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Historias de la Historia de Salta

EL CAMINO DEL VINO EN SALTA (1era. parte)

 

Esta crónica pertenece a la Revista Raíces Año 10- Nº 42 del Club 20 de Febrero , Salta, Marzo de 2007.

Se autoriza su difusión con fines no comerciales, siempre que el nombre del autor y el origen institucional sean preservados. Pueden hacerse obras derivadas, dejando bien claro los términos de la licencia de esta obra. Derechos reservados en todo el mundo. República Argentina .

Por Rodolfo Leandro PLAZA NAVAMUEL ·

a producción vitivinícola existe en la provincia de Salta desde sus días fundacionales. El cultivo de la vid estuvo siempre unido a la misión evangelizadora, pues sin la vid no se puede obtener el vino que para los católicos representa la sangre de Cristo y por lo tanto, sin el vino es imposible celebrar la misa. Por eso las leyes recomendaban a los sacerdotes sustituir el vino con una bebida dulce en base a pasas de uva remojadas en agua. Bien afirmaba Emilio J. Schleh en 1914, que "la producción salteña de vino data de cerca de tres siglos". Hoy deberíamos decir, que ya cuenta con más de cuatrocientos cincuenta años la historia de la vitivinicultura en la provincia, si consideramos que alrededor de 1556, el conquistador y colonizador don Francisco de Aguirre, fundador de Santiago del Estero, envió los primeros sarmientos y cepas desde Chile, por intermedio del padre Juan Cedrón, quién las introduce y las planta en diferentes predios de la zona de Anta, desde Talavera de Madrid de Esteco hasta los Valles Calchaquíes, las que se difundieron luego en el Tucumán. No obstante y como señalamos, debemos tener en cuenta que "el vino se elaboró en los primeros tiempos para uso exclusivo del culto católico, reservándose cantidades ínfimas para las reuniones sociales de los colonizadores hispanos". Las órdenes religiosas existentes en esos tiempos eran las de los hermanos jesuitas, mercedarios y franciscanos.

El 16 de abril de 1582 al fundar el licenciado Hernando de Lerma la muy noble y leal ciudad de San Felipe de Lerma en el Valle de Salta , su escribano Rodrigo Pereira, anota en el Acta de fundación, que: "el sitio más cómodo y conveniente y mejor asiento para asentar y poblar esta dicha ciudad; así por la mucha abundancia de tierras fértiles para estancias y sementeras, pastos, viñas y huertas de recreo que parece tener , como por estar entre dos ríos, el uno llamado de los Sauces y el otro de Siancas, y prometer muchas otras buenas esperanzas" . Quedando fundamentada pues, en esta acta fundacional, la existencia de viñas y huertas en lo que hoy es la ciudad de Salta.

Asegura la historiadora María Teresa Cadena de Hessling que los viñedos se plantaron en la Provincia desde el siglo XVI y luego se pusieron viñas en "Campo Santo y en el actual Departamento de La Viña (de donde proviene su nombre) en la hacienda del padre Alonso de Osma". También sostiene que se plantaban en Metán, Cerrillos, Cafayate y San Carlos, y que en 1618 se comerció la producción con Buenos Aires. Fueron, pues, los padres de la Compañía de Jesús, por disposición del obispo Trejo y Sanabria, los primeros en cultivar viñedos en los Valles Calchaquíes, instalándose además una bodega en San Carlos para elaborar el vino de misa. Sobre la vid, añade la historiadora que seguimos, que "pacificado transitoriamente el Valle Calchaquí, los jesuitas la llevaron y plantaron en las misiones de San Carlos de Borromeo y en Santa María de Yocavil (actual Catamarca), con interrupciones forzosas por las nuevas sublevaciones calchaqueñas. Pacificado el Valle se replantaron viñedos por obra de los particulares", como la familia de Aramburú "que en 1785 tenía plantadas 3.500 cepas que producían más de 70 arrobas de vino, 2.050 cepas destinadas a la obtención de pasas de uvas que se vendían al Alto Perú".

Es oportuno aclarar que a mediados del siglo XVI ya había viñedos en Esteco, Tarija y Chicoana, en esta última por iniciativa del maestre de campo don Lorenzo Arias Velázquez. La historiadora Ercilia Navamuel, menciona a don Ciro Hernández "que recibe en 1586, por merced real, tierras en el actual Departamento de La Viña, iniciándose con cultivos de vid, que fueron luego acrecentados por los misioneros jesuitas, explicándose así el porqué del topónimo. Aún hoy puede observarse las evidencias de los antiguos viñedos e instalaciones de una bodega artesanal, como la prensa manual de madera.". La zona conocida como La Viña, data como tal desde el siglo XVI aproximadamente, formalizándose mediante un proceso a lo largo de los años recién en los albores del siglo XVIII. En Rosario de Lerma durante las primeras décadas del siglo XVIII hubo un viñedo que perteneció a don Juan de Elizondo, que hereda su descendencia, pero la bodega fue posteriormente enajenada porque "el vino se avinagra por atacarlo las abejas", según expresa una escritura de venta de mediados del siglo XIX. Lo cierto es que esta región no era propicia para el cultivo de la vid.

