Juan Antonio Rojas, es uno
de los tantos olvidados de la historia de nuestra independencia nacional,
que se cubrió de gloria muriendo por la patria, parafraseando
al General Güemes.
Este Rojas que nació en Salta en 1787 sintió el llamado
de la patria y estuvo presto a servirla desde que se enteró
de que el cabildo de Salta se plegaría a la junta de Buenos
Aires y así lo hizo.
Se alisto en la “Partida de Observación” que
organizara el joven Teniente Martín Güemes de la cual
ya hay constancias de una comisión secreta otorgada por la
junta un 22 de agosto de 1810. Es entonces que esta partida establece
el campamento en Humahuaca, desde donde debe conocer el poder de los
realistas en el Alto Perú y evitar su conjugación con
los de Córdoba, creo mas que elocuente, la cita realizada por
Atilio Cornejo en su libro Güemes, pagina 58: “Su resolución
fue heroica, que privó que muriese en su cuna la libertad,...”.
Juan Antonio Rojas estará desde entonces unido a esta región
y al caudillo de Salta por el resto de su vida.
Participó de los combates de Cotagaita y de Suipacha, creo
que el párrafo extraído del libro Biblioteca de Mayo,
tomo XIV, Guerra de la Independencia, editado por el Senado de la
Nación en 1963 en página 12972 nos puede ayudar a aclarar
estos hechos: “...Las tropas que dieron la acción fueron
las de Salta y Tarija, puesto que de allí eran los oficiales
y soldados, muertos y heridos que menciona Castelli”... refiriéndose
a la acción del 27 de Octubre de 1810 en Cotagaita, mas adelante
dice: “... no fue la Vanguardia del ejército de Buenos
Aires; fue la división Salta, compuestas por tropas de allí
y un batallón de milicias de Tarija. No fue Balcarce; fue Güemes
quien encabezó ese combate. Balcarce con la vanguardia del
ejército de Buenos Aires se hallaba a mucha distancia, en marcha
en la Quebrada de Jujuy el 27 de octubre” y en unos párrafos
más dice: “... el 10 de noviembre – fecha del oficio
de Castelli – se dirigió a Cotagaita desde Tupiza la
segunda división... La segunda división no podía
ser sino la vanguardia que mandaba Balcarce y la primera, forzosamente
más adelante era la de Salta y Tarija que mandaba Güemes
y que obtuvo con este a la cabeza la inmortal victoria de Suipacha.
...” (11 de Noviembre de 1810).
Juan Antonio Rojas, no se aparta del destino de su Jefe; en las
acciones que vendrán después; pero su continua relación
con la quebrada de Humahuaca y la villa de Tarija, estarán
siempre presentes, pues en 1814, Rojas forma parte de la avanzada
de la jurisdicción de Tarija a cargo del comandante Capitán
Graduado don José Olivera y como consta en un parte del 15
de noviembre de 1814 fue gloriosa la acción en la quebrada
de Locloc donde se produjeron a los realistas 8 bajas, 2 prisioneros
(un oficial y un soldado), la perdida de fusiles, sables, animales,
etc. diciendo textualmente: “... sin que de nuestra parte hayamos
tenido más pérdida que la de un caballo y una pedrada
que recibió el intrépido alférez de gauchos don
Juan Antonio Rojas en la boca del estómago.”... En este
mismo parte recomienda a Güemes y este a Rondeau para la obtención
de algún reconocimiento no solo a Rojas sino también
a Marcelino Aparicio (Teniente), y al ayudante Santiago Zavala. (Güemes
Documentado, Luis Güemes, Tomo 2, Página 260 y siguientes).
Esta partida de Olivera seguirá hostigando constantemente a
los realistas en la villa de Tarija.
