a la que el general Belgrano accedió bajo la condición de
entregar todas sus armas de guerra, la promesa de no armarse nunca más contra
las Provincias Unidas del Río de la Plata, y la de hacer inmediato abandono del
territorio de Salta. Oportuno es señalar que Tristán y el jefe patriota se
conocían desde los tiempos en que ambos estuvieron en España, compartiendo
vivencias en la Universidad de Salamanca como compañeros y amigos. Aparte de
haber sido don Manuel Ubaldo un destacado partícipe de esas gloriosas hazañas
de la Independencia, le tocó hallarse entre quienes coincidieron en
Entretanto, la resolución de Belgrano
de aceptar el pedido de rendición de Tristán en los términos anteriormente
señalados, motivaba diferentes críticas en el gobierno, a las cuales el general
patriota procura quitarle importancia, auque algo consternado le escribe luego
a su amigo Chiclana, reflexionando que Siempre se divierten los que están
lejos de las balas, y no ven la sangre de sus hermanos, ni oyen los clamores de
los infelices heridos; también son ésos los más a propósito para criticar las
determinaciones de los jefes; por fortuna dan conmigo que me río de todo y hago
lo que me dictan la razón, la justicia y la prudencia, y no busco glorias sino
la unión de los americanos y la prosperidad de la patria. Tiempo más tarde,
a raíz de noticias sobre tormentos que se aplicaban a patriotas prisioneros en
cárceles de Tupiza y Potosí, Belgrano dirigió un oficio al general español José
de la Serna, indignado por la actitud despiadada de jefes y oficiales
realistas, muchos de los cuales, luego del desenlace de la Batalla de Salta,
habían sido eximidos por él de todo castigo conforme a las condiciones de
rendición establecidas: Me había propuesto –le dice- no tomar en mi
vida la pluma para usted mientras estuviese de general del ejército de la
tiranía, porque siendo nuestros principios diametralmente opuestos, no es
posible que nos pongamos de acuerdo. Ud. me tiene a mi por insurgente, como así
me lo ha dicho, y yo lo tengo a Ud. como satélite del tirano, es decir, Ud. me
mira como a un esclavo que ha roto las cadenas del amo, y yo miro a Ud. como a
un caimán que busca la presa para saciar su venganza. Dos hombres de ideas tan
contrapuestas no pueden convenir. Pero la humanidad exige de mi imperiosamente
que me dirija a reclamarle (...) por sus órdenes crueles y sanguinarias
o la conducta de sus jefes subalternos como la del nobilísimo Ricafort y la de
don Olañeta salido de la nada a rozarse con los generales españoles, que parece
destinado a llevar la desolación y la muerte por todas partes, sin meditar en
las funestas consecuencias que van a originarse si Ud. no pone remedio (...)
Es un hecho atroz el fusilamiento ordenado por don Olañeta en Caleta, de cinco
soldados de la nación que hoy forman las Provincias Unidas de Sud América, y
llevan el renombre de gauchos (...) Debo decir a Ud. que mi resolución
está tomada y que se ejecutará la recíproca mientras Ud. no diese una
satisfacción disponiendo que se haga la guerra como previene el derecho de
gentes, admitido algunos años ha. Pues no puede ocultarse a Ud. que se acabó la
barbarie de no quedarle otro recurso al prisionero que la esclavitud o la
muerte (...) He vencido al ejército que Ud. manda más de una vez, y aún
tiene en él oficiales a quienes perdoné con toda generosidad, y a otros que por
bajezas cometidas en éste se pasaron después de ser testigos presenciales de la
compasión con que a todos traté. Los antecesores de Ud. han correspondido
inicuamente a esta bondad, desplegando crueldades, sin duda para hacer mérito
ante el trono sanguinario de
Con posterioridad a la Batalla de
1813, el teniente Plaza prosiguió en el Ejército del general Belgrano, que poco
más tarde comenzó su marcha hacia el Alto Perú, instalando sus tropas a fines
de junio en Potosí con la firme determinación de preparar el lanzamiento de un
nuevo tramo en la trabajosa lucha por la emancipación. Oportuno es señalar que en aquel tiempo los hijos de don Julián de Lea
y Plaza y su esposa doña María Cándida Ríos ya habían excluido la primera parte
de su apellido (de Lea), simplificándolo en Plaza, como un modo de identificación con la causa de Mayo.
En esta nueva expedición como en sus anteriores
cruzadas, dice Cutolo, a don Manuel Ubaldo lo
acompañan algunos de sus hermanos y su primo hermano y cuñado, Don Luis Borja
Díaz Plaza. Participó en la
Batalla de Vilcapugio el 1° de octubre de 1813, en la que Belgrano cayó
derrotado por las fuerzas comandadas por el general realista Joaquín de la
Pezuela, situación que puso al ejemplar jefe patriota en la necesidad de volver
a Potosí para reorganizar sus huestes, pero el 14 de noviembre sufrió una nueva
derrota en Ayohuma, causando que las fuerzas de su ejército quedaran
prácticamente devastadas. Tras ello, el general Belgrano se trasladó a Jujuy
con el resto de las tropas y posteriormente, el 30 de enero de 1814, recibió la
comunicación que se había resuelto su reemplazo en el mando del Ejército del
Norte por José de San Martín, a quién hizo entrega de sus soldados y pertrechos
en la hacienda de Yatasto, luego de una prolongada reunión en la casa principal
de la finca, cumplida en un clima de mutuo respeto y admiración. Este central
episodio se producía a casi dos años que el ahora general relevado tomara a su
cargo, también en Yatasto, las tropas del Ejército del Norte, y exactamente un
año después de su sobresaliente triunfo en Salta. El general Belgrano, expresa
Bartolomé Mitre: Fue un grande sin pretenderlo, y encontró la gloria sin
buscarla en el camino del deber (“Historia de Belgrano y de la
Independencia Argentina”).
Entretanto, el general realista proseguía casi sin
resistencia su alarmante avance hacia las ciudades de Jujuy y de Salta. En ese
año del reemplazo de Belgrano del mando del Ejército del Norte, el teniente
coronel Martín Miguel de Güemes, que estaba agregado al Estado Mayor General de
Buenos Aires, regresa a Salta por intercesión de San Martín, con quien también
habría de mantener un trascendente encuentro en la hacienda de Yatasto[6].
San Martín confía en Güemes, y lo designa comandante de las avanzadas del río
Pasaje o Juramento. De inmediato el jefe gaucho partió hacia el citado puesto
con el encargo de cubrir el frente Norte, estableciendo su campamento principal
en el paraje Conchas, enclavado en las inmediaciones de Metán. Organizadas sus
fuerzas, el 29 de marzo de 1814 enfrentó y derrotó en El Tuscal de Velarde, en
los aledaños de la ciudad de Salta, a una partida realista que dirigía el
coronel Juan Saturnino Castro. Días después recibió el comando general de todas
las avanzadas, quedando de tal manera en condiciones de planificar la guerra
gaucha. Desde este sitio actuó coordinando una lucha sin descanso contra las
fuerzas del general Joaquín de la Pezuela, hasta forzarlo a retirarse de Jujuy
y de Salta, y a emprender su retorno al Alto Perú.
Fue en estas circunstancias que Güemes designó
al teniente Manuel Ubaldo Plaza para combatir en Yavi y en Humahuaca, a las
órdenes del comandante Luis Borja Díaz, ocupado en esos momentos de hostilizar
al enemigo en su desordenada retirada. Oportuno es apuntar, según hemos visto,
que Plaza permaneció con Belgrano en su memorable campaña de triunfos y
derrotas como así en su silenciosa marcha hasta el encuentro con San Martín en
Yatasto, pasando luego a integrar las fuerzas con las que el coronel Güemes
venció el 14 de agosto a las tropas del general Pezuela, combate que
facilitaría la recuperación de la ciudad de Salta. El caudillo gaucho, aunque
en un comienzo sufrió algunos contratiempos, mantuvo varios enfrentamientos
exitosos con el enemigo, hasta conseguir, después de establecer su Comandancia
en Humahuaca, llegar a Yavi el 9 de diciembre de 1814. Güemes y sus gauchos
infligieron el 14 de abril de 1815 una nueva derrota a las tropas de Pezuela en
el Puesto Grande del Marqués, a las cuales, encontrándose al mando del teniente
coronel Antonio Vigil, sorprendieron y batieron completamente. Lo llamativo de
este acontecimiento es que el oficial realista contaba con una caballería
elegida, y un escuadrón compuesto de trescientos hombres muy bien dispuestos,
la mayoría de los cuales fueron muertos o tomados prisioneros.
Después de su triunfo, el jefe patriota
recibió del general Rondeau la orden de poner sus milicias al mando del coronel
Martín Rodríguez, pero, en cambio, resistiendo dicha disposición, se retiró con
sus gauchos en dirección a Salta, sin que Rondeau se decidiera a adoptar medida
alguna; además, al pasar por Jujuy apartó entre 500 y 600 fusiles de
maestranza, en su mayoría en mal estado, con el propósito de arreglarlos y
hacer posible su utilización para auxilio de la capital, amenazada por la
expedición española o para el Ejército Auxiliar del Perú. En Salta, en
tanto, el Cabildo tomaba la resolución, el 6 de mayo de 1815, de que los
ciudadanos congregados votaran para designar al gobernador de la provincia,
resultando electo el coronel Martín Miguel de Güemes, designación que recién
fue aprobada por el Cabildo de Jujuy cuatro meses más tarde. En ese ínterin, no
obstante, el hecho de contradecir a Rondeau y de llevarse sin autorización las
armas aludidas derivó en un fuerte desencuentro con ribetes graves por
momentos, zanjado al fin luego de un choque armado desfavorable para Rondeau en
suelo salteño. Con posterioridad, la intervención mediadora de algunos vecinos
caracterizados, concluyó por hacer posible el llamado Pacto de los Cerrillos.
Este acuerdo establecía en su punto primero: “Queda fijada una paz sólida, la
amistad más eterna entre el Ejército Auxiliar y la benemérita provincia de
Salta, echándose un velo sobre el pasado en virtud de una amnistía general”.
En aquella campaña don Manuel Ubaldo
se distinguió por un desempeño sobresaliente, recibiendo junto a otros
oficiales el reconocimiento del general Rondeau, distinción que se fundaba en: Su educación, honor, aptitud y servicios
hechos a la causa de la Patria, según reza el oficio respectivo. En los
meses siguientes continuó su cometido militar en los territorios de Humahuaca,
siempre junto al comandante Luis Borja Díaz, alejado de sus querencias y
morando con grandes privaciones en efímeros campamentos. Un año y medio más
tarde, luego de su participación en esa zona en numerosas y arriesgadas
operaciones de las fuerzas patriotas, cayó en manos de un pelotón realista en
los campos de Yavi, desdichado suceso que lo marcaría profundamente. El
espinoso percance acontece en circunstancias que llevaba una caballada de
refuerzo para las tropas apostadas en la comarca y es descubierto por una
patrulla española, siendo tomado prisionero y conducido a Lima. El historiador
Carlos Reyes Gajardo, apunta sobre ese hecho que en un acto de arrojo bajó del caballo para socorrer y proveer de
municiones a sus compañeros, entre los que figuraba don Pedro Valdivieso,
siendo sorprendido por un piquete de soldados realistas que se hallaba
escondido. Sacrificada su cabalgadura, lo tomaron prisionero y encadenado
fue trasladado con numerosos compañeros de causa por caminos interminables,
difíciles y en condiciones verdaderamente dolorosas.
Ya en Perú, punto final de la aciaga
marcha, fue encerrado en los presidios de Casas Matas del Callao, poblado y
principal puerto de la región, próximo a la ciudad de Lima[7].
Debió permanecer en esa tenebrosa cárcel desde el 15 de noviembre de 1816 hasta
mediado de 1821, rodeado de innumerables riesgos y penurias, las que supo
resistir valientemente. A fines de 1820 escuchó con mucho optimismo algunas
informaciones llegadas subrepticiamente a su calabozo, referidas a la
expedición libertadora del general José de San Martín, quien había partido de
Valparaíso el 20 de agosto de ese año con la finalidad de emancipar al Perú. El
12 de septiembre el Libertador ancló al sur del suelo peruano comandando tres
mil soldados, los que al mando del general Las Heras desembarcaron en la bahía
de Paracas, divididos en tres batallones. Acamparon en Pisco, de donde San
Martín dirigió su primer manifiesto al pueblo del Perú. Organizó un ejército
con soldados de ese país, que sumados a los que llegaban con él provenientes de
la Argentina y de Chile, logró, tras una serie de complicadas vicisitudes y
negociaciones, la rendición y expulsión de los realistas. A comienzos de 1821
inició tratativas para intercambiar a los prisioneros por los patriotas,
consiguiendo en un primer momento hacerlo con un grupo importante de
combatientes, canjeados de a uno y conforme a rangos iguales, aunque era su
propósito liberar a todos los españoles que, por otra parte, recibían buen
trato, pues –apuntaba- los soldados
son mis enemigos tan solo en el campo de batalla.
En virtud de estos acuerdos, don
Manuel Ubaldo, junto a otros patriotas que yacían
como espectros, encadenados o enfermos en esas famosas mazmorras, recupera la libertad después del primer trimestre de
1821 y cabo de algunos trámites obtiene su pasaporte, concedido por el director
supremo de la República de Chile. Semanas más tarde emprendería su regreso a
Salta. Pero, antes de partir, don Manuel Ubaldo tuvo la satisfacción de sentir
una vez más la proximidad del general José de San Martín –después de aquel
Yatasto de 1814, integrando las huestes de Belgrano- en ocasión de su
victorioso ingreso a Lima, pudiendo apreciar en esta población un clima de
júbilo a través de innumerables festejos, tanto los promovidos por la sola
presencia del Libertador como, básicamente, por los primeros actos de su mando,
tal por ejemplo el decreto que ordenaba destruir los bustos del Rey y los
escudos reales, reemplazándolos por las armas del Perú, a las que identificó
con la leyenda de Lima Independiente.
Estuvo también en la capital peruana en oportunidad del gran acto cumplido el
28 de julio, mezclado con el común de la gente frente al palco levantado en la
Plaza Mayor para las autoridades y principales vecinos, desde el cual el
general San Martín, ante sus tropas y la multitud allí congregada, procedió a
proclamar en alta voz: Desde este momento el Perú es libre e independiente
por la voluntad del pueblo y por la justicia de su causa[8].
Pero, aún cuando todos esos sucesos llenaban a don Manuel Ubaldo de emoción y
de legítimo orgullo, era comprensible que después de tantos años de campañas y
de dolorosas sujeciones percibiera muy fuerte el impulso de abandonar el Perú,
en procura de sus seres queridos y de su Patria. Se puso en camino esperanzado,
pues, cuando el invierno se hacía sentir con mayor rigor en la cadena de los
Andes.
Tras una larga y sacrificada
travesía, ya en la tierra natal e instalado nuevamente en San José de Cachi, a
los 32 años de edad -pocos meses después de la heroica muerte del general
Martín Miguel de Güemes-, don Manuel Ubaldo es designado comandante del
Escuadrón de las Milicias de Calchaquí, que incluía a Cachi, Molinos y San
Carlos. Escribe Vicente Cutolo que: Plaza
mantuvo de su propio peculio a los contingentes de las milicias. A poco de
su regreso contrajo matrimonio, en la Iglesia del pueblo de Seclantás,
departamento de Molinos, con doña María del Milagro Cabrera y Díaz, con la que
tuvo ocho hijos. En tanto, continuó su vida militar, y nunca reclamaría compensación alguna por los muchos
oficios y auxilios prestados voluntariamente a lo largo de tantos años.
Entusiasta en todo sentido, no fue retirado del servicio ni dado de baja,
prolongando su intervención en la Guerra de la Independencia siempre junto al
comandante don Luis Borja Díaz, una esforzada
empresa en la que obtuvo numerosas distinciones y ascensos. A propósito, el 30
de noviembre de 1831, el general en Jefe del Ejército Nacional emitió la
siguiente comunicación: Atendiendo a los
méritos y servicios del Comandante del Escuadrón de Granaderos a Caballo de
Salta, don Waldo Plaza, ha venido a conferirle el grado de Coronel,
concediéndole las gracias y prerrogativas necesarias y privilegios que por este
título le corresponden. Por tanto, manda y ordena se haya, tenga y reconozca
tal Coronel graduado, para lo que le expide el presente despacho...
Algunos años atrás, siendo aún muy
joven y bastante antes de su matrimonio con doña María del Milagro Cabrera y
Díaz, se vinculó afectivamente a María Marcelina Elejalde, hija legítima del
rico hacendado don Pedro de Elejalde -antiguo propietario de Yatasto- y de doña
María Luisa de las Quintas. El nacimiento de María Marcelina se registra en
1783, bautizada de diez días por don José Alonso de Zavala, el 10 de junio
de 1783; fueron padrinos de óleos el señor coronel don Antonio de Figueroa y su
esposa doña María de Toledo y de agua don Francisco de Toledo y la dicha doña
María de Toledo. Esa temprana relación de Manuel Ubaldo y María Marcelina
se prolongó algún tiempo, con el azoramiento propio del encanto de los primeros
amores, llegando por momentos a desplegarse plena de ilusiones en la inmensidad
cautivante de los Valles. Pero el encadenamiento de don Manuel Ubaldo a una
extensa y muy activa campaña en la guerra de la emancipación lo fue forzando a
sostener largas ausencias, como aquella áspera misión que terminó confinándolo
durante cinco años en una sombría cárcel peruana, ruda adversidad que a la par
del temprano endurecimiento de sus sueños juveniles, acabaría por alejarlo
definitivamente de María Marcelina.
Debe también
contemplarse la circunstancia que al ser capturado en Yavi por las tropas
realistas, Manuel Ubaldo tenía 26 años, en tanto que María Marcelina llegaba a
los 32, es decir, era seis años mayor que él, una diferencia que –siendo ella
la de más edad- podía haber obrado como obstáculo para legalizar una relación,
pero, al margen de ello, debe apuntarse que era común por entonces el
aplazamiento de los matrimonios de oficiales del ejército, toda vez que los
reglamentos militares no los autorizaban a contraer enlace. Por otra parte, se
desconocen los proyectos que ambos abrigaban cuando se produce el apresamiento
de Manuel Ubaldo, trance que encarnó sin duda un crucial momento de su vida. El
hecho, con todo, es que ella le dio dos hijos, a los que él reconocería cuando
eran ya adultos concediéndoles su apellido. Uno de estos, José Mariano Roque,
fue a su vez el padre de Victorino de la Plaza, futuro presidente de los
argentinos.
Al finalizar la Guerra de la
Independencia se incorporó resueltamente a las filas unitarias, que mantenían
bravía lucha contra las huestes de don Juan Manuel de Rosas en los territorios
del noroeste. Los unitarios venían sufriendo una enorme presión por parte del
Ejército Federal, especialmente en el transcurso de 1832, razón por la que los
antirrosistas del Norte se vieron forzados a convertir a buena parte de la
superficie sur de Bolivia en su refugio preferido, colocando al general Facundo
Quiroga en la situación de entrevistarse con representantes del gobierno del
vecino país, a efectos de presentarles una formal nota de protesta, lo que al
fin determinaría un cambio en la política de protección que allá brindaban a
los que llegaban en busca de amparo político. Algo más tarde el coronel Plaza
entró en Salta comandando las fuerzas de los Valles Calchaquíes, que en
combinación con las de Jujuy y de Tucumán, a cargo de don José María Fascio y
del gobernador Alejandro Heredia, respectivamente, buscaban derrotar al
gobierno de Pablo de Latorre, aliado de Rosas, objetivo que consiguieron el 13
de diciembre de 1834. El general Latorre cayó vencido en los campos de
Castañares, aledaños a la ciudad, y fue tomado prisionero. El 29 del mismo mes
el jefe rosista terminó siendo víctima de un confuso episodio protagonizado por
leales al mismo, quienes en un intento por liberarlo dispararon
involuntariamente contra éste y el coronel Juan Manuel Aguilar, pereciendo
ambos.
Después del triunfo de las fuerzas
conjuntas, se procedió a la convocatoria a comicios para la designación de
nuevas autoridades, resultando elegido como gobernador el coronel José Antonino
Fernández Cornejo, quien a poco de asumir envió una elogiosa nota al coronel
Plaza, señalando que: El infrascrito
congratula a usted en nombre de la Patria, por su consagración a ella y
servicios remarcables que le ha prestado (...) La provincia de
Salta no perderá jamás su libertad, si los valientes del Valle están siempre
dispuestos a no reconocer otro imperio que el de la ley. Esta es la que debe
conducirnos en adelante y por ella solo deben levantarse las armas, que hasta
ahora no han servido, sino para oprimir al ciudadano y conservar a los tiranos... Comenzaban a producirse, mientras
tanto, serias desavenencias entre los componentes de las fuerzas que habían
derrotado a Latorre, situación que colocaba a Salta frente a la grave amenaza
de una invasión, por lo que el gobernador Cornejo se dirigió a don Manuel
Ubaldo y a sus dos hermanos, el teniente coronel don José Remigio Plaza[9]
y el comandante don Felipe Plaza, convocándolos a organizarse para la defensa
de la integridad e independencia de esta
provincia de Salta.
Las condiciones se iban tornando difíciles y don Manuel
Ubaldo hizo conocer la situación al gobernador, quien, el 2 de febrero de 1836,
le contestó diciendo que ...es un deber nuestro conservar la integridad
y sosiego y en tal caso deberán ponerse esos valles a la defensiva, pues el
gobierno está persuadido de que, no habiendo como no hay motivo que autorice a
los gobiernos limítrofes para una invasión, no pueden sino atentatoriamente
perturbar el reposo de esta provincia y atropellar sus sagrados derechos (...) Con respecto a las armas que pide, sabe V. S. la extrema escasez de
ellas, sin embargo, el que firma se ocupará de mandar hacer lanzas, que se le
proporcionarán tan luego se pueda...
Don Juan Manuel de Rosas, entretanto, catalogaba al gobierno de Cornejo de unitario e intruso, al tiempo que lo
acusaba de respaldar el foco de los
enemigos de la Federación. Instado por Rosas, el general Alejandro Heredia
al mando de importantes fuerzas marchó sobre Salta, consiguiendo deponer al
gobernador José Antonino Fernández Cornejo, y en un claro acto de nepotismo
procedió a nombrar en su reemplazo al general Felipe Heredia, su hermano, al
que en el mismo acto declaró protector de
Salta, Jujuy y Catamarca. Los jefes locales sufrieron persecuciones, muchos
resultaron encarcelados y otros condenados y fusilados. Don Manuel Ubaldo logró
trasladarse a Atacama (Chile), donde se reunió con sus hermanos, José Remigio y
Felipe Plaza; desde allí cada uno tomó un camino diferente. El coronel Plaza
regresó casi enseguida a su patria, pero como recrudecieron los acosamientos y
ante las dificultades existentes para emigrar a Bolivia, de donde lo hacían
llamar sus amigos y compañeros de lucha, como José Manuel de Sosa, José Ignacio
de Gorriti, Rudecindo Alvarado, Juan Antonio Álvarez de Arenales y otros
numerosos oficiales exiliados, optó, sabiendo que iba a ser fusilado si lo
apresaban, por refugiarse en el sótano de una casona de los Valles, a la par
que los secuaces del tirano extremaban los procedimientos en procura de su
paradero.
