Por Diego Cornejo Castellanos
Fedrico Castellanos
Uriburu, Dr. Joaquín
Castellanos, Ricardo Güiraldes, Juan Carlos Dávalos
y Alberto Mendioroz
“Si Joaquín
Castellanos fue el hombre más destacado
en la generación del 80, la de 1910 en Salta tiene el magisterio
incuestionable de Juan Carlos Dávalos”
Prof. María Fanny Osán de Pérez
El
año 1921 estuvo signado por diversos acontecimientos significativos
para Salta, tanto en su aspecto político-institucional, debido
a los tenaces enfrentamientos que desde tiempo atrás, protagonizaban
el entonces Gobernador de la Provincia, Dr. Joaquín Castellanos
con el Presidente de la Nación Dn .Hipólito Irigoyen,
como también por circunstancias de profunda significación
para la historia y en la memoria colectiva de los salteños.
Salta se aprestaba a celebrar los actos conmemorativos del Centenario
de la muerte del Gral.Dn.Martín Miguel de Guemes, el gobierno
provincial puso gran empeño para que los actos alcanzaran
el lucimiento deseado, como expresión de gratitud de su pueblo
para con su héroe máximo.
Otros hechos dejarían
su impronta en el espíritu de nuestra comunidad, se inició
la concreción de un viejo anhelo propiciado por dos generaciones
de salteños, que desde fines del siglo XIX estimaron necesario
implementar la integración regional fronteriza, en este caso
con la República de Chile, en virtud del inicio de la construcción
del corredor ferroviario Salta-Antofagasta, inmortalizado con el
nombre de Huaytiquina, obra ciclópea, expresión tangible
de la visión y capacidad del Ing. Richard Fontaine Maury.
Con el transcurso del tiempo, una vez concluida la misma, por la
envergadura e irreprochable manifestación de ingeniería,
el Huaytiquina es conocido en el mundo.
En ese año
de 1921, en el campo de la cultura, acaecieron sucesos que quedarían
grabados en la memoria colectiva de los salteños, como la
conferencia memorable que pronunciara el poeta Juan Carlos Dávalos
en la sede del Jockey Club de Buenos Aires, estimulada entre otros
por el propio Dr. Castellanos, poeta y escritor, quien a sus 60
años mantenía su siempre vivo interés por el
mundo de las letras.
Desde su regreso
a Salta, el primer mandatario y el joven Dávalos entablaron
una cordial amistad e intercambio de ideas sobre temas que les eran
comunes, y es así que en su carácter de gobernador
de la provincia Castellanos le remitió al conferencista un
efusivo telegrama de salutación en nombre del gobierno a
su cargo; manifestándole el orgullo y complacencia de todos
sus comprovincianos por su atrayente y amena disertación.
Pese a que Dávalos, ya era conocido por la difusión
de varios de sus libros en Buenos Aires, al decir de sus biógrafos,
con esta conferencia irrumpíó en el ámbito
literatura a nivel nacional, tenía en aquella época
34 años de edad.
Los Poetas Joaquín
Castellanos y Juan Carlos Dávalos posando en las Lomas de
Castellanos - Salta
Mientras Dávalos
se encontraba de regreso a su tierra, desde tiempo atrás
visitaba nuestra provincia, otro joven escritor de origen porteño
llamado Ricardo Güiraldes, quien arribó junto a su mujer
Adelina del Carril. Algunos testimonios afirman que Güiraldes,
apasionado por el estudio de las costumbres y rasgos característicos
de los gauchos de la provincia de Buenos Aires, habría sido
invitado por Joaquín Castellanos, el literato sureño
era un hombre de 35 años edad. Así se infiere del
relato que el propio Juan Carlos Dávalos escribió
en un artículo, publicado en un diario local [2] : “El
encuentro se realiza en un camino serpenteado camino cerril, cuando
era una “aventura” recorrerlo en automóvil Guiraldes,
desde la ciudad de Salta y con su esposa, habían salido en
automóvil (¿de alquiler?) [3], según afirmó
el amigo y biógrafo de don Juan Carlos, el destacado músico
y escritor José Juan Botelli.
De
izquierda a derecha: Juan Carlos Dávalos, Federico
Castellanos Uriburu y Ricardo Güiraldes
Según la
narración que realizó el propio Dávalos, describió
emotivamente el momento en que se conocieron con Güiraldes
cuando afirmó: “Mientras marchaba mi caballo, un automóvil
se detuvo para esperarme, después de haber pasado a mi vera.
Noté que una pareja me saludaba con la mano y que ella y
él, descendiendo del doble faetón, venían a
mi encuentro. El poeta flaco y esbelto con cara de santo español,
me alargó la mano desde el suelo, antes que me diese tiempo
de apearme. ¿Hablo con Dávalos?- me preguntó
con tranquilo modo.-¡ Y yo con el gaucho Ricardo Guiraldes!
¡ Qué gustazo! . Nos estrechamos las manos” [4]
este simpática crónica otorga asidero a la aseveración,
de que ambos escritores no se conocían personalmente. Algo
similar, ocurrió respecto a la fecha en que acontecieron
los hechos, según don Juan Carlos, estimó que fue
en el mes de abril, pero José Juan Botelli en su libro afirmó
lo siguiente: “El refiere que fue en abril, pero otras deducciones
hacen suponer que fuera en julio o agosto, pues cuando está
Guiraldes en Salta es que Dávalos viaja a Buenos Aires a
dictar su conferencia consagratoria en el Jockey Club” [5]
y este autor subraya un dato para ser tenido en cuenta: “
Recordemos que Dávalos ha escrito esto casi a sus sesenta
años, cuando en los recuerdos no interesan tanto las cronologías
precisas sino más bien las bellas imágenes y los hechos
más salientes” [6].
Uno de los temas
que despertaron interés en Güiraldes era el de profundizar
sus conocimientos acerca de la idiosincrasia del gaucho salteño,
y por ello decidieron junto a Dávalos y sus respectivas esposas
emprender un viaje a la vieja Estancia El Rey (hoy Parque Nacional),
allí en medio de tertulias escuchando cantar con su guitarra
a Guiraldes, recorrieron montes inexplorados y cazando animales
selváticos, típicos de la zona, y pudo entablar dialogo
con los lugareños, especialmente con Cruz Guíez, el
cazador de tigres, y figura en la que se basó Dávalos
en varios de sus relatos.
Es el propio Dávalos,
quien a través de su artículo percibe y refuerza sus
convicciones acerca de cuales eran las inquietudes que despertaban
mayor interés en el escritor porteño cuando expresó:
“Guiraldes husmeaba interesándose por todo cuanto veía
y oía de la sabiduría de los gauchos norteños,
quizá por parangonar y sacar diferencias con los sureños
que él conocía tan bien” [7]. Por su parte el
Dr. Roberto García Pinto, gran amigo y legatario del archivo
que perteneciera a Dávalos, en su libro “ Isis o de
la Literatura del Norte Argentino” [8] formuló algunas
apreciaciones respecto a esta visita: “El escritor porteño
ya tenía avanzada la composición y muchos de sus capítulos
de su libro, Juan Carlos iniciaba lentamente su proyecto, concluido
y publicado recién en 1928, bajo el título de Los
Gauchos, una obra bien lograda, que pasó inadvertida. En
cambio dos años antes, apareció Don Segundo Sombra,
con despampanante e imprevisto éxito de crítica y
de público, rápidamente traducido y soplado en alas
de la fama como un best seller del momento en el país y en
el extranjero” [9].
Guiraldes recibió,
además, aportes de interés por parte de Joaquín
Castellanos, basados en tradiciones orales y vivencias personales,
como del estudio que realizó el poeta salteño en muchas
de sus obras, unas que las escribió en versos, otras que
fueron motivo de medulosas investigaciones en donde la problemática
gauchesca le resultaba un tema atrayente no sólo literario,
sino también de importancia social, a esas inquietudes las
plasmó en poemas, como la “Gran Querencia”, “La
Leyenda Argentina”, y en prosa en “Guemes Ante La Historia”.
Tanto a Castellanos,
como a Dávalos y Güiraldes los unía un sentimiento
análogo: una manifiesta y desinteresada pasión por
exaltar los valores genuinos de los hombres y mujeres de nuestra
patria, aquel apego por preservar las ancestrales y las centenarias
tradiciones que hacen a nuestra identidad, más allá
de las lógicas diferencias de criterios o formas estilísticas,
que se evidenciaron en sus obras. La visita de Ricardo Güiraldes
y Adelina del Carril, culminó hacía fines de agosto
y al rememorar este grata estada, estas líneas resultan propicias
para tributar un merecido homenaje a tres grandes exponentes de
las letras argentinas.
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