Sus virtudes militares, su valor, su arrojo y decisión son
ya un símbolo, una marca personal que uno puede ver de manifiesto
y sin ninguna duda en 1816 cuando derroto en Mojo (Moxo), a una fuerza
realista varias veces superior, tomando prisioneros y material de
guerra. En ese mismo año es ascendido a Capitán y al
mando de una división destinado a la defensa de Jujuy. “Se
sucedían en las cercanías de la ciudad y en los parajes
más lejanos, un sin número de combates, siempre gloriosos
y a veces anónimos” expresa Luis Arturo Torino, y creo
que esta frase sintetiza lo vivido en esa Salta de la independencia,
en donde se forjó con la sangre del pueblo, la libertad americana.
La primera
mitad de 1816, es de gran inactividad, Pezuela es nombrado Virrey
del Perú, Juan Ramírez y Orozco toma provisoriamente
la conducción del Ejército Realista y la Vanguardia
de este, está a cargo de don Pedro Antonio Olañeta.
Olañeta que se retiraba, ignorante de todos los cambios que
se suscitaban en el Ejercito del Rey, al ver que se había descuidado
la vigilancia de la Quebrada de Sococha, (que estaba a cargo de Juan
Antonio Rojas y a quien desatinadamente se le ordenó retirarse)
cayó sobre Yavi, derrotando a las tropas patriotas y capturando
a sus jefes; tal revés significó un grave contratiempo
en los planes de Güemes, y quizás un importante refuerzo
en las ambiciones de La Serna. La presencia de Rojas con su partida
de infernales, era un verdadero punto de apoyo para toda la actividad
en la quebrada de Humahuaca y hasta en la misma Tarija.
A fines de 1816 desde Tarija, se iniciaba la Tercera y mayor invasión
realista, venidas desde el Alto Perú entre 1812 y 1822, invasión
que se llamó la grande, por la impresionante cantidad de soldados
arribados con ella, casi 7.000 hombres; 3.500 de ellos se habían
distinguido por haber combatido y derrotado a Napoleón Bonaparte
en Europa y a Simón Bolívar en América. Las tropas
patriotas hostigaban continuamente a los realistas.
Juan Antonio Rojas cortando camino por desconocidos atajos, los esperó
en las cercanías de Zapla y sorprendió la vanguardia
española formada por un batallón conocido con el nombre
de “Mala Cabeza” al que exterminó totalmente aquel
día 22 de enero de 1817. Unos días después el
6 de febrero, el Comandante Rojas con su partida de infernales, derrota
y aniquila totalmente un cuerpo de caballería “Los Dragones
de la Unión” y a los efectivos que los apoyaban, quienes
eran soldados de infantería del famoso “Extremadura”,
esto sucedió mientras los realistas se hallaban ocupados en
la siega de alfalfa, para aprovisionar de alimento a las caballerías;
este lugar tan cercano a la ciudad de Jujuy era conocido con el nombre
de “San Pedrito” (Hoy un barrio de San Salvador de Jujuy),
fue esta la razón de la pronta ayuda enviada por La Serna al
escuchar el fragor de la lucha, al ver la desproporción de
las fuerzas a las que enfrentarían Rojas decide la retirada.
Como resultado de esta refriega, quedaron inertes en el campo todos
los enemigos (realistas), “salvo siete que tuvieron la inmensa
suerte de ser aceptados como prisioneros”... (Güemes Documentado,
Luis Güemes, Tomo IV, página 312)
A pesar de la importante derrota al destacamento realista de Humahuaca
del 2 de marzo de 1817, La Serna llegó a Jujuy y el 13 de abril
partió de esta con rumbo a Salta, durante todo el trayecto
fueron hostigados por los criollos y a pesar de la tenaz resistencia
y la intensa balacera, los realistas tomaron Salta el 15 de abril.
Convencido La Serna que podía marchar hasta Catamarca y salirle
a Belgrano por la retaguardia y que atravesando áridas y desmontadas
comarcas impediría a los gauchos maniobrar con tanta eficacia
y desenvoltura; más de 1000 hombres al mando del Coronel Vicente
Sardina, considerado entre los mejores oficiales de la Caballería
Realista. Partieron de la ciudad en la noche del 20 de abril, mientras
La Serna realizaba un baile de gala pretendiendo ocultar semejante
partida. Burela los hostigó casi inmediatamente, y así
se sucedieron diversas y sangrientas escaramuzas durante el trayecto.