Buscando mitigar el cansancio y los dolores
íntimos de sus trajines de guerrero, muchas veces don Manuel Ubaldo se había
recluido al calor del afecto de sus seres queridos en su casa de San José, típica
construcción calchaquí situada en una loma, con gruesas paredes de adobe y
techos de paja, suncho y barro; provista de numerosas habitaciones grandes y
frescas; patios espaciosos con piso de tierra, y la infaltable sombra de añosos
algarrobos. Incluía, por supuesto, una galería exterior, circundante, óptimo
mirador de un paisaje inigualable. Pero en la casa se contaba también –secreto
guardado celosamente- con un sótano amplio, aunque poco iluminado y con escasa
ventilación, adecuado únicamente para la conservación de dulces, vinos, charqui
y otros productos elaborados por las manos expertas de sus moradores. Este
sería su refugio, crudas condiciones que habría de sufrir durante muchas
semanas, abrumado por sensaciones contradictorias y terribles. Ahí, al cabo de
unos meses, contrajo una grave enfermedad y el 1° de enero de 1837 falleció, a
los 48 años de edad.
Contrariamente a lo deseado por sus
deudos, no fue sepultado en el cementerio de su pueblo natal, donde acaeció su
muerte, sino que se hizo -por causas que luego se explican- en la Iglesia
Parroquial de la cercana localidad de Molinos. Su partida de defunción dice: En
esta Parroquia de San Pedro Nolasco de Calchaquí a los dos días del mes de
enero de mil ochocientos treinta y siete, yo el cura y vicario abajo firmado,
sepulté dentro de la Iglesia con oficio mayor, el cuerpo del Coronel de
Milicias don Ubaldo Plaza, quien murió con el sacramento de la penitencia,
administrado por el presbítero don José Marina. Fue casado con doña María del
Milagro Cabrera, vivía en San José de Cachi. Tenía como cuarenta y ocho años, y
para que conste lo firmo José Antonio Rioja C. (Libro 2 de Defunciones de
Molinos, fs. 38).
El caso es que los restos del
coronel Plaza no hallarían paz en su sepulcro, porque años más tarde algunas
personas desaprensivas la turbarían a través de una manipulación consumada con
fines abominables. Corresponde repasar primero pormenores de lo ocurrido no
bien se produjo el deceso de don Manuel Ubaldo, cuando, por la situación
reinante, familiares y amigos consideraron oportuno trasladar su cuerpo a
Molinos, debiendo en momentos tan angustiosas hacer el camino en horas de la
noche para evitar que caiga en manos de los partidarios de Rosas. Fue sepultado
en la Iglesia de esa localidad, situada a poco más de cuatro leguas de San
José, siguiendo un recorrido estrecho y arenoso, circundado de peñascos, de
jarillales, algarrobos y cardones. Pasaron casi noventa años y cuando parecía
que el esperado sosiego se eternizaba en su tumba, los responsables de esa
parroquia tomaron la decisión de realizar unos trabajos de restauración del
templo. Puestos en la tarea, se empezó por efectuar la exhumación de los
cadáveres allí enterrados, y es de este modo como se descubrió el cuerpo de don
Manuel Ubaldo en perfecto estado de conservación, probablemente en razón del
peculiar clima imperante en esos valles. Este infrecuente hallazgo se produjo
en 1926 y también fueron encontrados en el lugar otros cuerpos en iguales
condiciones, como los del cura José A. Rioja –que muchas décadas atrás había
tenido participación en el oficio religioso del acto de inhumación de los
restos del coronel Plaza- y los del general realista Nicolás Severo de
Isasmendi. Debido a los trabajos de restauración descritos, se acordó llevar
los féretros a Cachi a fin de ser reubicados provisoriamente en un terreno
adyacente a la Iglesia de ese poblado. El
asunto es que el sorprendente develamiento y traslado de los féretros al
citado pueblo fue aprovechado por un desvergonzado sujeto, quien –de acuerdo a
versiones muy difundidas en esos años e inclusive a través de algunas
publicaciones- vendió furtivamente esos cuerpos a un individuo igualmente ruin
e identificado ostentosamente como el coleccionista de Buenos
Aires.
El historiador y presbítero Carlos
Reyes Gajardo comenta, por su parte, que los cuerpos momificados estaban en
buen estado de preservación, y agrega que
intactos hubieran quedado, si los hubieran vuelto a poner en el mismo lugar en
que se los enterró por primera vez, pero se tuvo la triste ocurrencia de
llevarlos a Cachi y de sepultarlos como despreciable basura en el terreno
parroquial adyacente a la Iglesia. Cuando fueron exhumados, presentaban (los cuerpos) los efectos de la humedad y ya comenzaban a corromperse. El hallazgo de cadáveres disecados
de personalidades destacadas de una época, después de transcurridos casi
noventa años de la ubicación de sus ataúdes en la Iglesia de Molinos, y la
posterior desaparición de esos cuerpos como resultado de una maniobra que
muchos catalogaban, al menos, de sospechosa, condujo a que se inicien
actuaciones tiempo más tarde ante el Juzgado de Paz de Molinos promovidas por
un familiar del coronel Plaza. De igual modo, en torno a este asunto se
produjeron varios episodios no aclarados debidamente e incluso hubo ciertas
manifestaciones preocupantes recogidas por algunos periódicos, por lo que
estimamos de interés reproducirlas y examinarlas. Se trata de sucesos derivados
de la poca convincente explicación sobre los motivos que llevaron a transportar
los féretros desde Molinos a Cachi, pero esencialmente provocados por la
abusiva tardanza en regresarlos a sus tumbas originales en la Iglesia del
primero de esos pueblos.
Respondiendo al pedido de un miembro de la
familia del extinto coronel, don Arístides Plaza, nieto de don Manuel Ubaldo,
el 22 de septiembre de 1933, es decir, siete años posteriores al traslado de
los ataúdes desde Molinos, se efectuó en dependencias de la Iglesia de Cachi,
con la autorización de la Curia Eclesiástica, la apertura de dos cajones con
los supuestos restos del coronel Plaza y del cura Rioja, a fin de comprobar,
referente de los cadáveres trasladados de Molinos a Cachi, su existencia en
esta. En el acta respectiva se consigna: ...El suscripto Juan Bühler en
presencia del presbítero cura párroco departamental, don Telésforo Benítez y de
los testigos que al final se expresan, y no encontrándose en la localidad los
jueces de paz, departamental ni suplente, procedí a exhumar los restos del
coronel de milicias don Waldo Plaza y del presbítero don José Antonio Rioja,
los que fueron trasladados en el año mil novecientos veintisiete de la Iglesia
de Molinos a esta Iglesia de Cachi, por el actual presbítero cura párroco de
Chicoana don José María Maurín. Una vez exhumados los cadáveres que se
encontraron en mal estado, procedí a tomar fotografías de los mismos. Acto
continuo se les dio nuevamente sepultura en el mismo lugar en que antes estaban
enterrados, con lo cual se dio por terminado este acto. Firman el cura
párroco de Cachi Telésforo Benítez; el ejecutor de la autorización de la Curia
Juan Bühler, y numerosos vecinos presentes en el acto.
El diario salteño “Nueva Época”, en su edición
del 2 de octubre de 1933, publica bajo el título de “Los Restos del Coronel
Plaza”, una nota que dice: Según hemos logrado informarnos, un reclamo
ante la Curia Eclesiástica de la familia Plaza, de Molinos, solicitando se
devuelva a la iglesia parroquial del mismo pueblo, el cadáver momificado de una
persona que se supone se trate del coronel Plaza, uno de los tantos guerreros
que lucharon por nuestra Independencia y que, al morir, fue enterrado en el
templo de aquel lejano departamento vallista. El cadáver fue descubierto en
circunstancias que se efectuaban reparaciones en la Iglesia, encontrándoselo
intacto. El presbítero José M. Maurín, que dirigía personalmente dichos
trabajos, luego de acondicionar convenientemente dichos restos, los trajo a la
Iglesia de Cachi, donde hoy se encuentran, siendo muy probable que de un
momento a otro sean restituidos al pueblo de donde fueron sacados y donde
reside la familia que cree tener derecho a velar por la conservación de tan
preciosa reliquia histórica.
Por
otra parte, referida a la publicación antes
consignada, don Eufrasio Plaza, hijo de don Eufrasio Plaza y Cabrera y a su vez
nieto del coronel Manuel Ubaldo Plaza, considerado como uno de los primeros
genealogistas de esta familia, periodista, hombre culto y a quien el
historiador Romero Sosa denomina El
cronista, dirigió una carta a “Nueva Época”, fechada en Animaná
(departamento salteño de San Carlos), el 2 de noviembre de 1933, en la que
expresa: He visto en el diario de su
digna dirección de fecha 2 del pasado mes, un artículo titulado “Los restos del
coronel Plaza”; deseo al respecto hacer unas aclaraciones que las conceptúo
interesante por más de un motivo, como ya lo dije con fecha 15 del mismo. El
suscrito, en su carácter de nieto del extinto guerrero de la Independencia
coronel de milicias don Ubaldo Plaza, teniendo en cuenta que: de la Iglesia
Parroquial de Molinos donde “descansaban en paz” los restos del nombrado,
fueron sustraídos junto con otros cadáveres (todos ellos reliquias históricas)
quien sabe con qué inconfesables propósitos, pero deshonestos a todas luces,
procedí a levantar unas actuaciones ante el Juzgado de Paz Departamental de
Molinos (las que obran en mi poder) y de esas actuaciones se desprende
inconfundible que el autor espiritual y material de la profanación sacrílega es
el cura párroco de ese entonces (1926) don José María Maurín, quien hizo trasladar
el cadáver del nombrado coronel, conjuntamente con otro cadáver, que se ignora
de quién, ambos momificados, al pueblo de Cachi y depositarlos en la casa de la
madre del citado señor cura: Doña Victoria Figueroa de Maurín (fallecida ya).
Las actuaciones citadas no expresan que los cadáveres fueron depositados en la
Iglesia de Cachi, y a este respecto cabe hacer otra aclaración. En el pueblo de
Cachi falleció el coronel de la Independencia don Remigio Plaza e ignoro si su
cadáver fue o no sepultado en la iglesia de dicho pueblo y como al hacer una
investigación pueden confundirse nombres, concreto que los dos coroneles fueron
hermanos. Como en este caso no se trata ya de un asunto del fuero íntimo de una
familia, sino que encaja francamente en el imperio de “reliquias históricas”,
es que llamo la atención a ese difundido órgano de publicación para que se
aclare este hecho ingrato y que tan hondamente afecta la moral de los que, por
su propia misión, debían dar ejemplo de austeridad y respeto por lo sagrado.
El
13 de diciembre del mismo año don Eufrasio
remite una segunda carta a la dirección de “Nueva Época”, esta vez fechada en
San José de Cachi, en la que manifiesta su molestia porque el periódico no ha
tomado en cuenta su anterior misiva; precisando al respecto que: ...Me permití enviar a esa Redacción un
artículo para su publicación, en el cual hacía una aclaración referente a un
artículo de ese diario de fecha 2 de octubre titulado “Los Restos del Coronel
Plaza”. Como se trataba de esclarecer un punto importante y documentado sobre robo y negociaciones de
cadáveres de guerreros de nuestra Independencia Argentina, los que fueron
enviados a lugares desconocidos llevados por el sacrílego y deshonesto cura
José María Maurín –hoy párroco en Chicoana-, no dudaba que había tenido
publicidad, dado que consideraba a ese diario imparcial, con mayor razón
tratándose de reliquias históricas.
Reyes Gajardo informa a su vez sobre
un nuevo traslado de esos cuerpos en 1938, ahora de regreso a Molinos, aunque
es bueno observar que hay poca concisión en cuanto a si se trata de los restos
de los tres nombrados en un comienzo, debe igualmente repararse que a esa
altura de los acontecimientos se carecía de certeza sobre si pertenecían a las
mismas personas, llamando finalmente la atención que no se haya vuelto a
mencionar el féretro de Nicolás de Isasmendi. Explica Reyes Gajardo que fueron traídos
nuevamente a Molinos hace poco, pero aún no han sido colocados donde estaban primitivamente
y reposan en un zaguán, que queda al oriente de la Iglesia Parroquial, con la
cual se comunica, y acota: Para ellos no se puede decir ¡Paz sobre su
tumba! Por que su paz fue turbada, y tumba no tienen. Habían pasado
doce años desde que se los retiró de su primitiva sepultura en Molinos. Con
todo, el cadáver de Isasmendi pudo ser formalmente identificado, y los
familiares del ex gobernador realista consiguieron después de un tiempo que los
despojos vuelvan a reposar en el interior de la Iglesia, en el lugar de su
antigua tumba.
Lamentablemente, los descendientes
del coronel don Manuel Ubaldo de Lea y Plaza no tuvieron la misma suerte,
desconociéndose finalmente el destino que ha tenido su ataúd. No hay que
descartar que en vista de la inesperada desintegración de los restos y,
consecuentemente, ante la realidad de tener que desestimar el sórdido objetivo
relatado, se hubiera optado por arrojarlos en algún ignoto osario. Los
originales de las dos cartas anteriormente reproducidas, como así de la primera
insinuada por don Eufrasio, se encuentran en el Archivo del Arzobispado de
Salta, adónde llegaron seguramente porque los directivos del diario “Nueva
Época”, sin dispensarles la atención que merecían, procedieron a entregarlas a
los encargados de la Curia en un gesto de notoria deslealtad. Tampoco
prosperaron, talvez por la ausencia de un tiempo político apropiado, las
mencionadas actuaciones promovidas en el Juzgado de Paz Departamental de
Molinos ni las diligencias que se impulsaron, paralelamente, para una
investigación de los hechos y/o sobre el final que pudieron tener los restos de
don Manuel Ubaldo. Por lo demás, es propio decir que de ninguna manera se
justifica, aunque pudiera parecer entendible, la condescendencia de la Curia
respecto a la censurable conducta de uno de sus pastores. No podemos, en tanto,
menos que ponderar la honestidad de los trabajos de investigación del
historiador y presbítero Carlos Reyes Gajardo, quien en los años en que
desarrolló los estudios comentados se desempeñaba como cura párroco del pueblo
de San Carlos.
Al producirse la muerte de don
Manuel Ubaldo, su esposa, doña María del Milagro Cabrera y Díaz, que lo había
apoyado decididamente en su lucha contra los partidarios de Rosas, sufrió
constantes y desmedidas persecuciones, probablemente como parte de una
operación de intencionado escarmiento impulsada por los enemigos del recordado
guerrero de la Independencia, los que acabaron por tomarla prisionera y
trasladarla a una cárcel de la ciudad de Salta, lugar donde la notificaron que
había sido condenada a muerte. La rápida intervención de algunos de sus
influyentes familiares permitió que se librase de ser ajusticiada como así que
permaneciera en prisión. Empero, como la situación continuaba siendo muy
riesgosa, tomó la providencia de expatriarse a Bolivia en busca de refugio, lo
que hizo llevando a sus numerosos hijos, todos de corta edad. Esta valerosa
mujer padeció en su forzado destierro múltiples necesidades que, con todo,
alcanzó a superar con una loable entereza. Regresó del exilio en 1841 y tras
conseguir que se invalide la confiscación de sus bienes, de los que había sido
despojada por resolución de las autoridades al momento de producirse su
alejamiento del país, se reinstaló en sus fincas de Cachi. Apartada de toda
actividad política, falleció en la ciudad de Salta en 1888.
Referente a la iglesia de Molinos,
resulta rescatable la crónica incluida en una publicación conocida como la
“Guía de la Argentina -Tradicional y Pintoresca”, editada por el Automóvil Club
Argentino en 1958, en la que ocupándose de dicho templo anota que fue
construido originariamente como oratorio en 1659 por mandato del capitán Diego
Diez Gómez, y que descendientes de la familia lo donaron al Obispado en 1760,
para que fuera adaptado como iglesia parroquial. Subraya que la edificación
está clasificada dentro de un estilo de corte cuzqueño y posee una
característica española que se encuentra solo en muy pocas iglesias del país.
Cuenta con dos torres con cúpula semiesférica y un curioso porche, constituido
–dice- por la misma bóveda de madera que sobresale exteriormente sobre la
puerta para formar un gran arco de hermoso aspecto. Da abrigo -añade- a un
balcón corrido, cuyo piso es prolongación del coro interior. Como acotación,
dicha publicación contiene un explicativo informe sobre las sepulturas
existentes dentro del templo, del que reproducimos unas líneas, aunque no
responden con rigor a los hechos ni, por ende, a los datos que consignamos en
párrafos precedentes: Un ataúd conserva la
momia del general Nicolás Severo de Isasmendi Echalar. Se hallan también los
restos de varios capellanes de los ejércitos patriotas y los del guerrero de la
Independencia teniente coronel Manuel Ubaldo Plaza.
ARCHIVOS
Archivo de la familia PLAZA NAVAMUEL
Archivo
del Arzobispado de Salta
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Archivo Histórico de
Tucumán
Archivo
y Biblioteca Históricos de Salta
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Biblioteca Históricos de Salta
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Biblioteca Provincial
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CEMENTERIOS
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Cementerio de Cafayate (Salta)
Cementerio de la Santa
Cruz (Salta)
Cementerio de Molinos (Salta)
Cementerio de San Carlos (Salta)
Cementerio de San José
de Cachi
(Salta)
ALBARRACÍN, José Manuel H.: “Victorino de la Plaza
y la crisis económica de
-- “El centenario del nacimiento
del presidente Dr. Victorino de la Plaza. Su verdadera fecha”. El
Intransigente. Salta, viernes 1º de noviembre de 1940.
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Publicación de la Fundación Vasco Argentina “Juan de Garay”. Buenos Aires,
2003.
BRAVO HERRERA, Félix Rodrigo: Investigación
realizada en el Archivo del Arzobispado de Salta en la “Carpeta de Cachi”.
Entre los documentos facilitados por Bravo Herrera, se cuentan las cartas de
don Eufrasio Plaza, el telegrama de don Arístedes Plaza al obispo Campero, y el
acta que firman el párroco Telésforo Benítez, Juan Bühler y numerosos vecinos
de Cachi, referida a la exhumación de cuerpos originariamente momificados. Las
investigaciones de hemeroteca son nuestras.
COLMENARES, Luis Oscar: “Martín Miguel de Güemes.
Bicentenario del Nacimiento del Héroe 1785 – Febrero -
CUTOLO, Vicente Osvaldo: “Nuevo Diccionario
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1910.
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San Miguel de Tucumán, 1994.
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del siglo XIX”. Mundo Agrario www.mundoagrario.unlp.edu.ar. Revista electrónica
editada por el Centro de Estudios Históricos Rurales de la Universidad Nacional
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2000.
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UDAONDO, Enrique: “Diccionario Biográfico
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Facultad de Filosofía y Letras, San Miguel de Tucumán).
YABEN, Jacinto: “Biografías Argentinas y
Sudamericanas”. Buenos Aires.
HOMENAJES
AL
GENERAL
MARTÍN MIGUEL GÜEMES ·
Ercilia
NAVAMUEL ··
El
general Güemes fue de las pocas personalidades de la historia a quién se le rindió
homenajes en vida, por sus méritos en pro de la independencia nacional y
americana, a pesar de la fuerte oposición política que tenía por parte de la
Patria Nueva y la indiferencia por la causa patria por parte de las demás
provincias de la República, compenetradas en los problemas de la guerra civil y
el caudillismo.
Su
carrera militar se vio beneficiada por voluntad de los dos próceres máximos
argentinos y americanos, como los generales Manuel Belgrano y José de San
Martín, quienes reconocieron sus méritos considerándolo indispensable para el
éxito de la causa patria.
Si
bien en 1812, hubo un desentendimiento entre don Martín Miguel de Güemes y el
general Belgrano, es en 1815, año clave en la trayectoria político militar de
nuestro prócer, cuando se reconcilian, pidiendo disculpas a Güemes, habiendo
una abundante documentación que da testimonio de ello.
Existe
una reliquia que habría sido el regalo del general Belgrano a Güemes en signo
de perpetua amistad y respeto, aunque no se sabe con exactitud la fecha de
entrega. Se trata de un poncho con los colores de la bandera nacional, que hoy
en día es propiedad de la profesora María Cristina Fernández de Pérez, delegada
en Buenos Aires del Instituto Güemesiano de Salta, quién proporcionó la
información sobre la historia de este objeto. Refiere que le fue entregado por
el Sr. Martín Figueroa Güemes, quién según la tradición familiar y por
referencias de su padre don Gabriel Figueroa Güemes, tataranieto del general
Güemes, sería el poncho del prócer, según el relato de su abuelo.
Dicho
poncho, es de confección artesanal en telar criollo, con urdimbre de seda
natural y la trama de hilo muy fino de algodón. Sus medidas son de ancho
La
carta de Güemes a Belgrano del 6 de noviembre de 1816 demuestra la
reconciliación y el mutuo acuerdo en pro de la causa patria: “El tiempo hará
conocer a mis conciudadanos que mis afanes y desvelos en servicio de la patria,
no tienen mas objeto que el bien general”
“Güemes
es honrado, es un verdadero amigo y lo será mas allá del sepulcro y se lisonja
de tener por amigo a un hombre tan virtuoso como Ud. trabajaremos con empeño y
tesón...” (L. Güemes: Güemes Documentado, T. 6).
En
1816, estando reunido el Congreso General en San Miguel de Tucumán, el general
Belgrano propuso el proyecto de monarquía constitucional con un inca por rey,
que demostró su vocación de integración social. A dicho proyecto se adhirieron
muchos patriotas, entre los que se cuentan al general Güemes, el general San
Martín, el general A. Álvarez de Arenales, etc.
El
general Belgrano había pedido por carta que le remitiera en 1816, que era
necesario que se encontraran, para acordar estrategias en la guerra contra los
realistas. Recién el 20 de junio de 1817, se produce dicho encuentro en las
márgenes del río Pasaje, en el mismo lugar y día, en donde había efectuado en
1813 el juramento a la bandera y también la zona en donde primero le tocara
actuar a Güemes en la Gesta por la Independencia. Es posible que este fuera el
momento en que Belgrano regaló a Güemes el referido poncho.
El
17 de mayo de
El
28 de noviembre de
En
cuanto al general J. de San Martín, es quién designa a Güemes en 1813 al Mando
General de la línea del Pasaje, incorporándolo así a la causa patria en el
norte. En carta al Director Supremo el 6 de diciembre de 1813, dice el general
San Martín: “El Teniente Coronel don Martín Güemes lo creo sumamente útil a la
expedición auxiliadora del Perú que vuestra excelencia ha puesto a mi cargo; la
opinión y concepto de este oficial y sus servicios constantes por la causa...”
(L. Güemes: Güemes Documentado T.2 Pág. 26). Con estas palabras queda
demostrada la admiración hacia la personalidad de Güemes y su don de mando.
El
9 de mayo de 1814, fue Güemes designado Teniente Coronel Graduado, por pedido
del general San Martín. También, el 18 de junio de 1820, El general San Martín
lo designa General en Jefe del Ejército de Observación, para que forme parte
del plan de libertad americana, “...por sus conocimientos distinguidos, sus
servicios notorios...”.
El
propósito era encerrar al enemigo realista entre dos frentes de guerra. El
general San Martín, desde Chile avanzaría por mar en dirección a Lima y el
general Güemes, por tierra, desde Salta hacia el Alto Perú, también debía
llegar simultáneamente a Lima. El general San Martín cumplió su cometido de
libertar Chile y Perú, gracias al accionar de la “Guerra Gaucha”, aunque el
general Güemes, por su adelantada muerte, no pudo llegar a Lima.
El
17 de junio de 1821, muere el general Güemes en la Cañada de la Horqueta,
siendo acompañado por sus gauchos, el capellán presbítero Francisco Fernández y
el coronel Vidt quienes lo sepultan el día 18 en la Capilla del Chamical, “en
suelo virgen”.
Miembros
destacados de la Patria Nueva, la oposición al general Güemes, prontamente
reconocieron sus méritos como libertador, en la gesta por la independencia,
pueden mencionarse entre otros al Dr. Facundo Zuviría y José Ignacio de
Gorriti.
