Por José de Guardia de Ponté
El Combate de Bañado es uno de los tantos enfrentamientos que sucedieron durante la tercera invasión realista, llamada “La Grande” durante la incursión del Mariscal José De la Serna a Jujuy y Salta.
Dicha refriega se dio el día 21 de abril de 1817, en el paraje el Bañado, cerca de la localidad de El Carril. Allí se enfrentaron varios escuadrones corsarios del Gral. Güemes derrotando a las tropas realistas al mando del Coronel Sardina, quien ya previamente había tenido diversos encuentros con las fuerzas patriotas, los cuales en ataques sorpresivos y relámpagos iban minando a las fuerzas españolas desmoralizándolas constantemente.
La cuestión fue que el Ejército español había avanzado hasta la ciudad de Salta, la cual Güemes dejó abierta y sin habitantes, pero también sin víveres para el ejército.
De la Serna viéndose rodeado y sin suministros confió al coronel Sardina la misión de buscar urgente alimento. Es así que al frente de una columna compuesta por más de 650 hombres, 500 infantes, 180 soldados de caballería y una pieza de artillería, salió de Salta en dirección al Caserío del Bañado con intención de apoderarse de los ganados que suponía concentrados en aquel punto y que tanta falta hacían al ejército encerrados en la plaza capitalina.
Desde de que salió de la ciudad se vio hostilizado por ambos flancos por numerosas tropas gauchas. Al aproximarse a Cerrillos empezaron los combates más encarnizados, que iniciado por los gauchos de Luis Burela, fue prontamente complementado por los escuadrones de Bonifacio Ruiz de los Llanos y Pedro Zabala, que iban minando al enemigo paulatinamente. Aunque las vigorosas cargas hacían mella y confundían de gran modo a los españoles, los veteranos realistas resistieron, pero al final cedieron terreno y tuvieron de repliegarse hacia la casa de Gauna en Sumalao.
El Cnel. Sardina en una desesperada arremetida rompe el cerco y llega al Bañado, donde lo esperaba la columna patriota del Coronel Latorre, que los aguardaba en actitud de combate. Vicente Sardina se lanza al ataque, pero no cuanta que desde sus laterales fue atacado valerosamente por una partida de gauchos del alférez Leytes y otra del escuadrón Infernales, cuerpo de elite del Gral. Güemes al mando de Juan Antonio Rojas, que causaron gran carnicería a la infantería realista, desapareciendo luego como fantasmas, cuando el enemigo, repuesto y reforzado, formalizaba la defensa y se proponía a repeler el ataque. Pero ya a esa instancia todo era polvo y sangre.
No encontrando en el Bañado ningún ganado, y dándose cuenta de la trampa, los realistas deciden dirigirse a la Quebrada de Escoipe para ver si pueden encontrar hacienda de las fincas vecinas. En el camino fueron atacados nuevamente, y es aquí donde el terrible Cnael sardina encuantra la muerte al ser alcanzado por un certero tiro. Inmediantamente es reemplazo por el coronel Antonio Vigil quien ordena volver a Salta por Rosario de Lerma y evitar el camino de El Carril. Pero los gauchos de Burela y Olivera se adelantan, arman cinco emboscadas y les causan a los realistas la pérdida de un oficial, cuatro soldados y varios equinos.
Después de varios días de constante lucha, la columna española pudo llegar a Salta, diezmada y derrotada. Esto marcaría el fin de la invasión.
Nos dice el Güemes Documentado: