José de Garro |
Marcos José de Garro Senei de Artola (* 1623, Mondragón, Guipúzcoa - † 1702, San Sebastián, Guipúzcoa), militar español que desempeñó diversos cargos en la administración colonial del Imperio español: gobernador de Tucumán (1674-1678), gobernador de Buenos Aires (1678-1682) y gobernador de Chile (1682-1692). En España fue comandante militar de la plaza de Gibraltar hasta 1701, poco antes de que fuera conquistada por los ingleses en 1704. Entre 1701 y 1702 fue gobernador y capitán general de las Vascongadas, cargo que ejerció hasta su fallecimiento.
De joven se enroló en el Ejército Español, participando en campañas en Cataluña y Portugal, hasta alcanzar el cargo de maestre de campo de un tercio. Entonces su carrera en España sufrió un tropiezo, que el historiador Diego Barros Arana relata de la siguiente manera:
"A consecuencia de un violento altercado con cierto General, que tenía el rango de grande de España, Garro se vio expuesto a las venganzas de un enemigo poderoso. Prefiriendo por esto mismo vivir lejos de la Corte, solicitó un destino en las Indias y obtuvo el de gobernador de la provincia de Tucumán."
Garro se desempeñó entre 1674 y 1678 como gobernador de la aislada Tucumán, dependiente de la Audiencia de Charcas, Virreinato del Perú. En dicho puesto organizó tres expediciones punitivas al Chaco, que no tuvieron mayores consecuencias, salvo la fundación del fuerte El Pongo, al este de Jujuy, para proteger a dicha ciudad.
Tras esto fue promovido a gobernador del Río de la Plata, asentándose en Buenos Aires.
En 1680 se destacó en la expulsión de los portugueses de Colonia del Sacramento, fundada ese año en el actual Uruguay por Manuel de Lobo, gobernador de Río de Janeiro. En dicha acción Garro sorprendió a la guarnición portuguesa con una milicia de 3.000 guaraníes, tomando prisionera a la tropa y apresando de paso a Lobo, quien murió en Buenos Aires en 1683.
Colonia del Sacramento fue devuelta a Portugal el año 1683 luego de firmarse en 1681 un tratado provisional, a la espera de posteriores negociaciones, que terminaron con el tratado de Utrecht en 1713.
Como gobernador de Chile, Garro no pudo embarcarse en grandes campañas contra los mapuches, al ser desaprobado por el rey de España un plan que había elaborado en ese sentido. Tampoco pudo dedicar apenas tiempo a las frecuentes disputas legales que se suscitaron con los oidores de la Real Audiencia de Chile, ni a la promoción de la vida monástica, de la que era especialmente devoto. Por el contrario, el gobernador debió consagrarse a rechazar las expediciones de corsarios que se hacían cada vez más frecuentes en la costa.
En la misma línea, Garro decretó la construcción del Castillo San José de Valparaíso, la primera fortificación de dicho puerto, mientras que a un tiempo organizaba novenas y actos de devoción para pedir a la divinidad que conjurara el peligro.
Aparentemente sus gestiones en América fueron bien evualadas en la Corte, pues se le concedió la comandancia de Gibraltar, primero, y el cargo de capitán general de las Provincias Vascongadas después.