Siendo
gobernador de Salta J. Ignacio Gorriti, se organizó el traslado de los restos
del general Güemes a la ciudad de Salta. La comitiva gubernamental, salió de la
Casa de Gobierno dirigiéndose hacia El Chamical, encabezados por el gobernador
y el coronel Vidt, vestidos de luto, los hijos y dos caballos silloneros del
prócer (uno era negro y daba muestras de extrañarlo), finalmente el pueblo
salteño y los gauchos. Llegaron hasta la Iglesia de la Merced en donde se hizo
una Capilla Ardiente el 14 de noviembre de 1822. El día 15 de noviembre fue
trasladado a la Catedral Basílica, colocándoselo en el presbiterio frente al
altar mayor. Recibió los honores de los gauchos y soldados de Salta, Jujuy,
Quebrada de Humahuaca y Río del Valle. En la Plaza 9 de Julio se hizo una
Parada Militar comandada por el Jefe de la División 20 de Febrero, coronel
Rudecindo Ibazeta.
Consolidada
la independencia americana y pacificado el país al organizarse
constitucionalmente en 1853, comenzaron a efectuarse los homenajes a nivel nacional
a todos los patriotas que formaron nuestra república, como los generales José
de San Martín, Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes y muchos otros. En
1857, don Bartolomé Mitre escribe la obra “Historia de Belgrano” y en ella
desarrolla el tema de la “Guerra Gaucha”.
Durante
la presidencia de Urquiza, gobernando en Salta Dionisio Puch, en recuerdo al
general Güemes y la condecoración con una medalla que recibiera por sus
servicios a la Patria, se instaló en la plaza principal una gran estrella de madera
y se dio el nombre de Estrella a la actual calle 20 de Febrero.
En
1853, la escritora salteña radicada primero en Bolivia y luego en Lima, doña
Juana Manuela Gorriti, escribió el texto “Güemes. Recuerdos de Infancia”, en
donde hace un retrato escrito del prócer en cuanto a su aspecto, carácter e
imagen popular en el ambiente social salteño.
En
1876 visitó Salta el pintor francés Sr. Ernest Chartón, quién por gestiones del
Dr. Juan Martín Leguizamón en cuya casa instaló su taller de pintura, efectuó
el primer retrato efectuado a lápiz, del general Güemes vestido de gaucho,
teniendo como modelo al Sr. Carlos Murúa Figueroa Güemes, sobrino nieto del
prócer. Dicho retrato sirvió posteriormente de modelo para varios otros, de
diferentes autores.
En
1877 el Dr. Manuel Peña de la Corte escribió el texto “Güemes Ante la Opinión
Nacional”, el cual sirvió de marco literario a la efervescencia patriótica que
se vivía en esos momentos.
El
14 de abril de 1877, los restos del general Güemes fueron trasladados al
panteón familiar construido por el franciscano Luis Giorgi, de doña Adela
Güemes de Güemes, nuera y sobrina del prócer, dado que se estaban efectuando
refacciones en el edificio de la Catedral. La ceremonia fue acompañada por los
familiares, entre los que se encontraba su hijo Luis Güemes Puch,
personalidades del gobierno, la Guardia Nacional, corporaciones civiles y
funcionarios públicos. En la Plaza 9 de julio se hizo una parada militar
comandada por el Jefe de la División 20 de Febrero, coronel Rudecindo Ibazeta.
Estuvieron presentes entre otros, don Mariano Zorreguieta, don Juan Martín
Leguizamón, don Joaquín Castellanos, don Ángel Justiniano Carranza, etc.
También
en este año de 1877, nace la idea de levantar un monumento ecuestre en honor al
general Güemes, en la ciudad de Salta. Muchos salteños y descendientes del
prócer estuvieron en el proyecto, como el gobernador Benedicto Fresco, el
historiador Mariano Zorreguieta, el coronel Juan Solá, don Juan Martín
Leguizamón, el Dr. Manuel Peña de la Corte, don Pablo Policarpo Romero de la
Corte, don Carlos Murúa Figueroa Güemes, etc.
En
1885 don Filiberto de Oliveira César escribió el texto “Güemes y sus Gauchos”,
el cual significó de gran interés y utilidad en esa época.
El
17 de junio de 1885, don Ángel Justiniano Carranza, inicia un movimiento para
el reconocimiento del Héroe Nacional Martín Miguel de Güemes y la construcción
de un monumento ecuestre en Salta. Siendo gobernador en Salta el coronel Juan
Solá, se hace una “Velada Conmemorativa del Histórico 17 de junio de
En la oportunidad se formaron
tres Comisiones:
1)
Comisión Ejecutiva, presidida por Carranza e integrada
por los señores Daniel Goytia Arias, Tomás Maldonado, Salustiano Sosa, Marcos
Amar, Rafael Álvarez y Eleuterio Figueroa.
2)
Comisión de Honor, presidida por el gobernador Juan Solá,
los ministros Dr. Felipe R. Arias y Dr. Juan María Tedín. Además los oficiales
del Ejército coronel Manuel Gregorio Reyes, coronel José María Todd, teniente
coronel Salvador Tula, teniente coronel Justo Aguilar, teniente coronel
Heriberto Sandoval, teniente coronel Rudecindo Ibazeta, capitán Ladislao
Czarnecki, capitán Fermín Carranza, capitán Manuel Alderete.
3)
Comisión de Damas, presidida por doña Prediliana Torino
de Zerda e integrada por doña María Cornejo de Ugarriza, Manuela González Todd,
Mercedes Latorre, Susana Ugarriza de Castillo y Azucena Ortiz de Maldonado.
Luego se agrega la Comisión
Popular, encargada del tema del Monumento, estando presidida por el Sr. Daniel
Goytia Arias e integrada por el Dr. Andrés de Ugarriza, Justiniano Arias de la
Corte, Alejandro Figueroa, Mariano Zorreguieta, Salustiano Sosa, Dr. Sidney
Tamayo Gurruchaga, Dr. Arturo L. Dávalos. Ángel Zerda, Aniceto Latorre, Canónigo
Dr. Clodomiro Arce Romero, Evelino Figueroa y Joaquín Castellanos.
En Buenos Aires se formó otra
Comisión de apoyo, a cargo del Dr. Manuel Peña de
En
1885, el retrato efectuado por E. Chartón, sirvió de modelo para otro boceto a
lápiz, de autor anónimo, ya que firma con solo las iniciales F. G. y no se
conoce a quién pertenecen, en el aparece el general Güemes vestido de militar.
También el artista Casiano Hoyos hizo un dibujo a lápiz de Güemes militar
teniendo como modelo al Sr. Carlos Murúa Figueroa Güemes. El pintor Flavio
García, inspirándose en la obra de E. Chartón, hizo un dibujo a lápiz.
En
1894, la Junta de Historia y Numismática de Buenos Aires, presidida por el
general Bartolomé Mitre, emite una medalla conmemorativa en homenaje al general
Güemes, por pedido del historiador Ángel Justiniano Carranza. En 1895, la Junta
de Historia y Numismática Americana, acuña la medalla “A Güemes y sus Gauchos”.
En
1898, las dos comisiones se fusionaron, quedando dirigida por el Sr. Joaquín Castellanos,
resolviendo que debe construirse un monumento en la plaza principal de la
ciudad de Salta.
En
1900, además de los festejos de la llegada del nuevo siglo, se organizaron a
nivel nacional, entidades para festejar el próximo centenario de la patria,
1910, 1916 y en homenaje al general Güemes, en 1921. La historiografía de la
época también se hace eco, destacándose los historiadores Bernardo Frías y
Ricardo Rojas, quienes dedicaron su investigación a los temas de historia
regional y güemesiana, siendo herederos de esta vocación los fundadores del
Instituto Güemesiano, el Dr. Atilio Cornejo y el Lic. Luis Oscar Colmenares. Al
mismo tiempo los descendientes del prócer efectuaron la monumental obra “Güemes
Documentado” dirigido por el Dr. Luis Güemes. Esta línea historiográfica
afirmaba la ideología americanista del general Güemes y su trascendencia
nacional, juntamente con los generales San Martín y Belgrano.
Simultáneamente había un fuerte
movimiento cultural y periodístico, siendo ejemplo de ello la revista “Güemes”
de doña Benita Campos, quién también organizó la Asociación Pro Patria,
integrada por importantes damas salteñas, tenía por objetivo los actos
celebratorios del Centenario. También formó la Comisión Pro Monumento al
general Güemes y convocó el Concurso Internacional de Escultores para el
proyecto del monumento. Propició en 1920, la construcción de un Túmulo
Recordatorio en el lugar en donde fuera herido el general Güemes el 7 de junio
de 1821. Entre otros homenajes que efectuó, se la vio actuando en la obra del
Panteón de las Glorias del Norte en la Catedral Basílica de Salta y en la
erección de un busto del general Güemes en 1925, en
En 1902, el artista Eduardo
Schiaffino, pinta al general Güemes, con su traje militar. Dicha obra fue
declarada como el retrato oficial por Decreto Provincial Nº 8988 del 18 de
junio de 1965.
En
1909, la Comisión Popular se reestructuró quedando presidida en 1910 por el Sr.
Saturnino Sosa.
El
20 de febrero de 1910 se colocó la piedra fundamental para el monumento en la
actual plaza general Belgrano.
El
20 de octubre de 1918, durante la intervención nacional del Dr. Manuel Carlés,
de acuerdo con el obispo monseñor José Gregorio Romero, por decreto se inauguró
el Panteón de las Glorias del Norte de la República, en la Catedral Basílica de
Salta, para guardar las urnas de los próceres, entre otros, la del general M.
M. Güemes el “Incorruptible”. El 14 de abril de 1919, la urna fue trasladada
desde el cementerio en la cureña de los cañones y rindieron honores los
Regimientos 5 y 12 de Caballería, 2 y 5 de Artillería y en patriótica comitiva
compuesta por funcionarios, familiares y salteños en general, se desplazaron
por la actual calle Buenos Aires llegando a la Plaza 9 de Julio en donde se pronunciaron
varios discursos, llevándose luego la urna al Panteón de la Catedral, con un Te
Deum y una oración pronunciada por el Sr. interventor Carlés.
El artista Antonio Alice, pintó
al óleo el cuadro sobre la “Muerte del general Güemes”, ocurrida en la Quebrada
de la Horqueta, siguiendo el relato de la visita del lugar, efectuada por
autoridades guiados por el gaucho Nina en 1901. Este cuadro se encuentra en la
Sala de Sesiones de la Legislatura Provincial y fue premiada con medalla de oro
en la Exposición Internacional del Centenario Argentino, Buenos Aires 1910.
En
1904, el historiador Adolfo P. Carranza, fundador del Museo Histórico Nacional
en el Parque Lezama, propuso la idea de levantar un monumento al general Güemes
en Buenos Aires y durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, en 1907 el
Congreso Nacional sanciona la Ley Nº 5.689, promulgada al año siguiente, sobre
la construcción de dicho monumento. Esto recién se concretó el 22 de marzo de
1981, siendo gobernador de la Provincia de Salta don Roberto A. Ulloa y tomando
como modelo al monumento existente en la ciudad de Salta.
En
1905, el escritor Leopoldo Lugones escribió la obra “La Guerra Gaucha”, que
trata sobre la gesta Güemesiana por la independencia y el accionar de los
gauchos. Inspirados en esta obra, años mas tarde se hizo una película.
El
interés en todo el ámbito nacional por la gesta güemesiana dio mayor impulso a
los proyectos monumentalistas. Para tal efecto el Museo Histórico Nacional de
Buenos Aires encomendó en 1911 al artista Arístenes Papi hacer un bosquejo del
lugar de la muerte del prócer. Llegó a la Cañada de la Horqueta en la finca Los
Noques, gracias a la guía del Sr. Nina, nieto de José Nina, testigo de la
muerte del general Güemes. Como consecuencia A. Papi, pintó dos importantes
cuadros históricos, “La Muerte del General Güemes” y “Oleada Gaucha”, en este
se observa al prócer con la espada en alto y seguido de una multitud de gauchos
que enfrentan al enemigo realista. Son pinturas de caballete, de estilo
academicista italiano. Arístene Papi había llegado a Salta en 1899
permaneciendo aquí hasta su muerte en 1954, dejando un rico patrimonio
artístico de su autoría.
En
1909, la Ley Nacional Nº 6.285, creó la Comisión Nacional del Centenario de
1810 que en el Art. Nº 14 dispone levantar un monumento ecuestre al general
Güemes en la ciudad de Salta. Para dicho fin se otorgaron $ 6.500.000.
En
1909, se reestructuró la Comisión Popular, que en 1910 estará presidida por el
Sr. Saturnino Sosa.
El
proyecto de construcción del Monumento al general Güemes movilizó a todos los
salteños, que prestaron su apoyo y estuvieron atentos sobre las novedades que
se produjeran al respecto. Entre ellos se destacaron los siguientes señores:
Manuel Solá Chavarría, Joaquín Castellanos, Justiniano Arias Royo, Fernando
López, José Eustaquio Alderete, Mon. Julián Toscano, Dr. Bernardo Frías, José
Gregorio Romero, Moisés Oliva, Abel Zerda, Casiano Hoyos, Dr. Adrián F.
Cornejo, Dr. David Saravia Castro, Dr. Carlos Serrey, Daniel Policarpo Romero,
Ing. Nolasco F. Cornejo. Más tarde se incorporaron los señores David Zambrano
Figueroa, Miguel Fleming, Francisco M. Uriburu Gómez, Ernesto Arias Romero,
Benjamín García Torres, Carlos S. Cornejo, Juan Carlos Dávalos, Calixto Linares
Fowlis.
Este
movimiento fue apoyado por la Revista Güemes dirigida por Benita Campos, quién
formó la “Asociación Pro Patria”, que tenía por objetivo exaltar la Gesta
Güemesiana. Doña Benita Campos también organizó un concurso para efectuar la
obra del Himno a Güemes y gana la propuesta escrita por el músico Rafael
Baldasari que ganó el primer premio con medalla de oro y la letra fue del
teniente de caballería Gabriel Moserrat. Se publicó en la Revista Güemes con el
nombre “Himno Guerra de los Gauchos” y se cantó por primera vez el 25 de mayo
de 1910.
En
junio de 1910, se hizo “La Velada Patriótica”, En el teatro Victoria,
organizada por Benita Campos y las “Damas Vicentinas”, de la Parroquia La
Candelaria. Se cantó el Himno Guerra de los Gauchos y se destacaron las
palabras de don David Saravia y las ofrendas florales de doña Güemes de Latorre
y Güemes de Arias.
El
lugar en donde debía instalarse el monumento, fue objeto de una larga polémica,
por cuestiones políticas y de parentescos con los funcionarios de turno en
Buenos Aires. En principio se había pensado en la plaza principal de Salta,
donde ya se había colocado una estrella conmemorativa.
La Comisión Popular insistía en
que debía estar en la plaza principal pero otros se negaban. Sin embargo, en
1916 se instaló el Monumento a la Independencia con la figura ecuestre del
general Arenales.
El
20 de julio de 1909, el Congreso Nacional entregó la suma de $ 50.000, al
Gobierno Provincial, para el arreglo de la plaza Güemes, en donde iría el
monumento y el 20 de febrero de 1910, se celebró con toda solemnidad el acto de
colocación de la piedra fundamental del monumento, en la plaza general Güemes.
El gobernador Dr. Luis Linares había designado para dicho efecto, una Comisión
Provincial Ad-Hoc, dirigida por el Sr. Salustiano Sosa y secretario el Sr.
Policarpo Romero.
En
1910, la Comisión Popular estaba integrada de la siguiente forma: Presidente
don Salustiano Sosa, vicepresidente don Flavio García y el doctor don David
Zambrano Caro, que renunciaron siendo reemplazados por el coronel don Delfín
Leguizamón, el periodista don José Eustaquio Alderete y don Casiano Hoyos.
Fueron secretarios sucesivamente los siguientes señores: don Moisés J. Oliva,
don Daniel Policarpo Romero, don Nolasco F. Cornejo, don Adolfo García Pinto,
don Agustín Usandivaras y don Manuel Alvarado. Vocales fueron los señores don
Ángel Zerda, don Antonino Díaz Ibarguren, don Miguel Ortiz, don Manuel Solá
Chavarría, don Manuel Sosa, don David Ovejero, don Joaquín Castellanos,
Canónigo Dr. Clodomiro Arce Romero, don Samuel Uriburu, don Ángel Ugarriza, don
Abraham Torres, don Eugenio Figueroa, coronel don Wenceslao Plaza, don Juan
Cornejo, doctor don Carlos Costas, don Darío Arias, don Ignacio Ortiz, y don
Luis Linares; además se agregaron muchos adherentes.
En
1913, el ingeniero don Nolasco F. Cornejo, encargó al escultor porteño Hernán
Cullen Ayerza, el modelo de monumento ecuestre, en que la figura del general
Güemes estaría sosteniendo las riendas de su caballo. Se hicieron dos en
bronce. Actualmente uno se halla en el Centro de Residentes Salteños en Buenos
Aires desde 1948, donado por el Sr. Miguel Solá y el otro pasó al Museo
Provincial de Fomento o sea el actual Museo Histórico Nacional, donado en 1921
por el Sr. Nolasco F. Cornejo.
A
fines del siglo XIX, el nieto del prócer, don Domingo Güemes, se puso en la
tarea de recopilar y ordenar la documentación histórica existente sobre el
general Güemes. Esta obra la continúa por testamento Luis Güemes en 1920, que
al morir en 1975 le sigue Francisco Güemes Ayerza, contando con la valiosa
colaboración del Sr. Paulino Arroyo en el trabajo de archivo. La obra Güemes
Documentado se compone de 12 tomos publicados en Plus Ultra desde
Entre
El
17 de junio de 1921, se acuñó una medalla de plata en la que se observa al
general Güemes a caballo con traje de gaucho.
En
1921, se inauguró el “Cine Güemes”, el cual fue un importante centro de
actividades culturales a las que asistían los núcleos sociales mas elegantes,
coincidiendo con las nuevas modas de inspiración europeas, los adelantos
científicos y tecnológicos.
Los descendientes del general Güemes, atesoran
una rica tradición oral y patrimonio material güemesiano, mucho del cual se
expone en diferentes museos, que constituyen un mensaje desde el pasado sobre
aspectos de la guerra independista. Pero también por ellos, Salta y Argentina,
se han visto beneficiadas desde comienzos del siglo XX, con honrosas acciones
benéficas, como el “Legado Güemes”, constituido por importantes donaciones de
inmuebles efectuadas por el Dr. Luis Güemes en 1934, para ser destinados a los
niños y jóvenes. Entre ellos se cuenta el “Polideportivo Central Norte”. Otras
obras de solidaridad social fueron la Escuela Agrícola, el Hospital Regional
del Norte Para Palúdicos General Güemes, etc. Todo lo cual se hizo en homenaje
al prócer en ocasión de las celebraciones de sus efemérides.
El
25 de abril de 1925, se acuñó una medalla de plata en la que se observa al
general Güemes con su traje militar y la leyenda dice: “Piedra Fundamental
Hospital Regional del Norte Para Palúdicos General Güemes, Ley Nº
El
artista J. V. Ovalle pintó en 1921 al general Güemes empuñando su espada y
vestido con un poncho de vicuña blanco con listas marrones sobre el traje
militar.
En
abril de 1921, se funda la Escuela Nº 4.007 Martín Miguel de Güemes, en la
ciudad de Salta, comenzando a funcionar en 1923 durante el gobierno de Joaquín
Castellanos. Funciona en la casa que fuera de la señora madre del general
Güemes, en Av. Belgrano 666, que fue adquirido por el Consejo General de
Educación a los herederos en 1928, siendo declarado Monumento Histórico
Provincial en 1990.
En 1920, durante la presidencia de la
República de don Hipólito Yrigoyen y ante el próximo centenario de la muerte
del general Güemes, se formó la Comisión Nacional de Homenajes, con la
presidencia honoraria del Sr. Presidente de la República y los ministros que
también integraron la Comisión, conjuntamente con el gobernador de Salta don
Joaquín Castellanos. La Junta Ejecutiva estaba presidida por don Gregorio
Vélez, tenía por objeto encarar la construcción del monumento en la ciudad de
Salta. El 17 de junio de 1921, se procedió a colocar la piedra fundamental del
monumento en la Plaza Güemes, siendo gobernador don Joaquín Castellanos.
En
1922, la Junta Ejecutiva de la Comisión Nacional de Homenajes, presidida por el
general Gregorio Vélez, llamó a concurso de artistas para la maqueta del
monumento, ganando el escultor argentino Víctor Juan Garino, con el seudónimo
“Un Infernal de Güemes”, inspirándose en la obra de L. Lugones, “La Guerra
Gaucha”. También fueron de utilidad los consejos de don Carlos Serrey
juntamente con muchos otros ilustres salteños.
Entre
Ante
el problema de la ubicación del monumento, en 1924 el Dr. Ernesto Padilla
convocó a los vecinos salteños a un almuerzo en el Bar El Plata, en donde se
discutió el tema, proponiéndose finalmente crear al pie del cerro San Bernardo
la Plaza de los Suburbios, la cual fue inaugurada en 1926 durante la
intendencia de Adolfo García Pinto, quién firmó la ordenanza. Inmediatamente se
iniciaron las obras de parquización. Se construyó el basamento del monumento
con rocas del cerro San Bernardo, donadas por el propietario, teniente coronel
Carlos E. Reyes.
El
20 de febrero de 1931, se inauguró el Monumento al general Martín Miguel de
Güemes al pie del cerro San Bernardo, en la Plaza de los Suburbios. Estuvieron
presentes el Presidente de la República José Félix Uriburu, autoridades
provinciales, desfile de gauchos y una multitud de salteños.
En
1930 se organizó el Club Güemes, del Colegio Salesiano Ángel Zerda, a donde
concurría la juventud salteña para las prácticas deportivas, en especial el
fútbol.
En
1932, durante el gobierno de don Avelino Aráoz, el presidente de la Comisión de
Homenajes al general Güemes, el general Gregorio Vélez acompañado también por
Rubén Nina (nieto de José Nina gaucho del general Güemes y testigo de su
muerte), visitó el lugar de la Cañada de La Horqueta, donde falleció el general
Güemes, con el fin de certificar y levantar allí un monolito. Así llegaron a la
finca Los Noques, propiedad del Sr. Manuel Antonio Arias, observando que había
un tronco de cebil en el suelo, un cuadrado de piedra y una cruz en donde los
lugareños prendían velas para el día de los muertos y el 17 de junio de cada
año. Se labró un acta firmada por las siguientes personalidades presentes:
Martín U. Cornejo, general de división Gregorio Vélez, Feliciano Torres, Nina,
coronel Ernesto Day, Arístene Papi. El 17 de junio de 1934, se inauguró el
monolito recordatorio del lugar en donde falleció el general Güemes.
En
1942, se estrenó en Buenos Aires la película “La Guerra Gaucha” dirigida por
Lucas Demare, con un argumento basado en textos de Ulyses Petyt de Murat.
El
movimiento cultural generado por el “centenario”, trascendió a todos los
niveles sociales, dando lugar a las reuniones de gauchos desde 1825, con el
apoyo del gobernador Adolfo Güemes. En los años siguientes siguiéronse
reuniendo para honrar al prócer los 17 de junio y participaron en la
inauguración del monumento en la Plaza de los Suburbios en 1931. Se formalizó
institucionalmente en 1946 la fundación de la “Agrupación Tradicionalista
Gauchos de Güemes”, en cuya indumentaria es símbolo el poncho rojo sangre con
lista negra, inaugurado por el Sr. Adolfo Güemes, que hace tejer 100 de ellos y
regala a los gauchos que participaron en la inauguración del monumento.
En
la misma época el Dr. Atilio Cornejo publica el libro Historia de Güemes,
ediciones Plus Ultra, 1946.
En
1946 el artista italiano Lorenzo Gigli, pinta al general Güemes a caballo
acompañado de los gauchos.
