Personalidades de Salta |
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Mario Amaya |
ario Amaya era un morocho de ojos verdes, desde niño le gustó la actuación y en la escuela siempre se destacaba por ello.
Comenzó en Radio Splendid en el año 1931 con el escritor y actor español José Andrés González Pulido, con quien forma la compañía "Chispazos de tradición", con la que dará un extraordinario empuje al radioteatro. La popularidad del conjunto "Chispazos de tradición" no tiene casi parangón en toda la historia de la radiofonía argentina. Algunas de las figuras que surgieron de esa compañía fueron: los cantantes Tita Galatro, Domingo Conte y Ricardo Ruiz.
A "Chispazos de tradición" le cupo ser la primera compañía radioteatral que realizó giras por los barrios y ciudades del interior del país. Este ejemplo luego cundió y representó uno de los rasgos distintivos de estos conjuntos, que, irradiados los primeros episodios de cada novela, comenzaban a recorrer los teatros brindando una adaptación de la obra radiofónica, de esta manera llegaban a públicos que jamás habían accedido a una espectáculo teatral, no sólo porque estas compañías se aventuraban hasta los más apartados pueblitos del interior, sino también, porque el arte que ellos cultivaban era el que realmente provocaba el interés y la más franca adhesión del público masivo.
Nos cuenta Ulanovsky, en el libro ya citado, que: «El radioteatro llego velozmente al corazón de los oyentes y modificó horarios, ritmos y costumbres. La compañía de teléfonos observaba que a la hora del radioteatro disminuía la cantidad de llamados. Grandes tiendas como Harrod's tuvieron que colocar altoparlantes para que la clientela no dejara de ir. Los empresarios cinematográficos de todo el país exigieron a la radio que cambiara el horario porque la pasión por "Chispazos" estropeaba la asistencia a la función de la tarde. Los anunciantes del ciclo, los cigarrillos Condal, se opusieron firmemente y apenas si consintieron a autorizar la instalación de parlantes en algunos pocos cines».
Era tal la identificación de la gente con los personajes, que el malo, Caín, interpretado por el actor Rafael Díaz Gallardo, recibía cientos de llamadas telefónicas a su casa para aborrecerlo. Tuvo que borrarse de la guía.
Sigue relatando Ulanovsky, que «la contracara de Caín era Churrinche (el nombre de un pájaro), protagonizado por Mario Amaya, un inocente a ultranza, un muchachote puro corazón que en todas las fotografías públicas aparece vestido de gaucho y con una flor en la oreja.» Cada tanto, Churrinche, cansado de las injusticias de su hermano Caín le propinaba un sopapo que lo tiraba al piso, lo que entusiasmaba a los radioescuchas.
A sus giras acudían abigarradas multitudes que buscaban ponerse en contacto con los ídolos de la radio. Era inmenso el cariño que este conjunto despertaba, y hubo un momento en que llegó a ser lo más popular de todo el país.
Luego de este éxito se desenvolvió como galán y productor en la obra redifónica “El hijo del odio”. También se desempeñó como Director de Radioteatro.
Se casó con Julia Méndez (La Chola) y vivieron en Buenos Aires en la calle Corrientes al 1200. Tuvieron un hijo que apodaron “El Chingo” quien lamentablemente murió meses después de hacer la primera comunión a los 9 años de una meningitis. La gente recuerda que lo velaron con su trajecito de la primera comunión.
Datos suministrados por el investigador José Antonio Gutierrez.