En el siglo XVIII ya funcionaba en el Valle de Calchaquí la bodega de don Julián de Lea y Plaza, dueño de vastas propiedades. En su terruño experimentaba afanosamente con algunas cepas que ya existían en los Valles, introducidas por los jesuitas y mercedarios, a las que agregó nuevas variedades que trajo de sus viajes al Alto Perú y Chile en 1769; el cultivo de la vid en aquella zona es de antigua data y entre los pioneros del mismo, en el siglo XVIII, se lo puede considerar al citado don Julián de Lea y Plaza, quien animado por sus inquietudes progresistas hizo construir una bodega en San José de Caracha (Cachi), en la cual elaboraba aguardiente y vinos destinados al consumo familiar; más tarde cuando se trasladó a Molinos también llevó su actividad agroganadera, introduciendo planteles de viñas e instalando asimismo una bodega. Sus hijos heredaron las bodegas y a la vez transmitieron a sus descendientes la afición por la producción de uvas, y una innegable destreza en el proceso de vinificación, faena que iba a difundirse rápidamente. En efecto, la fabricación de vinos alcanzaría décadas más tarde una señalada importancia comenzando a ser reclamados por el comercio; fue entonces que un nieto suyo, el coronel don Wenceslao Plaza, introdujo en los Valles Calchaquíes en 1886 desde Chile las primeras vides francesas, la variedad tinta Malbec, es decir, que ingresó la plantación de viñedos de uvas finas que hicieron cambiar la vieja industria vitivinícola, constituyéndose don Wenceslao en uno de los más importantes industriales de la vid en la provincia y sus vinos se conocieron por su calidad en todo el NOA.

También nos obligamos destacar en este periodo el nombre de don Sigifredo Brachieri. Luego se irán sumando otros que contribuirán con la implementación de nuevas técnicas y progresos tanto en la industrialización como en la comercialización. Cadena de Hessling, añade que en Seclantás "la familia Ibarguren cultivaba la vid con la técnica de cabezo dejando que la planta se desarrolle en forma casi arbórea envolviendo el tronco", a lo que debemos aclarar que éstos, los Ibarguren Díaz heredaron la estancia y viñas de su antepasado, el capitán de la Independencia don José Mariano Díaz quien en su tiempo se abocó a la actividad agrícola viñatera, elaborando sus propios vinos en una pequeña bodega familiar. También en el siglo XIX en el Valle de Arriba, Departamento de Molinos debemos mencionar la bodega Colomé de don Nicolás Severo de Isasmendi y Echalar, que heredó doña Ascensión Isasmendi de Dávalos, aunque es justo recordar que a Isasmendi la finca Colomé le venía por herencia de su padre y a él de su primera esposa doña María Magdalena Diez Gómez, heredera de su antecesor, el mariscal de campo don Diego Diez Gómez, quién durante las primeras décadas del siglo XVIII elaboraba vinos en numerosas tinajas, y quien, entre otros inmuebles, conservaba la iglesia de Molinos.

En los siglos XVIII y XIX, se destacaron como hacendados y bodegueros, los de Peñalva en Tolombón, originariamente encomienda recibida por la familia de Aramburú y heredada por don Juan Estanislao de Peñalva y Aramburú, su primer bodeguero y fundador del pueblo. El general Anselmo Rojo poseía 800 plantas de viñas en su finca La Cruz. Existían además en los Valles pequeños predios con viñedos destinados al consumo de uva de mesa y para preparar pasas. En 1865 alcanzaban un especial interés los vinos de Cafayate y San Carlos, y en esa época el Registro Estadístico de la Provincia reconoce 19 bodegas y 5 destilerías en Salta. "A mediados del siglo XIX solo se consumía en la zona y se realizaba la molienda en los noques (cueros de vacuno, con un orificio, donde se pisaba la uva)".

En la segunda mitad del siglo XIX, don José Modesto Moreno del Corro era dueño de una bodega que funcionaba en su finca La Banda (o La Claudia ), en Cafayate. Hacia fines del siglo XIX, las mejores bodegas eran la de don Salvador Michel y La Perseverancia de don Wenceslao Plaza en Animaná, la de don Amadeo Vélez en Angastaco, la de López Hermanos en San Felipe, La Angostura , que primero fue de don Indalecio Gómez y luego de don Juan Uriburu. Don José Antonio Chavarría con la bodega La Rosa y en El Recreo de Peñalva Hermanos, en Cafayate. Esta última dirigida por don José Tomás de Peñalva Frías, fue una de las más modernas, con máquinas moledoras a vapor y secciones bien montadas para alambique y destilería con toneles de madera. En esta época se cultivaban vides criollas, moscatel y malbec, a las que se irán incorporando vides de torrontés, moscatel, semillón y lorda o tannat, entre otras.

Así, pues, el progreso llegó de la mano de estos pioneros y la elaboración del vino en Salta a principios del siglo XX ya era considerada como la industria de mayor importancia. En 1908 Salta producía vinos clásicos, los viñedos se daban en dieciocho departamentos de la Provincia , de los cuales mencionaremos a cinco: en Cafayate, principal zona de producción, los viñedos ocupaban 583 hectáreas , en San Carlos 140 hectáreas , en Molinos también 140 hectáreas , en Cachi 40 ½ hectáreas y en La Viña , 81 hectáreas . Aunque pocos años más tarde, según la estadística nacional de 1911, Cafayate ya contaba con 666 hectáreas , San Carlos con 255, La Viña con 77 y Molinos con 33, datos estadísticos éstos, que irán variando con el paso del tiempo.

Rodolfo Leandro Plaza Navamuel

· Vicepresidente del Centro de Investigaciones Genealógicas de Salta .


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