En
1948, don Martín Figueroa Güemes publica dos libros, uno es “La Gloria de Güemes”
y el otro “Verdades Documentadas para la Historia de Güemes”. Obras importantes
por el aporte documental que contienen, de gran valor historiográfico.
En
1949 por Decreto Provincial, la Cumbre del Nevado de Castilla que solía
llamarse “Piedra Sonada” se denominó “Gral. Martín Miguel de Güemes” y se
colocó un busto de bronce en la cumbre que mide
En
1890 se inauguraron las obras del ferrocarril, que unía la ciudad de Salta con
la de Buenos Aires, en su trazado, las estaciones fueron el origen de multitud
de pueblos por el movimiento económico y demográfico que generó este
transporte. En su paso por la provincia de Santiago del Estero se fundó la
Estación de Matará a orillas del Río Salado, en su entorno se formó un
conglomerado urbano que a comienzos del siglo XX se llamó “Pueblo Gral. Martín
Miguel Güemes”. La explicación sobre el nombre, se debe a que fue designado por
el general San Martín para la defensa de la zona del Río Salado. Este hecho se
conservó en la tradición popular gaucha.
Por
Ley Nº 1185, de 1950, al Departamento de Campo Santo se lo designa General
Martín Miguel Güemes, con capital en el pueblo de General Güemes. Los
antecedentes se remontan a fines del siglo XIX, con las obras del Ferrocarril
Central Norte, cuando el 23 de julio de 1888 se fundó la estación Santa Rosa,
que luego en 1892 será popularmente llamada Güemes, formalizándose el 26 de
diciembre de 1905, por resolución la denominación de Estación Güemes. La
estación dio lugar a la formación del primer caserío, luego pueblo y ciudad de
General Güemes, que ya en 1928 era municipio. La razón del nombre es debido en
que en su jurisdicción pasó su infancia y se educó como gaucho don Martín
Miguel Güemes y en esos montes se combatió duramente al enemigo realista, todo
lo cual se había conservado en la tradición oral y se recordaba que esa era la
tierra de Güemes.
En
terrenos que fueron propiedad de doña Magdalena Güemes de Tejada, hermana del
general, se fundó en 1953 la Escuela Agrícola Nº 5122 General Marín Miguel de
Güemes, en terrenos donados por los herederos, teniendo por objeto fomentar la
educación rural con prácticas directas en el campo, favoreciendo en primera
instancia a los estudiantes de familias campesinas, para quienes funciona como
Hogar Escuela.
En
1956, el Club Amigos de la Montaña, visitaron el sitio de la Cañada de la
Horqueta y acordaron fundar la Guardia Bajo las Estrellas, entidad que todos
los años hace los homenajes al general Güemes en ese lugar. Llegaron un 16 de
junio por la tarde y velaron toda la noche hasta el amanecer del 17 e hicieron
el acto alusivo impregnado de profundo respeto y emoción. El Prof. José Fadel
fue su fundador y presidente hasta el 2006, ocupando luego en la Comisión
Directiva un lugar Honorario.
Por
Ley Nº 12.367 del 5 de agosto de 1938 se funda Gendarmería Nacional, cuya
Agrupación VII tendrá asiento en Salta, por Ley Nº 804 del 15 de octubre de
1946. Desde el 23 de setiembre de 1959, el Patrono de Gendarmería Nacional será
el general Martín Miguel de Güemes, cuyo nombre llevará la Escuela de Oficiales
de Gendarmería Nacional. La réplica del sable del general Güemes es el símbolo
de mando en la institución, cuyo original se expone en el Museo Histórico
Nacional, en Buenos Aires. Dicho sable le fue donado al general Güemes en 1819
por su amigo el comerciante Miguel de Riglos.
En
el pueblo de Chicoana se inauguró en 1958 la Plaza y Busto al general M. M.
Güemes juntamente con el monolito “Guerreros de la Independencia”, durante la
gestión del intendente Sr. Néstor Plaza.
En
1967, el historiador Jorge Newton publica el libro “Güemes El Caudillo de la
Guerra Gaucha”, ediciones Plus Ultra, Buenos Aires.
En
1971, al cumplirse el Sesquicentenario del Fallecimiento del general Güemes, se
efectuó en la ciudad de Salta las Jornadas de Estudios Sobre Güemes, por
Decreto Nº 1174 del gobernador Ricardo J. Spangenberg. Para dicho efecto se
constituyeron varias entidades, como la Comisión Honoraria, la Comisión
Organizadora, el Comité Ejecutivo y la Mesa Directiva de las Jornadas de
Estudios Sobre Güemes, integrada esta última por los siguientes historiadores:
Presidentes Honorarios Dr. Atilio Cornejo y Mons. Miguel Ángel Vergara,
Vicepresidentes Honorarios Dr. Joaquín Gantier, Prof. Vicente Sierra,
presbítero Ramón Rosa Olmos, Prof. Carlos Luque Colombres, Cnel. Emilio A.
Bidondo, Sr. Teófilo Mercado, Prof. Salvador Carlos Laria, Sr. Víctor Saa,
Prof. Luis Alén Lascano y Sr. Roberto Zavalía Matienzo. Presidente Lic. Luis
Oscar Colmenares. Vicepresidentes Sr. Guillermo Gallardo y Dr. Pedro Santos
Martínez. Secretario Dr. Vicente Osvaldo Cutolo. Pro Secretario Prof. Oscar
Luis Ensinck. Sub Comisión de Asuntos Históricos de la Provincia de Salta,
Presidente monseñor Miguel Ángel Vergara, Coordinador Prof. Humberto Jiménez
Carrizo, Secretaria Prof. Teresa Cadena de Hessling, Vocales Lic. Luis Oscar
Colmenares, Prof. Olga Chiericotti, Sr. Juan Manuel de los Ríos, Dr. Roberto
García Pinto, Ing. Rafael P. Sosa.
Las
Jornadas se efectuaron en el Salón de Sesiones de la Legislatura de Salta,
durante los días 15, 16 y 17 de junio. Se destacó la participación de los
siguientes historiadores: Dr. Numa Romero del Carpio, procedente de Bolivia,
Prof. Armando Raúl Bazán en representación de Catamarca, Prof. Vicente D.
Sierra por Buenos Aires y por Salta el Lic. Luis Oscar Colmenares, Prof. Olga
Chiericotti y Juan Manuel de los Ríos.
El día 17, los congresistas
participaron en los Actos Oficiales, asistieron al desfile ante el monumento al
general Güemes, en el que estuvieron presentes el Sr. Presidente de la
República, Gobernador de la Provincia de Salta y demás autoridades, siendo abundante
la participación de delegaciones gauchas de todas las Provincias, estudiantes y
pueblo. También visitaron la Catedral en donde se celebró una misa solemne y
acto en el Panteón de las Glorias del Norte, el Cabildo Histórico, la Quebrada
de la Horqueta y finca La Cruz. Finalmente los congresistas almorzaron en la
Escuela Agrícola General Martín Miguel de Güemes. Por la tarde se hizo la
clausura de las Jornadas con palabras del Lic. L. O. Colmenares, del Prof.
Vicente D. Sierra y otros además de las autoridades provinciales, culminando
con un lunch de despedida.
Como
conclusiones de las Jornadas de Estudios sobre Güemes, quedó ratificada la
importancia del general Martín Miguel Güemes en la gesta por la independencia
americana y nacional, junto a los próceres generales José de San Martín y
Manuel Belgrano. Además se propuso la organización de una institución encargada
de efectuar los honores y estudios de
Con
motivo del aniversario de la muerte del general Güemes, en 1971 se acuñó una
medalla en la que se observa al prócer a caballo vestido con poncho y en el
anverso dice “Homenaje del Pueblo y Gobierno de Salta.” “1821-1971
sesquicentenario de la muerte del Gral. Martín Miguel de Güemes”.
También
en 1971 se efectuó el estreno de la película “Güemes. La Tierra en Armas”
dirigida y producida por Leopoldo Torre Nilsson, siendo los artistas
principales Alfredo Alcón y Norma Aleandro. La obra se inspiró en la del poeta
Juan Carlos Dávalos y se efectuó con escenarios salteños, la ciudad de Salta,
La Caldera, Calderilla, Güemes, Campo Santo, El Bordo, San Lorenzo, Limache,
etc., acompañados de toda la sociedad salteña, que prestaron su patrimonio
tradicional y especialmente auténticos gauchos con sus atuendos típicos y
caballos.
Las
efemérides güemesianas, inspiraron a los poetas y folcloristas en un extenso y
rico repertorio, destacándose los siguientes: Jaime Dávalos, Ariel Petrocelli,
Julio Cesar Luzzatto, Manuel Castilla, León Benarós, Claudio Román, Hernán Figueroa
Reyes, Ariel Ramírez, Cesar Perdiguero, Jorge Díaz Bavio, etc.
La
tradición es también muy importante, ya que se conservan aspectos de la guerra
independista y vivencias que no figuran en la documentación oficial. Las
familias gauchas de los más remotos parajes, recuerdan el mensaje de sus
antepasados gauchos de Güemes y con orgullo lo manifiestan, aportando al
conocimiento de la vida de antaño a las nuevas generaciones. Así lo pude
comprobar en Iruya, Santa Victoria Oeste, Acoyte, San Andrés, Orán, Angastaco,
San Lucas, Seclantás, Cachi, Cafayate, Anta, El Galpón, Rosario de la Frontera,
etc.
El
17 de junio de 1972, por Decreto Provincial Nº 5042, se fundó el Instituto
Güemesiano de Salta, con el objetivo de encausar las actividades en
conmemoración de las efemérides, de difusión, estudio e investigación de
El Estatuto fue aprobado el 2 de noviembre de
1976, por Decreto Provincial Nº 2846, en el que se designa como presidente del
Consejo Directivo al Dr. Atilio Cornejo, siendo los demás miembros los
siguientes: Lic. Luis Oscar Colmenares, Prof. María Teresa Cadena de Hessling,
Prof. Olga Chiericotti, Prof. M. Ester Torino y Prof. Florencia Cornejo. En su
primera sesión, el Consejo Directivo decidió la realización de los Actos Académicos
en las efemérides Güemesianas y la publicación de un Boletín con las
investigaciones sobre la vida y obra del general Güemes. El 1º volumen se editó
en 1977 con los estudios efectuados entre
En 1972 y 1975, el artista
salteño Guillermo Usandivaras Murúa, sobrino nieto de Carlos Murúa Figueroa
Güemes, pintó varios retratos del general Güemes con traje militar,
inspirándose en el cuadro efectuado por Eduardo Schiaffino.
El
11 de diciembre de 1971 se inauguró el monumento al general Güemes en la ciudad
de Tartagal y en Aguaray.
El
22 de marzo de 1981, se inauguró el monumento al general M. M. Güemes en la
Capital Federal, Buenos Aires, para lo cual viajaron 80 gauchos representantes
de los fortines salteños. Culminando así el proyecto formulado en 1904 por don
Adolfo Carranza. Dicho monumento se construyó como réplica del de la Ciudad de
Salta del escultor Garino, se llevaron 1.100 toneladas de piedras del cerro San
Bernardo para el basamento y participó en la obra el escultor Hernando Bucci.
Se ubicó frente a los bosques de Palermo en Av. Figueroa Alcorta y calle La
Pampa.
En
1984, se efectuaron los homenajes al prócer en el pueblo de San Carlos del
Valle Calchaquí, en donde se designó con el nombre de General Güemes la calle
de la Iglesia y se levantó un busto del general Güemes en la plaza central.
En
Mayo 8 al 10 de 1985, se efectuó en Salta el Congreso Internacional de Historia
en conmemoración del “Bicentenario del Natalicio del General Dn. Martín Miguel
de Güemes”, organizado por la Universidad Católica de Salta y la adhesión de la
Academia Nacional de la Historia principalmente. Fue declarado de interés
nacional por Resolución Nº 1787/84 del Ministerio de Educación y Justicia de la
Nación y de interés provincial por Decreto 1985/84 del Superior Gobierno de la
Provincia de Salta. También fueron entidades adheridas el Ministerio de
Educación y Justicia de la Nación, el Ministerio de Gobierno Justicia y
Educación de Salta, Instituto Güemesiano de Salta, Universidad Nacional de
Salta, Municipalidad de la ciudad de Salta, Gobiernos de Santa Fe, Corrientes,
Entre Ríos, Universidad Nacional del Nordeste, Universidad Nacional de Tucumán,
Casa de la Libertad de Sucre, Archivo Nacional de Lima, Instituto Cultural
Uruguayo Argentino. En 1989, se publicaron las Actas del Congreso, por las
gestiones del Honorable Senado de la Nación y del senador nacional por la
Provincia de Salta Dr. Horacio Bravo Herrera.
El
temario de las ponencias en el Congreso, fueron los siguientes: Salta Durante
el Gobierno de Güemes, La Acción Militar, Las Provincias entre
Los
objetivos del Congreso se cumplieron ampliamente, con ponencias de alto valor
científico, dando a conocer la gesta güemesiana y el entorno socio político
económico y espiritual desde un enfoque interdisciplinario. En las conclusiones
se reconoció la importancia del accionar del general. Güemes en la
Independencia Nacional y Americana.
Con
motivo del Bicentenario del natalicio del general Güemes en 1985, se hicieron
bustos que lo representan, para escritorio en dos versiones uno en cerámica con
su chaquetilla militar y los brazos cruzados y otro en bronce con un poncho
encima de su traje militar.
También
en este año se acuñó una medalla que posee el retrato del general Güemes y en
el anverso dice “El Pueblo de San Nicolás de los Arroyos” 1985.
En
1985, por gestiones del Sr. José Antonio Lastra González, se inauguró el busto
al general M. M. Güemes en la Plaza Ciudad de Salta en Madrid, España.
En
1987, se inauguró la plaza con el busto del general Güemes en el pueblo de
Seclantás.
En
1996, se erige el monumento al general M. M. Güemes en la ciudad de Tarija en
la República de Bolivia.
En
1997, se funda el Museo Histórico General M. M. de Güemes del Regimiento de
Caballería Ligero 5, en la ciudad de Salta. Cuenta con una interesante
colección de objetos güemesianos, entre los que se destacan el pretal de plata
del caballo del general Güemes y un cuadro pintado al óleo por M. Prieto, en el
que se observa al prócer con traje militar y un poncho de vicuña en el hombro
derecho.
En
la ciudad de Lincoln, Provincia de Buenos Aires, en 1997 se efectuaron
importantes homenajes al general Güemes.
El
15 de setiembre de 1999, por Ley Nacional Nº 25172, se declara “Día de la
Libertad Latinoamericana” el 17 de junio, en homenaje al general M. M. Güemes,
según proyecto de los legisladores Dr. Marcelo López Arias y Dr. Julio San
Millán.
En
1999, el Lic. Luis Oscar Colmenares publica su obra “Martín Güemes El Héroe
Mártir”, ediciones Ciudad Argentina, Buenos Aires. Constituye este libro, lo
mas completo y científico que se escribió sobre la gesta güemesiana.
El
25 de octubre de 1999, por disposición Nº 156 / 99, del Comando Aeronáutico, el
Aeropuerto Salta se denomina Martín Miguel Güemes.
En
homenaje a un nuevo aniversario Güemesiano, el Instituto Güemesiano de Salta
recibió el obsequio de un busto para escritorio en bronce del general Güemes
que lo representa empuñando su espada y con el poncho sobre su uniforme
militar. En la placa dice: “A la Tesonera Labor del Instituto Güemesiano de
Salta a 178 años de la muerte del prócer Juntos a la Conmemoración y
Homenajes”. Asociación Cultural Sanmartiniana del Neuquén, 1999.
En
1999, se inaugura el monumento al general Güemes en la ciudad de Villa María,
Provincia de Córdoba, durante la gestión del intendente Miguel Ángel Veglio.
En
el 2000, se acuñó una moneda con el retrato del general Güemes.
En
2003 se inauguró la plaza general M. M. Güemes del Barrio 16 de Junio del
pueblo de Rosario de Lerma. En 2005 se instaló en dicha plaza el busto del
general Güemes. También en Rosario de Lerma está la calle Macacha.
En
2005, se inaugura el monumento al general Güemes en el pueblo de Cachi.
La
lista es infinita, puesto que en cada aniversario, se suman las localidades del
interior de la provincia de Salta, con los homenajes y erección de monumentos. Los
Municipios y Fortines Gauchos respectivos se encargan de hacer los homenajes en
cada mes de junio alrededor del monumento, enviando al mismo tiempo
delegaciones a la ciudad de Salta para el desfile oficial y los actos
organizados por la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes.
También en las demás ciudades de
la República y por acción especial de los salteños radicados allí y de
Gendarmería Nacional, se han levantado monumentos al general Güemes, en
reconocimiento de su figura como Héroe Nacional, como por ejemplo en Río
Grande, Córdoba, Rosario, Buenos Aires, Bahía Blanca y otras.
En
junio de 2005, días
En 2006, la Municipalidad de la Ciudad de
Salta, publicó el libro que contiene las ponencias y conferencias del Primer
Congreso Argentino General Martín Miguel de Güemes, el que fue distribuido a
todos los participantes y obsequiado a bibliotecas e instituciones educativas
de la provincia.
Al inicio de la obra está publicado el
Documento firmado por el Sr. Intendente Miguel Ángel Isa, la Dir. Gral. de
Cultura y Deportes de la Municipalidad de Salta Sra. Silvia Varg de Nioi, la
Rectora de la UNSa. Ing. Stella Pérez de Bianchi, El Rector de la U. C. S. Dr.
Patricio Colombo Murúa y la Presidenta del Instituto Güemesiano Prof. Ercilia
Navamuel. En dicho Documento se hacen conocer los objetivos del Congreso que
fue Reivindicar la Gesta Güemesiana por la Independencia, como Héroe Nacional y
Americano, con el fin de que se declare por Ley, al 17 de junio como feriado
nacional de acuerdo a las gestiones de la diputada Dra. Sonia Escudero y del senador
nacional Dr. Marcelo López Arias. También que se establezca por Ley la
obligación de conmemorar y enseñar la Gesta Güemesiana en todos los niveles
educativos de
La Cámara de Diputados de la
Provincia de Salta organizó para los días 7 al 15 de junio de 2006, en el marco
de Recinto abierto, Jornadas “Martín Miguel de Güemes Héroe Nacional”. Síntesis
del programa de actividades: Caminata con antorchas por el circuito histórico
güemesiano. Proyección de material fílmico para las escuelas. Disertaciones de
académicos güemesianos en el recinto de la Legislatura Provincial. La
Legislatura como Museo, exposición de colecciones históricas. Recinto abierto,
con visitas de escolares y público en general. El día 13 fueron disertantes la
Prof. Ercilia Navamuel, el Ing. Guillermo Solá y el escribano Mariano Coll.
El 17 de junio de 2006, se
inauguró en Rosario de la Frontera el monumento al general Güemes en la
plazoleta “Los Héroes de la Guerra Gaucha”.
El 27 de junio de 2006, por
gestiones del senador nacional Dr. Marcelo López Arias, el Senado de la Nación
organizó en el Salón Azul del Congreso Nacional en Buenos Aires La Jornada
“Fundadores de la Patria”, Homenaje al general Martín Miguel Güemes
Protagonista de la Independencia Americana. Fueron disertantes el
vicepresidente de la Nación don Daniel Scioli, el senador nacional Dr. Marcelo
López Arias, la presidenta del Instituto Güemesiano de Salta Prof. Ercilia
Navamuel, el presidente del Instituto Nacional Belgraniano Dr. Aníbal Luzuriaga,
el presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano Gral. (R) Diego Soria, la
historiadora Sra. María Sáenz Quesada y el vicepresidente de la Academia
Nacional de la Historia Dr. Armando Raúl Bazán. Como conclusiones se recomendó
la enseñanza en todos los niveles educativos sobre los temas del general Güemes
y la gesta por la independencia. Para dicho efecto se presentó la reedición
efectuada por el Senado Nacional del libro de Luis O. Colmenares, Martín Miguel
de Güemes, el que será distribuido en todas las provincias argentinas.
El
2 de agosto de 2006 por Ley Nacional Nº 26.125, promulgada el 22 de agosto de
2006, se declara al general Martín Miguel Güemes Héroe Nacional. Esta Ley se
debe a las gestiones del senador nacional salteño y vicepresidente de la
Honorable Cámara de Senadores Nacionales Dr. Marcelo López Arias y de la
senadora Dra. Sonia Escudero.
La
Cámara de Senadores de la Provincia de Salta, Comisión de Educación y Cultura,
posee el Expediente Nº 91-16.489/06 Proyecto de Ley por el cual se creará el
Museo del general Martín Miguel de Güemes y de la Gesta Gaucha.
La
Cámara de Diputados de Salta tiene el Proyecto de Ley de Declaración de que el
Ministerio de Educación de la Provincia incorpore a los planes de estudio la
información y difusión sobre la vida y obra del general Martín Miguel Güemes y
la Gesta Gaucha, durante el mes de junio, todos los años para todos los niveles
educativos. Lo cual irá acompañado de cursos de capacitación docente.
El
23 de octubre de 2006, el Instituto Güemesiano de Salta y la Secretaría de
Cultura de la Provincia, organizaron un Acto Académico en los salones de la
Casa de la Cultura, en homenaje al general Güemes, en mérito a la Ley Nacional
Nº 26.125, del 2 de agosto, que fue presentada e interpretada con las disertaciones
de la Prof. Ercilia Navamuel, de la senadora Dra. Sonia Escudero y del Prof.
Matías Jorge.
El
mismo día, la Escuela Nº 4.007 General Martín Miguel Güemes celebró en la Plaza
9 de Julio un acto por la Ley Nacional Nº 26.125 General Martín Miguel Güemes
Héroe Nacional, organizado por las autoridades de la escuela, quienes invitaron
como disertantes al presidente de la Agrupación Tradicionalista de Salta
Gauchos de Güemes escribano Mariano Coll, a la Prof. Ercilia Navamuel como
presidenta del Instituto Güemesiano y a la senadora nacional Dra. Sonia
Escudero.
En
la República de Bolivia, ciudad de Suipacha, con motivo de un nuevo aniversario
de la batalla del 7 de noviembre de 1810, se inauguró el monumento al general
Güemes, en 2006. Para terminar respecto a los monumentos, cabe señalar que se
incluyó solamente los más relevantes.
En
conclusión se observa que el carisma magnético del general M. M. de Güemes
trascendió en el tiempo, sobre todo a nivel popular y cultural, sin intervalos,
lo cual no fue igual a nivel oficial político en todo el territorio de la
República, debido al aluvión inmigratorio que inundó el Este y Sur del país y
que por lógica no compartían nuestras tradiciones, siendo visto desde Buenos
Aires a nuestro prócer como un caudillo mas de carácter local, fomentado esto
por la preponderancia del centralismo porteño y las modas extranjerizantes por
efecto de la globalización. Sin embargo, la fuerza de la verdad se impuso,
efectuándose las acciones necesarias para su fiel reconocimiento, que
culminaron en la Ley Nacional Nº 26.125 que declaran Héroe Nacional de la
República Argentina al general Martín Miguel Güemes.
BOLETINES DEL INSTITUTO GÜEMESIANO DE SALTA,
BOLETINES DEL INSTITUTO SAN FELIPE Y SANTIAGO DE
ESTUDIOS HISTÓRICOS DE SALTA, Vol. 1 al 46.
COLMENARES, Luis Oscar: 1999, Martín Güemes. El
Héroe Mártir. Ciudad Argentina. Buenos Aires.
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA, BICENTENARIO DEL
NATALICIO DEL GENERAL DON MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES, 1985. Senado de la Nación,
1989.
CORNEJO, Atilio: 1983, Historia de Güemes.
Industrias Gráficas Codex S. A. Salta.
FADEL, José: 2005, La Guardia Bajo Las Estrellas.
Milor. Salta.
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T.