Al arribar al “Bañado” cerca del Carril y cuando
se disponían a realizar una carga de caballería contra
los efectivos de Latorre, sufrieron una emboscada montada desde la
espesura del monte por don Juan Antonio Rojas y su famosa división
corsaria de infernales “La Coronela” apoyada por una fuerza
menor la del alférez Leytes, Allí murió el Comandante
Bernardo de la Torre, uno de los compañeros liberales de la
Serna, dos oficiales y treinta soldados; perdieron también
un cañón de la división. Luego de descansar en
la casa de ”El Bañado”, Sardina ordenó marchar
a la quebrada de Escoipe, siguiendo el curso del río Chicohana;
apenas habían avanzado unas cuadras nuevamente fueron atacados
por los efectivos de Rojas y Leytes y les derribaron la Banda de música
y el Coronel Sardina fue descabalgado de un disparo que le atravesó
los pulmones, además de recibir una grave herida de sable en
el cuello; con su jefe herido continuo el contingente hacia Escoipe
conducidos por el Coronel Antonio Vigil; siempre flanqueados y esporádicamente
tiroteados, los realista llegaron a Pulares, hicieron noche y al día
siguiente se adentraron en la Quebrada en donde las tropas patriotas
al mando de Burela y apoyadas por Zabala, sumado al paisaje de la
quebrada que consideraron ideal para emboscadas, amilanados, diezmados
y desmoralizados decidieron regresar a Salta por el camino del Rosario;
los gauchos se adelantaron por senderos desconocidos para los españoles
y de trecho en trecho les tendieron cinco emboscadas sucesivas protagonizadas
por los oficiales de milicias: Pedro Zabala, Jorge Torino, Juan Antonio
Rojas y Bernardino Olivera, que provocaron en los realistas la pérdida
de cuarenta soldados, el alférez abanderado y varios caballos.
En tanto en Pucará (Rosario de Lerma), ya había acudido
Güemes a tomar el mando de la Caballería y preparar una
carga general con todas las fuerzas reunidas, estaban las de Luis
Burela, Pedro José Zabala, Jorge Torino, Juan Antonio Rojas
y Bernardino Olivera; fue sangriento aquel 28 de abril. El 2 y el
3 de mayo “los infernales” cargaban sobre las tropas enemigas
en acciones sorpresivas y simultaneas, ocasionando un desbande generalizado,
con numerosos muertos y heridos y con toma de armamento, caballos
y víveres. El 4 de Mayo los realistas deben abandonar la ciudad
con rumbo a Jujuy, siendo cruelmente hostigados por los gauchos. La
Serna sufrió en Salta, la más humillante derrota de
su carrera militar. El general Belgrano propuso en premio a la defensa
de Salta una Estrella Heráldica de seis puntas (para significar
el número de héroes distinguidos en la acción)
esta estrella dará origen luego al escudo provincial, que hasta
hoy perdura. Los 6 héroes de esta gloriosa Jornada fueron:
El Coronel don Martín Miguel de Güemes, Los Comandantes
Luis Burela y Pedro Zabala, los Sargentos Mayores Apolinario Saravia
y Juan Antonio Rojas y el Capitán Mariano Morales.
