Gobernador del Tucumán entre 1686  y 1691.
            
            Nació en Cádiz. Hijo de Gaspar de Argandoña y de María de  Alicante, Fue alférez de la armada real y tras servir en el ejército se  trasladó a las Indias. Llegó a América con el marqués de Mancera, capitán de  caballos corazas de la guardia del virrey del Perú y se desempeñó como  corregidor de Guayaquil. Posteriormente en 1686 fue nombrado gobernador del  Tucumán.
            Estuvo casado con Bartolina Pastene. Entre sus varios hijos,  se encontraba Pedro Miguel de Argandoña, quien fue años más tarde obispo del  Tucumán y arzobispo de Chuquisaca.
            Concluido su gobierno, fue trasladado como general de las  armas del Callao.
            Gobierno del Tucumán
            Asumió el 11 de mayo de 1686. Fue uno de los más prósperos y  visionarios gobernadores que tuvo el Tucumán. Construyó la Catedral, el  Hospital y el Seminario.
            A lo primero que se abocó el gobernador fue a la  construcción de la nueva Catedral en Santiago del Estero, la cuarta, a la que  reforzó con 90 obreros y asistiendo personalmente durante todo el día. De esa  manera pudo terminársela e inaugurar el 27 de octubre de 1686. Como el obispo  Nicolás de Ulloa había fallecido en Córdoba un mes antes, presidió la ceremonia  el nuevo deán, José de Bustamante y Albornoz.
            Su segunda preocupación fue el hospital, del cual carecía la  ciudad desde hacía veinticinco años. Dispuso terminar el que estaba en  construcción y fue inaugurado con camas y utensilios el 11 de noviembre de  1686.
            También en 1686 dispuso se fundase el Colegio Seminario y se  nombró como director a Bernabé Ibáñez del Castrillo. Luego el Cabildo ofreció  la conducción a los jesuitas, en enero de 1690.
            Ordenó la realización de un censo de los moradores de  Santiago del Estero y de las armas. También dispuso se sacara desde el río una  nueva acequia, para que los vecinos no tuviesen que caminar ocho cuadras cada  vez que necesitaban traer agua.
            Bregó por el mejoramiento de los presidios y de las  guarniciones de fronteras. En 1689 envió una carta al rey informándole sobre  los ataques de los mocovíes a las ciudades de su distrito, y de las defensas  que había construido para defender Esteco, las que debió dejar en suspenso por  orden del virrey del Perú. Solicitó se le concediera guarnición permanente,  indicando de qué forma esta podría construirse.