GÜEMES, Luis: 1986, Güemes Documentado. T.
JORNADAS DE ESTUDIOS SOBRE GÜEMES, 1972, Gobierno
de la Provincia de Salta.
ROMERO SOSA, Carlos G.: 1962, Iconografías
Norteñas de Belgrano y Güemes. Buenos Aires.
SARAVIA TOLEDO, Rogelio W.: 2002, El Rostro de
Güemes. En Jornadas “Distintas Miradas sobre Martín Miguel de Güemes”. Salta.
Escudo de armas de Güemes
(Fuente: Luis Güemes, Güemes Documentado)
Escudo partido en pal: el primer cuartel de mano
derecha, en campo de oro, cruz ancha
de veros azules y de plata; y el segundo cuartel de la
izquierda, en azul castillo de oro.
Bordura general de gules con ocho sotueres de oro.
Güemes.
Etimología y Heráldica
Félix Rodrigo BRAVO HERRERA ·
1. Etimología
La
etimología es una rama de la ciencia lingüística que estudia el significado,
origen, evolución y razón de las palabras[10].
Los apellidos pueden ser estudiados como palabras,
precisando su significado y forma concretos. Es decir que se puede establecer
lengua a la que pertenece, palabra de origen y acepción en un determinado
idioma. En igual sentido, y a los efectos de complementar su estudio, se debe
indicar su alcance histórico, social y ubicación geográfica.
La
interpretación etimológica de un apellido no siempre permite un resultado
totalmente satisfactorio, debiéndose rechazar las seudoetimolgías. Abordando el
tema con rigor filológico e histórico[11].
Los
apellidos, en cuanto palabras, fueron expresiones comunes[12],
con un alcance delimitado en una lengua, en un tiempo histórico específico; no
pudiendo discernirse su acepción actual en algunos casos. En otros, su
significado todavía lo podemos entender o intuir, atento a que son palabras que
tienen una entidad actual en el idioma castellano.
Algunos
apellidos pueden tener su origen en otras lenguas: hebreo, latín[13],
germánico, árabe[14], etc. o en lenguas
ibéricas prelatinas[15].
2. Los apellidos
Los apellidos surgen como un complemento
del nombre de pila para evitar confusiones. En sus orígenes los apodos u otras
denominaciones cumplían la función de apellido, fundamentalmente para
distinguir a las personas con el mismo nombre. Así por ejemplo Juan el hijo de Pedro; Juan el del Corral;
Juan el herrero, etc. En los reinos de Navarra, León y Castilla se hizo
costumbre añadir al nombre del hijo el del padre más el sufijo –ez, que significaba “hijo de”: Gonzalo hijo de Sancho: Gonzalo Sánchez.
Posteriormente estos apellidos o segundos
nombres pasaron a ser hereditarios, tenían un carácter de identidad. También
cumplió una tarea muy importante en la fijación de los apellidos el uso de la
documentación legal, religiosa y notarial en la Edad Media. En estos documentos
se hacía constar además del nombre de bautismo, el nombre del padre, su apodo,
profesión, título o procedencia geográfica. Ejemplo: Franciscus filius Antonius; Bernardus monacus, etc.
“Es
probable que el uso del apellido empezara a extenderse a partir de los siglos
XI o XII, cuando el constante empobrecimiento de la onomástica hizo preciso el
uso de un segundo nombre. En la Edad Media, al igual que ocurre todavía hoy en
día, los nombres de pila o de bautismo respondían a modas y la necesidad de
imitar los nombres de las clases dominantes, de personajes famosos o de santos
muy venerados (razón ésta muy importante en al Edad Media), lo cual terminó
reduciendo el abanico de nombres escogidos para el recién nacido”[16].
Es indudable que los aspectos legales
también influyeron en que el segundo nombre o apellido fuera hereditario, al
determinar que una familia propietaria o arrendataria, tenía sumo interés a fin
de la redacción de la documentación se hiciera constar el nombre hereditario, “como nombre de familia ligado a la posesión
sucesoria”[17].
Básicamente
los autores han clasificado los apellidos en 6 categorías por orden de
frecuencia:[18]
a) Apellidos Patronímicos, procedente del
nombre del padre. (ej. Sancho: Sánchez, Pero: Pérez, Lope: López, etc.)
b) Apellidos Toponímicos es decir del nombre
del lugar de origen o de residencia: estos a su vez pueden subclasificarse en:
b1. Originarios de gentilicios, nombres de países, ciudades, pueblos o regiones
(ej. Gallego, Barceló, Almagro, etc.); b2. derivados de nombres comunes de
centros poblacionales (ej. Barrionuevo, Villa, etc.); b3. provenientes de
nombres comunes de construcciones, edificios, etc. (ej. Casas, Corral, Cabaña,
etc.); b4. De nombres propios o comunes de ríos u otros accidentes
hidrográficos (ej. Torrente, Lagos, etc.); b5. Procedentes de nombres comunes
referidos a accidentes geográficos (ej. Peña, Roca, Arena, etc.); b6. De
nombres vinculados a la vegetación o botánica de un determinado lugar (ej.
Higueras, Trigales, Encina, Manzano, etc.).
a) Apellidos derivados de profesión, cargo,
oficios o título de la persona. Los cuales a su vez se sublasifican en: c1.
Cargos eclesiásticos (ej. Capellán, Abad, Monje, Sacristán, etc.); c2. Títulos
Nobiliarios (ej. Conde, Hidalgo, etc.); c3. Relacionados con la actividad
militar o de la función pública (ej. Alférez, Alcalde, Soldado, Escribano,
etc.); c4. Relacionados con la artesanía y comercio (ej. Herrero, Sastre,
etc.); c5. Derivados de las actividades vinculadas a la agricultura, ganadería,
pesca, etc. (ej. Labrador, Vaquero, Pesador, etc.); c6. Otras actividades (ej.
Pedrero, Criado, etc.)
b) Apellidos alusivos a características
personales o apodos. Se sublasifican en: d1. Características físicas: (ej. Cabezón,
Cano, Calvo, etc.); d2. Características morales (ej. Bueno, Triste, Alegre,
etc.); d3. Referentes a animales: Denominación motivada por variadas razones,
que indicarían que el individuo criara, vendiera o cazara determinado animal
(ej. Vaca, Borrego, Novillo, Lobo, etc.); d4. Referentes a plantas:
Denominación motivada por diversas causas, que el individuo cultivaba o vendía
tal planta (ej. Lechuga, Trigo, Oliva, etc.); d5. Apellidos referidos a lazos
de parentesco, edad, estado civil (ej. Casado, Nieto, Viejo, etc.).
c) Apellidos referentes a consagraciones a
Dios, bendiciones, etc. Se podrían subclasificar en: e1. De carácter afectivo:
(ej. Lozano, Gallardo, Valiente, etc.); e2. Referidos a circunstancias del
nacimiento (ej. Tardío, Temprano, Expósito, etc.). e.3. Procedentes al mes de
nacimiento (ej. Agosto, Mayo, etc.).
d) Apellidos de origen incierto o
desconocido. Esta característica se da en apellidos muy antiguos o de palabras
desaparecidas, de los que no se ha podido dar una explicación científica.
El
apellido Güemes o Güemez[19],
conforme lo afirman diversos autores, es un apellido vasco, cuyo significado
sería “lindero”[20], para otros
autores “peña de plano inclinado del
río”, o “peña de la angostura del
río”[21].
Por su parte López Mendizábal[22], nos proporciona
la siguiente etimología: “Güemes, en
botánica gamonal (de ama, ema, pasto de gamones[23] y el sufijo
localizador –es con gu protética[24])”.
Otros autores lo consideran un apellido
toponímico castellano, del lugar de su nombre, en el ayuntamiento de Bareyo,
partido judicial de Santoña, Santander[25].
“Tuvo
su origen en antiguos escuderos que poblaron en el lugar de Güemes,
perteneciente al Ayuntamiento de Bareyo, partido judicial de Santoña
(Santander)”[26]. El apellido se extendió en las montañas
de Santander.
En la transcripción de dos expedientes de
prueba de Nobleza de don Manuel de Güemes Esles Gutiérres y la Concha y Campero
(1739) y de don Leonardo de Güemes Gutiérrez y de la Huerta (1740)[27],
en referencia al apellido Güemes se afirma que “de dicha esclarecida casa solar del lugar de Güemes, junta de
Ricamontán de la merindad de Trasmiera en dichas montañas, no sólo han sido
exhibidas y producidas diferentes ramas que radicaron en varios lugares de
estos reinos, sino también otras que se han difundido por dicha merindad y
otras de dichas montañas de Burgos, siendo la de mayor esplendor, continuada
nobleza y progresos señalados, la que está radicada en el lugar de Abionzo,
Valle de Carriedo de las Montañas de Burgos.”
La
heráldica es una antigua ciencia, que tiene como objeto el estudio de los
blasones y escudos de armas que pertenecen a linajes, personas o ciudades.
Establece con rigor histórico a qué familia, momento histórico y origen
geográfico pertenece un determinado escudo.
En
igual sentido, se debe precisar que la heráldica no es un estudio lingüístico
de los apellidos[28].
Es
importante destacar que no es cierto, que para cada apellido corresponde un
escudo. Sólo ciertas familias tienen derecho histórico a utilizar algunos
escudos.
El uso del escudo se remonta a la Edad
Media, cuando los caballeros adquirían la prerrogativa de usar en sus escudos
de guerra determinados colores, símbolos y lemas, exclusivos, que los
distinguían de los demás caballeros. Es decir que tuvo un origen militar[29].
El
padre del General Güemes, don Gabriel Anselmo de Güemes Montero Bárcena y
Campero, nacido en Abionzo[30],
Valle de Carriedo, Obispado de Santander, había promovido junto a su hermano Manuel,
conforme las costumbres y normas vigentes de la época, la certificación de
identidad a fin de acreditar su filiación personal en los libros parroquiales y
su hidalguía. Dicha certificación la trajo al trasladarse a América en 1777
para cubrir el cargo de Tesorero Real en las Cajas de Jujuy[31],
la cual se encuentra desarrollada y completada[32]
en la obra “Güemes Documentado”.
En el
Anexo III de la genealogía paterna del General Güemes, de la obra citada, se
determina que “las armas que corresponden
a esta rama, según dicho tomo 27, folio 52, el Becerro General, y el 45 de
Gratia Dei son un escudo partido en pal, el primero cuartel de mano derecha, en
oro cruz ancha de veros azules y de plata; el segundo, en campo azul, castillo
de oro, como se ven iluminadas en el primero cuartel del escudo que queda
pintado en la primera hoja de esta certificación”[33].
Por
su parte Atilio Cornejo, siguiendo a Fernández Pradel[34]
y a de Guerra[35] lo describe: “partido, 1° de oro con una cruz de veros;
2° de azur con un castillo de oro, bordura de gules con ocho aspas de oro”.
Otros
autores[36] le agregan el
lema: “Una buena muerte honra toda una
vida”.
Partido: Se denomina partido, al escudo
dividido en partes o cuarteles iguales, por una línea vertical que va del
centro superior del Jefe al centro de la punta[38].
Jefe es la parte superior central del escudo.
Campo: Se designa campo, a la superficie
interior del escudo donde se dibujan las figuras y las piezas.
Esmaltes[39]:
Metales:
Oro: Es el más noble de los metales y
corresponde al color amarillo, simboliza heráldicamente la justicia, prudencia
y poderío de los caballeros que usan dicho metal. Se representa acromáticamente
con puntos muy menudos distribuidos en todo el campo o figura.
Plata: Metal heráldico que corresponde al
color blanco, da a entender la limpieza de sangre de las familias que lo traen.
Su representación acromática es en blanco o en el color natural del material en
que fue hecho el escudo.
Colores:
Azur: Nombre heráldico del color azul.
Denota justicia, calidad, lealtad y celo que han tenido los de estas familias a
sus monarcas. Acromáticamente se representa por líneas horizontales a la base
del escudo.
Gules: Nombre heráldico del color rojo. “Simboliza el fuego y representa aridez,
atrevimiento y vencimiento con sangre que han logrado de los enemigos”[40]. Se representa
acromáticamente por líneas verticales a la base.
Figuras[41]:
Cruz: Pieza heráldica honorable, muy
utilizada y de diversas manifestaciones[42];
símbolo de la fe cristiana. Su inclusión en el escudo, es una muestra de fe del
caballero o linaje.
Veros: Especie de campana que
repitiéndose, se presenta siempre de plata y azur. Simboliza heráldicamente la
administración de justicia con fortaleza y verdad y éstos se han llevado mucho
en los vestidos sobre vistas y faldones, muy usado en España y Francia.
Semejante al armiño, es uno de los paños empleados en los escudos de armas[43].
Castillo: El castillo al igual que la
torre, es una de las figuras utilizadas con mayor profusión, lo cual es muy
comprensible atento a que al periodo histórico en que la Heráldica tuvo su
esplendor, las construcciones como castillos y torres[44]
cumplían una importante función cívico militar. “Significa haber sido ganado y defendido por los de esta familia por
virtud personal o poderío”[45].
Aspa: Pieza heráldica compuesta de dos
bandas largas y lisas, una que va del costado diestro del jefe al siniestro de
la punta, y otro que va desde el ángulo siniestro del jefe al diestro de la
punta. Se designa Aspa de San Andrés, Cruz de Borgoña o Borgoñeta, a la cruz
cuyos brazos se presentan en forma de X[46].
Es igual al sotuer.
Bordura: Pieza llamada “de honor” o “fundamental”. Rodea el
campo del escudo por su interior, viniendo a formar como un ribete o borde.
Tiene un ancho de un sexto del que tiene el escudo. Alude a la cota de armas
del caballero. “Se concedía a los
esforzados guerreros que salían del combate con ese vestido ensangrentados por
la sangre del enemigo”[47].
Divisas o lemas[48]:
“se denomina así a al breve y expresiva
sentencia que figura en una cinta, banda o listón, que colocada tremolando y
haciendo volutas –para mejor simular un gallardete- se coloca sobre el escudo o
por debajo de éste. Hay divisas tradicionales en una familia, dinastía o
nación, y otras que adopta cada individuo, siendo muy generalizada la costumbre
de redactarlas en latín, y ello incluso lo encontramos así en armerías
anglosajonas. El lema se ha llamado también “voz de guerra” cuando se trata de
una frase imperiosa de mando, que los caudillos lanzaban en el combate,
recordaba después de generación en generación al quedar plasmada
tradicionalmente en la parte externa de un determinado blasón”[49].
FUENTES CONSULTADAS
BIBLIOGRAFÍA
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Apellidos Españoles y de Título Nobiliarios”. Madrid, 1948.
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Guevara, Eduardo. “Manual de heráldica española”. Aldaba Ediciones SA,
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Tibón, Gutierre. “Diccionario etimológico
comparado de los apellidos españoles, hispanoamericanos y filipinos”. Fondo de
Cultura Económica, México, 1992.
José de GUARDIA de PONTÉ ·
Introducción
Fue
un tanto difícil escribir un apunte histórico sobre
el revés de Cotagaita, pero al mismo tiempo, habría sido muy arduo eludirlo. En
la historiografía nacional vemos, como este hecho, ha sido tratado con la mayor
ligereza posible para llegar apresuradamente a analizar la importante victoria
de Suipacha. También podemos decir que sobre la temática se han escrito
diversas versiones, lo que surge también como necesidad el de esclarecer el
hecho histórico que devino en la primera victoria nacional en el campo de la
guerra.
El
historiador tarijeño Numa Romero del Carpio, nos dice: “… El combate de
Cotagaita supone criterios dispares. Su relato e interpretación resulta
difícil.[50]” Y
todo esto es a causa de los documentos y crónicas de la época que relatan el
episodio con diferentes protagonistas.
La
intención de este escrito es en cierta medida reflexionar sobre los
acontecimientos del 27 y 28 de octubre de 1810, dejar en claro quienes fueron
sus protagonistas y responsables, y analizar las consecuencias derivadas de
tales hechos.
1. Antecedentes
Una
vez dominada la resistencia de Córdoba, la expedición auxiliadora siguió su
marcha hacia el Norte, bajo el mando de Antonio González Balcarce, aunque en lo
político estaba al frente Dn. Juan José Castelli, representante de
Mientras
tanto en el Norte, la noticia de la destitución de Cisneros e institución de la
Junta Nacional Gubernativa llegó a Potosí el 17 de junio y a Chuquisaca el 20
del mismo mes. La primera reacción del gobernador intendente de Chascas, don
Vicente Nieto, fue desarmar el Cuerpo de Patricios de Buenos Aires que había
llegado el año anterior. Expulsó a los oidores de la Real Audiencia y al fiscal
Juan Antonio Álvarez de Arenales, apresuró la requisa de armas e invitó a
gobernadores norteños a un congreso para establecer un plan de acción contra
Buenos Aires.
Francisco
de Paula Sanz, gobernador de Potosí fue el único que respondió a la invitación
de Nieto. La asamblea se efectuó un mes después y se convino en pedir que las
cuatro intendencias del Alto Perú fueran incorporadas al Virreinato de Lima.
Se
designó al general José de Goyeneche como militar para la defensa y
concentración de tropas. Cabe destacar en este sentido que ya se habían
movilizado milicias de Arequipa, Puno y Oruro.
En
contrapartida Cochabamba reconoció a la Junta de Buenos Aires, pero el 14 de
setiembre un golpe de mano depuso a su gobernador y el Virrey del Perú José
Fernando Abascal y Sousa nombró un reemplazante. Pero Dn. Francisco del Rivero
y otros complotados se apoderaron de la guarnición y el pueblo los apoyó. El
nuevo gobernador renunció y por pedido del pueblo el gobierno fue puesto en
manos de Rivero. El 23 de setiembre se procedió a informar a Buenos Aires que
Cochabamba adhería a la causa.
A
mediados de octubre Rivero con una fuerza de dos mil hombres atacó Oruro y la
tomó al mando de Esteban Arce. El 24 de setiembre el pueblo de Oruro proclama
su adhesión a Buenos Aires.
Todo
lo expuesto anteriormente, expresa la situación desventajosa tanto estratégica
como políticamente que se presentaba contra Goyeneche, quien decidió
conjuntamente con Vicente Nieto establecer un puesto de avanzada en Cotagaita
al mando del capitán
de fragata José de Córdova y Roxas.
2. El lugar: Santiago de Cotagaita
Actualmente
es la capital de la provincia de Nor Chichas, ubicada en la ruta caminera
Villazón-Tupiza-Cotagaita-Vitichi-Potosí; en el pasado el camino del inca y la
ruta de los libertadores.
Durante
la Colonia, fue asiento de familias nobles que poseían minas en las cordilleras
cercanas. (Cordillera de los Frailes y de los Chichas) y sus ramificaciones
ricas en varios metales de valor.
De
agradable clima, invitaba a conformar un selecto vecindario, familias nobles
como los Medinaceli, Echeverría, Michel, Villegas, Rocabado y otros. Son gente
de recia constitución física, de agradable trato y sumamente hospitalaria. En
sus numerosos cantones se conservan vigentes las costumbres ancestrales.
Riegan
la vida del villorrio los caudalosos ríos Tumusla y Cotagaita. La tierra es
generosa y la brisa siempre está perfumada de albahacas y retamitas.
Cotagaita
es cuna del letrado don Carlos Medinaceli quien en su célebre obra “La
Chaskañawi” inmortalizó para siempre su pago y la hermosura nativa de las
cholitas.
3. Los hechos
El primero en entrar en suelo enemigo fue el mismo Güemes comandando
tropas de Salta y Jujuy, es así como el 3 de setiembre toma un pequeño
campamento realista donde se apodera de valiosa información como el sitio de la
vanguardia enemiga, órdenes, armas y fuerzas que aglomeraba los del rey.
(Archivo General de Nación - Sección Trelles p.56).
Llegado el Ejército Expedicionario a
las órdenes del general González Balcarce se incorporó Güemes con su partida de
observación.
Conocedor de sus méritos, confió a Güemes la misión de ocupar la
ciudad de Tupiza, la que verificó sin resistencia alguna. Luego Güemes seguiría
a Tarija donde formaría una división de voluntarios que se sumaría a los ya
reclutados en los Valles de Salta y Jujuy.
Entre tanto el grueso de las fuerzas
realistas al mando de José de Córdova había establecido su cuartel general en
Cotagaita, a
Ya próximos ambos enemigos, lícito
resultaba pensar que algunas de las partes apurara la decisión y sin duda que
ello convenía más a los revolucionarios que a los realistas puesto que Córdova
había adoptado una actitud defensiva o mejor dicho cautelosa. De acuerdo con
esta apreciación González Balcarce tomó la iniciativa, primero se aseguró de
haber recibido las cargas de municiones de la artillería, luego avanzó y se
situó en Cazón a 3 leguas de las trincheras enemigas.
4. Las fuerzas
Según Dn. Luis Paz los ejércitos se hallaban integrados así:
Jefe realista José de
Córdova: cuerpos, batallón provincial de Potosí, comandante Indalecio G. de
Zocaza; batallón de Puno; veteranos de Borbón; voluntarios del rey; dragones de
chichas; lanceros de Cinti. Diez piezas de artillería distribuidas en los
cuerpos de artillería.
Jefe Patriota: Antonio
de Balcarce; batallones: batallón primero, comandante Gregorio Perdiel;
batallón sexto comandante Carlos Forest, batallón cazadores, comandante Manuel
Dorrego; batallón blandengues, comandante Abraham González; regimiento Húsares,
comandante Martín Miguel de Güemes[51], primer escudero de caballería, Martín de Pueyrredón[52], artillería Dos Piezas, comandante Suárez[53].
5. El combate
Antes de iniciar el combate, González Balcarce dirigió un oficio “A los
Señores Generales, comandantes de los cuerpos y oficiales de la tropa del Alto
Perú”, indicándoles que la tropa a su mando no venía a “hacer conquistas ni
derramar la sangre de sus connacionales”, estaba dispuesta a que el voto de los
pueblos establezca el gobierno a que han de sujetarse estas provincias mientras
la península se halle convulsionada. Que venían, no a conquistar, sino a
liberar.
A la invitación, el
capitán de fragata José de Córdova y Roxas la rechazó y trasmitió que tampoco
estaba dispuesto a rendirse. Ante la negativa se inició el ataque que empezó a
la madrugada del 27 de octubre y duró hasta las dos de la tarde. Reconociendo
luego Balcarce la imposibilidad de penetrar las trincheras enemigas, dispuso
retirarse, lo que efectuó en el mejor orden. El enemigo no intentó perseguirlo
puesto que no contaba con cabalgaduras ni con ánimos.
Aquí se produjo entonces el primer choque entre revolucionarios y realistas, de lo que fue la guerra por la independencia – no considerándose una derrota formal sino más bien un revés con retirada estratégica.
6. Observaciones
Llama
la atención de que autores más cercanos a los sucesos referidos ven a Güemes
como principal responsable de Cotagaita. Así por ejemplo, en 1946 se publicaron
las “Memorias de Miguel Otero”, bajo la dirección de Miguel Solá[54]
en las que se incluye observaciones referentes al combate de Cotagaita:
“…Por la mañana del 27 de octubre arribó a
la vista de Cotagaita la primer división de la Patria, al mando de su
comandante en Jefe Dn. Martín Güemes, compuesta por tropas de Salta y de un
batallón de milicias de Tarija, perteneciente a la misma provincia. Con un
valor imprudente y atolondrado en dispersión. Puesto fuera de tiro reunió su
tropa y, manteniéndola formada en el llano, subió el cerro de su izquierda o
del Oeste, para observar y reconocer con un anteojo la fortificación del
enemigo, operación que debió ejecutar antes de emprender el ataque, pero hace
el necio al fin”…“Vio que no tenía fuerzas para vencer tan seria dificultad, y
no teniendo allí más agua que la del río, que iba por contra la muralla
enemiga, se retiró al Vallecito de Cazón, legua y media más de acá de
Cotagaita. Allí permaneció con su división, manteniendo descubiertas sobre el
enemigo hasta el 31 del mismo octubre, en que el General Nieto destacó a su
Jefe de Estado Mayor Córdova con 700 ó 800 hombres a perseguirlo....”.
