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La Revolución del Comercio - 1821

a Revolución Tucumana del 11 de Noviembre de 1819 contra el gobernador Feliciano de la Mota Botello, motivo que ascendiera el gobierno de Tucumán don Abraham González. Pero el 19 de mayo de 1820 era elegido gobernador Dn. Bernabé Aráoz, quien el 6 de Septiembre del mismo año fue proclamado Presidente Supremo de la República de Tucumán.

Ya se ha visto que desde su destitución como gobernador de Tucumán, en l817, por el Director Pueyrredón, a pedido de Belgrano, Aráoz debe de haber sentido animadversión por Güemes. Sin embargo, el gobernador de Salta llego a decirle en una carta del 19 de agosto de 1820, lo siguiente: "En una palabra me debe a mi la vida y otras cosas mas que las ignora..." A partir del momento que Aráoz gobernó nuevamente Tucumán, esa enemistad tuvo un rol decisivo. En la precitada nota, Güemes agrego: Usted sostiene aún a los godos contra mi autoridad y a  mis enemigos les permite tiren y vayan contra mi públicamente. Mis insinuaciones oficiales las mira usted con desprecio y en fin todo, usted se vuelve una pura tramoya para desconceptuarme: en la guerra negándome los auxilios, retardándome las comunicaciones, buscando pretextos privados para demorar la organización de mi ejercito, acogiéndose a las determinaciones de su congreso, atender el grave mal que va a sufrir la Nación con la falta a la combinación con el Gral. San Martín".

Esa postura de Aráoz fue acentuándose día tras día. Y cuando el gobernador Felipe Ibarra solicito a Güemes ayuda en contra de Aráoz, quien atacaba Santiago del Estero e impedía el envió de la ayuda para el Ejercito de Observación, el Gobernador de Salta ordenó que sus fuerzas regresaran de Humahuaca y marchara sobre Tucumán. Contó para obrar así con el consentimiento de la Asamblea Electoral y del Cabildo de Salta.

Enterado el Gral. Olañeta de lo que ocurría entre Güemes y Aráoz, decidió invadir nuevamente la provincia. El gobernador sustituto, don José Ignacio Gorriti, resolvió partir al encuentro de las avanzadas enemigas, que habían ocupado la ciudad de Jujuy. El 29 de abril Gorriti vencía y tomaba prisioneros a todos los integrantes de la vanguardia realista, incluso su jefe el coronel Guillermo Marquiegue. Frente a este contraste el Gral. Olañeta retrocedió hasta su Cuartel General en Tupiza.

Por su parte Güemes, se dirigió nuevamente a tomar el mando de su fuerza, que se encontraba en Rosario de la Frontera, hasta donde había retrocedido después de la derrota que sufriera Heredia en Tucumán. Encontrándose en este punto, el coronel Jorge Enrique Vidt, jefe de su vanguardia, venció a las tropas tucumanas, y se establecía en la Cañada de los Nogales, a 10 Km. de Tucumán.-

Se aprestaba Güemes a avanzar con el grueso de su fuerza, cuando se le informó que había tenido en la capital salteña la Revolución del Comercio. El 24 de Mayo de 1821 los revolucionarios en su mayoría comerciantes y cabildantes habían aprovechado la ausencia de Güemes para apoderarse del gobierno y deponerlo. Designaron Gobernador al coronel Saturnino Saravia.

Güemes marchó de inmediato, con algunos de sus hombres hacia Salta, adonde arribo el 31 de Mayo de 1821. Se impuso sin luchar, por cuanto las milicias que apoyaron a los revolucionarios, en cuanto vieron al prócer, pasaron a ingresar sus huestes. Los rebeldes cerraron sus comercios y huyeron a Tucumán, excepto don Mariano Benítez, quien se dirigió hacia el Potrero de Linares de propiedad de su suegro; este le dio un baqueano, quien lo guió hacia el campamento realista.

En estas circunstancias Güemes fue informado que de otra vez Olañeta invadía la provincia. Recurrió entonces a las divisiones que estaban en Rosario de la Frontera y que iban a avanzar sobre Tucumán y se dedicó a preparar la defensa de la provincia. El Gral. Antonio Olañeta sin disputa el más calificado adversario realista de Güemes, había decidido avanzar por la Quebrada de Humahuaca y luego retroceder para dar la impresión de que se retiraba. Simultaneamente dispuso que el teniente José María Valdéz “El Barbarucho”, con 400 hombres, avanzara por la desértica ruta del Despoblado.

La revuelta de 1821 - César Luzatto - recita: David Slodky

 

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