Por Andrés Mendieta

Los Lateranenses fundaron el Colegio “Belgrano”
en abril de 1900

             
“En el grupo de creyentes, todos pensaban y sentían lo mismo; lo poseían todo en común, y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía. Los Apóstoles daban testimonio de la resurrección con mucha eficacia, y todos ellos eran bien considerados” (Hch. 4 32-33).

e dice que entre una de las congregaciones religiosas más antigua de la Iglesia o la más vieja es la Orden de los Canónigos Regulares que en sus orígenes que ha sido configurada a través de sus miembros que renunciaban a todo derecho de propiedad y se proponían a un ideal de vida común. Esta Orden de los Canónigos Regulares, precede a todas las demás órdenes religiosas por reconocimiento del propio Derecho Canónico.

Esta Comunidad con el tiempo asumió la espiritualidad de San Agustín de Hipona, teólogo cristiano, el más grande de los Padres de la Iglesia y uno de los más eminentes Doctores de la Iglesia occidental, muy próxima a los orígenes de la Iglesia de Jerusalén, tal como puede leerse en los Hechos de los Apóstoles, texto con que se encabeza la presente nota.

Avanzada la Edad Media –según una publicación conmemorativa  “Oñatiko Laterandar Kanonigoen I. Mendeurrena – 1884-1984- Los Canónigos Regulares en Oñati. Cien años”- “se fueron resaltando dos enérgicas ambiciones en el clero: primera, la de una más austera y regular, la de los Canónigos Regulares; mientras que la segunda, la de una vida más independencia, fuera del sometimiento a los cánones de vida común, y con propiedades, que es como decir: los no canónigos”.
En esta constante tendencia de relajación tiene lugar la gran decisión de los Canónigos Regulares de seguir manteniendo la vida regular y comunitaria de San Agustín”, sigue diciendo dicho impreso.

Cuenta la historia de esta congregación que fue creciendo con el andar del tiempo para llegar a fundar casas, iglesias, seminarios y monasterios -entre otros centros- en Europa, especialmente en España y Portugal, siendo la sede principal en Oñate / Oñati municipio español perteneciente a la provincia de Guipúzcoa, en el País Vasco.
En el siglo XI, por gestiones de Hildebrando –después San Gregorio VII- la Institución de los Canónigos Regulares fue perfeccionada y adecuada de un nuevo impulso.
Dicha reforma se llevó a cabo en el Sínodo Lateranense de 1059. Por la celebridad que se hizo acreedora esta Orden permanentemente se fueron incorporando otras comunidades religiosas. Actualmente esta Orden está presente en Argentina, Bélgica, Brasil, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Polonia, Uruguay y Zaire.

LOS LATERANENSES EN SALTA

Durante su estancia en Roma donde participaba en el Concilio Plenario Latinoamericano Monseñor Matías Linares y Sanzetenea, quinto obispo de Salta consagrado por el Papa León XIII, consiguió el establecimiento en esta ciudad de los Lateranenses y Salesianos para fundar los colegios “Belgrano” y “Ángel Zerda”, respectivamente.
He aquí que el Obispo Linares y Sanzetenea había nacido en Salta el 31 de agosto de 1841, convirtiéndose en el primer salteño que ciñó la mitra episcopal.

La Sociedad de Damas de Beneficencia había adquirido un amplio terreno con destino a la construcción de un hospital pero, al poco tiempo este solar fue vendido al obispo de Salta y después de Tucumán, monseñor Pablo Padilla y Bárcena, con el propósito que allí se podría proyectar un edificio destinado al estudio de artes y oficios.
Al firmarse el convenio con los Lateranenses esta congregación se comprometía establecerse en Salta para la fundación de un colegio católico de enseñanza primaria y secundaria; obligando, al mismo tiempo, a las autoridades civiles y eclesiásticas prestar todo el respaldo moral y material para concretar este beneficio para la juventud salteña.

Los primeros Canónigos Regulares de Letrán que embarcaron desde el puerto de Barcelona, el 11 de agosto de 1899, rumbo a la Argentina para integrar el cuerpo de profesores del futuro colegio en Salta estaba formado por los siguientes sacerdotes: Eugenio Lardizábal, rector; Agustín Ochandiano, José del Campo, Ildefonso Barandiarán (diácono) y los hermanos Coadjutores Miguel Oyarbide y Balbino López de Heredia quienes viajaron acompañados del obispo Matías Linares y Sanzetenea.
El 6 de setiembre el grupo llegó a esta ciudad siendo recibido en la estación del ferrocarril por una muchedumbre que participó momentos después de un Tedeum oficiado en la Catedral.

Al no haber comodidades para los lateranenses el obispo los albergó en su propia residencia. El 2 de abril de 1900 se iniciaron las clases con muy pocos alumnos para los tres primeros grados. Sólo diez internos y cuatro externos, cifra que se incrementó a cuarentiocho tres meses después. En 1947 egresaron los primeros bachilleres de este Colegio Belgrano, instituto que a través de los años ha calado hondas raíces de orgullo para la historia de la educación de Salta.