Justo
Mateo, en la traducción de la obra de Sir Woodbine Parish, titulada “Buenos
Aires y las provincias del Río de la Plata” dice: “Aprestóse en consecuencia una columna de
Estas
versiones son erradas, ya que Güemes no participó de los hechos, podría
tratarse de una intención de desresponsabilizar a Balcarce del revés sufrido.
7. Conclusiones
En
primer lugar podemos decir que las fuerzas patriotas eran inferiores en número,
el terreno no permitía el desenvolvimiento de la caballería, único factor de
poder que poseían los patriotas, y faltaba artillería necesaria para poder
rendir la plaza.
En
segundo lugar apreciamos que el atacante no realizó un previo análisis de las
defensas del enemigo ni remitió espías o vigías que le facilitaran tal
información, o bien teniendo información, las desestimó.
Por
estas razones podemos decir que el combate de Cotagaita muestra a las claras la
falta de experiencia militar del jefe de las fuerzas patrióticas, en razón de
que González Balcarce decide un ataque nada táctico y bastante irresponsable.
En
este desafortunado encuentro las fuerzas patrióticas perdieron tres hombres,
cuarenta y cinco heridos, siete prisioneros y una decena de efectivos se
pasaron al bando realista.
El
episodio seguramente insufló ánimos a las fuerzas realistas haciéndoles perder
respeto por los atacantes, esto posibilitó luego que las fuerzas de Güemes
atacaran a un Córdova desprevenido y confiado en Suipacha.
Y por
último, siempre encontramos la cuestión de menospreciar la figura de Güemes, en
este caso responsabilizándolo de algo que no realizó, y luego de sobra tenemos
los que no reconocieron su importante y principal participación en la Batalla
de Suipacha.
FUENTES
CONSULTADAS
BIBLIOGRAFÍA
BIDONDO,
Emilio A.: “La Expedición y Auxilio a las Provincias del Interior 1810 –
CORNEJO,
Atilio: “Historia de Güemes”. 2da. Edición.
ARCHIVO
GENERAL DE LA NACIÓN. Publicación Oficial, Buenos Aires, 1894. Tomo I.
PAZ,
Luis: “Historia General del Alto Perú”. Tomo II.
ROMERO del CARPIO, Numa: “Jornadas de Estudios sobre Güemes”.
ALFARO, Michel: “Escudo de Armas de Tupiza”.
MURILLO HUARACHI, Edgar: “La Batalla de Suipacha”.
JUSTO
JUEZ Y ESCAPULARIO DE GÜEMES ·
Margarita Isabel GONZÁLEZ ··
Para
referirme al tema JUSTO JUEZ y el ESCAPULARIO del GENERAL GÜEMES, nos
ubicaremos en la época, considerando las características culturales.
Nos
trasladamos hacia fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, que fue el
tiempo en que GÜEMES pasó su niñez y juventud en estas regiones.
(Telma Chaile-El culto Mariano en la sociedad
salteña) Expresa que en las sociedades coloniales hispanoamericanas, la
religión estuvo presente rigiendo y dando sentido a diversos aspectos de la
vida de los individuos y de las comunidades.
Estas
sociedades tenían diversas formas de expresar su religiosidad, entre las cuales
el culto profesado a la VIRGEN MARÍA, fue solamente uno de ellos.
A
esas devociones iniciales que conquistadores y sacerdotes trajeron e instalaron
en estos territorios, se sumaron otras nuevas que fueron surgiendo en las
diversas localidades americanas de acuerdo con las características específicas
del lugar.
Afirma
la profesora Ercilia Navamuel (Boletín Inst. Güemesiano de Salta, Nº 29-30,
Cultura de la Independencia, Cáp. V) que a través de tres siglos de historia
colonial en estas tierras se fue formando una cultura criolla, cristiana y muy
americana. Poseían una ideología integradora tradicional, basada en la moral
cristiana y forjada en los siglos de acción misional.
Una
profunda religiosidad caracterizaba todos los actos y se reflejaba en cada
elemento de vida. No había vivienda sin oratorio ni SANTO PATRONO. La hora de
la oración juntaba a toda la familia, amigos, allegados y dependientes con un
mismo propósito y sentimiento al margen de formalidades.
Bernardo
Frías (Historia del Gral. Güemes) dice: la madre de familia, destinada por su
bella misión en la tierra a formar el corazón del hombre, dándole en el hogar
lección y ejemplos diarios para educar sus sentimientos, era instruida en
varias y escogidas lecturas religiosas, sabía casi de memoria
Todos
los principios de la moral cristiana y su virtuosa práctica formaban su
educación, su luz y su guía, y con ella preparaba la conducta de sus hijos,
desde antes del uso de razón, que la señalaban a los siete años.
La
casa de familia era la verdadera escuela de educación, siendo la madre la
fuente de donde manaban todas las enseñanzas. Todos enseñaban a sus hijos, la
oración, el aseo y el trabajo, como los modales de salón. Por eso y por
opulenta que fuera la posición, aquellas casas de familias estaban siempre
luchando contra la ociosidad, pues se habían formado bajo la convicción de ser
ella la madre de todos los vicios.
En
este contexto el Gral. Güemes nace, en un hogar noble, católico y sin estrecheses
y se formó y educó con los principios y virtudes que la cultura de la época
exigía. La honradez era un culto, y la dignidad personal era tenida en superior
aprecio a la misma vida.
Los
hijos, para quién el padre era una especie de sombra de Dios en la tierra,
aprendían desde temprano a odiar lo que era de suyo puerco y amar con
entusiasmo cuanto era noble, bello y digno de admiración. El espíritu de
sacrificio y de decencia se formaba a medida que el cuerpo crecía y avanzaba
hasta llegar a la adultez.
Podemos
decir entonces que el Gral. Güemes abrevó desde su más tierna infancia una
formación fervientemente e indiscutiblemente católica. Se puede afirmar que por
su formación, empapada de una proverbial humildad y profunda convicción
religiosa, según Jorge Amado Skaf, tomaba las cosas con calma, sabedor de que
la grandeza no necesariamente reside en la elocuencia y en celebraciones
fastuosas, ni siquiera cuando se tiene grandes triunfos pues de uno solo es la
mayor gloria: de DIOS NUESTRO SEÑOR, y las gestas, al fin, pertenecen a un solo
destinatario: el PUEBLO DE
El
profundo espiritualismo del Gral. Güemes, estuvo presente aún en los peores
momentos, siempre fue un iluminado, comprendiendo que la participación divina
en todo lo que existe es el áncora que da la fortaleza, la valentía, como así
también la humildad de los que llevan la sabiduría en su corazón. Fernando
García Bes (Reflexiones sobre la pedagogía de Güemes) dice: “nuestro general
fue el único soldado de la independencia “está documentado” a su solicitud
agonizó y murió asistido por su capellán, quién le administró los últimos
sacramentos”.
A
este acontecimiento se agrega otro testimonio de su formación cristiana. Es
sepultado en la capilla de “El Chamical” ubicada a escasa distancia de su
entonces cuartel general “Finca La Cruz”, capilla que fue reconstruida y
reparada por el Gral. Güemes en 1820, que demuestra su preocupación religiosa
en los momentos más tensos de la guerra por la independencia. Después de
acercarnos a la formación religiosa del Gral. Güemes.
No
nos sorprende encontrar en el trabajo realizado por el ingeniero Guillermo Solá
el siguiente párrafo que dice: “Los descendientes del Dr. Luis Güemes (autor
del Güemes Documentado) trajeron para ser depositados en la catedral de Salta,
algunos pequeños objetos que pertenecieron al Gral. Se donaron mediante un
simple acto administrativo para ser expuestos en el Panteón de las Glorias del
Norte”.
Entre
los objetos se encuentra un Escapulario con la figura del Justo Juez, que usaba
el Gral. Güemes en cada ocasión de armas. El Escapulario es de peltre, de
aproximadamente 9cm. de alto por
Hay
una historia del origen del escapulario: Originariamente el escapulario
consistía en dos pedazos pequeños de tela, unidos a regular distancia con dos
cintas largas para echarlo al cuello, llevando comúnmente en el pedazo
delantero dibujada, estampada o gravada la imagen de Nuestra Señora y lo usaban
por devoción los seglares. Ya desde un principio hubo entre los seglares de
ambos sexos, quienes por razones de estado o circunstancias de vida, no podían
ingresar a las órdenes religiosas, con las que estaban ligados por vínculos de
afecto o devoción, por lo cual formaron las cofradías, las cuales adoptaron
escapularios de la orden al que estaban afiliados, con obligación de llevarlo
puesto día y noche.
Las
primeras órdenes religiosas que tuvieron esta especie de extensión espiritual,
fueron los de Las Carmelitas, Trinitarios y Mercedarios. Más tarde la adoptaron
los Franciscanos, Dominicos y Benedictinos.
Finalmente,
otras órdenes recibieron de la Iglesia la facultad de bendecir pequeños
escapularios e investirlos a los fieles, sin conexión ninguna con cofradías,
así se originó el escapulario de San José, sin la correspondiente cofradía,
como otros que se podrían citar: El Escapulario de la Preciosísima Sangre, El
Escapulario Rojo de la Pasión, que representa a Cristo, El Nazareno, El Justo
Juez, El Cristo del Gran Poder, etc.
En
Salta según información recogida de la Iglesia de la Viña, existía por el año
1640, una Ermita del Nazareno, con su cementerio para españoles, que hacia 1700
pasó a denominarse del Justo Juez. La imagen del Justo Juez, es una antigua
imagen de un Cristo de la Pasión, realmente piadosa y atrayente. Debe ser sin
duda alguna, arte “cuzqueño”, por lo menos la advocación tiene origen
alto-peruana.
Se
dice que todo comenzó por la piedad de un esclavo negro, Celino Olmos, que
luego de íntimas conversaciones, se dedicó al servicio exclusivo del Justo Juez
y propagó con verdadero celo el conocimiento de su amo.
La
imagen, verdadera reliquia histórica y obra de arte, nació sin duda de manos de
un artesano, que puso en ella su mensaje de amor y de servicio, que a través de
los siglos permanece inalterable.
Ahora
bien, entre las innumerables tradiciones referentes a la vida del Gral. Güemes,
está la que nos habla de la Patena del Gral. (Paulino Arroyo, revista sucesos
salteños Nº 2) extraído del boletín Nº 4 del Instituto Güemesiano, dice “la
Patena del general es una medalla rectangular de unos 10 x
Cuéntase
que esta reliquia siempre era llevada por el Gral. Güemes, colgada al cuello
cuando salía en campaña. Se le había pronosticado que le sería fatal el día que
no la tuviera. Y aquel 7 de junio de 1821, en que fuera herido de muerte,
olvidó colgar junto a su corazón la imagen dolorida del Cristo. Según la tradición,
la falta de esa medalla fue la causa de que la bala traicionera lo alcanzara.
Como
podemos apreciar la vida del general siempre estuvo acompañada por un profundo
fervor religioso no solo en lo personal sino que le importaba y comprometía
todas sus actividades. Para cerrar este informe quisiera referirlos a la
documentación, por la cual el Arzobispado de Salta recibe en guarda las
reliquias familiares del Gral. Güemes.
BIBLIOGRAFÍA
FRÍAS, Bernardo: “Historia del Gral. Güemes
y de la provincia de Salta o sea de la Independencia Argentina”. Tomo IV. Edic.
1955. Publicación del gobierno de Salta.
-- “Historia del Gral. Güemes y de la
provincia de Salta o sea de la Independencia Argentina”. Tomo I. Edic. DEPALMA
Bs. As. 1971
CORNEJO, Atilio: “Güemes”. Edic. 1946.
Academia Nacional de
BOLETÍN INSTITUTO GÜEMESIANO DE SALTA Nº
4, Nº 27 Y 28, Nº 29 Y 30.
ACTAS. Primer Congreso Argentino “GRAL.
MARTIN MIGUEL DE GÜEMES”, héroe nacional. Junio 2005, Salta, Argentina.
GÜEMES, Luis: “Güemes Documentado”. Tomo
I y XII.
ARROYO, Paulino: “Historia de Güemes”.
Se
agradece la colaboración del sacerdote Escobar Saravia, por sus aportes y
aclaraciones tan valiosas sobre lo que es un escapulario, como así también a la
señora Hortensia Arroyo de Suárez, por facilitar documentación perteneciente a
su hermano, el historiador Paulino Arroyo. A la profesora Ercilia Navamuel por
ser la que orientó desde el punto de vista metódico y científico esta
investigación.
NOTAS
Y
DISCURSOS
SESENTA ANIVERSARIO DE
DE SALTA GAUCHOS DE GÜEMES ·
Mariano COLL MÓNICO ··
Señores
Lema
es aquello que, en breves términos, anuncia el asunto de que se trata una obra.
Hace 60 años, aquellos que nos precedieron, hombres de bien, de quienes aún
gozamos la presencia y compañía del querido Tachín Usandivaras, eligieron como
lema DIOS PATRIA Y TRADICIÓN y tras de esa bandera largaron la tropilla que hoy
se conoce como “Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes”. Mejor
estandarte no podrían haber elegido.
DIOS,
el Supremo Hacedor de todas las cosas, el que nos pensó a todos y a cada uno de
nosotros desde toda la eternidad; el que nos quiso desde siempre Gauchos de
Güemes; el que nos puso en estas coordenadas de tiempo y de lugar y nos ha
predestinado para ser salteños, de pura cepa. El, Nuestro Señor del Milagro,
quién me ha concedido el privilegio - después del “pial” que este año me tiró
la enfermedad - de presidir la Agrupación Tradicionalista de Salta “Gauchos de
Güemes”, en este día en que cumple nada menos que sesenta años de fructífera
existencia.
Que
vamos por la buena senda no hay duda. Porque al poner en lo más alto de
nuestras banderas a DIOS Nuestro Señor, estamos diciendo que acá el asunto es
serio, acá estamos los gauchos de Güemes para apuntalar a la estructura de los
valores morales que pareciera que se desploma en nuestro país, para poner freno
al desenfreno. Mostramos al mundo entero que somos hijos del Señor y de la
Virgen del Milagro y cómo tales sabremos comportarnos.
Aquel
que conoce un Gaucho de Güemes sabrá encontrar en él a flor de piel la palabra
medida y justa, una mano tendida, su conocida hospitalidad y solidaridad, así
como la humildad, hombría de bien y el coraje que lo caracteriza.
La vida ruda del monte
le va dando su templanza
y el rigor que a todo amansa
también al gaucho le enseña
que el hombre cuando se empeña
no necesita abundancia.
También
Tata Dios quiso regalarnos este año la ley que declara Héroe Nacional al
general Güemes. No estamos frente a una metamorfosis del héroe. Por ahí he
sentido “por fin es Héroe Nacional el general Güemes”. Grave error. Güemes es
héroe desde el momento en que se brindó entero por la causa de la libertad de
la Patria, incluso entregando el bien más querido preciado del hombre que es la
vida misma. Su historia está escrita con sangre, con gloriosos hechos de armas
y no con palabras. Reconocemos y expresamos nuestro agradecimiento porque a
partir de esta ley será más fácil inculcar el estudio de la vida y obra el
general Güemes en todos los ámbitos educativos del país que es el
reconocimiento que el general Güemes se merece. No se puede querer y respetar
lo que no se conoce.
Vaya
nuestro agradecimiento sincero a la senadora Sonia Escudero por ser la autora
del proyecto que hoy ya es ley nacional.
Güemes
es sinónimo de PATRIA y PATRIA es el segundo eslabón de nuestro lema, después
de Tata DIOS. PATRIA que es la Querencia, la tierra de nuestros padres, de
nuestros abuelos y de nuestros héroes y de tanta gente que humildemente y en
silencio hicieron PATRIA. Y la Agrupación también quiere honrar a la PATRIA o
sea a nuestros padres y a nuestros héroes. Nos sentimos orgullosos de ser
salteños. Dice el poeta:
Si yo no hubiese nacido
en el pago en que nací
andaría arrepentido
de no haber nacido aquí.
Que
lindo es ver a los hijos que honran a sus padres, que no reniegan de su cuna.
Los Gauchos de Güemes por cuyas venas corre la misma sangre patriota que
inflamó el pecho del general Güemes frente al enemigo.
Como
Gauchos que somos estamos dispuestos a dar la vida en el momento en que sea
preciso por la PATRIA, que es la familia grande, que es esta Salta querida y
nuestra amada Argentina.
La PATRIA
que nos legaron nuestros padres es TRADICIÓN, que significa entrega y es el
último eslabón del lema elegido por Tachín Usandivaras y por todos los socios
fundadores de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes.
De
Güemes, de San Martín y Belgrano recibimos el legado de la Patria. Y eso es
TRADICION, es herencia, que cuál su fuera una moneda tiene dos caras. TRADICIÓN
es dar y recibir. A nosotros que hemos recibido la PATRIA, la llama más pura de
la salteñidad, nos corresponde y nos cabe la responsabilidad de cuidarla y de
ser posible mejorarla para entregarla acrecentada a nuestros hijos.
TRADICIÓN
es el magnífico espectáculo que es ver 2.000 o 3.000 gauchos rindiendo su
homenaje al general Güemes cada 17 de Junio. Sacarse el sombrero al pasar por
el monumento que perpetúa su memoria. Tradición son los versos de Juan Tolaba y
las glosas de Cacho López que adornan nuestro desfile, es la bandera celeste y
blanca que nos preside y que es el rostro mismo de la PATRIA. Son los
Infernales de Güemes al mando del querido amigo el Tcnel. Edgardo Echazú, que
gallardamente los preside.
TRADICIÓN
es haber recibido de quienes me apadrinaron y me enseñaron a amar a esta noble
institución. Me refiero a los entrañables amigos Ernesto Day y Arturo Fernández,
quiénes a su vez recibieron de los presidentes y sus comisiones directivas que
los precedieron la posta y las ganas de hacer y de querer a esta Agrupación.
TRADICION
es nuestra entrega diaria enseñándole a nuestros changos a ser y vivir como
verdaderos gauchitos. TRADICIÓN es un ejemplo de vida.
Queridos
amigos, no sé cuánto más voy a presidir esta querida Agrupación. De lo que sí
estoy seguro es que voy a entregar la herencia acrecentada, más unida y tal vez
más gaucha. Si Dios me ayuda con una escuelita puesto funcionando.
Agradezco
en forma especial a los miembros de mi Comisión Directiva por aguantarme y
perdonarme cuando yerro.
Los hermanos sean unidos
Es esa la ley primera
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea
Que si entre ellos se pelean
Los devoran los de afuera.
Muchas,
pero muchísimas gracias y muy feliz cumpleaños a todos y cada uno de ustedes.
· “Nunca he deseado ser vano, sino bueno, un
soldado de la Patria y un ciudadano honrado”. (Comunicación al Director
Supremo, 11 de octubre de 1815. En L. Güemes: Güemes Documentado, T. 3 Pág.
49).
· “Yo no tengo mas que gauchos honrados y
valientes. Con estos espero a usted, a su ejército y a cuantos mande la España”.
(Comunicación al Gral. P. A. Olañeta, del 22 de setiembre de 1816. En L.
Güemes: Güemes Documentado, T.6, Pág. 134).
· “No quiero favores en perjuicio de mi país; este
ha de ser libre a pesar del mundo entero”. (Comunicación al Gral. P. A. de Olañeta,
del 22 de setiembre de 1816. En Ob. Cit.).
· “He jurado sostener la independencia de América y
sellarla con mi sangre”. (Comunicación al Gral. P. A. de Olañeta del 22 de
setiembre de 1816. Ob. Cit.).
· “Cuando V.E. me hace el honor de nombrarme
General del Ejército de Observación, no he dudado en aceptar este delicado
cargo”. (Nota dirigida al Gral. José de San Martín el 17 de agosto de
· “Morir por la Patria es Gloria”. (Comunicación al
Brigadier Bernardo de O’Higgins del 2 de noviembre de 1820. En L. Güemes:
Güemes Documentado, T. 10, Pág. 54).
· “No quiero favores con perjuicio de mi país: este
ha de ser libre a pesar del mundo entero. Vengan en hora buena esos imaginarios
Regimientos de Extremadura, Gerona, Cantabria, Húsares y Dragones. Nada temo,
porque he jurado sostener la independencia de América y sellarla con mi
sangre”.
· “Yo no tengo mas que gauchos honrados y
valientes, no son asesinos, sino de los tiranos que quieren esclavizarnos. Con
estos únicamente lo espero a Ud. a su Ejército y a cuantos mande la España”.
(Carta del Gral. Güemes a Pedro Antonio de Olañeta, del 19 de setiembre de
· “Yo no aspiro a premios, ni recompensas: trabajo
por la libertad del país. Estoy convencido por principios que la causa que
sostengo es justa y santa, y aunque sea sin concurso de otras naciones, he de
vencer o morir”. (Carta del Gral. Güemes a Guillermo Marquiegui del 19 de
setiembre de
· “El tiempo hará conocer a mis conciudadanos que
mis afanes y desvelos en servicio de la Patria, no tienen mas objeto que el
bien general”.
· “Güemes es honrado, es un verdadero amigo y lo
será mas allá del sepulcro y se lisonja de tener por amigo a un hombre tan
virtuoso como Ud. Trabajaremos con empeño y tesón, que si las generaciones
presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria que es la
única recompensa que deben esperar los patriotas desinteresados”. (Carta del
Gral. Güemes al Gral. Belgrano, desde Huacalera el 6 de noviembre de
· “...Exhortarlos como lo hice a la unión,
subordinación y respeto que debían tener a sus jefes haciéndoles entender que
los males que nos rodeaban no tenían otro origen que la discordia y
desunión...”. (Carta de Güemes a Belgrano desde Huacalera, el 6 de noviembre de
· “...Yo no sé qué hacen esos señores oradores que
no nos dan ya la Constitución que deben hacer la felicidad de nuestros pueblos
y últimamente sabremos que somos algo y tendremos un punto céntrico de donde
partan todas las operaciones del gobierno”. (Carta de Güemes a Belgrano desde
Huacalera, el 6 de noviembre de
· “...Yo no puedo prescindir del amor a la libertad
y del alivio que debo proporcionar a los afligidos hermanos del Perú. Nombrado
General en Jefe del Ejército de Observación, ha sido la única atención la de
organizarlo y ponerlo en estado de abrir una campaña, que ha de sellar para
siempre nuestra suspirada independencia”. (Oficio del Gral. Güemes al
gobernador de Cuyo, 31 de agosto de
· “...Si la fortuna nos presenta mas ocasiones de
servir y merecer tendremos la satisfacción de dar a la invencible nación
americana muchos días de gloria”. (Oficio del Gral. Güemes al Gral. Belgrano,
25 de setiembre de l817. L. Güemes: Güemes Documentado T. 4 Pág. 9).
· “...Decid a vuestro Virrey que Martín Güemes,
rico y noble de nacimiento, ha sacrificado su fortuna entera al servicio de la
patria; y que para él no hay títulos mas gloriosos que el amor de sus soldados
y la estimación de sus conciudadanos”. (Comunicación a Pezuela desde su lecho
en agonía, junio de 1821).
