Hoja Nº 5............................... mayo de 2003

Para los borrachitos
que se duermen en la vereda

 no

no es casualidad

mientras otros ojos

se curvan hacia lo correcto

metes tu vida

en la claridad de la calle

ahí                               únicamente

te abandonas

sobre el mundo

con un sueño

que la ciencia

nunca podrá descubrir

ni siquiera yo

con mi corazón borracho

sin veredas

Y menos el Dios de los ojos

que se curvan hacia lo correcto

ESTELA MAMANÍ

(de Voy Siendo, Tilcara, 2002)

Piropo
a la vieja Jackie, mi enemiga

Cinco minutos contigo

bajo fuego

y palabras cruzadas

son suficientes

para desear no verte más

en mi vida

MARCELO “GALLO” MAMANÍ

Duelo
A la memoria de Olgui, mi esposa

La rosa refugió tu ausencia

amada luz

para mi sombra.

Sepultaron tu vientre

huérfano de pájaros azules.

A qué cielo clamar

cuando la piedra es sorda

y la palabra se coagula

en las espadas.

Bebo el agua sedienta

de tu muerte.

Mi batalla sin ti

es polvo astillado

tiniebla agazapada

en el silencio.

Oculto llagas

entre los harapos

de la hierba

y el rocío.

Me hundo por laberintos

ahuesado de espantos

y de miedos.

Mientras revolotean mariposas negras

con un estertor de alas por el aire

mi derrota es la tierra.

VÍCTOR HUGO ESCANDELL

Sospechas

Sin temerle a los gélidos

a los que espían

y apagan las luces

yo miro a través

del ojo del encanto

con el azar de la especie

que no alcanzó la belleza

 

ocurre que cada tanto

alzo los brazos

adhiero a los textos de Mario

“las voces sin reposo”

y en los blancos del poema

échome a levitar

sobre el entendimiento

de los hombres

 

por eso me atrevo a mirar

lo que apenas veo

contemplando

las transigencias

jugándose a cara o cruz

una a una las tensiones

las disputas

porque así como el fin del sofismo

es obscurecer la verdad

el de las disputas es aclararla

aunque en la retina

los colores y los sarcasmos

confabulen

para que las sospechas

duelan en la nuca.

RUBÉN FLEITAS

Tambores de muerte

     No hay descanso en la guerra

Rudyard Kipling

Llora un niño

Llora una madre.

O porque uno ya no está.

O porque la otra tampoco está.

Lloran ríos.

Lloran padres/ tíos/ primos/ abuelos.

Lloran desiertos.

También la geografía/ fría montañosa.

Lloran todos y ninguno

¡Llora!

¡Dime tú. Dígame alguno!

¿Quién escalpó este correr de llantos?

¿En nombre de qué Dios?

¿De qué libro sagrado?

¡Tanto/ quebranto/ espanto!

Hay un duelo en cada orilla.

Los otros continentes blanquinegros

 negriblancos

 se arrodillan/ preguntan azorados

por tanta desmesura/ irracional

          oscura.

¿Dónde dónde quedó el Bien encadenado?

¿Quién despertó a Medusa

 al Minotauro/ a su cencerro nuclear

 a las centuplicadas megabombas?

¿Quién desenterró la locura de Heliogábalo?

¿Quién quiénes olvidaron la oración esclarecida?

La paz , ayer bendita

Hoy secuestrada/ escarnecida

gime en el vientre de las madres.

Hay olor a fosas a masacre a genocidio

a orfandad / a luto/

¡¡Hambre!!

A vientos desoyendo la heredad Divina.

El corazón se parte en dos en tres en cuatro

mientras los jinetes del Apocalipsis

cabalgan sin fronteras.

¡Tam! ¡Tarabán!

    ¡Tam!

La muerte siniestra/ triunfante ¡Llega!

Se instala. Se apodera.

¡Tam!

  ¡Tarabán!

       ¡Tam!

NELLY JARA DE DÍAZ

Anécdota

Pensar que todavía hoy me acuerdo

de cuando me/ te acercaste con ironía,

y yo te/ me pregunté, el motivode tan inusual visita;

y te presentaste ya no recuerdo con qué nombre,

y me hablaste de algo así como de la reencarnación,

La reencarnación de quién? Te/ me pregunté divertido.

Y tus/ mis ojos se quedaron mirando fijo

Pero para eso no tendría uno de los dos que estar muerto?...

pregunté con inocencia

y asintiendo te me acercaste

con un revólver en la mano;

y oí desde lo lejos un disparo

y atiné a cubrir tus/ mis oídos para no quedarme sordo

y vi como mi cuerpo se iba quedando inmóvil

mientras tus/mis ojos te veían muriendo

Y desde entonces te/ me pregunto

si realmente tendré que empezar a creer en lo que me decías

de la reencarnación y todas esas pavadas...

LUCIANA YAZLLE

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