Baltazar Pardo de Figueroa |
Por: José de Guardia de Ponté
Perteneciente a una de las más ilustres y nobles familias gallegas, de linaje de larga historia, nace en Betanzos (La Coruña). Era hijo de Ares Pardo de Figueroa, caballero de la Orden de Santiago y Gobernador del Reino de Galicia, y de María de Lopidana y Guevara, natural de Lopidana (Arava), e hija del Licenciado Juan Díez de Lopidana, oidor da Audiencia de Charcas, y de Ana de Guevara.
Baltazar fue tercero de seis hijos. Abrazó la carrera de las armas. Sirvió a su rey durante 26 años, desde el 1º de setiembre de 1636 hasta agosto de 1661.
Su entrenamiento empezó en la escuadra de Galicia y en 1637 pasó a Francia con el General Lope de Hoces, en donde tuvo una destacada actuación. Luego en 1638 pasó a prestar servicio a las órdenes de Alonso de Idiáquez, donde también se destacó por su bravura e inteligencia. Seguidamente, con patente de S.M. pasó a la Compañía de Infantería del Principado de Asturias y sirvió en la defensa de Fuenterrabía.
Pocos días después viajó al Perú acompañando al nuevo Virrey Pedro de Toledo, marqués de Mancera, quién al conocedor los méritos de Pardo de Figueroa lo nombró Gobernador y Capitán General del Tucumán en 1642.
Según el Historiador Sierra en su libro "Historia de Argentina", tomo II, trascribimos: "En aquellos años, Buenos Aires encontrábase en serio peligro de ser invadida por los portugueses de Brazil. Pidiéndose socorros urgentes al Perú, Paraguay y Tucumán. Pardo de Figueroa fue elegido por la Real Audiencia de Charcas a brindar ayuda al Puerto de Buenos Aires y colaborar con refuerzos para su defensa. A tal fin se trasladó al sur de Santiago del Estero, donde fijó capital de la provincia y se dedicó al reclutamiento de tropas. En noviembre de 1643 arribó a la ciudad de Córdoba, donde se dedicó a sumar mas tropas a sus milicias prosiguiendo luego para el Plata.
Antes de la partida de Pardo de Figueroa los encomenderos y ciudadanos del Tucumán elevaron quejas ante el Virrey del Perú y Real Audiencia aduciendo que habían tenido que pagar importantes sumas de dinero para costear la campaña y miraban con preocupación la partida del Gobernador que dejaba desguarnecida la Provincia y sin autoridad. Todas las dificultades fueron vencidas por el activo gobernador quien pudo convencer a estos que sus acciones respondían a órdenes recibidas y que era de vital importancia auxiliar el Puerto de Buenos Aires ante una inminente invasión portuguesa.
En enero de 1633 partió para Buenos Aires, poco antes de su llegada, recibe la noticia de un desembarco de holandeses en las costas de Chile, los cuales habían entrado en contacto con tribus araucanas e instigaban una rebelión. Dicho acontecimiento fue aprovechado por el cabildo Cordobés para enviar un exhorto al gobernador que se encontraba con sus tropas en la estancia de Cosacate Buenos Aires, instándole a volver con urgencia visto el inminente peligro que sufría la ciudad de Córdoba ante un ataque de los Indios soliviantados por los holandeses, amén que existía el peligro de una revuelta general de los naturales sureños. Pardo de Figueroa subestimó este peligro e hizo caso omiso al pedido cordobés.
El 4 de mayo llegó a Buenos Aires y en tres meses expulsó a los portugueses que habían ingresado ilegalmente a las costas del Plata.
Un año después Pardo de Figueroa fue designado para ocupar el cargo de Corregidor de Justicia Mayor en Perú para luego ser designado en un puesto de alta responsabilidad, General en Jefe de la Marina de los Mares del Sur.
En 1653 se le concedió la distinción de Caballero de la Orden de Santiago, al poco tiempo murió en Lima. Estaba casado con doña Juana de Sotomayor, natural de Prata, e hija de Cristóbal de Sotomayor Manrique y de Ana de Ondegardo. Tuvo seis hijos de los cuales el primero Baltazar José posyó el título de Marqués de Figueroa y Sr. De las Casas de Pardo de Cela y Figueroa.