· “Si alguna cosa me disgusta es la desavenencia
entre los que tienen el honor de mandar gente” (...) “La unión y armonía entre los
compañeros nos promete siempre feliz éxito”. (Carta del Gral. Güemes a Manuel
Álvarez Prado, 30 de octubre de
· “No faltan hombres virtuosos que nos ayuden y
persigan a los partidarios del desorden hasta sepultarlos en el olvido y dejen
concluida la causa de la anarquía”. (Carta del Gral. Güemes al Gral. Belgrano,
desde Jujuy, el 24 de abril de
· “Venid todos, que yo en la escuela de los
trabajos donde aprendieron mis bravas legiones el arte de pelear, os enseñará
la senda del honor y de la gloria”. (Carta del Gral. Güemes al Gral. Belgrano,
el 4 de junio de
· “Cuando median los sagrados intereses de la
causa, mi corazón se halla como enajenado” (...) “Amo el orden y no puedo negar
que es la única tabla que nos ha de llevar al puerto mas seguro”. (Carta del
Gral. Güemes a Marcos Zorrillas, del 12 de octubre de
Selección del Consejo Directivo y socios del
Instituto
Ercilia NAVAMUEL
FEBRERO:
8, hs. 11: Adhesión del Instituto Güemesiano a
los actos organizados por la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes en la
Catedral Basílica. Misa y responso en el Panteón de las Glorias del Norte, a
cargo del P. Federico Prémoli.
8,
hs. 19.30: Acto Académico por el Natalicio del Gral. Güemes, en la sede del
Instituto Güemesiano. Apertura a cargo de la profesora Ercilia Navamuel con
palabras sobre el significado de la fecha. Disertación del escribano Víctor
Fernández Esteban “Propiedades y Propietarios en tiempos del Gral. Güemes”.
Disertación del Sr. Alejandro Ubaldo Pojasi “Las Revoluciones de mayo en
Sudamérica: Chuquisaca 1809 y Buenos Aires
Adhesión
del Instituto Güemesiano al “Febrero Güemesiano”, efectuado por “Producciones
Ñasaindy” de Jorge Gianella. Asistió en representación del Instituto el Sr.
Narciso Fabbroni.
13:
Adhesión del Instituto Güemesiano a los Actos efectuados en el Río Juramento
con motivo de celebrarse un nuevo aniversario de la jura de la Bandera Nacional
por el Gral. Belgrano y su Ejército, organizados por la Senda Gloriosa de la
Patria. Asistió en representación el Sr. Narciso Fabbroni.
l8
al 28: Adhesión del Instituto Güemesiano a los actos conmemorativos a la
“Batalla del 20 de febrero de
Febrero
y marzo: El director de publicaciones MPN Rodolfo Leandro Plaza Navamuel,
organiza la edición de los boletines Nsº 29-30 del Instituto. Selección,
corrección y compaginación de textos.
El
Círculo de Residentes Salteños Martín Miguel de Güemes, de la ciudad de Mar del
Plata, comunica por medio del capitán de fragata Raúl Medina Alvarado, que
hicieron en dicha ciudad la ceremonia anual por el “Natalicio del Héroe
Nacional Gaucho”, el día 8 de febrero.
MARZO:
5:
Adhesión del Instituto Güemesiano a los actos organizados por el Fortín Martina
Silva de Gurruchaga, el domingo a las 12 horas en la Catedral Basílica, con
misa y acto en el Panteón de las Glorias del Norte, por el aniversario de la
muerte de Doña Martina Silva de Gurruchaga.
8
al 11: Adhesión del Instituto Güemesiano a los actos por el Día Internacional
de la Mujer, organizados por la Municipalidad de Salta y el Ejército Nacional
Argentino. A dichas entidades el Instituto proporcionó asesoramiento histórico.
La Prof. Ercilia Navamuel expuso sobre “La mujer en la Historia” en los actos
efectuados el día
30
de
ABRIL:
16:
Adhesión del Instituto Güemesiano de Salta a los actos oficiales por el
aniversario de la Fundación de la Ciudad de Salta.
MAYO:
Durante
los meses de mayo y junio, el Instituto Güemesiano de Salta adhiere y apoya
todas las actividades vinculadas con la historia, organizadas por otras
entidades e instituciones: XI Encuentro Nacional de las Tradiciones Gauchas,
dirigido por el Lic. René Ramos. Producciones Ñasaindy del Sr. Jorge Gianella.
Guardia Bajo Las Estrellas y el Concurso Estudiantil Güemes Héroe Nacional,
presidido por el Sr. Narciso Fabbroni. Senda Gloriosa de la Patria presidido
por el Sr. Marcelo Farfán, etc.
Adhesión
del Instituto Güemesiano al Concurso Estudiantil “Güemes Héroe Nacional”,
organizado por Guardia Bajo Las Estrellas, Comisión Permanente de Homenaje al
general Güemes en Cañada de la Horqueta. La Biblioteca del Instituto Güemesiano
fue consultada por los estudiantes participantes. También se distribuyeron las
bases del concurso y se recepcionaron los sobres con las respuestas.
El
Instituto Güemesiano, organiza juntamente con el Sr. Saldaño, una exposición
sobre el Gral. Güemes y su tiempo, denominada “Gesta de la Independencia”, en
la Galería del Palacio, la cual durará todo el mes de junio.
Otras
actividades efectuadas en el mes de mayo por los miembros del Consejo Directivo
del Instituto Güemesiano, son las gestiones para la publicación del Boletín Nº
29 del Instituto y la organización de los actos de los días 7 y 17 de junio
próximo.
10
y
25:
Adhesión del Instituto Güemesiano a los actos oficiales efectuados por el aniversario
de La Patria, 25 de mayo de 1810.
25
de mayo: Adhesión del Instituto Güemesiano al IIIº Concurso “Día del niño por
nacer” Organizado por la Sra. Julia María Peña de Altamira, directora de la
Publicación Pro-Vida y de los Valores Patrióticos. Declarado de interés
Provincial y Educativo en el año 2004. Por Ley Provincial Nº 7.357 se declara
el 25 de marzo “Día de los derechos del niño por nacer”.
JUNIO
Días
1º a 6: organización de los Actos en homenaje al general Güemes. Preparación de
la Exposición “La Gesta de la Independencia” en los salones de la Galería El
Palacio juntamente con el administrador de la misma, Sr. O. Saldaño, para
inaugurarse el día 12.
Día
Día
7: Actos conmemorativos del aniversario de la herida mortal en emboscada
realista al general Martín Miguel de Güemes.
A horas 10: Acto en el Monolito
de Plaza Belgrano, lugar donde fuera herido mortalmente el general Martín
Miguel de Güemes. Ofrenda floral y palabras del Sr. Jorge Virgilio Núñez.
Asistencia de autoridades provinciales, miembros del Consejo Directivo del
Instituto Güemesiano, fortines gauchos, maestros y alumnos de la Escuela
Güemes, Ejército Nacional, Gendarmería Nacional y público en general. Se contó
con la colaboración para el sonido de la Dirección Gral. de Ceremonial y
Protocolo.
Canal 2 Cable Visión cubrió los
actos de la mañana y la tarde.
A
horas 12, los miembros del Instituto Güemesiano participaron del Acto
organizado por la Municipalidad de Salta, consistente en descubrir una placa de
bronce que indica el lugar donde nació el general Martín Miguel de Güemes. El
Instituto Güemesiano proporcionó la antigua placa que fue reinstalada junto a
la nueva, ofrecida por
A
horas 18: Acto Académico en la sede del Instituto Güemesiano de Salta.
. Himno Nacional y presentación de Banderas.
. Apertura
y palabras alusivas de la Prof. Ercilia Navamuel.
.
Presentación de la Página Web del Instituto Güemesiano por su autor el
webmaster José de Guardia de Ponté.
. Presentación del Boletín Nº 29-30 por el MPN Rodolfo Leandro Plaza Navamuel.
. Palabras de la Sra. Coordinadora de la
Municipalidad de Salta, Doña Silvia Varg de Nioi, sobre la próxima presentación
del libro Actas del 1º Congreso Nacional Martín Miguel de Güemes, el día 20 de
junio e invitación a asistir y solicitar ejemplares.
. Disertación “Las Alternativas de la Obra del
Monumento al Gral. Güemes en Buenos Aires en
. Conferencia del Sr. Jorge Virgilio Núñez sobre
el “Cura Gaucho Requena”.
. Conferencia del Prof. Juan Alberto Arias sobre
“La Iglesia Católica en Tiempos del Gral. Güemes”.
. Anuncio al público presente sobre el Proyecto de
Homenajes al Gral. Güemes en Buenos Aires, organizados por el Senador Nacional
Dr. Marcelo López Arias.
. Conferencia de la Sta. Macaria Choque sobre “Una
Dama Patricia Doña Gabriela Moro Díaz de López”.
. Visita a la Galería de Fotografías en el Salón
del Instituto Güemesiano.
. Retiro de Banderas y sierre del Acto.
Día
7 al 15:
.
Adhesión del Instituto Güemesiano a la actividades organizadas por la Cámara de
Diputados de la Provincia en el marco de Recinto Abierto, Martín Miguel de
Güemes Héroe Nacional.
. Día 13, de horas
En dicha jornada se dio a conocer el detalle de la
obra legislativa referida al Gral. Güemes:
Proyecto
de Ley del Senado y Cámara de Diputados: Creación del Museo y Biblioteca
Provincial General Martín Miguel Güemes.
Senado
y Cámara de Diputados: Ley nº 7389, Obligatoriedad de Consignar en toda
papelería Oficial el Texto “GRAL. MARTIN MIGUEL GÜEMES HÉROE DE
Proyecto
de Ley del Senado y Cámara de Diputados: Incorporar a los planes de estudios de
todos los niveles de educación, la Vida y Obra del Gral. M. M. Güemes. Crear
una Comisión en la que estará representado el Instituto Güemesiano, siendo sus
funciones colaborar en la definición de los contenidos. Crear una Comisión
Bicameral de Seguimiento de la implementación de
Proyecto de Resolución del 6 de
junio de 2006 de la Cámara de Diputados: Declarar de Interés Cultural
Provincial los Circuitos Güemesianos y Belgranianos ubicados en la ciudad de
Salta y sus alrededores.
Día
16 y 17:
.
Adhesión del Instituto Güemesiano a los Actos organizados por Los 50 Años Bodas
de Oro de Guardia Bajo Las Estrellas en la Quebrada de la Horqueta y VIII
Concurso Estudiantil Histórico Pictórico para E.G.B. 1 y 2, E.G.B. 3 y
Polimodal. Asistió el Sr. Narciso Fabbroni en representación.
.
Adhesión del Instituto Güemesiano a los Actos organizados por la Senda Gloriosa
de la Patria en la Quebrada de la Horqueta. Asistió el Sr. Narciso Fabbroni en
representación.
Día
17: Actos por el aniversario del fallecimiento del general Marín Miguel Güemes.
10
horas: Participación del Instituto Güemesiano en el Acto celebrado en el
Panteón de las Glorias del Norte, asistencia de la Prof. Ercilia Navamuel.
11
horas: Participación del Instituto Güemesiano en el Acto y Desfile efectuado
ante el Monumento al general M. M. Güemes.
18
horas: Acto académico en la sede el Instituto Güemesiano:
. Himno Nacional Argentino.
. Apertura con palabras alusivas a cargo de la
Prof. Ercilia Navamuel.
. Presentación Homenaje de una Urna con Tierra de
Quebrada de la Horqueta por la Prof. M. Cristina Fernández y dos gauchos de
Buenos Aires. Donación de un cuadro con fotografías de los Actos celebrados en
Buenos Aires en años anteriores, en Homenaje al Gral. Güemes.
. Conferencias a cargo de la Dra. Marta de la
Cuesta y la Prof. Susana Caro sobre “La Mujer en la Independencia”.
. Palabras del senador nacional Dr. Marcelo López
Arias, sobre los Actos organizados por el Senado en Capital Federal y
presentación del libro Martín Miguel Güemes de L. O. Colmenares, reeditado por
el Senado Nacional.
. Palabras de la diputada provincial Nora Jiménez,
sobre la obra legislativa referida al general Güemes, que está en curso.
. Conferencia de la Prof. María Cristina Fernández
“Un Yaveño para la Patria, Juan José Fernández Campero”.
. Conferencias de la Prof. Amalia Ugarte de
Trogliero y de la Prof. Silvia Ortiz de Ramos, sobre “La estampa del general” y
sobre “Güemes. La imagen
detrás de las palabras”, respectivamente.
. Conferencia de la Sra. Lidia Lafuente sobre
“Interpretación del Cuadro La Muerte del Gral. Güemes” de Antonio Alice.
. Donación para el Instituto Güemesiano de un CD
por el autor, con el Himno a Güemes cantado por el Sr. Romero Ismael.
. Retiro de las Banderas y fin del Acto.
Día
18: Acto Homenaje en el Monolito de la Capilla del Chamical, en conmemoración a
la fecha y lugar en que fue sepultado el Gral. Güemes. La Prof. Ercilia
Navamuel dijo palabras alusivas y entregó a la gaucha Doña Dominga Chuchuy, una
carpeta con documentación y fotografías referidas al acto inaugural efectuado
en el 2005, finalmente se hizo una oración dirigida por la gaucha Doña Arminda
Tapia en el interior de la Capilla. Luego del Acto la gaucha Doña Dominga
Chuchuy ofreció almuerzo a todos los concurrentes y vecinos de la zona. Salida
a horas 9 y regreso a horas16.
Día
20: Distribución del libro Actas del Primer Congreso Argentino general Martín
Miguel de Güemes. Entregado por la Municipalidad de la Ciudad de Salta, por
intermedio de la Sra. Directora General de Cultura y Deportes Silvia Varg de
Nioi. Dicho libro se presentó en un acto homenaje en la Plaza 9 de Julio y una
considerable cantidad de ejemplares fueron entregados al Instituto Güemesiano,
para que se distribuyeran entre los socios participantes en el Congreso.
Día
27: Actos organizados en el Senado de la Nación, Buenos Aires, por el senador
Dr. Marcelo López Arias: “Fundadores de la Patria” Homenajes al general Martín
Miguel de Güemes Protagonista de la Independencia Americana. Los gastos de
traslado, estadía y atenciones a los disertantes estuvieron a cargo del Senado
Nacional.
En
el Salón Azul del Senado, desde horas
La apertura y bienvenida fue efectuada por el
vicepresidente de la República, Sr. Daniel Scioli y el vicepresidente el H.
Senado de la Nación Dr. Marcelo López Arias. Se efectuó la presentación del
libro Martín Miguel Güemes del Lic. Luis Oscar Colmenares, editado por el
Senado de la Nación para ser distribuido en todas las escuelas y bibliotecas de
la República Argentina, acompañado de una Ley que obliga a todas las
instituciones educativas del país a celebrar en junio las efemérides
Güemesianas y a enseñar los temas referidos a la Gesta por
Entre
los homenajes celebrados al Gral. Güemes, se destaca la presencia de la
delegada del Instituto Güemesiano, Prof. María Cristina Fernández, con un grupo
de gauchos, quienes expusieron la urna con tierra del lugar de fallecimiento
del prócer.
El cierre se efectuó con
donaciones a personalidades destacadas de ejemplares del libro editado por el
Senado de la Nación “Martín Miguel Güemes” de L. O. Colmenares, y la Prof.
Ercilia Navamuel donó al Dr. Marcelo López Arias un busto del Gral. Güemes, en
agradecimiento por su vocación Güemesiana y se distribuyó el Boletín 29-30 del
Instituto Güemesiano de Salta. Finalmente ofrecieron a todos los presentes un
Vino de Honor en los salones del Congreso.
Debe destacarse y agradecer la
colaboración y atenciones prestadas por la Prof. María Cristina Fernández,
hacia la Prof. Ercilia Navamuel, con su compañía y guía en el recorrido por los
museos y calles de la ciudad de Buenos Aires. Como también el aporte al
conocimiento del patrimonio Güemesiano, al permitir la observación y análisis
del poncho que le perteneciera al Gral. Güemes, obsequiado a la Prof. por la
familia Figueroa Güemes, el mismo será prestado para exponerse en el próximo
año 2007 en los salones del Instituto Güemesiano junto con una réplica del
sable del general y el estudio científico que se está realizando. La profesora
donó para el Instituto Güemesiano un cuadro con la fotografía del retrato del
Gral. Güemes, óleo pintado por el tataranieto del prócer, don Martín Gabriel
Figueroa Güemes.
Día 30: Acto Güemesiano efectuado
en el Municipio de Cachi, organizado por el “Centro Nativo Cultural Cachi El
Chiguanco”, el Sr. Martín Borelli y la Sra. María Luisa Russo de Borelli, con
la adhesión de la Municipalidad y todo el pueblo, quienes firmaron un pergamino
solicitando la “Declaratoria Héroe Nacional al Gral. M. M. Güemes”, el cual fue
entregado al Instituto Güemesiano de Salta. También se distribuyó bibliografía
y láminas con el retrato del Gral. Güemes, a las escuelas del pueblo y otros
parajes del Departamento de Cachi, museos, bibliotecas y otras entidades
culturales, a la Comisaría e Intendencia de Cachi, material que fue donado para
dicho efecto por el Instituto Güemesiano, que apoyó y adhirió a dichos actos.
JULIO
Exposición permanente de
fotografías referida a la Independencia Nacional y al Gral. Güemes. Material en
10 paneles prestado por el Archivo y Biblioteca Históricos de Salta. La que
permaneció hasta el mes de noviembre.
Adhesión del Instituto Güemesiano
a los Actos Oficiales por la efeméride de la Declaración de
Día
Presentación del libro “El
Marqués de Yavi” de Rodolfo Martín Campero, con la participación del Dr.
Antonio Cornejo, la Prof. M. Cristina Fernández y el autor, Dr. Rodolfo Martín
Campero. Finalmente se ofreció en venta el libro y se invitó a observar la
Exposición por
Día 16: Fiesta patronal en el
pueblo de Seclantás en honor a la Virgen del Carmen. Asistió la Prof. Ercilia
Navamuel, quién efectuó relevamiento cultural a los fines de investigar la
historia del pueblo de Seclantás. Se entregó bibliografía güemesiana y láminas
con el retrato del Gral. Güemes, para la Biblioteca, Escuela y Fortín Gaucho.
Día
19: Entrega de material bibliográfico güemesiano y láminas con el retrato del Gral.
Güemes, a la Escuela de Isla de Caña del Departamento de Iruya, a escuelas de
la ciudad de Orán y biblioteca de Tartagal.
AGOSTO
Día
2: Sanción de la Ley Nacional Nº 26.125, general don Martín Miguel de Güemes
Héroe Nacional. Promulgada el 22 de agosto de 2006.
Día
5: Adhesión del Instituto Güemesiano a los actos por el 58º aniversario de la
Fundación de Atocha. Por invitación del Centro Vecinal y familia fundadora
Solís Pizarro.
Día
17: Adhesión del Instituto Güemesiano a los Actos de homenaje al Gral. San
Martín, organizados por el Instituto Sanmartiniano de Salta.
Día
22: Misa en la Catedral Basílica de Salta para el Instituto Güemesiano, en el
marco de las actividades en honor al Señor y Virgen del Milagro.
Durante
los meses de agosto, setiembre y octubre, el director de publicaciones Rodolfo
Leandro Plaza Navamuel se ocupó de la coordinación, diagramación y
compaginación del Boletín Nº 31,
para ser llevado a imprenta.
SETIEMBRE
Días
8 y 9: Adhesión del Instituto Güemesiano a las II Jornadas de Cultura
Hispanoamericanas por la Civilización Cristiana, organizadas por el Centro
Cultural Juan Ramírez de Velasco de La Rioja, presidido por el Prof. Luis
Mesquita Errea. Se efectuaron en la ciudad de Salta en los salones del Museo
Histórico del Norte (Cabildo Histórico). Participó como expositora y
representando al Instituto Güemesiano, la Prof. Ercilia Navamuel, con el tema
“Presencia de San Francisco Solano en Salta”.
Día
10: Adhesión del Instituto Güemesiano a los actos de inauguración del monumento
al Reverendo Normando Joaquín Requena Pérez, “El Cura Gaucho”, en la Villa San
Lorenzo. Organizado por el Municipio y el Sr. Jorge Virgilio Núñez, vecino y
vicepresidente del Instituto Güemesiano de Salta.
Días
6 al 15: Adhesión del Instituto Güemesiano a la Novena y Actos por el Señor y
Virgen del Milagro en la Catedral Basílica. El día 22 de agosto fue la Misa del
Milagro para el Instituto Güemesiano.
OCTUBRE
Días
12, 13 y 14: Participación del Instituto Güemesiano de Salta en las Jornadas de
Historia de la Iglesia en el NOA, en conmemoración al bicentenario de la
creación del Obispado de Salta. Organizado por el Arzobispado de Salta con la
adhesión de la Universidad Nacional de Salta, Universidad Católica de Salta y
otras entidades. Dicha Jornada se desarrolló en los salones de la Casa de la
Cultura. Asistió la Prof. Ercilia Navamuel, representando al Instituto
Güemesiano.
Día
Día
Día
30: Adhesión del Instituto Güemesiano a los actos de “Traslado de los restos de
la escritora salteña doña Juana Manuela Gorriti al Panteón de las Glorias del
Norte en la Catedral Basílica de Salta”, organizado por el gobierno de la
Provincia de Salta.
En
el mes de octubre comenzó a caerse el techo de la sede del Instituto en calle
España 730, por lo cual se llamó al 911 que atendió los primeros auxilios,
luego se tuvo la colaboración de la Municipalidad de la ciudad de Salta que
arregló los deterioros.
NOVIEMBRE
Se
concluyó la elaboración de una cartilla con la biografía del general Güemes y
los circuitos históricos güemesianos, que incluye un mapa con ubicación de
sitios. El trabajo fue efectuado por la profesora Ercilia Navamuel con la
importante colaboración del señor José Alejandro Cañizares.
A
fines de noviembre el MPN Rodolfo Leandro Plaza Navamuel, director de publicaciones del Instituto
Güemesiano, concluyó con las últimas correcciones del Boletín Nº 31 para su publicación entre diciembre del corriente y enero de 2007,
con el propósito de presentarlo en la próxima sesión pública de la Academia
Güemesiana, el 8 de febrero de 2007.
DICIEMBRE
Día
1º: Adhesión del Instituto Güemesiano de Salta conjuntamente con la Municipalidad de La Viña, el Centro de
Investigaciones Genealógicas de Salta, la Agrupación Tradicionalista de Salta
Gauchos de Güemes, la Sociedad de Geografía y de Historia por la Integración,
la Sociedad de Mayo y el Fortín de Gauchos de La Viña, a la presentación del libro “Tradición
del pueblo de La Viña. El poncho salteño” de Jorge Virgilio Núñez, que se llevó
a cabo a las 21,00 en el Salón Municipal del pueblo de La Viña, y cuya
presentación estuvo a cargo de los historiadores Rodolfo Leandro Plaza Navamuel
y Alejandro Ubaldo Pojasi.
Día
4: Adhesión del Instituto Güemesiano a los actos conmemorativos de la fundación
del pueblo de La Viña, organizados por el señor intendente de esa localidad,
conjuntamente con el vicepresidente del Instituto Güemesiano de Salta Jorge
Virgilio Núñez.
Día
16: Almuerzo de despedida del año.
Durante el 2006 se hicieron actualizaciones e
incorporaciones de nuevos artículos, biografías y datos en la Página
Web Oficial del Instituto Güemesiano de Salta, como así se añadió el Boletín
Nº 31, todo bajo la dirección del MPN Rodolfo Leandro Plaza
Navamuel. La página web
dependiente de la Cámara de Diputados y cuya autoría es del webmaster José de
Guardia de Ponté, consta con dominio propio:
www.institutoguemesiano.gov.ar
FE DE
ERRATAS DEL
BOLETÍN DEL INSTITUTO
GÜEMESIANO DE SALTA Nº 29 – 30
Pág.
149 Donde dice: “hijo D. Domingo Belgrano y Peri y de Dña. María Josefa
González Castro”. Debe decir: “hijo de D. Domingo Belgrano y Peri y de Dña.
María Josefa González Casero”.
BOLETÍN DEL INSTITUTO
GÜEMESIANO DE SALTA
Nº 31
AUTORIDADES DE LA PROVINCIA DE SALTA ------------------------------------------------
CONSEJO DIRECTIVO DEL
INSTITUTO GÜEMESIANO DE SALTA (2005 – 2008) ------------------------------------------
PRÓLOGO
Rodolfo Leandro Plaza Navamuel ------------------------------------------------------------------------
ES LEY EL PROYECTO QUE DECLARA
A GÜEMES HÉROE NACIONAL ---------------------------------------------------------------------
LEY 26.125 GÜEMES HÉROE NACIONAL ---------------------------------------------------------
Ercilia Navamuel
---------------------------------------------------------------------------------------------
DISCURSO
Sonia Escudero -------------------------------------------------------------------------------------------------
Nº 31
AÑO 2006
(Presidencia Ercilia Navamuel)
HOMENAJES
DE LA
ACADEMIA GÜEMESIANA
I
SESIÓN PÚBLICA DE LA ACADEMIA GÜEMESIANA
PROPIEDADES Y PROPIETARIOS EN LA ÉPOCA
DE GÜEMES
Víctor Fernández Esteban
-----------------------------------------------------------------------------------
LAS REVOLUCIONES DE MAYO EN SURAMÉRICA
CHUQUISACA, JUEVES 25 DE MAYO DE 1809
BUENOS AIRES, VIERNES 25 DE MAYO DE 1810
Alejandro Ubaldo Pojasi
---------------------------------------------------------------------------------------
II
HOMENAJE AL GENERAL GÜEMES
EN EL LUGAR DONDE FUE HERIDO
DISCURSO
Jorge Virgilio Núñez ----------------------------------------------------------------------------------------------
SESIÓN PÚBLICA DE LA ACADEMIA GÜEMESIANA
EL EVANGELIZADOR NUESTRO AMIGO “EL CURA GAUCHO”
Jorge Virgilio Núñez -----------------------------------------------------------------------------------------------
LA IGLESIA CATÓLICA EN TIEMPOS DEL GENERAL GÜEMES
Juan Alberto Arias -----------------------------------------------------------------------------------------------
SESIÓN PÚBLICA DE
UN YAVEÑO PARA LA PATRIA:
JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ CAMPERO
María Cristina Fernández
----------------------------------------------------------------------------------------
LA ESTAMPA DEL GENERAL
Amalia E. Ugarte de Trogliero -----------------------------------------------------------------------------------
GÜEMES. LA IMAGEN DETRÁS DE LAS PALABRAS
María Silvia Ortiz de Ramos -----------------------------------------------------------------------------------
El DOCTOR VICTORINO DE LA
PLAZA Y SUS
RAÍCES EN EL NACIMIENTO DE
Rodolfo Plaza Navamuel – Rodolfo Leandro Plaza Navamuel -----------------------------------------------
HOMENAJES AL GENERAL MARTÍN MIGUEL GÜEMES
Ercilia Navamuel ---------------------------------------------------------------------------------------------------
Güemes. Etimología y Heráldica
Félix Rodrigo Bravo Herrera
---------------------------------------------------------------------------------------
José de Guardia de Ponté --------------------------------------------------------------------------------------------
JUSTO JUEZ Y ESCAPULARIO DE GÜEMES
Margarita Isabel González ------------------------------------------------------------------------------------------
SESENTA ANIVERSARIO DE
TRADICIONALISTA DE SALTA GAUCHOS DE GÜEMES
Mariano Coll Mónico ---------------------------------------------------------------------------------------------------
FRASES DEL GENERAL MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES
Selección del Consejo Directivo y socios del Instituto -------------------------------------------------------------
MEMORIA ANUAL
INSTITUTO GÜEMESIANO DE SALTA, MEMORIA ANUAL 2006
Ercilia Navamuel
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
INDICE
BOLETÍN DEL INSTITUTO GÜEMESIANO DE SALTA Nº 31 -----------------------------------------
· Nómina
de autoridades de la Provincia actualizada al 2 de setiembre de 2006.
· Escribano público nacional. Socio activo del Instituto
Güemesiano de Salta.
· Martillero público nacional (Salta).
Actualmente es presidente de la Sociedad
de Mayo de Salta. Socio activo del Instituto Güemesiano de Salta.
· Empresario inmobiliario. Actualmente es vicepresidente del Instituto Güemesiano de Salta.
· Profesor en historia.
·
Profesora en historia. Académica correspondiente y delegada del Instituto Güemesiano de Salta en Buenos
Aires.
· Profesora. Socia
activa del Instituto Güemesiano de Salta.
[1]
Boletín del Instituto Güemesiano de Salta. Nº: 9, pág. 32
[2]
Joaquín Castellanos Obras Completas. Pág. 711
[3]
Op.Cit. Pág. 72
[4] Ana
G. Moya. “El archivo de la Independencia”. Pág. 328
[5]
Joaquín Castellanos. Op. cit
·
Profesora en letras. Socia activa del Instituto Güemesiano de Salta.
·
El presente trabajo pertenece al capítulo II de un libro de los autores, de
próxima aparición, sobre la vida y obra del ex presidente y esclarecido
estadista argentino, doctor Victorino de
··
Periodista, escritor. Socio activo del Instituto
Güemesiano de Salta.
···
Martillero público nacional (Tucumán-Salta). Actualmente es integrante del
Consejo Directivo y director de publicaciones del Instituto Güemesiano de Salta. Vicepresidente y asesor titular de
publicaciones del Centro de
Investigaciones Genealógicas de Salta.
[6] En aras de la verdad histórica, la Sala
de Yatasto debe llamársela con tal nombre y no bajo la errónea denominación de
posta. Es esta una aseveración del doctor
Rogelio Saravia Toledo que encontramos en un interesante estudio sobre el tema
publicado en 1996, con el título de “Yatasto nunca fue una Posta”. Juzga que
ello está demostrado a través de obras y fuentes documentarias varias,
tales como el trabajo de Alfredo Gárgaro, “Itinerario de San Martín al Ejército
del Norte” Santiago del Estero, 1950, o en el “Itinerario de Postas de Buenos
Aires a la carrera de Lima” existente en el Archivo de Correos, en los que no
figura Yatasto, como tampoco en el “Lazarillo de ciegos caminantes”, donde
Alonso Carrió de la Vandera, inspector de postas y correos, que al hacer un
minucioso informe sobre la finca de Yatasto, su caudaloso río, casas y ganado
vacuno y caballar, para nada indica que haya una posta en el lugar. Cita
seguidamente un trabajo de Walter B. L. Bose, “Las postas en las provincias del
norte y de Cuyo en la época del Congreso de Tucumán”, en el que ilustra sobre
el antiquísimo origen y características de las postas como lugares de relevo de
la caballada en las rutas de tránsito, que generalmente contaban además con
pulpería o posada. Añade que recién en 1791 don Manuel de Basavilbaso,
administrador de Correos de Buenos Aires, redactó el primer reglamento de
Postas y un registro completo de los contratos y títulos otorgados a los
“maestros de postas”, precisó la distancia que debía mediar entre una y otra
que era de cuatro leguas, los privilegios y fueros de la Renta de que gozaban, etc.
Refiere que los correos entre Potosí y Buenos Aires anteriores a 1870 tuvieron
una parada en la citada estancia, pero –dice- al fijarse las postas por el
visitador Carrió de la Vandera, no tuvo en cuenta este sitio, ubicado entre las
Cañas y San José de Metán, y es así que la Real Renta de Correos nunca
estableció en este lugar una posta. Abundan seguidamente en el trabajo de
Saravia Toledo informaciones de distinto tipo sobre dicha estancia, su
desenvolvimiento y acontecimientos importantes en el lugar, como los encuentros
de San Martín con Belgrano y luego con Güemes, el paso por ahí del general Juan
Martín de Pueyrredón y de otras figuras destacadas de nuestras luchas por la
Independencia, tras lo cual se pregunta si es posible –dado los hechos
consignados- que este solar haya cumplido misiones de posta. Saravia Toledo
sostiene, además, que hay innumerables constancias (obrantes en el Archivo
General de la Nación) de donaciones de vacunos, caballada, alimentos y dinero
por parte del propietario de la estancia, don Vicente de Toledo Pimentel, lo
que en 1810 decidió al gobernador de Salta don Feliciano Chiclana a promover
para el mismo, ante la Primera Junta, el grado de teniente del Ejército del
Norte, y que por igual motivo Güemes le concede en 1820 los despachos de
coronel.
[7] El rey español Felipe II dispuso en 1569 la instalación
del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en la capital de sus dos
virreinatos indianos, México y Lima. En la capital peruana, el virrey Francisco
de Toledo lo organizó solemnemente en 1570 en el Castillo del Callao, donde
funcionó con regularidad hasta su abolición en 1820, es decir, en fecha
coincidente con el arribo al Perú del libertador José de San Martín. El
Tribunal era sinónimo de poder y de fe en una época en que imperaba la
intolerancia religiosa en prácticamente todo el orbe, y que en este caso
constituía la única magistratura que entendía de los delitos ideológicos y
religiosos de las colonias españolas en América. Desde poco antes de su
abolición definitiva, las celdas de la inquisición existentes en el imponente
edificio, conocido como la Fortaleza Real Felipe, Palacio del Callao o Prisión
Casas Matas del Callao, eran utilizadas por los realistas para arrojar a los
prisioneros patriotas. Proclamada la Independencia, continuó como cárcel, tan
es así que hasta 1826 yacieron en sus calabozos numerosos realistas y personas
acusadas de traición a la patria; posteriormente se convirtió en una mazmorra
política de peruanos contra peruanos y concluyó por servir de presidio común de
la ciudad. El pastor metodista Francisco Penzotti, también alojado ahí unos
meses por sus ideas religiosas, alude al rigor que se aplicaba, escribiendo en
1890 que en una de las paredes de su celda leyó estos versos: “Calabozo de mis
penas/ sepultura de hombres vivos/ más horrible que la muerte,/ más severa que
los grillos”. La mayoría de los patriotas presos provenía de las batallas de
Vilcapugio, Ayohuma, Sipe-Sipe y de acciones militares en zonas de Humahuaca.
La Fortaleza o edificio de Casas Matas, de los pocos de arquitectura militar y
uno de los más grandes construidos por los españoles en América, tuvo
originalmente como misión la defensa del Callao de piratas y corsarios. El general
San Martín lo llamó Castillo de la Independencia y vale aclarar que casi
enseguida de esa designación fue ocupado por distintos organismos del Estado,
lo que llevó con el correr de los años a serias mutilaciones del inmueble,
hasta que en fecha reciente, totalmente refaccionado y acondicionado
convenientemente, fue destinado al Museo Nacional de Arqueología, Antropología
e Historia del Perú, denominado hoy Museo de la Inquisición y del Congreso del
Perú.
[8] Sobre la forma en que llegó a Lima el Capitán de los
Andes y la significación histórica del acontecimiento, Félix Luna, en su
“Historia Integral de la Argentina”, anota que el Libertador San Martín entró a
la Ciudad de los Reyes sencillamente, como acostumbraba, sin el boato y las
ceremonias que apreciaban otros jefes patriotas. Declaró la Independencia del
Perú y fue elegido Protector (julio de 1821). A partir de entonces
desarrolló una obra de gobierno que tendía a mitigar las rígidas diferencias
sociales y a estimular la expresión del pensamiento libre y del patriotismo
(...).
[9] El
teniente coronel don José Remigio de Lea y Plaza nació en
San José de Cachi en 1796, incorporándose al Ejército en 1811, es decir, a los
15 años de edad. Se integró a las fuerzas que crearon en el Valle Calchaquí
algunos de sus familiares, las que eran mandadas por su primo hermano y cuñado,
el coronel don Luis Borja Díaz de Lea y Plaza, de sobresaliente actuación en la
Guerra de la Independencia. Intervino en 1813 en la gloriosa Batalla de Salta,
y después en diversas operaciones de los escuadrones patriotas, algunas
triunfantes y otras que acabaron en derrota, pero en las que no dejaba de
ponderarse la entrega y coraje de Plaza. Encontrándose en estas riesgosas
maniobras en distintos parajes de la Quebrada de Humahuaca, junto al coronel
don José Francisco “Pachi” Gorriti, se batió valerosamente en Yavi, pero la
avanzada enemiga terminó por imponerse en el trance, siendo apresado y
trasladado por los realistas a una cárcel de Potosí, debiendo someterse en ese
aprieto a una travesía sumamente cruenta. Al cabo de varios meses, después de
trágicos sucesos registrados en las inmediaciones de su encierro y tras ser
sometido a un consejo de guerra para su casi segura ejecución, pudo escaparse.
Huyó al amanecer hacia un cerro de las proximidades, refugiándose en el
interior de una mina con la intención de esperar hasta la noche siguiente para
continuar la fuga, pero, según sus declaraciones, expuestas por orden del
teniente coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid ante oficiales de la División de
Vanguardia del Ejército Auxiliar que éste comandaba, en el interior del socavón
fue sorprendido por un cholo, aparentemente cuidador de la mina y temiendo
que vaya a delatarlo ya que en aquel momento aún llevaba puestas las cadenas de
la prisión, no tuvo otra alternativa que quitarle la vida. Declaró asimismo
que semanas antes de su fuga, unos cuarenta y tantos prisioneros de los de
Yavi fueron degollados en la plaza cercana al lugar de su detención el Día de
Reyes, junto a tres mujeres patriotas. Informó de otros hechos gravísimos
ocurridos en Potosí con anterioridad a ese episodio e indicó que él y sus
compañeros de presidio habían sido víctimas del peor trato por parte del
enemigo. Dio una detallada explicación de todas las peripecias que debió sortear
en su difícil camino de regreso, en el que no faltó el encuentro con
comunidades aborígenes poco amistosas y a las cuales, no obstante, consiguió
aplacar, hasta llegar sin otro inconveniente a su regimiento de los Valles, lo
que alcanzó –indica la historiadora Cadena de Hessling- merced a su dominio
de los idiomas quechua y aymara, que aprendió cuando niño en el trato con los
peones de la estancia de su padre. Estas declaraciones fueron tema de una
carta de Belgrano a Güemes, fechada en Tucumán en abril de 1817, en la que
luego de referirse a la huida de prisión del oficial José Remigio Plaza entre
el 6 y 7 de marzo, el general Belgrano menciona en su misiva a los cuarenta
prisioneros de Yavi degollados en la plaza el Día de Reyes, como
así a cuatro mujeres patriotas y a los espaciados fusilamientos
de más de mil prisioneros en el trayecto desde Yavi a Potosí, a
donde solo llegarían poco más de doscientos. Esto, con la orden para que no
llegase a Santiago ningún oficial vivo, agrega seguidamente que eso me
confirma en mi opinión que son unos inicuos y me conservará en ella aunque les
viese hacer milagros (...) Aseguro a usted que calificados aquellos
hechos, al primero que ahorco si lo pillo, es al general, en alusión al
jefe realista en el Alto Perú José de la Serna, prevenido por Belgrano, según
se ha visto, de que actuaría a la recíproca conforme sean sus actos de barbarie.
Don Remigio tenía entonces 21 años de edad. A su regreso participó
activamente de diversas acciones de hostigamiento a invasiones realistas que
amenazaban la provincia de Salta, y en 1820 don Martín Miguel de Güemes le
confirió los despachos de capitán graduado atendiendo a los laudables
méritos y distinguidos servicios del teniente don Remigio Plaza. Fue
incorporado al Batallón de Infantería formado por el coronel José María Paz,
que marchó a la guerra contra Brasil en 1827. Posteriormente se alistó en las
filas unitarias, junto a su hermano el coronel don Manuel Ubaldo Plaza. En uno
de los encuentros con fuerzas federales recibió heridas de gravedad, que lo
obligaron en
· Conferencia pronunciada en el acto
académico del 7 de junio de 2005, en la Sede del Instituto Güemesiano de Salta.
··
Profesora universitaria en historia. Actualmente es presidente del Instituto Güemesiano de Salta. Miembro
de número (Sitial D. Ricardo Rojas)
del Centro de Investigaciones
Genealógicas de Salta.
· Actualmente
es integrante del Consejo Directivo del Instituto
Güemesiano de Salta. Tesorero del Centro
de Investigaciones Genealógicas de Salta.
[10] Faure
Roberto y otros. “Diccionario de apellidos españoles”, pág. XVI.
[11] Idem
anterior. Pág. XVI.
[12] Ej.
Sastre, Molinero, etc.
[13]
Pontevedra, del latín “ponte vetera”:
“puente viejo”.
[14]
Guadalquivir, del árabe “río grande”.
[15]
Topónimos prerromanos: Lérida, Tarragona, Teruel, Ebro, etc.
[16] Faure
Roberto y otros. Ob. cit. Pág. XVIII.
[17] Idem
anterior. Pág. XX.
[18] Faure
Roberto y otros. Ob. cit., pág. XXI.
[19]
También Guemes.
[20]
Cornejo Atilio. “Historia de Güemes”, pág. 11.
[21]
Urkidi Alfonso. “Boletín del Instituto San Felipe y Santiago de Estudios
Históricos de Salta”; N° 4, pág. 79.
[22] López
Mendizabal Isaac. “Etimologías de apellidos vascos”. Pág. 499.
[23] El
gamón es una planta liliácea, de hojas erguidas, largas, flores blancas en
espiga apretada, con una línea rojiza en cada pétalo y raíces tuberculosas. Son
flores son de color blanco mezcladas con verde, rosa o gris. Crece en los
prados, rocas y bosques. Alcanza una altura de
[24] Letra
protética o adherida al comienzo de una palabra.
[25] De
Atienza Julio. “Diccionario Heráldico de Apellidos Españoles y de Títulos
Nobiliarios”; pág. 757.
[26]
Cornejo Atilio. Ob cit.
[27]
Güemes Luis. Ob. cit. Pág. 67.
[28] Faure
Roberto y otros. Ob. cit., pág. XII.
[29] Idem
anterior. Pág. XIII.
[30] El 21
de mayo de 1748.
[31]
Güemes Luis. “Güemes Documentado” N° VII, pág. 20.
[32] “En nuestro Anexo Segundo, transcribimos el expediente
traído por don Gabriel de España, el que hemos completado, agregando la
documentación que anteriormente se dijo que le faltaba, tomándola de dos
fuentes: Primero, de las actas sacramentales testimoniadas por el Reverendo
Padre don Isidoro Ruiz Gómez, cura párroco de la Iglesia de San Cristóbal de
Abionzo, que nos enviara el presbítero don Mateo Escagedo Salmón, en 1936, y,
segundo, con la Real Provisión de Hidalguía ganada por don Manuel y don José de
Güemes que nos remitiera don Fernando Muñóz Altea” (“Güemes Documentado” N°
VII, pág. 16).
[33]
Güemes Luis. Ob. cit. Pág. 67.
[34]
Fernández Pradel Pedro Xavier. “Linajes vascos y montañeses de Chile”.
[35] De
Guerra Juan Carlos. “Estudios de heráldica vasca”.
[36]
González Doria Fernando. “Diccionario Heráldico y Nobiliario, pág. 572.
[37] “Es claro que en los primeros tiempos y sin
existir norma alguna que especificase el uso y significado de cada elemento,
los que aplicaban a sus escudos de guerra o al blasón de sus casa, figuras u
objetos lo hacían a su libre albedrío y sin razón alguna que justificase, más
que de una forma personal, la situación o emblema que se adoptaba. Por ello,
es, en muchos casos, imposible para el heraldista, conocer el por qué de tal o
cual símbolo que figura en determinado escudo, y aún mucho menos la razón de su
situación dentro del mismo, a no ser que con posterioridad, y ya con la
intervención de algún Rey de armas o heraldo, se corrigiese aviniéndose a las
normas por las que se rige la Heráldica.” (“Heráldica y Genealogía”, Tomo
I, pág. 13).
[38] A la
división horizontal de la denomina Cortado, es decir dos cuarteles iguales uno
sobre el otro.
[39] Los
esmaltes en la Heráldica Española, comprenden: Metales: Oro (amarillo) y
Plata (blanco); Colores: Gules (rojo), Azur (azul), Sinople (verde),
Púrpura (morado) y Sable (negro); y Forros: Armiños y Veros
[40]
Güemes Luis. Ob. cit. Pág. 72.
[41] Las
piezas o figuras, son todos los objetos colocados en el campo del escudo. Su
número es ilimitado y se pueden clasificar en: a) figuras propias o heráldicas;
b) figuras naturales; c) figuras artificiales, y d) figuras quiméricas.
[42]
Algunas de sus manifestaciones se denominan: triunfante, pluma de halcón,
cordonada, truncada, potenzada, repotenzada, ancorada, papal, Lorena,
Jerusalén, Santiago, Calatrava, trebolada, Borgoña, calvario, escalondad,
jironada, perforada, latina, teutónica, pisana, armiñada, anillada, hendida,
ajedrezada, horquillada, montesa, estellada, angulada, etc.
[43] De
Guerra Juan Carlos. Ob. cit. Pág. 489.
[44] Se
pueden representar: Abierta, cubierta, aclarada, artillada, rastrillada,
almenada, atalayada, adjurada, mazonada, demolida, etc.
[45]
Güemes Luis. Ob. cit. Pág. 67.
[46] De
Guerra Juan Carlos. Ob. cit. Pág. 473.
[47]
Álvarez Julio Olmedo. “Heráldica”. Pág. 22.
[48]
Ejemplos: Prado: “Primero faltará la
tierra que Prados en ella”; Hoz:
“Entre piedras y tormentos fui lanzado, más nunca de vencimientos sojuzgado”;
Rada: “Si Dios quisiera, más subiera”;
Cueto: “Nobles sois de la Montaña, no lo
pongais en olvido”; Cubas: “Ni
juicio, ni vanagloria, ni tal cosa pretender; solo pretendo poner de pasados
memoria, por si fuera menester”; Velarde:
“El que sierpe mató y con la infanta casó”; Quirós de Castro: “Antes que Dios fuese Dios y los peñascos,
peñascos, los Quirós eran Quirós y los Castro eran Castro”; Valle: “El que más vale, no vale tanto como Valle”;
Pacheco: “Estas calderas grabadas de oro
y de plata mixto, fueron aquí pintadas antes de la venida de Cristo”;
Escobedo: “Barrieron a los enemigos hasta
el mar”; Estrada: “Yo soy de la Casa
de Estrada fundada en este peñasco, más antigua en la Montaña que la Casa de
Velasco y al Rey no le debe nada”; Cossío: “Mis obras, no mis abuelos, me habrán de llevar al Cielo”; etc.
[49]
González Doria Fernando. Ob. cit. Pág. 321.
·
Actualmente es jefe de la web Institucional de la Cámara de Diputados de la Provincia
de Salta.
[50] En el libro Jornadas de Estudio sobre Güemes (Pág. 29).
[51] Güemes estaba
comisionado por Balcarce a ocupar la ciudad de Tupiza, la que verificó sin resistencia
alguna. Luego Güemes seguiría a Tarija donde formaría una división de
voluntarios que se sumaría a los ya reclutados en los Valles de Salta y Jujuy.
[52] Había quedado en Salta como comandante militar.
[53] Historia General del Alto Perú, Luis Paz, Tomo II, pág. 120.
[54] En el libro “de Güemes a Rosas” (Ed. Soc. Impresora
Americana, Buenos Aires).
· Disertación ofrecida en la II Jornadas de Cultura Hispanoamericana por
la Civilización Cristiana en el Cabildo Histórico de Salta, el 8 y 9 de
septiembre de 2006.
··
Profesora en geografía, 1980 (Profesorado de Lenguas Vivas de Salta).
·
Discurso pronunciado por el presidente de la Agrupación Tradicionalista de
Salta Gauchos de Güemes el 23/09/06, con motivo de cumplir dicha institución su
60º aniversario.
··
Escribano público nacional. Actualmente es presidente de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos
de Güemes.