PRODUCTORES DE ALIMENTOS (2.500 AC - 1.000 DC)
Por Rossana E. Ledesma
Algunos grupos de cazadores recolectores lentamente comenzaron a cultivar y a pastorear. Este proceso se denomina domesticación: implica modificaciones en los vegetales o animales por la intervención humana al interferir en sus procesos biológicos y genéticos, gradualmente se orienta la selección de algunas especies hasta dar con una variedad diferente del animal o vegetal domesticado.
Las plantas que cultivaron, la tecnología agrícola y el manejo ganadero fueron adaptados a las condiciones ecológicas. En el área andina se domesticaron varias especies vegetales: papa, poroto, quinoa, oca, ulluco o papa lisa y el amaranto. También se agregaron otras especies provenientes de las tierras bajas sudamericanas: zapallo, ají y maní.
Cerca del 2500 AC en el área andina comenzó la domesticación de llamas y alpacas, probablemente de las especies silvestres guanaco y vicuña respectivamente. La llama fue proveedora de lana y carne, fue animal de carga para transportar productos entre diferentes pisos ecológicos: puna, valles, selvas. Otro animal que se criaba era el cuy, o cuis o cobayo.
Estas sociedades se ocuparon diversos ambientes del actual territorio argentino, desde la Puna hasta las selvas tucumana y salto-jujeña, y desde el norte hasta cuyo. Las primeras aldeas se instalaron desde el año 1000 antes de Cristo y perduraron hasta hace mil años.
Estos primeros grupos se transformaron en sociedades que lentamente se comenzaron a agrupar y a aumentar en número de individuos, así se instalaron en aldeas próximas a sus cultivos y tuvieron una residencia más estable. Para acceder a los recursos de lugares más distantes utilizaron otros modos de apropiación: explotación temporaria o intercambio con otras sociedades.
Las aldeas que se han encontrado eran de dos tipos. El primero era de un patrón disperso , donde cada vivienda estaba rodeada de campos de cultivo, el otro tipo concentrado implicaba que las viviendas estaban agrupadas formando un pequeño poblado. Las viviendas eran de planta circular o elíptica, con paredes de piedra y barro. Las habitaciones estaban a veces vinculadas con un patio. Estas "casas" son difíciles de encontrar, ya que se encuentran muy deterioradas o sepultadas.
Las zonas agrícolas estaban ubicadas principalmente las llanuras aluviales de los grandes valles y quebradas donde era factible el riego. Los cultivos estaban en los conos aluviales, las cabeceras de ríos o en los faldeos serranos, siempre y cuando se pudiese desviar el agua para el riego. La forma más común de las construcciones agrícolas eran los canchones: campos de cultivo delimitados con paredes de piedra en forma cuadrangular o irregular. Los muros eran para mantener alejados a los animales de las plantaciones. Para la ganadería construyeron corrales y cultivaron pasturas para los animales.
Los diferentes ambientes y recursos que explotaron, como las diferencias socioculturales se reflejaron en la economía, en el asentamiento de las aldeas y en las prácticas culturales. La diversidad es plasmada en la calidad de los estilos artísticos plasmados en la cerámica, la piedra, los metales, los textiles y la madera. La circulación de productos indispensables para la subsistencia (sal, obsidiana, vegetales), los objetos suntuarios asociados probablemente con lo ceremonial, puso en contacto a individuos de diferentes comunidades aldeanas permitiendo un mayor intercambio de conocimientos e información. Se difundieron los cultivos, la tecnología, las ideologías y las prácticas simbólicas.
La alfarería en este momento tiene una gran recurrencia de formas, tratamiento en la superficie, técnicas y motivos decorativos, aspectos que no aparecen posteriormente. Un rasgo recurrente fue la fabricación de cerámica gris a negra pulida, con incisiones y grabados, siendo vasos cilíndricos y jarras con asas. Las técnicas decorativas más comunes fueron las incisiones con motivos geométricos, pulido en líneas y decoración con pasta aplicada al pastillaje. No sabemos como se denominaban estas sociedades. Los arqueólogos denominan a la cerámica según el lugar donde fue encontrada por primera vez, así tenemos cerámica Ciénaga, Aguada, Vaquerías, Candelaria, Chuscha, o Condorhuasi.
La cerámica se utilizó en general para la fabricación de recipientes de cocina: ollas que cocinaban los granos y los tubérculos para hacerlos digestibles. También se la empleó para almacenar comestibles y transportar líquidos. Jarros y pucos se emplearon para consumir alimentos. Con arcilla se confeccionaron pipas con formas zoomorfas en sus extremos, aunque algunas fueron de piedra también.
La textilería incluía el uso de telar para la confección de telas y mantas. Debido a su característica perecedera se la conoce en forma incompleta. En el tejido se utilizaba la fibra de llama y vicuña como materia prima predominante, siendo el algodón proveniente de intercambio con tierras más cálidas.
Las piezas metálicas elaboradas fueron de tipo sunturario, de circulación restringida, probablemente de alto valor simbólico y por el alto costo energético que implicaba su elaboración. Los hallazgos incluyen adornos personales: placas, colgantes, aros, anillos, brazaletes, campanillas y narigueras. También habían utilitarios: hachas, agujas, topus, y pinzas para depilar.
En madera confeccionaron arcos, astiles para flechas, cucharas. Con calabazas realizaron recipientes, incluso las pirograbaron.
Estas sociedades productoras de alimentos ocuparon diversos ambientes del actual territorio argentino, desde la Puna hasta las selvas tucumana y salto-jujeña, y desde el norte hasta cuyo. Lentamente se comenzaron a agrupar y a aumentar en número de individuos, así se instalaron en aldeas próximas a sus cultivos y tuvieron una residencia más estable. En éste período se tienen las primeras referencias de domesticación, sedentarización, confección de cerámica, metalurgia y trabajo con piedra pulida.