......"Otro día [Pizarro] ...llegó a un pueblo muy grande que está en el valle; en medio hay un río grande y furioso, tiene dos puentes juntas hechas de red, desta manera, que sacan un gran cimiento desde el agua y lo suben bien alto, y de una parte del río a otra hay unas maromas hechas de bejucos... tan gruesas como el muslo, y tiénelas atadas a grandes piedras, y de la una a la otra hay un anchor de una carreta, y atraviesan recios cordeles muy tejidos y por debajo ponen unas piedras grandes para apesgue la puente. Por una desta pasa la gente común, y tiene su portero que pide portazgo, y por la otra pasan los señores y sus capitanes: ésta está siempre cerrada, y abriéronla para que pase el capitán y su gente, y los caballos pasaron muy bien." (Estete, 1533).Otro día [Pizarro] ...llegó a un pueblo muy grande que está en el valle; en medio hay un río grande ..."
Esta cita de una temprana crónica española, como muchas otras, nos ilustran con cierto grado de detalle algunas de las características constructivas de estas estructuras que formaron parte de la vialidad imperial de los Incas. Los puentes constituyeron un elemento fundamental para el trazado de los caminos en el paisaje andino, acortando largos rodeos y salvando las numerosas dificultades del espacio cordillerano.
Nuestras investigaciones arqueológicas realizadas desde hace tres años en la Quebrada del Toro pusieron en evidencia la existencia de puentes que atravesaban cárcavas y quebradas de diferentes tamaños. Sin embargo, uno de los más espectaculares descubrimientos realizados en los últimos tiempos con relación a los puentes incaicos fue el que protagonizamos en el mes de abril del presente año en la localidad tarijeña de Ñoquera - Bolivia, a pocos kilómetros del límite con Argentina. La misión científica Inca-Tarija estuvo liderada por el Dr. Rodolfo Raffino de la Universidad Nacional de La Plata, investigador que estudia esta cultura desde hace casi treinta años y realizó los principales aportes sobre la presencia Inca en nuestro país, participó también Diego Gobbo de esa misma universidad y quien suscribe de la Universidad Nacional de Salta.
Antecedentes
Son escasos los investigadores que se dedicaron al estudio de los puentes construidos por las culturas prehispánicas en general e Incas en particular, destacándose las obras de Squier (1877), Regal (1972) y Hyslop (1984 - 1992).
Regal (1972) clasifica a los puentes en tres grandes grupos, 1) los puentes de tablero rígido, 2) los puentes de tablero suspendido y 3) las oroyas y balsas. Dentro de la primer clasificación distingue entre puentes de madera y puentes de piedra y, a este último, lo subdivide en tres: 1) los puentes de una luz, 2) los de varias luces y 3) los naturales de piedra. El Puente de Ñoquera en primera instancia entraría dentro de la clasificación de "puente de una luz", no obstante, el autor se refiere en este caso a puentes de tablero rígido, es decir, estructuras formadas por un par de estribos construidos en ambos lados de la quebrada o cárcava sobre el que se apoya un tablero que "está formado por una simple losa, que cubre el vano, apoyada en estribos ya sea de piedra prolijamente labrada, o de albañilería rústica" (Regal, 1972:19).
Hyslop (1992) realiza una clasificación de los puentes que se complementa a la de Regal, pero tampoco observa en el registro arqueológico una estructura con las características constructivas del puente de Ñoquera. Este autor clasifica a los puentes como: 1) puentes con estructura de piedras, 2) puentes con estructura de maderas, 3) puentes colgantes con estructura de fibras, 4) oroyas, 5) puentes flotantes y 5) botes de paso. Sobre los puentes con estructuras de piedra el autor opina que los mismos "...rara vez resultaban espectaculares, dado que lo quebradizo y pesado del material no los hacía apropiados para salvar distancias de mas de uno o dos metros de luz." (Hyslop, 1992:219). Sin embargo, menciona algunos casos especiales en los que las estructuras de piedra se utilizaron para salvar distancias mayores de dos metros, mediante la construcción de varias columnas de roca dispuestas a escasa distancia una de otra y unidas por lajas o troncos en la parte superior. Para este tipo de puente sugiere la nomenclatura de puente con alcantarillas multicelulares, los que pueden cubrir distancias considerables, pero su altura es limitada. (op.cit).
Puente de Ñoquera
Vemos entonces que tanto Regal como Hyslop con relación a los puentes de piedra se refieren exclusivamente a los que el primero clasificó como de tablero rígido, con la presencia de estribos y eventuales columnas intermedias. Las características constructivas del puente de Ñoquera no se corresponden exactamente con las clasificaciones citadas, razón por la cual se propone como una nueva variedad de puentes de una luz.
El puente de Ñoquera (Tarija) está en excelente estado de conservación debido a la técnica constructiva que le brindó la solidez y elasticidad necesarias para resistir el paso del tiempo. Está construido con rocas de diferentes tamaños que se alternan con barro y troncos de árboles de madera dura como algarrobo y churqui. Esta combinación de materiales para la construcción del puente lo hicieron resistente a la tracción y torsión provocada por el transito permanente de llamas y personas, como también a los movimientos sísmicos. Tiene una altura de 9 m, un espesor de dos metros en la parte superior y 2,8 m en la base, un largo de 15 metros y posee una abertura (alcantarilla) de forma trapezoidal (base: 0,90 m; dintel: 0,80 m; altura: 1,40 m) en la base que permite el paso del agua de escorrentía de la quebrada.
Pasaron más de quinientos años del brutal colapso del estado Inca (1438-1536 d.C.) y la arqueología sigue dando a luz información obtenida de la evidencia material que perduró en el tiempo y en el espacio, que cubrió una superficie de casi dos millones de kilómetros cuadrados. Este Rumichaka (rumi=piedra, chaka=puente) que se mantuvo intacto durante siglos representa un relicto que denota el profundo conocimiento de ingeniería logrado por las culturas precolombinas de las que tenemos mucho que aprender.