Por Rodolfo Leandro Plaza Navamuel
El capitán D. Juan Esteban Arias de Navamuel fue bautizado en Salta el 21 de setiembre de 1778. Descendía de una distinguida y antigua familia de esta provincia. Hijo del hacendado don José (o Joseph) Arias de Navamuel y Diez Gómez, y de doña Tomasa de Fonseca y Fiusa y Diez Gómez.
Don Juan Esteban fue un ilustre guerrero de la Independencia. Muchas son las comisiones y servicios civiles y militares de importancia que desempeñó durante su vida. Se incorporó al “Cuerpo de Decididos” que organizó el general don Juan Antonio Álvarez de Arenales participando en las batallas de Tucumán y Salta, el 24 de setiembre de 1812 y el 20 de febrero de 1813, respectivamente, e intervino en el Combate de río Las Piedras el 3 de setiembre de 1812. Sirvió en el Ejército Auxiliar del Alto Perú “desempeñando con doblados anhelos las fatigas, destino y comisión que se me han encargado, hallándome en acción, así generales de guerra, como particulares de guerrillas acreditando y haciendo brillar aquel entusiasmo, y encumbrado amor de que he estado poseído a favor de la Independencia de América, ofreciéndome con garantía, y alistándome en el distinguido Cuerpo de Decididos, guardo la gloriosa acción de Tucumán, y lo mismo en la célebre del 20 de Febrero en esta Capital…”.
A lo largo de la guerra luchó a las órdenes de Belgrano y de Güemes, y en muchas acciones junto al coronel don Luis Borja Díaz, a los hermanos Manuel Ubaldo y José Remigio de Lea y Plaza, a los hermanos Gorriti, a los hermanos Torino, a Rudecindo Alvarado, a Bonifacio Ruiz de Llanos, a Mariano Benítez y al bravo general Juan Antonio Álvarez de Arenales, a quien, cuando arribó a Salta, recibió en su casa, donde se hospedó por algún tiempo. Fue alcalde de La Viña, y administrador de los Almacenes del Estado de Salta, durante casi toda la guerra de la Independencia. Gozó de la confianza del general Martín Miguel de Güemes, quien, entre otras misiones, le encomendó trasladarse en varias oportunidades al Valle de Calchaquí y en noviembre de 1819 a Catamarca, en procura de recaudar fondos destinados al sostenimiento del Ejército.
De claros valores, hombres como don Juan Esteban Arias de Navamuel son dignos de ponderación por sus pensamientos superiores y por su ilimitado altruismo y desinterés. Desde que inició su carrera como militar en los Ejércitos de la Patria, colaboró con su propio peculio al sostenimiento de las milicias, habiendo quedado en sus últimos años sin bienes, ni siquiera una pensión por sus servicios para poder subsistir, o compensar con las liquidaciones de sus sueldos devengados. Falleció en fecha imprecisa, a mediados del siglo XIX.