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Carmen

n Carmen, Luzatto  poematiza, con la belleza lírica que lo caracteriza, el encuentro y el amor de Güemes con Carmencita Puch. Güemes tenía 30 años y Carmen 18 al casarse, el 10 de julio de 1815. Dos meses antes, el 6 de mayo, Güemes había sido nombrado Gobernador por el Cabildo de Salta. Al ser tiempos de guerra, y al estar cruzadas las familias por partidarios de la independencia y por partidarios del rey, el ya teniente coronel Güemes tendría que haber solicitado licencia al Gobierno Central para casarse con su elegida. Pero Güemes sólo comunica al gobierno central su casamiento, 4 días después, diciendo de su contrayente “Sus virtudes morales, su acrisolada conducta y su decidido amor al Sistema de América, y demás bellas cualidades que la adornan son bien notorias a cuantos le han tratado.”

Comienza así una relación amorosa y conyugal, enmarcada en la casi increíble  gesta militar y patriótica que encabezara Güemes.

Pero retrocedamos primero un poco, hasta 1813, estando Güemes castigado en Bs. As.

Belgrano había triunfado en Tucumán y Salta, frenando el avance que las tropas realistas habían tenido a partir del desastre de Huaqui. Pero ya cuando pasa a la ofensiva por el Alto Perú, su falta de conocimiento del terreno y de las estrategias adecuadas, lo lleva a dos derrotas sucesivas, las de Vilcapugio y Ayohuma ( 1º de octubre y 14 de noviembre de 1813 respectivamente) con lo que debe retroceder hasta Tucumán, con un ejército derrotado y desmoralizado. San Martín es puesto en ese momento al frente de ese ejército y lleva como eficaz colaborador suyo al teniente coronel Martín Güemes, que desarrollará en 1814 magistralmente la guerra de recursos y de guerrillas para frenar el avance de las fuerzas realistas comandadas por Pezuela. Desde allí, la estrella militar y popular de Güemes avanza ininterrumpidamente hasta ser nombrado Gobernador de Salta el 6 de mayo de 1815, casándose como dijimos dos meses después con Carmencita Puch.

"Gral. Martín Miguel de Güemes" oleo sobre tela de Manuel F. Iglesias.

Sobre la valoración que hubo sobre Carmen Puch de Güemes, transcribimos algunas opiniones de época que sobre ella se vertieron:

Desde Potosí, el Dr. José Andrés PACHECO DE MELO le escribe a Güemes el 10 de agosto de 1815, o sea a un mes del casamiento del Gobernador, tratando con su carta de interceder a favor de Rondeau por las diferencias que ya han surgido con Güemes respecto a los fusiles que éste tomara en Jujuy. En su correspondencia, el buen oficiante inaugura las muchas menciones que se harán de Carmen en la correspondencia personal que el gobernador mantendrá con familiares y patriotas. Así, comienza su misiva con “(…) Me hallo repuesto de mis males y de todos modos dispuesto a tu servicio y el de madama Carmen con quien me aseguran te has casado. Doyte la enhorabuena por la elección tan acertada que habéis hecho, tanto por la hermosura de esa señorita cuando por las virtudes que la adornan. Hazme la gracia de ponerme a sus órdenes.”.

El 29 de abril de 1816, ya resuelto el conflicto entre los dos jefes patrios, Rondeau le escribe a Güemes desde Jujuy, dándole las gracias por el envío de tropa de ganado para su ejército, recomendándole que “Vaya poniendo en tono sus Infernales, y avise lo que necesite (…)” pues armamento no les falta. Encabeza su carta con “Mi caro amigo” y la culmina con “Mis finos afectos a su Carmen divina…”.

Pueyrredón,  en carta a Güemes el 4 de setiembre de 1816, desde Bs. As., le dice “Trabaje Ud. por Dios por ahí con el empeño que sabe, que yo aquí me afano para poner esto en defensa contra los portugueses que ya han roto sus hostilidades en la Banda Oriental.”  Y termina diciendo “Salude Ud. a la amabilísima Carmencita…”.

Que muchas veces Carmen estuvo al lado de su marido en situaciones de avanzada, se desprende de esta carta de Güemes al Marqués de Tojo, el 6 de setiembre de 1816:

Espero con ansia el resultado de los bomberos que tomaron tus avanzadas y la correspondencia que, me anuncias, llevaban o traían. Con éstos es preciso hacer un riguroso escrutinio, para desenredar la madeja, hasta dar con la hebra.
La Vanguardia está muy bien reforzada y cada día la reforzaré más. Esta operación es la que aquí me demora, y la que evacuada como deseo, podré restituirme a Salta, donde creo que hago alguna falta.

No hay novedad sustancial. Tu Brujita, se ofrece de veras, y no menos tu amante primo y mejor amigo que te ama de corazón. Martín Güemes”.

El papel que jugó Carmen Puch al lado de Güemes, acompañándolo en las avanzadas que el gobernador y jefe patrio prepara para contener las sucesivas arremetidas enemigas, queda patentizada en estas líneas que el primo de Güemes, Fernandez Campero, Marquéz de Yavi y de Tojo, sumado con su fortuna y hombres a la lucha independentista, le escribiera a Güemes al finalizar un largo informe sobre la situación militar en la puna.

