Otrora cuartel general de Martín Miguel de Güemes y acantonamiento de fuertes contingentes gauchos, hoy es sólo un caserío apacible poblado por labradores y pastores que pasan sus días bajo el sol en la paz del hogar y del trabajo. En una parte alta del terreno, al costado derecho descubrimos la Capilla.
Para describirla prefiero repetir las palabras del historiador don Bernardo Frías que se ocupó de ella mucho antes que nosotros: “Es humilde hasta el extremo, rodeada de un campo de cruces con orígenes tan lejanos como ellas, nadie diría al verla que se ha convertido en monumento nacional por haber guardado alguna vez los restos del General.
Su historia es la misma historia sencilla de otros tantos edificios que quedaron como símbolo de un pasado de heroísmo y de renunciamiento que es esencia del sentimiento argentino.
El edificio muestra la línea de una primitiva arquitectura y está integrada por capilla y sacristía, donde la primera es una nave de 11 metros por 3 metros. En sus comienzos el techo fue una enramada de arbustos, posteriormente reemplazadas por trabas de madera dura y caña hueca, cubiertas por tejas. Un muro liso cortado por una espadaña en la parte superior es toda su fachada”.
Hace 100 años la capilla estaba en ruinas
Posteriores investigaciones afirman que esta Capilla del Chamical fue erigida según lo dice el propio Güemes, “por los soldados gauchos de la zona”, después de haber fracasado otras intentonas por causa de la guerra. La hizo levantar para que tuvieran que orar los más de 2.000 soldados con sus familias que vivían en el lugar y que en su frente, lugar consagrado, pudieran descansar los restos de los soldados gauchos que hasta ese entonces “eran enterrado debajo de los árboles”.
Así fue que muerto el General, su cuerpo pudo descansar en tierra de Dios y no “bajo los árboles”, después que el padre Francisco Fernández le prestara sus últimos auxilios corporales y espirituales; he ahí la breve historia de la Iglesia El Chamical.
Podría decirse algo más al respecto: Muerto Güemes el 17 de junio de 1.821, su cuerpo fue llevado desde la Quebrada de la Horqueta hasta esta capilla donde recibió sepultura. El 13 de 1.822, el gobernador de Salta, Dr. Ignacio Gorriti ordenó el traslado de sus restos a la Catedral de Salta .