Las hostilidades continuas acompañan a los realistas en retirada,
solo por citar algunas en las que interviene Juan Antonio Rojas podemos
mencionar en Altos de Quintana (15 de Mayo de 1817) el camino del
Comedero (19 de mayo de 1817), En Volcán (29 de Mayo de 1817),
Persiguiendo junto a José Apolinario Saravia a los realistas
hasta Purmamarca (30 de Mayo) y quedando luego de Hornillos las hostilidades
solo a la Partida de Rojas; La que apurará a los realistas
en Tilcara (12 de junio), Luego pasará a Cangrejillos junto
a Gaspar Aramayo (2 de julio), Para el 23 de Septiembre es de destacar
el accionar de Rojas que sorprende al ejército español
en la Tablada de Tarija dejándolo sin caballería o el
combate librado en la Misión de Salinas el 18 de Mayo de 1818
en las fronteras de Tarija, Los gauchos jujeños y salteños
al mando de Uriondo y Rojas derrotan a las fuerzas realistas al mando
del Coronel Vigil quienes dejan en el campo un gran número
de muertos, heridos y material de guerra.
Su partida era “Corsaria de Infernales” denominada “la
Coronela” y entender que las divisiones corsarias, serían
los comandos de hoy; nos puede ayudar a dimensionar y comprender su
desempeño y función. Una partida poco numerosa, hábilmente
conducida, que ocasiona al enemigo grandes pérdidas, que puede
desplazarse grandes distancias y combatir en puntos distantes y en
muchos casos a pesar de formar parte de un regimiento esta actúan
aisladas y con una aparente independencia. Este es el caso de la partida
de Juan Antonio Rojas siempre destacado en los documentos por su valor,
arrojo, capacidad y voluntad combativa, espíritu militar táctica,
estrategia y tantos otros méritos que con su accionar constante
nos permite confirmar. Andrés García Camba al referirse
a las Divisiones Corsaria dice textualmente “y la famosa división
La Coronela, dirigida por el León de los Gauchos, el coronel
Juan Antonio Rojas”
Fueron varias las conspiraciones contra Güemes que surgieron
dentro de los sectores desconformes por la política que debió
desarrollar el Gobernador para sostener la guerra ante el abandono
al que arrojaron a Salta las otras provincias y el gobierno central.
Dentro de estas conspiraciones quizás la de el Coronel Manuel
Eduardo Arias sea la más temible y que Juan Antonio Rojas ayudara
a descubrir en 1819.
Para 1819 - 1820 Güemes se vio obligado a aferrar al ejército
realista en el territorio de Salta, para mantenerlo alejado del Perú
y colaborar con San Martín. Toda actividad que podían
llevar a cabo estaba reducida a provocar, tentar y atraer a los españoles.
28 de junio de 1819. El Coronel Juan Antonio Rojas, derrotó
a los realistas mandados por el general José Canterac, en Cerrillos,
A mediados de 1820, Güemes ya había cumplido su cometido,
de aferrar al ejército del rey en el interior del territorio
provincial, abandonó su táctica primitiva y soltó
sobre los enemigos toda la furia y la potencia disponible en sus contenidas
legiones. Encomendó a Rojas que hiciera contacto con las fuerzas
de Valdés que regresaba de la frontera. El Coronel gaucho esperó
en el punto conocido como “las Cañas”, todavía
en el ámbito del Pasaje y sin medir la enorme diferencia de
fuerzas, se precipitó sobre la columna española, trabando
con ella un reñidísimo combate de caballería.
Vigil que encabezaba la vanguardia realista fue batido, perdiendo
en la acción varios soldados y todo el ganado que conducía.
Pero también los gauchos de Salta tuvieron una de sus pérdidas
más sensibles, su legendario jefe, el valiente Rojas, resultó
mortalmente herido en la acción, ese 3 de junio de 1820, sus
gauchos lo trasladaran hasta cerrillos donde morirá unos días
después, el jueves 22 de junio de 1820. Güemes al informar
sobre este suceso decía: “Acción digna del Mayor
elogio para la pequeñez de nuestra partida, comparada con la
enemiga”..
Casualidades o Causalidades, no sé, pero Juan Antonio Rojas
está ligado a su Jefe hasta en la muerte, pues un año
después; otra vez José María Valdés apodado
el Barbarucho conducirá las tropas que han de herir mortalmente
al General Güemes y convertir nuevamente a junio en un mes fatal.