Dile a mi brujita que será una heroína si sigue acompañándote. La historia pone en esta clase a Libia, mujer del gran germánico y a otras, que la repetición sería inútil. Exprésale que la quiero porque dulcifica tus trabajos…” (Carta a Güemes del Marqués de Tojo. Desde Moreno, Setiembre 9 de 1816.).

(Creo que no es necesario aclarar que el término “Brujita” que usaban tanto el marqués como Güemes, era el cariñoso apelativo con el que se referían a la joven esposa del jefe patrio y gobernador de Salta).

El reconocido lugar de Carmen al lado de Güemes, se nota en esta encendida carta de agradecimiento, desde Tucumán, del capellán don Felipe Antonio de Salas a Güemes, el 20 de mayo de 1817:

Señor de todo mi respeto y atención. No puedo menos que tomar la pluma, lleno del mayor gusto, para dar a V.S. mil plácemes y enhorabuenas, llenas de la mayor gratitud por haber arrojado de la provincia de Salta vergonzosamente al enemigo general del Estado; y asimismo, haberle impedido sus designios de internarse a ésta [Tucumán], todo debido a su valor, constancia y energía. Los pueblos estos, rellenan de elogios y Salta ahora más que nunca le confesará su esclarecido defensor y le dará a voces el renombre de Padre de la Patria.
(…)
Deseo esté V.S. sin novedad en compañía de mi señora gobernadora doña Carmencita…”.

Cuando Martín y Carmen están por ser padres por primera vez, en setiembre de 1817, Belgrano le escribe “deseo que la señora doña Carmencita salga bien de su cuidado, dándonos un nuevo patriota heredero de su padre de quien soy con la mayor y más firme amistad, su   Manuel Belgrano”.

Alejandro Heredia, desde Lules, en una graciosa carta a Güemes del 26 de setiembre, da un nuevo testimonio de cuán en cuenta se tenía a Carmen y su preñez y parto, considerándolo explícitamente como una tarea patria: “Acompaño a Ud. en el gusto y felicito a mi señora doña Carmencita por haber escapado con felicidad dando a la patria un nuevo defensor; sírvase ponerme a los pies de tan bella srta…

El amor que unió a estos esposos durante los 6 años que permanecieron unidos en plena lucha, hasta la muerte de Güemes y a los pocos meses de Carmencita, queda patentizada en estas líneas que en diferentes momentos se escribieron el uno al otro:

De Guemes a Carmen, desde su cuartel volante en 1818:
Mi Carmen adorada: Sin embargo que tú debías ya haberme escrito, yo soy siempre el primero; convéncete de que mi cariño es sin disputa más consecuente que el tuyo. Ahora mismo marcho sin ninguna novedad a pesar de la tormenta de anoche.
Mándame sal de Ajenjos que me dice Francisco que no ha venido; cuídame mucho a mi idolatrado ñatito y tú cuídateme mucho para ver pronto a tu invariable  Martín

De Carmen a Güemes, en una dramática situación durante la invasión de Ramírez Orozco en 1820: 

Sauces, 9 de junio.Mi idolatrado compañero de mi corazón: acabo de recibir tu apreciable en la que me dices que me vaya a La Candelaria, no lo hago con brevedad por esperar alguna noticia de que se mueva el enemigo, por dos bomberos que tengo uno en el camino del río Blanco y el otro en el Carril. Ahora mismo he mandado a don Juan Rodríguez hasta donde está Gorriti  a que le diga que en el momento que haya algún movimiento me haga un chasqui.

El principal motivo de no irme es estar mi Luis muy enfermo con la garganta llena de fuegos y con unas calenturas que vuela, hoy me he pasado llorando todo el día de verlo tan malito. Ahora se me ha mejorado con una toma de magnesia. Lo ha hecho vomitar y evacuar mucho, aunque ha quedado muy caidito pero se le ha minorado la calentura. No creas que estas sean disculpas por no irme, pregúntale a mi tío como está mi Luis; no tengas cuidado de mí, estoy con seguridad.

Mi vida, mi cielo, mi amor, por Dios cuídate mucho y no vas a estar descuidado. Mi rico, cuándo será el día que tenga el gusto de verte y estrecharte en mis brazos y darte un millón de besos en mi rica jetita; recibe un millón de besos de tu rico Martín que cada día está más lleno de gracias y picardías y de tu Luis, mil cariños.

Y el corazón más fino de tu afligida compañera que con ansias desea verte.

                                                                                           Tu Carmen
P.D. Expresiones de padre y hermanos.”

Agreguemos tan sólo que en este Romance, como en el siguiente, el poeta da cuenta de lo que durante mucho tiempo se creyó era una afección del héroe: una presunta hemofilia, que lo haría absolutamente vulnerable ante la posibilidad de cualquier herida. Todas las consideraciones que han hecho los historiadores, demuestran que esa presunta enfermedad no existió. Pero el poeta lo toma como real, engrandeciendo aún más la figura del héroe, así como Homero engrandeció aún más la figura de Aquiles atribuyendo su cuasi invencibilidad al baño en aguas mágicas, que habrían dejado vulnerable sólo su talón.

 

 

 

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